Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
Gustavo Bueno y Antonio Martínez Rodríguez, en los Encuentros de Filosofía, Oviedo, 2016.
Conocí a Gustavo Bueno en 1979 en clase en la Universidad de Oviedo. Allí siempre tuve la impresión estar ante un gigantesco torbellino de conocimientos. La tristeza por la muerte de Gustavo Bueno proviene de esta consideración.
En las conferencias Bueno modulaba perfectamente lo que quería expresar adaptándolo a las condiciones de su auditorio.
En las Teselas y en las lecciones de la Fundación, que se pueden ver en Nódulo TV en Youtube, Bueno se ciñe a los temas propuestos y va casi directo a ellos.
Leyendo sus libros y artículos se obtiene la impresión de que muchas cosas quedaron en el tintero por falta de espacio y a veces de tiempo.
Esta impresión muy amplificada es la que se tenía en las clases de Bueno. Clases sugerentes y densísimas. Resultaba muy claro que todos los análisis que en ellas hacía podían haber sido mucho más amplios pero los cursos académicos corrían, desapareciendo, mientras que Bueno necesitaba que el tiempo se multiplicase, aunque eso, claro, no podía ser. Creo que en clase Bueno es donde impartía la mayor cantidad de conocimientos y donde los análisis eran más extensos, pero siempre faltaba más y más tiempo para llegar a más conocimientos y análisis.
Esta impresión siempre se tiene, en una medida u otra, leyendo sus obras o viendo sus vídeos.
Sé que el individuo y la persona son cosas distintas, pero en el caso de Bueno el ser humano es insustituible. Sólo él era capaz de hacer análisis filosóficos tan certeros y tan centrales para su sistema filosófico. Es cierto que con su sistema se pueden aprender excelentes métodos de análisis de la realidad, aunque su personal punto de vista siempre era, digamos, el que situaba los problemas más certeramente.
Esto es lo que hemos perdido. Esto es causa de enorme tristeza porque no ha tenido todo el tiempo necesario para enseñar todo lo que él sabía, que era muchísimo.
Gustavo Bueno individuo no sé hasta qué punto es separable de Gustavo Bueno persona y esto alimenta enormemente la tristeza, porque se ha ido un Sabio, con mayúsculas, sin poder dejarnos toda su sabiduría.
Algunos de los que hemos asistido a sus clases es probable, como quien esto escribe, que le estemos sincera y profundamente agradecidos por haber compartido parte de sus conocimientos con nosotros.
Quedan sus obras para todos, hayan asistido a sus clases o no, para aprender de ellas todo lo posible. Espero que a muchos les sirvan y extraigan de ellas el mayor provecho.