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El Catoblepas, número 41, julio 2005
  El Catoblepasnúmero 41 • julio 2005 • página 4
Los días terrenales

Carlos Tello Macías
en el Ateneo Los días terrenales

Alberto Schneider

Reseña de la reciente conferencia ofrecida en el Ateneo Los días terrenales, en la Ciudad de México, por Carlos Tello Macías, personaje político decisivo en la historia reciente del país como director del Banco de México en los tiempos en que el presidente José López Portillo nacionalizó la Banca

El viernes 1 de julio de 2005, en la Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana, el Ateneo Los días terrenales tuvo como invitado al artífice, entre otras cosas, de la nacionalización bancaria en 1982, Carlos Tello Macías, para hablar sobre la centralidad de las finanzas públicas en el tipo, características y orientación del Estado nacional.

En esta quinta reunión pública del Ateneo, Carlos Tello afirmó que las finanzas públicas establecen las condiciones de posibilidad de cualquier reforma, incluso la electoral. Para él, resulta fundamental cambiar la Hacienda pública de manera radical y lo más pronto posible, dadas las condiciones actuales del país, pésimas –dice– si consideramos tan sólo tres indicadores:

  1. el ritmo de crecimiento del ingreso personal: mientras que entre 1932 y 1981 el ingreso personal creció a un ritmo de 3.33% por persona al año, en los últimos 24 años sólo fue de ¡0.25%! Hoy el ingreso por persona es igual al de 1981;
  2. la concentración de la riqueza: de 1984 y 2000 el 10% más rico de la población incrementó en 10% su acumulación de riqueza, lo que había perdido entre 1960 y 1984.
  3. la esperanza de futuro, un indicador confuso y difuso que Tello ejemplifica con el hecho de que entre 400 y 500 mil jóvenes abandonan el país cada año y otro tanto está limpiando vidrios en las calles de nuestras ciudades; es decir, no tienen futuro.

Por tanto, en primer lugar y como objetivo central de una reforma fiscal que revierta estos indicadores, urge multiplicar por tres el gasto público, que es uno de los más bajos del mundo. México gasta la tercera parte del promedio de los países de la OCDE y menos que la mayoría de los latinoamericanos: 9.8% del PIB va a gasto social; Argentina gasta 22% y Uruguay 34%; el promedio de Latinoamérica es de 13.8%. Gastamos muy poco y, además, lo hacemos muy mal. Se requiere cambiar el destino del gasto y orientarlo hacia el gasto social y la inversión en infraestructura y comunicaciones.

Ahora bien, no sólo es indispensable incrementar el gasto sino que éste debe estar bien financiado. Se requiere contraer deuda, sin duda, pero sobre todo generar mayores recursos propios. Para elevar los ingresos fiscales es necesaria una reforma tributaria que contemple básicamente tres aspectos: Administración, Promoción e Impuesto Sobre la Renta-ISR.

En cuanto a la administración hacendaria es necesario conocer quiénes son lo causantes y cuáles son sus obligaciones, así como contar con un sistema de auditoría eficaz. Es decir, crear un padrón de causantes tan eficaz como el del IFE (Instituto Federal Electoral), determinar con claridad y sencillez sus obligaciones y contar con los instrumentos de verificación, control y sanción adecuados, que actualmente no tenemos.

Por cuanto a la promoción, distingue dos vertientes: la vía de los incentivos fiscales y la de los recursos. La primera, errónea a su modo de ver, supone que para incrementar las inversiones es necesario dar incentivos fiscales que fomenten la inversión privada. La realidad es que por esa vía no se ha logrado mucho y se pierde el 3% de la recaudación. En cambio, la generación de recursos mediante el gasto, por ejemplo en infraestructura carretera, promueve la inversión productiva y alienta la actividad económica de manera directa y no afecta los montos de recaudación.

