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El Catoblepas, número 18, agosto 2003
  El Catoblepasnúmero 18 • agosto 2003 • página 20
Televisión

Orden y conexión en la televisión

Eliseo Rabadán

Comunicación a los VII Encuentros de Filosofía en Gijón
10 al 12 de julio de 2002

I

Nunca se había podido constatar como en nuestra época, la capacidad humana para inventar mundos imaginarios, y lo más grave, pretender que esos mundos imaginarios sean reales. Me refiero concretamente al investigador español Javier Echeverría, quien trabaja en el CSIC(Consejo Superior de Investigaciones Científicas), autor de dos libros, Telépolis y Los señores del aire: Telépolis y el Tercer Entorno{1}

El autor mantiene una tesis (¿?) que maneja el concepto de cultura de un modo pseudo científico, pues no tiene en cuenta ni una sola de las aportaciones de los antropólogos al respecto. Sin embargo, su clasificación de la «humanidad» en torno a tres entornos «culturales» le lleva a afirmar que el entorno cultural de las sociedades de la información( pretende seguir en esto el modelo de Manuel Castells, aunque es evidente que lo que hace es manejarlo tan «imaginativamente» que echamos de menos algún tipo de metodología que sea mínimamente aceptable desde unas coordenadas científicas concretas.

Un ejemplo de lo que comentamos sería el siguiente: Echeverría habla de la construcción de una ciudad planetaria. Y además esa ciudad se apartaría de la indagación platónica. Textualmente leemos lo siguiente:

«Dentro de la propia red ya hay núcleos ciudadanos que funcionan como tales. La más notable es Geocities (http:www.geocities.com), que tiene millón y medio de ciudadanos que han construido sus telecasas (sitios web) en barrios electrónicos. Cada barriada tiene un coordinador elegido democráticamente y está organizada en torno a una actividad común (arte, cine, matemáticas, política, cotilleo, &c.)» {2}

Afirmar que la vida política estará más centrada en la Telépolis que en los Estados-nación me parece una auténtica barrabasada. Simplemente he querido llamar la atención sobre el peligro de estos «falsos profetas», en el sentido de que sus ideas son nefastas para el buen funcionamiento de las sociedades democráticas, pues a mi juicio, su nula capacidad crítica sirve para mantener una relación de poder que perjudica a la mayoría de los ciudadanos por su influencia negativa en cuanto a la propia capacidad de análisis de los fenómenos realmente existentes y no tal como son imaginados por estos impostores e intelectuales serviles.

Pero no me detendré en este autor, pues me interesa ahora el análisis de otros y sobre todo, mi interés por la relación entre el Poder y la Televisión.

Un sociólogo que ha tenido todo el apoyo de la red de la llamada por Chomsky corriente principal y de hecho pertenece a dicha corriente, es Manuel Castells. Sin embargo, sus análisis deben ser tenidos en cuenta como análisis cuya metodología al menos es adecuada a los cánones de la tradición sociológica. {3}

La tesis defendida por Castells respecto del papel que juegan los medios de comunicación es que desde los años noventa, la televisión ha venido desplazando a los medios radiofónico y periodístico, en el sentido de que es la TV el medio más influyente en la formación de la llamada opinión pública respecto a los asuntos políticos en las democracias actuales. Este hecho es constatado (empíricamente, dice Castells) mediante estudios sociológicos de encuestas y estadísticas de varios años y en distintos países.

También muestra Castells helecho de que el modelo de los Estados Unidos respecto de la práctica de la información política en las cadenas de TV es cada vez más «seguido» por los demás países del mundo.

