Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 2 • abril 2002 • página 6
Primera parte de un análisis sobre los instrumentos ideológicos al servicio de las estructuras militares, económicas y políticas del poder imperial del presente.
I
Mientras los filósofos dedican su elevado espíritu a discutir sobre los problemas que la identidad cultural y los nuevos modelos de democracia engendran en estos tiempos, dicen ellos, de postmodernidad y de globalización, y mientras los teólogos al estilo del alemán Hans Kühn o el argentino Enrique Dussel, se preocupan de recordarnos «piadosamente», eso sí, como debe ser, que no se puede lograr un mundo justo y democrático sin una ética (imbuida de religiosa piedad, al estilo de Kant).
Mientras se suceden incansables estas nematologías{1} ideológicas, los hechos «hablan» de otra manera, desde luego mucho menos metafísica, donde la nematología es sólo un instrumento del sistema de propaganda. Esta propaganda, que nos recuerda cada vez más el llamado orwellianismo en la política, incluye por supuesto a los mal llamados, mejor aún, a los pésimamente, a mi juicio, llamados marxistas analíticos, como Elster o Cohen. Quienes consideran que hay algún mínimo vestigio del materialismo de Marx en estos postmarxistas (así he escuchado definirlos en alguna ocasión por un gran admirador suyo, ex becario de la Fundación Ford) estarán de acuerdo en que el nombre, por lo menos, de marxistas analíticos, es totalmente inadecuado y vacuo, pero sobre todo muy engañoso. Esto podrá ser aceptado si el marxismo fuera sólo visto como una nematología, cosa que no parece ser así, desde luego.
II
El cuerpo político, al ser considerado como un cuerpo que está compuesto de distintas capas y de un núcleo, como todo cuerpo tiene un desarrollo, una evolución, es por ello, histórico, con lo cual el mero hecho de afirmar que pueda haber un fin de la Historia es absurdo. Hoy ya no es útil, por lo visto (aunque pienso que sigue teniendo todavía cierta estratégica utilidad, en un momento dado, como señalaremos enseguida) la nematología de Fukuyama acerca del Fin de la Historia. Ahora bien, si la consideráramos en el contexto dialéctico de la teoría política materialista en la que una sociedad política está conformada por tres capas interrelacionadas, conformando así un cuerpo, cuyo núcleo se establece a partir de la Idea de Poder, quizá sería todavía, como decimos, de cierta utilidad propagandística. Reconocemos sin embargo, que esta nematología está siendo hoy en día desplazada, por meras cuestiones estratégicas.
El lugar que el Fin de la Historia ocupara hace diez años aproximadamente, está siendo hoy día ocupado por la Idea nematológica, ideológica, de Cultura, en el sentido propuesto por otro ideólogo norteamericano: Samuel Huntington (por cierto, cosa poco comentada, al parecer, cuando hablamos de él, un experto en temas militares: concretamente ha estudiado muy especialmente las relaciones entre el poder militar y el poder político de los Estados Unidos de Norteamérica).
En este momento de nuestro análisis, resulta muy útil tener en cuenta que existen tres capas en el cuerpo político de una sociedad humana, a saber:
• 1. La capa cortical, que se encarga de organizar y hacer funcionar adecuadamente los asuntos relativos a las relaciones con otros cuerpos políticos, con otros Estados, podemos decir. Los ciudadanos pertenecientes a la capa cortical son los diplomáticos y los militares.
• 2. La capa basal, que está conformada por los obreros y empresarios, en tanto se encargan de producir los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de todo el cuerpo político, incluidas las necesidades de las otras dos capas del mismo.
• 3. La capa conjuntiva, que está al cargo de la gestión del propio Estado o cuerpo político, que está conformada por los representantes de los tres poderes y todo el conjunto, necesario sin duda (Max Weber lo estudia con detalle, por ejemplo) de funcionarios del Estado.
