El CatoblepasSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas · número 210 · enero-marzo 2025 · página 20
Libros

Sobre la filosofía de la inteligencia artificial

Pedro Santana Martínez

Reseña del libro Filosofía de la Inteligencia Artificial de Carlos M. Madrid Casado (Pentalfa, Oviedo 2024)


cubierta Este libro de Carlos Madrid, autor de numerosos libros y artículos, bien conocido del lector de esta revista, consta de un prefacio, tres partes, una de gnoseología otra de ontología y otra de ética de la inteligencia artificial –si bien el autor aclara rápidamente lo inadecuado de este último rótulo–. El libro se cierra con una conclusión y una coda, más unos oportunos anexos documentales.

El lector familiarizado con el materialismo filosófico de la Escuela Ovetense habrá reconocido lo habitual de una estructura que distingue, pero no separa, gnoseología de ontología. Puede decirse también que la materia tratada pide aquí esa tercera parte que se ha mencionado, dedicada a la ética –pues tanto se habla de ella y, como no deja de señalar el autor, reúne ya a tantos expertos– y también a la moral y a la política de la inteligencia artificial. El autor incluye incluso un apartado muy interesante sobre la geopolítica de la inteligencia artificial, pero volvamos al comienzo, al prefacio.

Ya su título –“El mito de la inteligencia artificial”– deja claro el que parece el diagnóstico de la situación del que parte el autor. A saber, que estamos frente a una realidad como la de la inteligencia artificial que reclama la aplicación de la filosofía, eso no hace demasiada falta decirlo, pero también ante una realidad en la que el mito (oscurantista) de la inteligencia artificial es particularmente poderoso y contribuye en triste paradoja al interés, en general más desorientado que lo contrario, del público por el asunto.

Para un seguidor de Gustavo Bueno, el sintagma “el mito de la inteligencia artificial” está cargado de más significado del que puede parecer, pero de momento nos limitaremos a un comentario bastante superficial, casi dedicado a los críticos literarios. Sobre los temas concitados por la inteligencia artificial hay muchos relatos: son populares las novelas, los cuentos, las películas en los que aparece un numen poderosísimo –según el tropo que finge que el héroe no es tan fuerte como quien a la postre será su derrotado– cuya génesis es de naturaleza tecnológica “dura”, aunque también abundan los relatos donde la tecnología es biológica, o aquellos en no hay tecnología, sino que es la “voluntad de la naturaleza” el crear a un antagonista de los humanos. Como es de esperar, narrativamente salen más a cuenta los malvados con voluntad que las determinaciones ciegas de las fuerzas naturales (vale decir, para el cuentista serán más fructíferos los ejes angular y circular que el radial), aunque incluso el robot o computador de turno protesten acerca de que él o ella solo son instrumentos de un destino ineluctable bastante contradictoriamente puesto en jaque por los humanos. Pues bien, todas estas confabulaciones narrativas contribuyen, por su parte, a la fortaleza y difusión de un mito que Carlos Madrid se propone demoler, y lo hace con no poca información, con sobrados argumentos y también con una habilidad retórica y literaria dignas de ser subrayadas. Desde luego, su objetivo crítico no está constituido por autores de ciencia ficción más o menos meritorios, sino más bien, por los profetas y mistagogos –con título o sin él– de la inteligencia artificial.

En otras palabras, y ya que estamos re-exponiendo algún aspecto del libro de esta manera, lo que el autor hace es demostrar que los númenes de la inteligencia artificial que algunos se empeñan en ver y tocar no son reales. Todavía más, lo que Carlos Madrid sostiene es que la inteligencia artificial no es inteligencia y no es más artificial que la inteligencia humana, que la inteligencia no es una entidad vaporosa que habita dentro de nuestros cráneos y que es tan externa a nuestros cuerpos como pueda serlo cualquier herramienta, libro o señal de tráfico. A fin de cuentas, el centro de la argumentación viene a ser la tesis de Gustavo Bueno de que lo que nos hace humanos e inteligentes es el cuerpo, no el alma.