Respecto del papel de los medios electrónicos en la política contemporánea Castells nos presenta la tesis siguiente:

«Afirmo que, debido a los efectos convergentes de la crisis de los sistemas políticos tradicionales y del espectacular aumento de la penetración de los nuevos medios, la comunicación y la información políticas han quedado capturadas en el espectro de los medios. Fuera de su esfera sólo hay marginalidad política. Lo que pasa en este espacio político dominado por los medios no está determinado por ellos: es un proceso social y político abierto. Pero la lógica y la organización de los medios electrónicos encuadra y estructura la política.» {4}

Pero desde el punto de vista que nos interesa, es decir, desde la relación entre Poder y TV, lo que nos importa es tener en cuenta que si efectivamente esto es así, la política entendida como el poder de decidir acerca de acciones que afectan a todos los ciudadanos, estará evidentemente en una situación de dependencia respecto de los medios, en el sentido que Castells lo plantea, es decir: una creciente pérdida de independencia de los partidos políticos tradicionales. Y una creciente influencia de los dueños de los medios en cuanto a la capacidad de los ciudadanos de decidir sobre asuntos políticos. Estos ciudadanos, como señala a mi juicio acertadamente Gustavo Bueno en Telebasura y democracia,{5} que han pasado de serlo para convertirse en meros consumidores, pero consumidores que votan y que deciden a través de única capacidad política, la de votar cada cuatro o seis años a sus representantes políticos.

El modelo que se impone en el mundo, aunque adaptado a las diferencias institucionales y culturales, según Castells, siguiendo las pautas del norteamericano, respecto de la política, incluye estos elementos estructurales: el dominio de la TV, la mercadotecnia política informatizada, el sondeo inmediato como instrumento de navegación política.

Es de interés para el caso español una referencia (como ejemplo) que hace Castells en cuanto al modo en que se «trabaja» la apariencia televisiva en las estrategias políticas. Cuando en un mitin de campaña los organizadores saben que la TV dedica un tiempo para transmitir (en directo o diferido) dicho mitin en alguna plaza pública ante sus seguidores se le enciende una luz roja al candidato que está hablando a su audiencia y éste automáticamente cambia y lee un texto establecido previamente por su partido y es lo que las cámaras de TV van a tener como información sobre la campaña del candidato. Quiere esto decir, como está claro, que los políticos aportan información pero existe de hecho la filtración de la misma.

En este punto interesa introducir la referencia a algunas tesis de Bueno, en especial las relativas a los fenómenos de la TV.{6} Concretamente las siguientes: la clasificación de las apariencias en TV en : a) veraces, b) falaces, c) indeterminadas y d) absolutas. Es además importante (fundamental) la definición del concepto de fenómeno que supone el dispositivo escénico.

Se trata de apariencias indeterminadas cuando no es posible determinar si son verdaderas o falaces. En el modelo de TV y política mediática en los EEUU (y si tiene razón Castells,cada vez más el de la mayor parte de los Estados del mundo) este tipo de apariencia televisiva es fundamental para comprender el argumento de Edward Herman y Noam Chomsky acerca de la existencia de un sistema {7} de propaganda de los EEUU que impide hablar de sociedades democráticas que no sean las concebidas desde el interés de los grandes grupos económicos y financieros que controlan cada vez más la producción y distribución de bienes y servicios a lo largo del mundo. {8}

Sugiero definir estas sociedades como democracias de consumidores, es decir, como plutocracias que se presentan (en su apariencia televisiva) como democracias, en las cuales el público consumidor es libre porque puede decidir a quién vota como su representante político a través de la propaganda que los medios le ofrecen.

En cuanto al escenario donde se presenta la apariencia éste es un dispositivo apotético, a distancia, en el que figuran sujetos operatorios y objetos (o sujetos corpóreos intercalados entre ellos) {9}

Lo que aparece en las telepantallas puede ser considerado como un conjunto de fenómenos que suceden el mundo, pero estos fenómenos forman un flujo de información. Este flujo de información es sometido a una regulación que consiste en pasar o no dejar pasar determinadas informaciones sobre hechos del mundo real. En la Teoría de la Información se conoce a quienes regulan el flujo de información que pasa a los medios, como gate kepers, es decir, porteros. {10}

El escenario donde la TV representa los hechos que la cámara muestra o desvela, es un escenario donde el gate keeper será ese sujeto corpóreo intercalado entre los sujetos operatorios, los espectadores que pueden cambiar a otra cadena pero no pueden influir en los mensajes que les son presentados en la telepantalla.