El fin perseguido por todo cuerpo político es el de durar, es decir, la eutaxia, en el sentido de mantener la propia vida. Esto, en síntesis, constituye el principal fin de un cuerpo político, y es lo que podemos llamar el poder, entendido como la capacidad para ser libres, como garantía para mantener la eutaxia, el buen funcionamiento de todo el cuerpo. A continuación trataremos de ver cómo se producen situaciones de carencia de eutaxia, esto es, distaxias en el seno de las sociedades políticas en el momento actual.{2}
III
A) Aspectos militares:
El analista político y periodista uruguayo Carlos Fazio, exiliado en México desde la época de la dictadura militar en los setenta, publicaba el año 1996 (México, Editorial Joaquín Mortiz) un libro que vuelve a ser aconsejable releer tras los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre del 2001. Se trata de El tercer vínculo: de la teoría del caos a la teoría de la militarización.
Apoyando sus análisis en investigaciones del experto mexicano en asuntos militares y de políticas energéticas estadounidenses John Saxe-Fernández, Carlos Fazio explica el modo en que se gestaba ese tercer vínculo que se iba anudando en torno a las relaciones internacionales entre México y los Estados Unidos y Canadá, en los momentos previos a la implantación, en 1994, del llamado NAFTA (North American Free Trade Agreement), conocido en México más bien como el TLC, o Tratado de Libre Comercio. Los vínculos políticos y económicos estaban ya organizados bajo las necesidades estratégicas del vecino imperial, al que México hubo de «vincularse» incondicionalmente por los graves problemas internos que provocaba la crisis financiera del Estado, en gran parte provocados por la enorme presión de la llamada deuda externa. El petróleo mexicano, deseado hace casi un siglo por los Estados Unidos que pretendían heredar su control de Inglaterra, por fin empezaba a ser prácticamente suyo.
Políticamente ya se había organizado el vínculo mediante ese tratado, que no sólo tiene un contenido económico, como resulta casi obvio. Faltaba, en palabras de Fazio, el vínculo militar.
B) Aspectos económicos:
Un artículo firmado por James Petras y su colaborador Steve Vieux, lamentablemente fallecido recientemente, lleva el sugerente título «Las trampas de la privatización». Petras, conocido especialista en asuntos de Iberoamérica, hace un estudio «de cirujano» en el cual explica de modo claro, como es habitual en él, pero con una base científica impecablemente estructurada en sus análisis académicos, en el que se define el origen y desarrollo de los problemas económicos que han afectado a los países de esa estratégica región. Las consecuencias de la llamada privatización, en cuanto a las capas basal, cortical y conjuntiva (en el sentido ya citado de Gustavo Bueno), han sido en la práctica provocadoras de cambios radicales en las relaciones entre ellas.
Al hecho de la privatización, promovida en el seno de los Estados nacionales hispanoamericanos, por líderes políticos cuyas decisiones eran tomadas por grupos económicos y políticos de otros países, es decir, de los Estados sede de las empresas extranjeras que «adquirían» la mayor parte o, en algunos casos, la totalidad de las empresas del hoy desaparecido modelo estatal de empresa.
Lo normal en el proceso de privatizaciones era que nunca se consultaba sobre ello a la «sociedad civil»,{3} sino que estas privatizaciones se hacían por decreto. Cuando se discutía la privatización en el seno del legislativo, dicha discusión se daba prácticamente, digamos, sobre «hechos ya consumados», decididos en despachos de bancos extranjeros o de organismos como el FMI o el BM, con el necesario apoyo «logístico» de las necesarias «razones científicas» (del tipo de nematologías teológico-dogmáticas, en el sentido señalado anteriormente).
El desmantelamiento de facto de los Estados nacionales en Iberoamérica, derivado de los estrechos vínculos económicos, políticos y militares de los políticos responsables de la economía nacional y los capitalistas socios de éstos y vinculados con los inversores de los países del llamado Norte rico ha provocado un descenso brutal de las prestaciones que garantizaba –hasta antes del surgimiento en los años 80 de la crisis fiscal y la quiebra del sistema económico– el viejo Estado gestor de sectores clave de la Economía: energía y su distribución, y el necesario sector de la sanidad de las capas basales de obreros, campesinos, clases medias, &c.
