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El Catoblepas · número 201 · octubre-diciembre 2022 · página 16
Libros

Crítica científica, sociológica y filosófica de la Cosmología

Carlos M. Madrid Casado

Sobre el libro Fundamental Ideas in Cosmology. Scientific, philosophical and sociological critical perspectives de Martín López Corredoira (IOP, Bristol 2022)

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El astrónomo Martín López Corredoira, perteneciente al Instituto de Astrofísica de Canarias, presenta en este libro, titulado Ideas fundamentales en Cosmología, un conjunto de posiciones científicas, filosóficas y sociológicas críticas con la cosmología actual. Frente al fundamentalismo científico que cree que la cosmología estándar nos ha desvelado, salvo pequeños retoques, cómo se originó el Universo y ha evolucionado hasta el presente, Corredoira se muestra cauteloso. Así, señala que resulta sorprendente que la edad del Universo sea estimada por los cosmólogos con una precisión mucho mayor que la edad de nuestro planeta (p. I-2), o que los Premios Nobel de Física de 2011 y 2019 hayan ido a parar a investigaciones relacionadas con la energía oscura, con las especulaciones metafísicas sin confirmar que arrastra (p. I-17). No en vano, cada vez se escuchan más voces autorizadas que hablan de “crisis en la cosmología” (a causa de la grave divergencia en las estimaciones de la constante de Hubble o la infalsabilidad de la cosmología inflacionaria). Además, recientemente, la física Sabine Hossenfelder se ha sumado a los que, como Lee Smolin, llevamos tiempo criticando que los físicos teóricos tienden a confundir las matemáticas con la realidad (Madrid Casado 2018, capítulos 20 y 21).

El escepticismo de Corredoira se apoya en argumentos científicos, sociológicos y filosóficos. Tres clases de razonamientos que delimitan las tres secciones que pueden distinguirse en la obra.

La sección científica es la más amplia y abarca los capítulos I-VII. Tras una introducción histórica, Corredoira repasa los pilares teóricos –la relatividad general– y observacionales –el corrimiento al rojo de las galaxias, la radiación de fondo de microondas, etc.– de la cosmología ‘de concordancia’ o ‘de consenso’ vigente.

A continuación, presenta varios ejemplos de cosmologías alternativas a la cosmología estándar: Universo no homogéneo, variaciones con el tiempo o la distancia de las constantes físicas (c, G, h…), modificaciones de la ley de gravitación (teoría MOND), la cosmología cíclica conforme de Penrose, la cosmología del estado cuasi-estacionario de Hoyle, Burbidge y Narlikar, la cosmología del plasma de Alfvén… Como no deja de reconocer el autor (p. II-16), estas cosmologías alternativas presentan problemas severos (véanse los cuadros al respecto en las páginas II-17 y II-18), quizá porque no han sido tan desarrolladas como la cosmología estándar. Pero ello no debería hacer que los cosmólogos las perdieran de vista. Especialmente cuando la cosmología estándar depende de la asunción de elementos tan exóticos como la inflación, la materia oscura y la energía oscura.

Con respecto a la teoría de la inflación, Corredoira recoge la reciente crítica de varios cosmólogos de prestigio (Iljas&al. 2017), siendo uno de ellos –Paul Steinhardt– impulsor de la cosmología inflacionaria en sus inicios. Estos cosmólogos señalan que la teoría de la inflación es tan flexible que puede ajustarse ad hoc a cualquier observación, de manera que la cosmología va camino de transformarse en una ciencia no empírica, al margen de la confirmación experimental. Por su parte, con respecto a la materia y la energía oscuras, el autor pone de relieve la inexistencia de buenos candidatos que certifiquen su realidad.

Corredoira recuerda cómo el corrimiento al rojo de las galaxias puede explicarse de forma alternativa –aunque no exenta de dificultades– sin recurrir a la teoría de la expansión (esto es, con la hipótesis de la luz cansada), pues la expansión del Universo no es un hecho directamente observable, como sabía el propio Hubble. Además, repasa la discusión de los corrimientos al rojo anómalos detectados por Halton Arp y otros astrónomos.

