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El Catoblepas, número 104, octubre 2010
  El Catoblepasnúmero 104 • octubre 2010 • página 5
Voz judía también hay

El bardo hebreo en su centenario

Gustavo D. Perednik

A un siglo del nacimiento de Natán Alterman

Natán Alterman 1910-1970Natán Alterman 1910-1970

No abundan los poetas que, cuatro décadas después de su muerte, logran convocar tertulias, festivales musicales, seminarios y reediciones. El caso del israelí Natán Alterman destaca por la vigencia de su popularidad, puesta especialmente de manifiesto durante este año, el del centenario de su nacimiento.

«Un poeta en su ciudad» fue el título de la exhibición en su homenaje, inaugurada en febrero en Tel Aviv, en el Museo de la Tierra de Israel. La muestra desgrana la biografía de Alterman y su obra, que incluyó tanto la traducción al hebreo de clásicos (Shakespeare, Molière, Racine, y voces de las literaturas ídish y rusa); así como valientes columnas en los principales diarios hebreos, y obras de teatro.

Precisamente, como parte de la conmemoración, el mes pasado se puso en escena, bajo la batuta de Roni Porat, una versión operística del primer drama de Alterman: La hostería de los espíritus. Se trata de una tragedia mística sobre un aldeano de nombre Hananel, quien abandona a su esposa Nomi para cumplir con su sueño de ser violinista. La abnegada Nomi le hace prometer que regresará a su humilde hogar después de doce años, durante los cuales ella deberá padecer constante humillación y maltratos a fin de enviar dineros a su amado que cumple con su vocación musical.

En el momento del desganado retorno de Hananel a su mujer, se entremezclan en una tétrica hostería los espíritus de su empresario teatral, de un mendigo, de su mujer y de la muerte, en diálogos que dejan como moraleja una exaltación de la heroína y de su devoción.

Con todo, estas creaciones fueron meramente el condimento de la memorable producción de Natán Alterman, el poeta excelso del moderno Israel, y uno de los grandes forjadores de la identidad del país. David Ben-Gurión solía llamarlo «la conciencia de la nación».

Cafe de la Bohemia, en Tel Aviv

Nacido en 1910 en Varsovia, en un hogar amante de la literatura, Alterman se radicó en su adolescencia en Tel Aviv; aquí transcurrió una buena parte de su vida, en los cafés donde se daba cita la bohemia hebrea previa a la Segunda Guerra Mundial.

Las dos principales tabernas anfitrionas fueron «Sheleg ha’Levanon» (nieve del Líbano) y «Kassit» (coral). Desde 1926, se reunía en la primera de ellos el grupo literario «Iajdav» (juntos), y una década después el epicentro de los artistas pasó a «Kassit», frecuentado por el novelista Moshe Shamir, la actriz Jana Rovina, el escritor comunista Alexander Pen, los pintores Yosef Zaritzky y Moshé Bernstein, y los poetas Haim Guri, Leah Goldberg, Abraham Shlonsky y Natán Alterman. Cuando este murió, casi medio siglo después de constituido el grupo, el mítico bar cerró por dos horas en señal de duelo.

En su estilo, e grupo «Iajdav» se sentía parte del modernismo europeo; criticaba a los clásicos de la poesía hebrea de la generación previa, como Jaim Najman Bialik y Saúl Tchernijovsky, a quienes les atribuía aferrarse a métrica y rima rígidas y a un lenguaje debilitado por lo arcaico.

Hacia 1933 se abocaron a publicar en la revista «Turím» (columnas) y a editar sus propios libros. Uno de los que más caracterizó al grupo fue el primer poemario de Alterman: «Kojabim Ba’Jutz» (estrellas afuera, 1938), cuyo neorromanticismo y virtuosismo métrico determinaron una línea por la que trajinaría siempre.

El libro abre con uno de sus poemas más conocidos, «Od jozer ha’nigún» (La melodía aún retorna), en el que pueden sentirse ecos de Antonio Machado. El caminante sale al encuentro de la naturaleza:

Torna la armonía que has dejado en vano
y se abre extendida la senda delante
una nube en su cielo, y un árbol
llovido; te aguardan a ti, caminante.

La imagen del poeta errabundo, del caminante, se reitera en Alterman, así como su asombro animista ante los diversos elementos que el mundo abierto va deparando a su huésped.

Junto con esta faceta lírica, la poesía de Alterman dio forma a una creación eminentemente nacional judeo-israelí. Dicha versatilidad es una causa posible de su perenne validez. Hace un lustro, el diario más popular de Israel llevó a cabo una encuesta para proclamar al poeta más querido del país. Más de diez mil lectores intervinieron y generaron una nómina de cien creadores, encabezada por Natán Alterman.

