El Catoblepas · número 210 · enero-marzo 2025 · página 19

Como me ves te verás
Iván Durán Sánchez
Sobre la película Pigmalión (1938). Un análisis del mito desde el Materialismo Filosófico
“Pygmalion” (Pigmalión) es una película británica de 1938, dirigida por Anthony Asquith y Leslie Howard. Está basada en la obra teatral homónima escrita por George Bernard Shaw en 1912. La historia trata sobre Henry Higgins, un profesor de fonética que apuesta con un colega que puede transformar a Eliza Doolittle, una florista de clase baja con un marcado acento, en una dama de la alta sociedad enseñándole a hablar y comportarse de manera refinada. La película es una comedia dramática que explora temas de clase social, identidad y el poder del lenguaje, además de tener una notoria presencia del romanticismo característico de las películas antiguas. Wendy Hiller interpreta a Eliza Doolittle y Leslie Howard, quien también dirige, interpreta a Henry Higgins. La obra de Shaw y su adaptación cinematográfica tuvieron un gran éxito, tanto que inspiraron más tarde el famoso musical "My Fair Lady", que también fue llevado al cine en 1964.
Esta obra cinematográfica fue muy bien recibida y ganó el premio Oscar a Mejor Guión Adaptado, además de recibir otras nominaciones importantes.
A nivel técnico, Pigmalión, nos ofrece una historia tan entrañable como inusual, con una puesta en escena bastante estética (a pesar de ser en blanco y negro); a pesar de esto, es una película que en ciertos momentos se puede hacer pesada por su lento trascurso. Cabe destacar que mientras las intenciones del profesor son únicamente académicas y las de Eliza son pragmáticas (ascender de clase social), paulatinamente se convertirá en una obra romántica. Aun no siendo el principal foco las relaciones amorosas entre los protagonistas, van adquiriendo notoriedad. Por mi parte, considero que esto debería ser un asunto más bien superfluo, ya que se debería haber centralizado aún más el argumento en el paralelismo entre la historia de la película y el fenómeno psicológico.
La película es una buena analogía con el efecto psicológico que le da nombre, el efecto Pigmalión. Este, también conocido como profecía autocumplida, es un fenómeno psicológico que se refiere a cómo las expectativas que tenemos sobre una persona pueden influir en su comportamiento y rendimiento. Este concepto proviene de un experimento educativo que demostró que cuando los maestros tenían expectativas altas sobre el rendimiento de ciertos alumnos, esos estudiantes tendían a rendir mejor, en parte debido al trato diferenciado que recibían.
El nombre proviene del mito griego de Pigmalión, un escultor que se enamoró de una estatua que había tallado, y que luego fue traída a la vida por la diosa Afrodita. De manera similar, las expectativas que se tienen sobre una persona pueden "dar forma" a su desempeño y resultados.
Desde el Materialismo Filosófico, el mito del Rey Pigmalión, en definitiva, es un mito claroscuro, pues aunque nos ofrece una enseñanza aplicable en la realidad, no deja de tener una parte más mística (oscurantista), que sería la transformación de la estatua en una persona (por obra divina). Sin embargo, la luminosidad de este relato es bastante difícil de extraer (ya sea por su tenebrosidad implícita), y hay que indagar de manera crítica en la esencia del mito para poder desenmascarar su condición oscurantista, es decir, lo que conocemos como actitud desmitificadora. La disciplina que se ha encargado de esto es la psicología positiva, que a través del uso del mito como alegoría para sintetizar un fenómeno psicológico, paralelamente ha desvelado la luminosidad del relato, que viene siendo la influencia de las expectativas en el comportamiento de una persona (el efecto Pigmalión de iure).
Representado en la película tenemos al profesor Higgins que hace uso de este efecto prometiéndole a Eliza que si tomaba sus clases la convertiría en mujer de la alta sociedad. Gracias a esta sugestión lograría su cometido. Sin embargo, al final de la película tras unas escenas sentimentales (que no aportan nada al argumento principal de la película) Eliza recupera momentáneamente su acento original, como si hubiera olvidado todo lo aprendido. Esta escena de muy corta duración nos transmite un curioso mensaje: aunque Eliza aprendiese modales y transformara su acento, además de cambiar hábitos y vestimenta (de clase alta) no dejará de ser una pobre florista con pésimo acento y escasa cultura. Dicho de otro modo, la apariencia de pertenecer a la clase alta no modifica la realidad (pertenecer a la clase baja). Es así como se ve representando el Efecto Pigmalión.
En definitiva, Pigmalión, es una película muy recomendada para aquel que quiera comprender el funcionamiento de la profecía autocumplida y de qué modo se manifiesta. La obra va dirigida para todo tipo de público, siendo esta fácil de comprender para aquellos que no tengan conocimientos de psicología previos.
Somos engañados por la apariencia de la verdad (Horacio)