El caso de Argentina es una prueba de los efectos distáxicos de las políticas neoliberales pseudo defensoras de la (pseudo)democracia.
Existen estudios muy serios, elaborados por especialistas del sector laboral de las empresas eléctricas iberoamericanas en el seno de un encuentro en México el año 1999, que muestran cómo el proceso de privatización (y desnacionalización) de empresas de este sector, vital para todo Estado político, no ha producido los beneficios anunciados por los gestores políticos de esta privatización.
El análisis es claro al respecto, y los resultados empiezan a verse en la realidad: no hay mejoría en el nivel de empleo, se ha empeorado y encarecido el servicio, el interés privado por la ganancia rápida y la carencia de inversiones en el seno del país donde se privatizó, por parte de accionistas europeos, japoneses o norteamericanos y canadienses hace que el servicio no sea el esperado en sector tan importante. La generación de empleo, posterior a una brutal reducción de empleos antes de la puesta en venta de las ex empresas estatales, es nula, con las consecuencias distáxicas que se observan en las sociedades políticas.
C) Aspectos políticos:
Los aspectos políticos del cuerpo político imperial vamos a enfocarlos desde una organización que es mencionada muy pocas veces en los medios de comunicación. Podría parecer, desde una mirada suspicaz, que no interesa dar a conocer a la opinión pública dicha organización, que se conoce como la Comisión Trilateral.
Las relaciones entre las tres capas del cuerpo político constituyen una clave fundamental para entender el modus operandi y la razón de ser de esta interesante comisión. Aunque no debemos limitarnos a ella, porque existen otras organizaciones clave relacionadas con ella, tales como el Consejo de relaciones Exteriores, del cual comentaba uno de los trilateralistas: «La Comisión Trilateral no dirige el mundo entre bastidores, es el Consejo de Relaciones Exteriores quien lo dirige.»
La Comisión surge oficialmente en 1973, auspiciada por el Chase Manhattan Bank. De ella decía entonces su principal ideólogo, Zbigniew Brzezinski: «es el conjunto de potencias financieras e intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca.»
En la primera reunión plenaria de la Comisión, en 1975 en Kyoto (Japón), se reunían representantes de alrededor del 65% de las firmas bancarias, comerciales e industriales más poderosas del planeta: los principales gestores de las bancas Rothschild y Lehmann, del Chase Manhattan Bank, de las multinacionales Unilever, Shell, Exxon, Fiat, Caterpillar, Coca-Cola, Saint-Gobain, Gibbs, Hewlett-Packard, Cummnis, Bechtel, Mitsubishi, Sumitono, Sony, Nipón Steel, &c. Los mayores productores de petróleo, acero, automóviles y radio y televisión.
Según el estudio de Martín Lozano –se puede consultar en http://members.tripod.com/~AlbaLonga–: «el caballo de batalla de la Comisión Trilateral... es la interdependencia, un concepto que en la práctica no es sino el elemento básico en torno al cual se articula la tesis y el propósito fundamental de la organización, a saber, el Gobierno Mundial.»
Los aspectos a los que se refiere esta interdependencia deben ser analizados cuidadosamente. Para ello consideramos que el modelo de las tres capas del cuerpo político en torno a un núcleo que es el poder, nos aportará resultados valiosos. Veamos el caso de España, pues nos puede aportar una buena muestra de lo que significa esa interdependencia en la ideología y estrategias de la Comisión Trilateral:
En el sitio oficial en internet de la Comisión se encuentra la siguiente información sobre uno de sus miembros españoles. Se trata de Antonio Garrigues Walker, uno de los más conocidos liberales españoles. Es director de Garrigues & Andersen, desde 1997, resultado de la fusión entre J & A Garrigues Abogados y Arthur Andersen Spain. Es miembro honorífico de la Asociación de Abogados Americana, ex Director de la Asociación Mundial de Abogados, Presidente de Rolex España, Vicepresidente de IBM España y Colgate Palmolive España, Director de Ford España, Asesor Especial para el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Miembro del Consejo de Observadores del ICEG (International Center for Economic Growth), miembro del Patronato de la Fundación Ortega y Gasset.{4} Es European Deputy Chairman de la Comisión Trilateral.