Esto puede ser entendido perfectamente con un ejemplo que cito de un artículo del periodista e investigador Gregorio Selser titulado «Información y desinformación acerca de Centroamérica en la Prensa de América Latina», que presentó en el II Foro Internacional de Comunicación, publicado por El Día en Libros, México en 1988. Cita el caso de un gate keeper de la agencia internacional de noticias United Press International (UPI), que transforma un cable emitido desde la sede de UPI en Roma a Nueva York, donde él trabajaba y desde donde se envía la noticia a los diarios y medios de toda Hispanoamérica, que en especial beneficia a los militares argentinos Videla y Viola. Se trata de un cable originado en Roma que dice así:

El partido en el poder dijo que el servicio secreto de una potencia extranjera no identificada pudo haber llevado a cabo el secuestro [de Aldo Moro, por un grupo terrorista local italiano] para destruir la libertad en Italia.

Lo que hizo el «portero» Enrique Durand en Nueva York fue añadir elementos de su propia cosecha a la información recibida desde Roma. Lo que pretendía era relacionar lo que sucedía en Roma con la situación en Argentina. El cable se transformó en este otro párrafo:

El servicio secreto de una potencia extranjera propició el secuestro con el fin de lograr la destrucción de la democracia en Italia, en la misma forma en que Argentina se vio envuelta en una ola de violencia terrorista.

II

Podemos intentar a continuación un análisis del orden y conexión del mundo y el orden y la conexión de los informadores a través de una comparación de tres modelos:

  1. En el modelo de Chomsky y Herman se lleva acabo una exposición exhaustiva de datos referentes a los fenómenos que aparecen en la corriente principal de los medios de comunicación masivos. Se nos habla acerca de los grandes consorcios y grandes corporaciones económicas, militares y partidos políticos en especial de los EEUU.
  2. James Petras se muestra crítico con el modelo chomskiano porque considera que las distintas clases sociales tienen otros mecanismos de comunicación además de los que representan los medios dominantes.
  3. Gustavo Bueno ha planteado una dialéctica social y política que se organiza a partir de un núcleo mediante el cual las diversas capas del cuerpo político se relacionan desde una perspectiva definida por la eutaxia, que es definida como la capacidad para mantener el cuerpo político en funcionamiento digamos, equilibrado entre las partes.

Las diferencias fundamentales entre los tres modelos que hemos propuesto como referentes para el análisis de la actividad informativa en el seno de las sociedades políticas del presente consisten en lo siguiente:

Para Chomsky y Hermann existe un núcleo de poder casi imparable en cuanto a su capacidad para controlar nuestro pensamiento y por tanto para actuar libremente en defensa de sus intereses políticos, económicos, &c.

Esta red de poder está organizada de una manera tal que lo que existe en la realidad es un gobierno al servicio de los amos del dinero, es decir, de las grandes corporaciones como General Motors, Westinghouse, General Electric, &c.

Dado que los intereses de estas corporaciones funcionan a nivel de una escala mundial, planetaria, debe haber una organización militar que los pueda defender ante cualquier intento de socavarlos por parte de algún gobierno o Estado en cualquier lugar del mundo. El sistema de propaganda sirve para obtener los recursos financieros y el apoyo, por lo tanto, de una opinión pública nacional (dentro de los EEUU) que debe creer que su gobierno defiende siempre los intereses de los ciudadanos en la metrópolis de sus enemigos en el exterior. Ya que es muy difícil mantener a esa opinión convencida de que esos intereses son de los votantes norteamericanos y no de los dueños de las compañías privadas, debe existir todo ese sistema de propaganda cuya finalidad esencial es la de mantener a la gente informada sobre los acontecimientos mundiales que afectan a un modelo de democracia, el de los EEUU que es el más perfecto conocido hasta ahora y que además es el que se intenta generosamente transmitir a todos los otros pueblos del planeta. Herman es especialmente incisivo cuando afirma que:

