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El Catoblepas, número 174, agosto 2016
  El Catoblepasnúmero 174 • agosto 2016 • página 39
Artículos

Gustavo Bueno, el filósofo del siglo

José Luis Pozo Fajarnés

El autor realiza una síntesis sobre las tareas que esperan a los materialistas filosóficos tras la muerte del maestro

Gustavo Bueno y José Luis Pozo Fajarnés[Gustavo Bueno y José Luis Pozo Fajarnés]

El día 8 de agosto, alrededor de las cinco y media de la tarde, Gustavo Bueno Sánchez nos estaba dirigiendo la palabra en el salón de plenos del Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada. Un salón de plenos totalmente abarrotado, y en el que, desde la una de la tarde, habíamos podido velar el cuerpo del filósofo Gustavo Bueno, «el filósofo del siglo», tal y como lo denominó Tomás García López ese mismo día, en un discurso posterior.

En su discurso, Bueno Sánchez señalaba que Bueno era el fundador del sistema que ha venido en llamarse «materialismo filosófico» y que, a partir de la fecha en la que hablaba, ya estábamos en un «después», pues el «antes» había sido hasta que el artífice principal había permanecido vivo. Este «después» es el periodo en el que el sistema, «huérfano de su fundador», sigue, y debe seguir, tan vivo y potente como lo estaba en el «antes». Algunos de los que debemos desarrollar esta tarea estábamos allí presentes, y teníamos muy clara esa responsabilidad adquirida.

El día anterior al fallecimiento de Bueno estaba en Talavera de la Reina, viendo los primeros minutos de uno de los múltiples vídeos en los que aparece Gustavo Bueno, y que pueden accederse a ellos sin dificultad alguna, pues están colgados en Internet por obra y gracia de la Fundación que lleva su nombre. En esa grabación, Bueno daba precisas contestaciones a una serie de preguntas relativas al texto El mito de la derecha. Lo estaba escuchando por causa de uno de mis intereses actuales: estaba recopilando datos sobre la crítica materialista a la idea de liberalismo. Cuando terminé de ver el vídeo, pasados unos días, estaba ya inmerso en un tiempo diferente, el del «después» expresado por Bueno Sánchez. Ya no era como había sido siempre, que escuchabas o leías a Bueno sabiendo que estaba en Oviedo o en Santo Domingo de la Calzada, o donde su actividad crítica le hubiera llevado en un momento determinado. Bueno ya no estaba. Todos los que estábamos el 8 de agosto de 2016 en el cementerio de Santo Domingo de la Calzada vimos como desaparecía su féretro, con él dentro, al ser introducido en el panteón familiar.

Respecto de la grabación que estaba viendo y escuchando, quiero incidir en una importante cuestión que Bueno se preocupa por aclarar, y que coincide que Bueno Sánchez también la trató -no en sentido literal, pues uno y otro se referían a problemas diferentes- cuando nos dirigió aquellas palabras a todos los que acompañábamos el cuerpo sin vida de nuestro querido maestro. Nos decía a que se da un «dualismo maniqueo» al hablar de las distintas ceremonias, pues se asevera que existe, por un lado, lo religioso y, por contraposición a ello, lo civil. Abundando en que semejante dualidad es un error de perspectiva, derivado de lo que expresó San Agustín en su texto De civitate dei. No solo hay esas dos posibilidades, sino más. La ceremonia que se estaba dando en ese momento no era religiosa, pero no por ello civil, sino algo diferente, era una ceremonia institucional y familiar. El dualismo quedaba destruido con la explicación dada por Bueno Sánchez, el discurso fue un claro ejemplo de puesta en práctica del materialismo filosófico, un claro ejemplo de destrucción de ideas oscuras, que parecen querer decirlo todo y no dicen nada.

En el vídeo que estaba viendo, Bueno incide en otro dualismo maniqueo, el que lleva a afirmar erróneamente que existan la derecha y la izquierda políticas, contrapuestas entre sí. Bueno destruye el dualismo, haciendo referencia a lo que había escrito tanto en su libro El mito de la derecha, como en el de unos años antes, El mito de la izquierda. En ambas obras, Bueno clarifica cada una de esas dos ideas, mediante una amplia clasificación que abarcaba a todas las izquierdas y derechas que se habían dado históricamente. Que el materialismo filosófico permita sacar a la luz estas ideas-fuerza para demolerlas no implica que los que están inmersos en ellas se percaten de la crítica. Es más, esas ideas son tan potentes que los que las usan habitualmente no son capaces, de alejarse de su poder de atracción, es más, podemos afirmar que tampoco lo intentan, pues están absolutamente convencidos de su realidad. Pese a ello, los que estamos en la tarea encomendada por Bueno Sánchez, que no es otra sino la de desarrollar en la práctica el materialismo filosófico, seguiremos destruyendo esas perniciosas filosofías, esos modos de ver el mundo que emborronan la razón.

Esa es la tarea que Bueno Sánchez señaló para todos nosotros, diciendo claramente que ya no iba a ser como antes, que la figura sin la cual el sistema nunca hubiera visto la luz, ya no estaba entre nosotros, escuchándonos y leyéndonos, para hacer sus finas, punzantes y acertadas puntualizaciones a nuestros trabajos.

Todos los que nos consideramos discípulos de Gustavo Bueno sabemos que nadie podrá ocupar el vacío que ha dejado. Pero ello no puede ser óbice para que continuemos pensando contra otros, para seguir desarrollando el sistema que él inauguró.

En Talavera de la Reina, a 20 de agosto de 2016

 

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