Pero mucho más interesante resulta la trayectoria de un trilateralista célebre, admirado por su amigo Samuel Huntington, también miembro de la Comisión. Nos referimos a Henry Kissinger. Su compañía consultora, Kissinger Associates, tiene un plantel de gente bien introducida en las altas esferas de las finanzas y políticas. Ejemplos: Lawrence Eagleburger (ex secretario de Estado y director del LBS Bank), Brent Scowcroft (ex asesor presidencial de Seguridad y director del National Bank de Washington), lord Carrington (ex secretario general de la OTAN y directivo del Barclays Bank y del Hambros Bank), lord Eric Roll (director del banco de Inglaterra), Per Gyllemhammer (director de Volvo y del Banco Sueco de Crédito Naval; miembro de la junta de asesores del Chase Manhattan Bank), Saburo Okita (ex ministro de Asuntos Exteriores, miembro del Club de Roma y de la Comisión Trilateral), William Simon (ex secretario de Hacienda y directivo de la firma bancaria Salomón Brothers) y sir Y. Kahn (directivo del grupo financiero S.G. Warburg y de la China International Finance Company).
Existen otros dos grupos que pueden resultar interesantes para este asunto del cuerpo político imperial y sus nematologías: el Club de Roma y el Instituto Aspen de Estudios Humanísticos.
Nos parece interesante recordar aquí que el Club de Roma creó un apéndice, el año 1981, llamado Forum Humanun, patrocinado por la FIAT, y que establecía una importante relación de colaboración con los jesuitas, quienes prestaban las instalaciones de su Universidad Gregoriana en Roma para ese proyecto de una nueva humanidad. Recordamos el modelo krausista, tan querido al parecer, de los jesuitas. Entre los miembros de este Club de Roma, citaremos a los españoles José Luis Cerón, Carlos Robles Piquer, Federico Mayor Zaragoza, Joaquín Ruiz Giménez, Fernando Morán, Javier Solana, Mercedes Sala.
Volvamos a la Comisión Trilateral. Los aspectos culturales, la llamada identidad nacional o identidad cultural y multicultural de un Estado, se han visto también en el seno de la Comisión, y en la reunión celebrada por ésta en Japón, el año 2000: uno de los invitados pertenecientes al mundo de la cultura, el escritor Mario Vargas Llosa, hablaba de culturas locales y globalización. Esta conferencia no tuvo más relevancia que la que pudiera tener una charla desde el mundo de la literatura, en la que se avalaban las tesis globalizadoras duras de la Comisión: un mundo nuevo en el que los Estados nacionales deben ser puestos al servicio de los intereses del libre mercado, es decir, de las corporaciones multinacionales o transnacionales. La postura de Vargas Llosa es conocida, por otra parte, lo que hace que no consideremos oportuno mayores comentarios al respecto.
Sí nos parece, sin embargo, que merece la pena detenernos en la charla que impartía Henry Kissinger en este encuentro de la Trilateral celebrado en Tokio el 2000. Lleva el título American Politics and American Foreign Policy (La política americana y la política exterior americana). Es conocida la teoría política de Kissinger acerca de que los EE. UU. no deben seguir la estrategia de mantener un equilibrio de poderes, sino que debe haber un país hegemónico, en el momento actual, a saber, los EE.UU.
Las políticas respecto de Iberoamérica que se están desarrollando en el momento presente, como es el caso de las propuestas del ALCA, o el proceso de militarización para defender el Hemisferio Norte de América tras los ataques a las Torres gemelas del 11 de septiembre, son una muestra de que las tesis de la Doctrina Monroe y del Destino Manifiesto de los EEUU siguen siendo vigentes.