«el nuevo campo de acción para el desarrollo para el desarrollo comercial global es la televisión... En la mayoría de las naciones sigue habiendo unos medios nacionales muy importantes –en general periódicos y revistas– y éstos, junto con otras instituciones culturales nacionales, han de ser examinados para ofrecer un panorama exacto de cualquier cultura mediática nacional. Pero, según nuestro punto de vista, la televisión es el medio por excelencia de la época y constituye la base de un mercado integrado de los medios comerciales globales. Más aún, el reciente auge en el crecimiento de los medios globales, así como sus objetivos, su grado de interpenetración e integración de economías nacionales y sus dudosas consecuencias sobre el bienestar del ciudadano ordinario, sugieren que algo muy especial se nos viene encima. Más que el final de la Historia es una nueva fase de ésta lo que se inició en los noventa.»{11}

Una de las críticas al modelo de propaganda, consiste en plantear que los profesionales de los medios no actúan como lo plantean Chomsky y Herman, pues su «independencia» y sobre todo su profesionalidad son precisamente la garantía de que tal modelo no puede explicar el modo en que las informaciones políticas son transmitidas a la opinión pública. Lo que Chomsky y Herman muestran es que efectivamente no existe la censura, pero sí hay una autocensura, en el sentido de que los profesionales del sector de la comunicación han asumido ya de hecho que los valores del mercado, los intereses de quienes mantienen la industria de los medios (quienes pagan la publicidad, especialmente) y estos intereses en muchas ocasiones implican una filtración adecuada de los flujos de información.

James Petras propone que la resistencia al imperialismo, no radica en el plano cultural que se desarrolla en el campo de los medios de comunicación de masas y su modo de manejar lo que se entiende por cultura de masas, sino que hay otros contextos, el social y el político que tiene que ver con las luchas políticas y económicas. La diferencia entre el modelo de Petras y el de propaganda de Chomsky-Herman, muy esquemáticamente es la siguiente: mientras el modelo de propaganda insiste en que hay estructuras que funcionan como sistemas en cierto modo autónomos y estructurados en instituciones todopoderosas,, el modelo de Petras insiste en la necesidad de tomar en cuenta helecho de que las influencias políticas están situadas en las relaciones sociales más que en estructuras previas o sobrepuestas a dichas relaciones.

Petras critica al modelo de propaganda que propone algo así como una «base ética» desde la cual organizar una oposición a las estructuras de poder que controlan la producción de la información, porque, dice, no es posible hacer cambios simplemente con la buena voluntad de querer mejorar la situación simplemente con hacer propuestas para cambiar la situación recurriendo a una especie de modelo para promover la ética de los consumidores de propaganda en el sentido de que deben hacerse conscientes de que sólo el rechazo a ese modelo es la vía posible para cambiar las cosas.

Petras plantea que debe tomarse en cuenta que Chomsky y Herman no han sido capaces de mostrar las verdaderas contradicciones que está generando el sistema capitalista y cuáles el papel de los medios para evitar que tales contradicciones se vuelvan en contra de sus propios intereses. La tesis de Petras es que nunca han estado los trabajadores y el trabajo tan socializado como en el presente. Si los trabajadores toman conciencia de que forman un mundo de producción social, ¿por qué no plantearse helecho de poder tener también el control social sobre lo que producen?

La tesis central de Petras sobre el papel de los medios en este contexto, afirma que éstos están ahí para evitar que eso suceda, es decir los medios tienen la misión fundamental de evitar que suceda de hecho ese salto, esa idea de que si los trabajadores somos los que socializamos el proceso de producción, por qué no ser también el sector social que defina la apropiación del producto social de dicho trabajo. El mensaje omnipresente en los medios es que cada uno debe ser individualmente capaz de elegir su propia vida entre las distintas posibilidades como consumidor, pero este mensaje está cada vez más radicalizado, porque es necesario contrarrestar con él la realidad cotidiana que supone de hecho que todos estamos conectados con todos en el proceso de producción y distribución de la mercancía.{12} Petras propone para el caso de la resistencia ante esta avalancha de propaganda la educación en las escuelas para que al menos se vaya tejiendo una red de grupos sociales a medio y largo plazo que pueda enfrentar este actual momento de dominio, después de que los golpes militares de los 60 y 70 en América hayan destruido todo el tejido de comunicaciones sociales alternativas existente. Claro está que Petras coincide con esto en lo que Bueno advierte al respecto en el libro Telebasura y democracia, cuando explica que no es suficiente introducir en la educación asignaturas como podría ser la de comunicación audiovisual, por ejemplo, para formar ciudadanos críticos de las prácticas de los medios, puesto que además de enseñar contenidos específicos de la tecnología de la imagen ola información deben transmitirse aspectos relacionados con criterios políticos, históricos, filosóficos. Lo que, dicho sea de paso, no es el caso en el modelo actual español de enseñanza secundaria, donde los profesores de esta asignatura se dedican a enseñar cómo se enfoca la imagen, como se busca el efecto de convencer al consumidor &c., pero estos especialistas en imagen y comunicación audiovisual carecen de cualquier criterio que les permita llevar a cabo lo que Petras propone.