El mismo proceder sigue con la radiación de fondo de microondas, la abundancia de elementos ligeros o la formación de galaxias, donde tras recoger los problemas abiertos, recopila soluciones alternativas. Al hilo de la radiación cósmica, por ejemplo, Corredoira indica que la teoría del Big Bang nunca la predijo: las predicciones se movían en un rango entre los 5 K y los 50K, lejos de los 3 K observados (p. V-2).

En la sección sociológica (capítulo VIII y parte del IX), Corredoira pone el acento en el conocido efecto “bola de nieve”, por el que la cosmología dominante aglutina la mayor parte de recursos y eso provoca un círculo vicioso en el que esta cosmología cada vez acapara más financiación, investigación, telescopios, artículos, revistas, citas, conferencias y prestigio. Y así sucesivamente, en detrimento del pluralismo que aboga por desarrollar también cosmologías alternativas. Un pluralismo epistemológico que el autor prescribe a la cosmología, por cuanto la cosmología aceptada –a diferencia de otras ciencias– carece de una base sólida incontrovertible, dado que la cantidad de parámetros libres que contiene –y que Corredoira compara a los epiciclos ptolemaicos (p. VIII-6)– permite ajustar prácticamente cualquier observación. Además, subraya cómo las creencias culturales, políticas y religiosas contaminan la investigación cosmológica más que la de otras ciencias, recogiendo la comparación que el astrónomo suizo Bruno Binggeli hiciera en su libro Primum Mobile entre la cosmología moderna y la cosmología medieval plasmada en la Divina Comedia de Dante.

Por último, en la sección filosófica (capítulo X y parte del IX), Corredoira critica la “filosofía de la cosmología” anglosajona (p. IX-17), que por el peso de la tradición analítica tiende a engolfarse en cuestiones técnicas puntuales, descuidando los temas fundamentales. Corredoira, que se declara científico-filósofo, así como materialista, dentro de la tradición continental (p. xi), se pregunta si la cosmología es una ciencia o un mito, si una ciencia cosmológica es realmente posible. Tras hacerse eco de diversas posiciones al respecto (entre ellas, de aquello que solía decir Rutherford: “Que no pille a nadie hablando del Universo en mi departamento”), Corredoira expresa que no comparte nuestra crítica al mito del Cosmos (Madrid Casado 2018, capítulos 23 y 24). En la página X-5 resume nuestra tesis, pero aduce que es posible conocer el Universo parcialmente, a pesar de que a lo largo del libro deje constancia en numerosos pasajes –citando, por ejemplo, al astrónomo Mike Disney– de que resulta extraordinariamente optimista pensar que las ecuaciones del modelo cosmológico estándar puedan representar al Universo como un todo y no simplemente a una parte del Universo observable que nos rodea. Un mundo entorno que no tiene por qué ser representativo del Universo considerado globalmente, dado que la extrapolación de las leyes locales que la física y la astrofísica han determinado puede no ser válida. Desde nuestras coordenadas, podría decirse que Corredoira defiende un pluralismo epistemológico, pero no un pluralismo gnoseológico ni ontológico.

Ideas fundamentales en Cosmología concluye con una serie de prudentes consejos a los futuros cosmólogos (mente abierta, modestia, paciencia…) y con un aviso a navegantes: bien puede ser que conforme Occidente decline y nuevos Estados con diferentes culturas tomen el relevo, la investigación en cosmología reciba un soplo de aire fresco.

Referencias citadas

Iljas, A., Steinhardt, P. y Loeb, A. (2017): “Pop Goesthe Universe”, Scientific American, 316/2, 32-39.

Madrid Casado, Carlos M. (2018): Filosofía de la Cosmología, Pentalfa, Oviedo.


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