Cafe Kassit, en Tel Aviv

Su poesía patriótica

Vayan algunos ejemplos de su poesía nacional, muy conocidos en Israel, escritos entre 1935 y 1948, cada uno de ellos en años representativos de significativas etapas de la historia judía.

En 1935, en el bar «Kassit», la cineasta Margot Klausner anunció la producción de un filme titulado «Hacia una nueva vida», que tenía como propósito alentar a la juventud judía atrapada en la Europa volcánica para que asumiera su laborioso destino en Israel.

Parte del film se filmó en el kibutz Guivat Brener, y se le encomendó a Alterman una letra apropiada para la melodía. Así nació «Shir Ha’Emek» (el cántico del valle).

El labrador calma siente
y descansa el fatigado:
la noche exangüe desciende
al valle Izreel y el campo.
….
duerme, gloriosa tierra
que te protegeremos…

seas alabada, libre del mal
desde Bet Alfa a Nahalal.

Las dos localidades geográficas del final, se reiteran en el último verso de cada estrofa. Son dos granjas colectivas fundadas en 1921, separadas por menos de treinta kilómetros en Izreel, el valle septentrional celosamente arado y amparado por los cultivadores hebreos.

El libro siguiente de Alterman es considerado su obra maestra: «Simjat Aniím» (La alegría de los pobres, 1941). Consta de treinta y un poemas interconectados, en los que, en una especie de reverso del mito de Orfeo y Eurídice, un hombre muerto se dirige a su amada viva para protegerla de la guerra y del dolor. El poema trasunta suspenso y frustración, y bien puede simbolizar el mundo que se desvanecía ante los ojos del poeta. Durante el Holocausto publicó «Shirei Makot Mitzraim» (poemas de las plagas de Egipto) donde el motivo bíblico es utilizado para recorrer el sufrimiento de un padre con su hijo.

De sus poemas referidos a la Shoá, el más airado fue «Mikol Ha’amim» (De entre los pueblos, 1942) en el que agradece sarcásticamente por «la elección divina a los judíos… para ser llevados a los hornos crematorios». Termina fulminantemente demandando la vida de esos niños asesinados a «las manos de los asesinos y de los silentes, juntos».

Otro poema de resonancias históricas es «Kalaniot» (anémonas) escrito originalmente como un canto bucólico de amor por el valle y su vegetación, pero su destino fue hacerse popular en los días de la rebelión judía contra el imperio británico.

Describe a una niña que recoge anémonas en un valle y las lleva en su canasta a su madre; y una generación después hace lo propio con su amado, y más tarde recibe ella las anémonas de manos de su nieta, con lágrimas de nostalgia.

Ahora bien: los soldados británicos que se instalaron en septiembre de 1945 en Palestina para reprimir la lucha independentista hebrea (la Sexta División, comandada por Louis Bols) portaban boinas púrpuras y por lo tanto eran llamados «anémonas». Por ello, la canción de Alterman terminó usándose como señal a los combatientes hebreos para alertarlos de la cercanía de los soldados imperiales.

Esa melodía lanzó a la fama a la cantante Shoshana Demari, y el compositor de la misma siguió musicalizando las canciones de la Demari durante toda su carrera.

A la sazón, Alterman complementaba sus poemas con columnas periodísticas en las que censuraba al Mandato británico.

Cuando ya habían caído decenas de Israelíes en la Guerra de Independencia, escribió otro de sus poemas más insignes: «Magash Ha’Kesef» (Bandeja de plata, fines de 1947), en el que un joven y una doncella no despiertan gratitud pese a que han servido «en bandeja de plata» el Estado renacido a las nuevas generaciones de israelitas.

Alterman activó toda su vida en el sionismo laborista, y después de la Guerra de los Seis Días (1967) fue uno de los referentes del Movimiento por la Tierra de Israel Histórica, que bregaba por enfatizar el derecho histórico del pueblo judío a su tierra ancestral.

Vasta e intensa es la obra altermaniana. Le valió el Premio Israel de poesía en 1968, y el epíteto de «Natán el sabio» (eco de la célebre obra de Gotthold Lessing de 1779).

A su camada literaria le tocó el turno de ser criticada por la siguiente generación de poetas israelíes, nucleados en el grupo «Likrat» (hacia) de mediados del siglo pasado. El manifiesto de los nuevos fue un artículo de Natán Zaj titulado «Meditaciones sobre la poética de Alterman» (1959) en el que se atribuye a los veteranos de «Iajdav» una lírica sentimentalista carente de profundidad, y una rima y métrica arcaicas. Los más jóvenes escribían en rima libre y en idioma cotidiano, y el ciclo de las anémonas recomenzaba en la poesía.

 

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