Lo que Petras finalmente plantea es que el modelo de propaganda funciona cuando hay una situación más o menos estable como en los EEUU, pero no cree que funcione en situaciones de conflicto, como el que se está dando pongamos por caso en Argentina en estos momentos.

Gustavo Bueno ha planteado sus tesis acerca de la TV en dos libros. En el primero establece la relación entre el mundo y las apariencias como criterio para explicar su propio modelo. Las apariencias no son lo que está actuando a partir de un noumeno, por decirlo en términos de Kant, sino lo que se da a nuestra visión y a nuestros oídos, y lo que se da a partir de la TV que a su vez puede ser formal o material. Esta distinción es importante en el modelo de Bueno porque de ella se sirve para tratar de aclarar algunas cuestiones que permanecen oscuras o borrosas cuando no se explica de manera adecuada la relación entre apariencia y mundo.

Lo que especifica la TV formal y material es la clarividencia, es decir, la capacidad que la TV aporta consistente en «atravesar los cuerpos opacos».

Los contenidos y la forma en que nos son mostrados por las cámaras de TV, a través de todo el complejo tecnológico que supone la TV no son dos cosas disociables. Muchos teóricos hablan como si se pudiesen separar.

El asunto fundamental pues es el modo en que la TV nos muestra lo que está en el mundo y esto supone que la relación entre la TV y los demás medios es una relación transgenérica, en el sentido de que la radio y los periódicos también muestran lo que acontece en el mundo. El escenario en el que las relaciones entre los hombres y su mundo entorno se da es construido o más bien fabricado por los periodistas y la forma en que los distintos medios lo llevan a cabo varía de acuerdo con sus características técnicas.

Lo que interesa en el contexto de esta exposición es señalar que el concepto de apariencia es necesariamente relativo al concepto de verdad, pero tanto en los modelos de Petras, de Chomsky-Herman

Y el de Bueno, tenemos el hecho fundamental de que es preciso definir el concepto de verdad. La cuestión fundamental en este asunto la abordaremos a partir de la implicación política de la TV (y de los otros medios).

En un contexto de creciente dominio de la economía y los negocios por parte de grandes corporaciones globales, es ingenuo pensar que la TV se mantiene al margen de los cambios ha que está llevando el modelo político neoliberal. Sin embargo, hay experiencias en Brasil, en México y en EEUU o Europa, que intentan cambiar este creciente mercantilismo de los medios, que actúan fabricando o desvelando basura (utilizamos las expresiones de Gustavo Bueno). Herman concluye su libro Los medios globales, Los nuevos misioneros del capitalismo corporativo, con las siguientes reflexiones, que queremos proponer a quienes nos escuchan:

Notas

{1} Telépolis, Destino, Barcelona 1994 y Los señores del aire: Telépolis y el Tercer Entorno, Destino, Barcelona 1999.

{2} Cfr. Los señores del aire..., pág. 159.

{3} Nos referimos a su obra en tres volúmenes La era de la información. Citamos por la edición mexicana de Siglo XXI editores, del año 1999. El segundo volumen lleva el siguiente subtítulo. Economía, sociedad y cultura. Las referencias que haremos son del capítulo 6: «La política informacional y la crisis de la democracia».

{4} Cfr. op. cit., vol. II, pág. 344 y ss.