En el ámbito del cuerpo político imperial, los EE. UU. han forjado lazos estratégicos con Europa y Japón, pero el terreno militar sigue siendo controlado exclusivamente por los intereses del núcleo político de los EE. UU.
Por algo en la charla de Kissinger en este foro, hace tan sólo dos años, se decía (en un discurso de tan sólo cuatro folios y medio) que una nueva generación, tanto en América (EE. UU.) como en Europa (en especial Alemania), que no ha conocido los esfuerzos de la formación de la cooperación Atlántica (se refiere a la OTAN de la Guerra Fría) forma parte de la agenda –en el sentido de que respecto de las relaciones Europa-América (EE.UU.) son un asunto que preocupa a la Comisión Trilateral, además de los mencionados por Huntington, con los que Kissinger coincide como asuntos relevantes: China y el Islam–. Pero es interesante que Kissinger se refiere a la nueva forma en que deben enfocarse las relaciones con Europa en lo militar, en el contexto de lo que llama una nueva identidad europea (respecto a la vieja de la época de la Guerra Fría). Pero fue más allá al preguntarse: «¿Es posible definir la identidad europea sin enfocarla en su oposición a los Estados Unidos?»
Notas
{1} Nematología es un concepto desarrollado por el filósofo español Gustavo Bueno. No en vano Bueno relaciona el concepto de nematología, por una parte, con el de diairológico, y de éste con la Idea de symploké. Por otra parte, el concepto de nematología es un concepto «clave» para criticar todo tipo de construcción de tipo ideológico, sea ésta de carácter religioso, político o filosófico. Lo que sucede, en síntesis, con las nematologías es que impiden establecer con claridad las necesarias conexiones entre las diversas partes de un todo complejo (al establecer las relaciones entre las partes de ese todo y el propio conjunto de partes). La nematología impide comprender y explicar las relaciones entre las partes mediante un proceso dialéctico (la symploké propuesta por Platón): igual que hay una Teología preambular, que busca establecer los preámbulos de la fe, habrá una politología de la democracia preambular. Lo mismo que hay una Teología dogmática y dentro de ella una Teología fundamental, así, en las teorías sobre la democracia nematológicas en boga, en el seno de ese sistema de propaganda basado en la nematología, no sólo política, sino también económica, sociológica, &c., es necesario el dogma, en este sentido. Para mayor detalle sobre este concepto ver el Diccionario filosófico de Pelayo García Sierra. Hay dos versiones del mismo: la versión web en filosofia.org/filomat y la versión en libro de papel, por Pentalfa Ediciones, Oviedo (España) 2000, 742 págs.
{2} Para un estudio pormenorizado de estas teorías, ver el libro de Gustavo Bueno, Primer Ensayo de las categorías de las Ciencias Políticas, Logroño (España), editado por el Gobierno de La Rioja en 1991. También en el citado Diccionario filosófico de Pelayo García podemos encontrar detalles sobre las mismas.
{3} El concepto de sociedad civil, desarrollado por sociólogos de la corriente principal (en el sentido que da Chomsky al término), debe ser sometido a una severa crítica, pues está siendo manejado, bajo el supuesto carácter científico del mismo, como un concepto plenamente ideológico útil a la retórica de los demagogos de la privatización y las políticas neoliberales aplicadas dictatorialmente en toda Iberoamérica (y en prácticamente todo el mundo, según el componente «biocénico» lo exige. (Nota: para el uso que damos de biocenosis en este contexto ver España frente a Europa, de Gustavo Bueno, en Alba Editorial, Barcelona 1999.
{4} Para conocer mejor el complejo entramado de Ortega en el mundo del poder político y económico es muy recomendable la lectura del libro de Gregorio Morán, El maestro en el erial, Tusquets, Barcelona 1998.