David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico
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Apoyando a los luchadores por la libertad

Mientras que Pat Robertson denunciaba a los sandinistas por su trato a los miskitos, nunca mencionó cómo el gobierno norteamericano había exacerbado el conflicto. Más bien, se unía a la causa, junto con hermanos de pensamiento similar, al contribuir para que los refugiados miskitos en Honduras regresasen a la guerra. La principal agencia en la zona era Auxilio Mundial (WRC), una dependencia de la Asociación Nacional de Evangélicos en los Estados Unidos. Dada la entusiasta recepción para Ronald Reagan en las funciones de la NAE, se sospechó rápidamente que Auxilio Mundial era otro componente de la estrategia de Washington, para establecer una población de refugiados en Honduras como una base para los contras. Es verdad que Auxilio Mundial entró en escena con la aprobación de la embajada de los Estados Unidos. También es verdad que su asistencia ayudó a que los refugiados del Campo Mocorón se convirtieran en la retaguardia para los rebeldes miskitos, y que algunas de sus provisiones llegaran a manos de los contras. Si esto no era suficiente, la esposa del embajador norteamericano en Honduras, John Negroponte, coordinaba la labor de Auxilio Mundial mientras su esposo supervisaba la guerra contra los sandinistas.

Pero cuando la estrategia norteamericana se alejó de las pautas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Auxilio Mundial se alineó con su patrocinador ACNUR, a pesar de las restricciones de la ONU sobre la evangelización de refugiados. La primera colisión fue sobre el plan de ACNUR/WRC para la [301] descentralización del Campo Morocón, donde los refugiados miskitos se hundían en el lodo, enfermedad, y en la dependencia en donaciones. La idea de esparcirlos por varios sitios, en donde pudieran mantenerse por sí mismos, no agradaba a la embajada norteamericana ni a los insurgentes miskitos.{114} Con temor de que esta dispersión dificultase la movilización de los miskitos para la guerra, los líderes rebeldes acusaron a ACNUR y a Auxilio Mundial de ser comunistas. En 1984, con los refugiados miskitos en Honduras que pedían regresar a casa, Tom Hawk, el coordinador de Auxilio Mundial, organizó conversaciones de reconciliación en ambos lados de la frontera. Hijo de un misionero estadounidense conocido por sus pareceres anticomunistas, Hawk era considerado como un operario de la CIA, por unos, y como un simpatizante comunista, por otros.{115} Cuando el congreso norteamericano entregó 7,5 millones de dólares para los refugiados miskitos en 1984, Auxilio Mundial fue excluido del repartimiento debido a sus escrúpulos contra la guerra.{116}

Después de mayo de 1984, el gobierno norteamericano trasladó su apoyo, extraoficialmente, hacia los grupos de la derecha religiosa que ingresaban al área. El primero, organizado por un legislador estatal evangélico de Luisiana, se llamaba Amigos de las Américas. Al operar desde Rus Rus, la base de los rebeldes MISURA a sólo siete kilómetros de Nicaragua, los Amigos de las Américas violaron las pautas de ACNUR que pedían que los campos de refugiados se mantuviesen a cincuenta kilómetros de la frontera. La mentalidad paternalista del nuevo grupo también obstaculizó los esfuerzos para promocionar la autosuficiencia entre los refugiados. Este y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional entregaban tanto dinero a una población pequeña, sospechaba Auxilio Mundial, que atraían a la gente fuera de Nicaragua por razones económicas. Otro resultado fue atraer a cuatro mil refugiados hacia la base militar MISURA en Rus Rus.{117} Durante un banquete en Washington, los Amigos de las Américas recibieron un galardón humanitario por parte del Presidente Reagan.{118}

«Actualmente, existen en el área por lo menos veinte grupos, muchos grupos extraños», se quejaba David Befus de Auxilio Mundial. «No hablan español, ni nada. Creo que cada día aparece un nuevo grupo. Tú no creerías lo que hacen. Lanzan caramelos desde un avión. Se [302] puede lastimar a los niños al lanzar caramelos desde una altura de 200 pies. Y piensan que están haciendo algo grande para Dios.»{119}

«El Espíritu Santo continuaba abriendo puertas», reportó uno de éstos misioneros sobre una reunión realizada en 1986 con los líderes contra, Adolfo Calero y Enrique Bermúdez. «Rápidas visitas a campos de entrenamiento dentro de la Nicaragua comunista permitieron que Phil Derstine dé el mensaje del Reino de Dios a muchos nuevos reclutas. De hecho, se están realizando arreglos para incluir parte de nuestro Instituto Vídeo de Ministerio directamente en el entrenamiento de sus nuevos reclutas... Los luchadores para la libertad apoyan sistemáticamente a la población civil alrededor de su Centro de Comando, con alimento, vestido y medicinas... Para dar realce a nuestra visita hubo un culto nocturno en el Centro de Comando Estratégico... [en donde] nosotros cuatro predicamos el Evangelio a 2.000 entusiastas luchadores para la libertad.»{120} De acuerdo a este grupo, Cruzada Evangélica de Bradenton, Florida, su visita previa a los contras había seguido a una reunión con el Teniente Coronel Oliver North en el Consejo de Seguridad Nacional en Washington.{121}