{5} Este libro de Bueno debe ser leído complementariamente con su anterior libro Televisión:apariencia y verdad, Gedisa, Barcelona 2000. Algunos planteamientos de Telebasura..., Ediciones B, Barcelona 2002, sólo se entienden adecuadamente cuando se han estudiado cuestiones previamente expuestas en el primer libro, tales como la TV formal y la TV material, &c.

{6} Cfr. Apariencia y verdad, pág. 28 y ss.

{7} Para un estudio de la Idea de sistema, pueden encontrarse diversos materiales, análisis y referencias en: http://www.filosofia.org/enc/cc1/sistema.htm

{8} En especial el libro conjunto de Herman y Chomsky Los guardianes de la libertad, Crítica, Barcelona 1990; de Chomsky el libro Ilusiones necesarias, Libertarias/Prohufi, Madrid 1992. Un libro de Herman más centrado en la situación posterior a 1990, en cuanto a la creciente influencia y «globalización» de las cadenas de TV corporativas de los EEUU y el «modelo» de informativos de la cadena CNN, vinculada al poderoso grupo Time Warner, es esencial en estos análisis: se trata de Los medios globales: los nuevos misioneros del capitalismo mundial, Cátedra, Madrid 1999.

{9} Apotético significa lo siguiente, en la teoría antropológica propuesta por Gustavo Bueno: Apotético designa la posición fenomenológica (locus aparens) característica de los objetos que percibimos en nuestro mundo entorno en tanto se nos ofrecen a distancia, con evacuación de las cosas interpuestas (que, sin embargo hay que admitir para dar cuenta de las cadenas causales, supuesto el rechazo de las acciones a distancia). Son apotéticas las conductas de acecho de los animales, la captación de los comportamientos de otros sujetos, los planes, proyectos o fines, los símbolos, &c. Apotético es correlativo de paratético, lo que está en contacto. El par de conceptos apotético/paratético ha sido propuesto principalmente para sustituir al par de conceptos dentro/fuera, tal como fue tradicionalmente utilizado en Teoría del conocimiento o en Psicología (conocimiento interior, mental, introspectivo; frente a las realidades exteriores, físicas, &c.), sustitución que permite, por ejemplo, evitar el planteamiento de los insolubles problemas de la supuesta proyección de las imágenes o conceptos conformados dentro (del cerebro, del conocimiento, del cogito, &c.) hacia la pantalla de la realidad fuera de nosotros (el concepto de cuanto vinculado a la percepción, más que estar dentro, es apotético). No hay que confundir lo apotético con lo distal, en el sentido fisiológico (cuyo opuesto es proximal) que sigue actuando en la obra de E. Brunswick. Distales (respecto de la corteza cerebral) son, por ejemplo, las terminaciones nerviosas de las extremidades; pero no son apotéticas; también son distales las fuentes de los estímulos ópticos (motivos), acústicos o eléctricos (enviados por un emisor a los electrodos implantados en el cerebro de un animal de experimentación) sin ser apotéticos. (Esta definición está tomada del Diccionario Filosófico de Pelayo García, Pentalfa, Oviedo 2000. Para más detalles ver la obra Teoría del Cierre Categorial, de Gustavo Bueno, publicada en 5 vols. Pentalfa, Oviedo.

{10} El profesor Felicísimo Valbuena, de la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, hace un análisis teórico bastante completo de esta figura crucial en la información en el libro Teoría general de la información, Noesis, Madrid 1997. Sin embargo, considero importante hacer un análisis crítico de este «sistema» en el cual el gate keeper no es sino una de las muchas piezas, aunque reconocemos que una de las más influyentes en el proceso de «informar». Sugerimos la lectura de los textos citados de Herman y Chomsky.

{11} Cfr. Herman; Los medios globales, los nuevos misioneros del capitalismo corporativo, págs. 11 y ss.

{12} Esta exposición del modelo de Petras está desarrollada a partir de una entrevista que aparece publicada en el nº 6 de la revista Voces y culturas (revista de comunicación), 1994, Apartado de correos 7002, Barcelona. Otras obras de Petras, como el libro La izquierda contraataca, Akal, Barcelona 2000 pueden ser de utilidad para conocer más a fondo sus tesis políticas.

 

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