Por su parte, la reforma al ISR es esencial para aumentar el ingreso tributario. En los últimos años, los gobiernos han enfocado sus baterías a modificar el régimen del Impuesto al Valor Agregado, IVA, con el fin de incrementar la recaudación. Ejemplo de ello, son las discusiones sobre el impuesto a alimentos y medicinas. El argumento principal para sostener esta vía ha sido que el IVA es un impuesto más justo y equitativo, pues lo pagan todos por igual, ricos y pobres y sólo sobre lo que consumen. Se argumenta también que los pobres no pagan impuestos, lo que, sostiene Tello, es una gran mentira. La única manera de aumentar la recaudación de una manera sustancial y con mayor equidad es modificando el régimen de Impuesto sobre la Renta. Además, la productividad del IVA es muy baja, del orden del 20%; es decir, con una tasa del 15% general se recauda sólo el 3% del PIB. Discutir sobre IVA a alimentos y medicinas no conduce a nada y sorprende que en ello se hayan concentrado no sólo los esfuerzos de los últimos gobiernos, sino de la oposición, sin avanzar en lo que, a su modo de ver, sí tendría impacto determinante en la recaudación. En términos generales, Carlos Tello sostuvo que la necesaria reforma del ISR tiene que descansar en algunos criterios básicos, tales como:

Éstos son algunos de los aspectos fundamentales de una reforma tributaria que permita elevar el ingreso fiscal y con ello incrementar sustancialmente el gasto público. Obvio es que se requieren otras reformas. Al respecto, Carlos Tello comentó brevemente la del régimen fiscal de Pemex, posible sin necesidad de complicarlo hasta el absurdo como se ha hecho con la reciente reforma aprobada por el legislativo. Pemex debe tener la autonomía para definir el destino idóneo de sus recursos a partir de sus propias necesidades financieras, básicamente para producción, mantenimiento y expansión. Lo que le sobre va para el fisco. Su régimen actual hace inviable a PEMEX, además de incrementar los riesgos de siniestros –cada vez más frecuentes– por falta de reinversión y mantenimiento. No se le escapa que la estrategia seguida en los últimos cuatro gobiernos ha tenido como telón de fondo el interés de descapitalizarlo para justificar su privatización. Lo mismo pasa con la CFE.

Otros asuntos fueron comentados en la ronda de preguntas. Tello se refirió a los rescates carretero y financiero –Fobaproa/IPAB [Fondo Bancario de Protección al Ahorro / Instituto de Protección al Ahorro Bancario]– como dos de los grandes problemas que es necesario resolver para sanear las finanzas públicas. Comentó, también, la necesidad de crear un sistema general de pensiones y eliminar los múltiples regímenes que existen, lo que junto con la generación de empleos –vía gasto y promoción de inversión productiva– puede contribuir a darle viabilidad a largo plazo. El grave problema de las pensiones se ha enfocado como un problema de descapitalización debida al incremento en el número de pensionados y a la modificación de la pirámide de edad. Sin embargo no se toma en cuenta que si la proporción de personas en edad de jubilarse ha aumentado con relación al número de trabajadores en activo, no se debe sólo a la dinámica poblacional, sino, sobre todo, a la dinámica laboral. Es decir, a la casi nula generación de empleos estables. [Cálculos recientes indican que en todo el sexenio del Presidente Fox se habrán creado sólo medio millón de empleos estables, mientras que cada año se requirieron de entre un millón y un millón 200 mil para absorber a los jóvenes en edad de trabajar y sin contar con el rezago acumulado de años anteriores –estos datos no son de Carlos Tello–.]

En resumen, para Carlos Tello resulta fundamental emprender una reforma fiscal con las características descritas para que el país pueda comenzar a revertir los enormes rezagos sociales y mejorar las condiciones de vida de la población. La pobreza y la marginación no desaparecerán con modificaciones a los métodos de medición, sino con una agresiva política de gasto público que aliente y favorezca la inversión productiva en todos los rubros de la economía.

La información y los argumentos que sustentan la ponencia de Carlos Tello en el Ateneo Los días terrenales será publicada en un artículo en la revista Nexos del mes de agosto.

