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El Catoblepas, número 174, agosto 2016
  El Catoblepasnúmero 174 • agosto 2016 • página 53
Artículos

Adiós a Gustavo Bueno

Remigio Fernández Martín

El autor dedica unas líneas al filósofo.

Entré en contacto con Bueno por primera vez a mediados de los setenta cuando llegué a Oviedo, procedente de Cuba y de USA, después de tres años en Puertollano (CR) poniendo en marcha una planta química para la Empresa Nacional Calvo Sotelo. Aquí en Asturias continué el mismo tipo de trabajo en Química del Nalón y en DuPont.

Mi formación universitaria fue toda en USA (Caltech, Syracuse University) en disciplinas técnicas (Ingeniería, Matemáticas) hasta el doctorado (PhD).. Había tenido alguna exposición a la filosofía en un curso de Alfred Stern (filósofo judío austriaco asentado en USA), sobre filosofía europea contemporánea que era vehemente en sus consideraciones sobre todo lo que oliera a nacional-socialismo (Heidegger, Husserl). Por lo demás, mis lecturas en filosofía han sido todas sueltas, de clásicos y contemporáneos, con mucho interés pero sin profundizar en ninguno.

De Bueno me atrajeron inicialmente su presencia en la prensa de la época y sus intervenciones públicas en distintos foros de Oviedo a las que siempre procuré asistir. Me impresionó su discurso profesorial, bien introducido, bien argumentado, erudito, con referencias abundantes y precisas, y acompañado de gran energía personal y de contundencia dialéctica.

No estoy cualificado para emitir un juicio sobre el materialismo filosófico como sistema, pero si percibo que se interesa por todos los campos del pensamiento humano, se nutre críticamente de todas las tradiciones filosóficas occidentales y lo hace creando un corpus de herramientas y métodos que permiten triturar dialécticamente las alternativas existentes y afrontar para su análisis las nuevas realidades sociales y los nuevos descubrimientos científicos.

Él personalmente era el mejor ejemplo de su idea de filosofía que era considerarla y ejercerla como saber de segundo grado que supone la existencia de saberes previos, técnicos y científicos, de los que hay que extraer cual «comadrona», las ideas, ni desligadas enteramente ni entrelazadas todas con todas (symploké). Así Bueno desplegaba conocimiento y manejo de la lógica matemática y familiaridad con los desarrollos científicos a los que sometía a una rigurosa crítica. Así se mostraba de acuerdo con la teoría de las placas tectónicas terrestres pero no con la tesis de un calentamiento global debido simplemente al incremento del CO2 (consustancial con la vida en el planeta) en la atmósfera considerándolo como un contaminante. Criticaba los fundamentalismos científicos y políticos, la hipótesis de una rápida «inflación» del universo post «big bang» y los posibles múltiples universos resultantes. Al igual que la teoría de cuerdas con predicciones igualmente absurdas y de imposible comprobación experimental.

Creo que se le echará de menos en el campo de la física teórica donde el «fracaso» del colisionador de hadrones en el CERN, al no hallar indicios de la supersimetría y de otras teorías que puedan conformar una supuesta «teoría de todo», ha sembrado el pesimismo entre los físicos de partículas.

Quizás la symploké platónica pueda ser la mejor «marca en el sendero» a seguir para salir del atolladero actual. Personalmente me atrae especular con que el «entanglement» (la «spooky action at a distance» que Einstein no aceptaba de primeras, a la que me atrevo a llamar «entrañamiento», porque se mantiene cualquiera sea la distancia entre partículas) marque el trayecto que el universo ha seguido desde un Big Bang primordial donde hay desligamiento total entre partículas y mínima entropía, a través de la expansión del universo, crecimiento del «entrañamiento» y de la entropía, hasta una nueva situación pre-«big bang», a falta de un salto u oscilación cuántica en que vuelva a repetirse un «big bang». ¡Reminiscencias del «Steady State» de Fred Hoyle!

Gustavo Bueno habría sido capaz de clarificar y enriquecer las ideas alrededor de estas circunstancias. Deseamos que la «Escuela de Oviedo», sus discípulos y seguidores, puedan hacerlo con respecto a éste y otros temas que nos irá planteando la realidad.

 

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