Las estimaciones de las contribuciones realizadas por la Cadena Cristiana de Difusión a través de su Operación Bendición comenzaron con 2 millones de dólares anuales.{122} Pat Robertson transmitió una filmación de sí mismo al pasar revista a las tropas contras. «Todo lo que hacen está justificado mientras estén luchando contra los 'comunistas'», se quejaba Tom Hawk. «Son un montón de asesinos los de allí. Steadman Fagoth es un asesino. Ha asesinado a gente inocente. Los contras están constantemente aterrorizando a los campos de refugiados, reclutando a gente a la fuerza. Esa es la clase de gente a la que apoyan Amigos de las Américas, CBN y Equipos Cristianos de Auxilio de Emergencia (CERTs).» La gente a quien la Cadena Cristiana de Difusión decía ayudar –los refugiados– era impedida de regresar a Nicaragua por la gente a quien CNB realmente ayudaba –los contras–. En un incidente registrado por un equipo de filmación, una turba MISURA armada con machetes rodeaba y amenazaba a setenta refugiados que respondían a propuestas de paz sandinistas. Aunque este grupo fue rescatado, otros refugiados que trataban de volver a Nicaragua fueron asesinados. [303] «Me encuentro muy desilusionado con [la Cadena Cristiana de Difusión] después de lo que les he visto hacer en el nombre de Dios», dijo Hawk.{123}

Cuando CBN y compañía utilizaron a la religión evangélica para impulsar la guerra contra, no parecían haber pensado en cómo esto podía repercutir sobre sus desprotegidos hermanos en América Central. ¿O tal vez lo hicieron, en una versión derechista de la táctica de «represión provocada» atribuida a las guerrillas de izquierda? Al identificar a los evangélicos nicaragüenses con los contras, ¿estaban tratando de provocar reacciones sandinistas para montar un caso para la intervención de los Estados Unidos?

El provocar la represión era un axioma de un manual de la CIA, el cual salió a la luz en 1984. De acuerdo a la agencia, el manual pretendía disuadir al FDN de matar a los civiles.{124} Pero también describía cómo crear mártires al «llevar a los manifestantes a un enfrentamiento con las autoridades para ocasionar levantamientos o tiroteos, los cuales causarían la muerte de una o más personas que se convertirían en mártires, una situación que debía ser utilizada inmediatamente contra el régimen, para crear mayores conflictos.» Al explotar los temas de propaganda como la libertad religiosa, aconsejaba la CIA, los contrarrevolucionarios podían crear una «furia de violencia justificada» contra los sandinistas.{125}

«Pat Robertson tiene una posición ultra-derechista respecto a América Central», me dijo un empresario evangélico en Costa Rica. «Al tomar parte en una situación polarizada, simplemente está dividiendo aún más a la iglesia. Lo que está haciendo es crear más odio y más muerte, lo cual es el trabajo del demonio.»{126}

Notas

{114} «Los Moskitos y la costa atlantica», Envío (Instituto Histórico Centroamericano, Managua), junio de 1984, pág. 13.

{115} Survival International Review (London), otoño-invierno de 1982, págs. 89-90. Jack Epstein y J. L. Evans, «Honduras: Miskito Refugees Enjoy Privileged Status», Latinamerica Press, 7 de octubre de 1982, págs. 3-4, 8. Carta de Tom Hawk a Roxanne Dunbar Ortiz, 29 de enero de 1985.

{116} «The Contras, Miskito Indians, and the U.S.A.», Resource Center Bulletin (Albuquerque, Nuevo México), invierno de 1986, págs. 1-4 .

{117} Guillermo Espinoza, «Terror somocista en Campamentos», Barricada, 6 de agosto de 1985, pág. 9. James LeMoyne, «U.S. Program in Honduras Helps Families of Nicaraguan Guerrillas», New York Times, 19 de abril de 1985, págs. Al, 8. Entrevista telefónica del autor a Tom Hawk, 28 de septiembre de 1985.

{118} «Miskito Indians Flee Sandinista Terror; Children Dying of Malnutrition and Disease», Friends Report (Baton Rouge, Louisiana: Friends of the Americas), otoño de 1984, pág. 1. «Refugees Still Pouring Out of Nicaragua; Children Suffering in Remote Jungle Area», Friends Report, verano de 1985, pág. 9.

{119} Citado por Robert Matthews, «Sowing Dragon's Teeth», NACLA Report on the Americas, julio-agosto de 1986, pág. 31.

{120} Bob Armstrong, «Mission Field on the Front Lines», Blessings (Bradenton, Florida: Gospel Crusade), verano de 1986, págs. 20-2.

{121} Invitación: Phil Derstine a Bill Moyers en «God and Politics: The Kingdom Divided», 1987, Public Affairs Television. Informe: «The Truth... Nicaragua», Gospel Crusade, nota para la prensa en la convención de febrero de 1986 de los Difusores Religiosos Nacionales, pág. 8.

{122} Kenneth L. Woodward, «A Pentecostal for President», Newsweek, 14 de octubre de 1985, pág. 77.

{123} Vicki Kemper, «In the Name of Relief», Sojourners, octubre de 1985, págs. 4-5, 12-20.

{124} Joel Brinkley, New York Times News Service, «CIA Manual Brings Out Reports of Rebel Abuse», Arizona Daily Star (Tucson), 27 de diciembre de 1984.

{125} Tayacán 1984:3, 31-4.

{126} Entrevista del autor, San José, julio de 1985.

 

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