Con los ojos plenos de vigilia

Carlos San Juan

Presentación de Carlos Tello en el Ateneo Los días terrenales

El Ateneo Los días terrenales comparte con ustedes un raro privilegio: escuchar e intercambiar ideas con un personaje relevante, inmerso en la vida del país y protagonista de momentos decisivos en las últimas décadas. Por mencionar algunos: la gran empresa de construir una economía nacional en los años sesenta y, luego, los intentos por reorientar el desarrollo de manera incluyente en la década de los setenta; el último gran golpe de timón de ese Estado mexicano surgido de la Revolución: la nacionalización de la banca, ya en los años ochenta, y lo que en su momento fue otra conmoción, la inserción en la agenda nacional de las luchas autonómicas de los pueblos indígenas. Para los que lo conocemos, sabemos que es un hombre de temple y decisión, una rara avis en la alta capa dirigente del Estado que actuó y actúa a fondo guiado por sus convicciones.

Sólo comento una estampa para mí entrañable: cuando se iniciaban los diálogos de San Andrés allá en Chiapas, la Secretaría de Gobernación de entonces intentó crear un frente único de funcionarios que competían en el tamaño de los prejuicios contra el reclamo de la autonomía indígena que, por demás, no entendían; requerían del apoyo de una noble institución federal, el Instituto Nacional Indigenista, para medio entender qué quería decir ese reclamo, y un pequeño grupo encabezado por Magdalena Gómez estuvo presente en las negociaciones como asesor del Gobierno. Antes de salir hacia Chiapas tuve la oportunidad de platicar con Carlos, entonces Director del INI, y su instrucción fue precisa: cumplir con la trayectoria histórica del Instituto en favor de los pueblos, ayudar al entendimiento, no a la imposición; crear puentes, no romper, como parecía querer una corriente del gobierno. Ya en Chiapas las presiones oficiales arreciaron, querían el conocimiento del INI para socavar el reclamo; se terminó con la exclusión momentánea de nuestro grupo y se presionó al Director de muy diversas maneras. No sabían con quién topaban, pero se enteraron rápido y, como intuyó Carlos, el trabajo de la institución colaboró a construir el diálogo.

Pero además de ese gusto por el riesgo de las decisiones y de la conducción, Carlos Tello se hace el tiempo y el espacio para pensar. Ha contribuido con textos ahora clásicos para entender los grandes problemas y los grandes dilemas de la Nación, por ejemplo: La disputa por la Nación, elaborado con Rolando Cordera, La nacionalización de la Banca en México, y una variedad de aportaciones sobre la llaga abierta de la pobreza y la desigualdad. Mostró desde muy temprano los riesgos que se afrontarían con un mercado sin regulación, con un Estado desmantelado en su responsabilidad social, con una Nación subordinada al Imperio y, como pocos, ha dado sus batallas, las de él, no las que les tocan a otros y a nosotros, cuando la predicción se convirtió en amarga realidad de un crecimiento errático pero además monstruosamente concentrado.

Carlos Tello tomó para sí la dura tarea de estar al alba mientras muchos dormían, de mantenerse en vela sobre las grandes cosas como la Nación y el Estado en épocas de amor a las minucias. Y en momentos tan paradójicos como los que vivimos, en los que la frivolidad, la más penosa ausencia de reflexión, los caracteres vacilantes, la obsesión por la pequeña morralla de la política, se convierten en el pan de cada uno de nuestros días terrenales, qué privilegio escuchar una voz y una conducta que nos recuerdan con un temple singular que esa comunidad imaginaria llamada Estado-Nación vivirá mientras haya quien la sueñe con los ojos plenos de vigilia.

Semblanza de Carlos Tello Macías

Nacido el 4 de noviembre de 1938 y con estudios en la universidades de Georgetown, Columbia y Cambridge. Ha sido Secretario de Programación y Presupuesto, Director del Banco de México, Embajador en la URSS y Cuba y Director del Instituto Nacional Indigenista, entre otros cargos públicos. Ha publicado varios libros, entre ellos: La política económica en México, 1970-1976, La disputa por la nación, Las relaciones México-Estados Unidos, La desigualdad en México, La nacionalización de la Banca en México, El auge petrolero: de la euforia al desencanto, Informe sobre la crisis y El combate a la pobreza.

Actualmente es Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM y miembro del Consejo Editorial de El Trimestre Económico, Investigación Económica y NEXOS, así como Consultor de Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y de la Organización Panamericana de la Salud.

 

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