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El Catoblepas · número 191 · primavera 2020 · página 26
Artículos

Virus y Bioética. Una mirada desde el Materialismo Filosófico

Eduardo García Morán

Publicado en La Voz de Asturias el sábado 28 de marzo de 2020

argentina

En el último número de la revista de Filosofía El Catoblepas, el 191, Ekaitz Ruiz de Vergara Olmos firma un opúsculo titulado “Filosofía de las pandemias & Pandemias de la filosofía”, que, para nuestro fin presente, nos interesa por su apoyatura, entre otras, en el ensayo de Gustavo Bueno ¿Qué es la Bioética? (Pentalfa, Oviedo 2002, 134 páginas), del que poseemos un ejemplar dedicado por el maestro, siempre cariñoso con sus aprendices. Seremos parcos en este artículo para abordar la pandemia del coronavirus desde este libro fundamental del Materialismo Filosófico, una parquedad que viene dada por el respeto al entendimiento del lector general de un periódico, pero que tampoco podríamos profundizar mucho más por la cortedad de las capacidades de quien escribe para comprender la totalidad, y todavía partes especialmente complejas, de la filosofía de Bueno.

Lo más esencial de la cuestión que expondremos es la intersección entre este agresivo virus (uno de los siete descubiertos hasta el presente de la familia de los coronavirus) y la Bioética. El nombre de Bioética deriva de dos términos del griego con el significado de “ética de la vida”, que, no obstante, no es suficiente para significarlo a causa de las distintas miradas ideológicas desde las que se puede contemplar la Bioética.

Es por ello que Gustavo Bueno, en ¿Qué es la Bioética?, y para empezar a ahormar una mirada totalizadora, de rigor cuasi científico, de la precisión que ha de tener un neurocirujano en el quirófano, empieza por explicar la dualidad materia y forma (página 11 y siguientes).

Desde el campo material, la Bioética se ocupa de la vida (bios) orgánica, y, más allá, de la Biosfera. Justamente entre la Bioética y la Biosfera cabe el segundo término del griego clásico, ethos, ética, que desconecta a una de la otra, no en balde la ética está referida al hombre. Y este es el campo formal. Pero como es el propio hombre quien gestiona, formalmente, su vida, surgen otros ángulos desde los que mirar la vida humana, de ahí la transcendencia de la moral y la política-jurídica, entre otras.

La presencia, necesaria, en cuanto a la forma, de la Biomoral y de la Biopolítica resulta decisiva para que aflore la competencia del Materialismo Filosófico en la pandemia del coronavirus, porque nos centra en la Bioética, no en esta y la Biosfera al mismo tiempo. Bueno precisa en esta segregación que la Bioética es una “Bioética antrópica”, objeto del hombre, en tanto que la Biosfera es una “Bioética anantrópica”, o sea, el resto de los seres vivos. Este afloramiento de lo antrópico implica, de manera determinante, a la política, que expondremos al final, pues acometeremos antes, rápidamente, unas aclaraciones para dar la mayor luminosidad que nos sea posible al papel que le corresponde a la política.

Ética y moral no son lo mismo, pero no lo son desde la órbita que da Filosofía a partir de Kant, que, para Bueno, “implica un concepto (metafísico y espiritualista) de conciencia individual autónoma” (página 13). Son las normas de una sociedad constituida como tal, no los individuos que la integran, las que distinguen a la ética de la moral. Las normas éticas, no la conciencia personal, protegen la vida de cada uno de los sujetos; las morales, la vida de la comunidad de esos sujetos.

Este principio capacita a la Bioética para abarcar ética y moral. Sin embargo, aparece un escollo más, porque la Bioética no es una, es un racimo de ellas, en la que cada rama se nutre de una ideología concreta, entre otras, las religiosas y las laicas.

El Materialismo Filosófico, para frenar esta multiplicación de las éticas, advierte que el hombre es un ser en movimiento, operatorio, que ejecuta acciones que le moldean en el devenir histórico, autodeterminándose junto al resto de hombres de su comunidad, no dándose a sí mismo la autonomía kantiana y su libertad absoluta, que es, según creemos nosotros, la principal razón por la que EE.UU. ha pasado a ser la nación con más infectados, pues su sistema sanitario, como cualesquiera otros sistemas, está sometido al principio de la ganancia personal (aquí es conveniente leer el texto La ética protestante y el espíritu del capitalismo, de Max Weber, que murió a los 56 años por otro virus, el mal llamado de la gripe española, porque fue la Prensa, primero Abc, quien dio la noticia de las innumerables muertes que este virus estaba provocando en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial y que las potencias en conflicto ocultaban para no minar la entereza necesaria de los soldados).

Gustavo Bueno, entonces, nos habla de la Bioética materialista, partiendo de la virtud de la fortaleza de Espinosa, “ya sea [el individuo] considerado en sí mismo, firmeza, ya sea en sus relaciones con los demás, generosidad” (página 18). Y esta Bioética materialista engloba también la fuerza de obligar al conjunto social con la constitución de las normas morales y jurídicas.

Con estas aclaraciones estamos en disposición de decir que el coronavirus SARS-CoV-2 es un agente destructor de la vida humana o, acogiéndonos a lo expuesto anteriormente, un agente que se introduce en el área de la Bioética. Esta intromisión requiere el combate contra el virus, una praxis (Ontología, al margen de que esta sea asimismo Gnoseología en su desenvolvimiento real); una praxis que nos pone sobre la mesa la incompatibilidad que en ocasiones se da entre la ética y la moral, entre las normas individuales y las colectivas.

No obstante, el Materialismo Filosófico está en condiciones de disolver esa incompatibilidad porque antes ha trillado cada uno de los componentes sustanciales que conforman esta estructura. Así, en ¿Qué es la Bioética?, Bueno apela a la política (Biopolítica) para la disolución. Cuando la vida está en peligro cierto, la supervivencia de la especie es primero que la supervivencia del sujeto, que, desde otra perspectiva, es la esencia de la evolución por selección natural de Darwin, lo que no conlleva, ni mucho menos, desde los planteamientos buenistas, el sacrificio de algunos individuos, porque la Bioética, como se ha escrito antes, es ética y es moral.

Lo que quiere decir es que la libertad individual debe ser acotada (la cuarentana en este caso) para salvaguardar la salud de la colectividad. Y solo por medio de normas emanadas por la Biopolítica es posible esto. España es un Estado-nación formalmente resuelto por la Constitución de Cádiz de 1812 y siguientes, hasta la de 1978. El Gobierno español, pese a sus errores, algunos gravísimos, en la lucha contra el SARS-CoV-2, es el único que ha de dictar normas político-jurídicas con el fin de erradicarlo en el dintorno de su espacio geográfico.

Recalcamos, la Bioética, desde la Filosofía de Bueno, es normativa para el individuo ético, en tanto en cuanto tiene que no constituir una amenaza para otros individuos éticos (por ejemplo, en la pandemia presente, adoptando medidas de protección para no contagiarse y, paralelamente, no contagiar al resto de individuos).

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