Carlos Madrid se mueve desde la plataforma del materialismo filosófico, el sistema está presente en todas las páginas del libro, pero hace uso destacado de algunos conceptos y distinciones que son particularmente pertinentes para la discusión (así la distinción entre paratético y apotético, muy bien explicada, por cierto).  Esta eficacia didáctica llega hasta el punto de que el libro, aunque lejos de ser algo así como un manual introductorio al sistema del materialismo filosófico, puede dar al lector primerizo alguna pauta importante del mismo y alumbrar un posible interés que hallará fácilmente donde nutrirse. Por otro lado, y una reseña debe recordarlo también, el lector puede encontrar en esta obra muchas cosas que no sepa –que no sepa ni siquiera, por decirlo de algún modo, mitológicamente– sobre la inteligencia artificial. El libro, por tanto, funciona de hecho como fuente de información básica sobre el asunto. Como suele decirse, es autocontenido y Carlos Madrid explica magistralmente aquello que se necesita saber en primer grado para que la crítica filosófica opere a continuación.

La parte I, de gnoseología, se propone clasificar la inteligencia artificial. Para el autor es una tecnología, tesis que alcanza su significado más claro cuando esa conclusión, que en principio no resultará muy chocante, se construye según los parámetros de la teoría del cierre categorial. Por ejemplo, la inteligencia artificial puede aproximarse a un tipo de cierre propio de las tecnologías, que no segregaría los fines de los sujetos, pero no alcanzaría nunca el cierre categorial de las ciencias.

La parte ontológica se nos antoja central pues sería la que destruye los mitos centrales de la inteligencia artificial. El autor repasa, en particular, los diversos argumentos en contra de la tesis de la inteligencia artificial fuerte (a saber, que las máquinas piensan como los humanos y acabarán pensando mejor que estos, si no lo hacen ya) y muestra sus debilidades. En este territorio, las ideas de conocimiento, pensamiento, mente y conciencia se cruzan de maneras que hay que desenredar, y a ello se dedica el autor implacablemente. Al lector podrán acaso venírsele a la cabeza los nombres de otros críticos no mencionados como sobre todo Putnam, o el último Putnam, quien en ocasiones muestra inesperadas concomitancias con las posiciones materialistas.

En cuanto a la ética, la moral y la política, en la tercera parte el libro Carlos Madrid cierra su análisis de modo admirable, y aclara muchos equívocos habituales. En cualquier caso, la riqueza de los temas tratados y de las argumentaciones ofrecidas impiden, dentro de los límites razonables para un escrito como este, un comentario más detallado.

La coda “Transhumanismo, inteligencia artificial y biotecnología”, versión cercana del artículo del mismo título aparecido en la revista El Basilisco (número 59, 2023) se diría casi necesaria para completar el libro. Es en las páginas de esta donde la crítica toma como objetivo de forma más evidente algunas ideologías actuales. Hablar de transhumanismo nos sitúa en un marco para la discusión que puede ser muy fructífero, incluso para la reelaboración de toda la crítica de la inteligencia artificial. El movimiento transhumanista parecería movido por la necesidad de exaltar o denigrar al sujeto humano que conocemos, el homo sapiens de las sociedades políticas contemporáneas y eso se produce por varias vías, unas promisorias, otras apocalípticas, a veces mediante relatos que fantasean con sustitución de los humanos, a veces mediante relatos que hablan de su transformación o de un dudoso mejoramiento.

Es cierto que la idea de cuerpo ocupa un papel mucho más importante en el transhumanismo que en el campo de la mera inteligencia artificial. La lectura de esta excelente obra nos lleva a pensar que –sean cuáles sean las realidades tecnológicas y políticas que vayan surgiendo– la nematología de la inteligencia artificial va a ir incorporando progresivamente al cuerpo en sus desarrollos, pues eso hará que sus númenes sean más efectivos, más poderosos, aunque tal vez solo, como no se cansa de recalcar Carlos Madrid, como instrumentos de dominación de unos hombres sobre otros, o mejor de unas sociedades sobre otras.

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