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El Catoblepas, número 71, enero 2008
  El Catoblepasnúmero 71 • enero 2008 • página 6
Desde mi atalaya

China como potencia económica

José María Laso Prieto

Sobre el asombroso desarrollo de la economía de la República Popular China

China comunista vende lo que el capitalismo compra

Hace aproximadamente doce años, ya desaparecida la Unión Soviética, Mijail Gorbachov se desplazó a Oviedo para desarrollar una conferencia. El director del diario La Nueva España me invitó a comer con el expresidente soviético y otras doce personalidades más. Aproveché la oportunidad para critica públicamente a Gorbachov, precisando que si había sido un buen táctico, para alcanzar algunas victorias parciales, era obligado señalar que había sido un mal estratega, ya que al final perdió la batalla decisiva.

En su autocrítica, Gorbachov admitió que al tratar de realizar todas las batallas a la vez –como había sido su caso– había fracasado rotundamente, mientras que los comunistas chinos habían acertado al realizar primero una sola reforma: la económica. Es obvio que el tránsito del subjetivismo de Mao Tse Tung al objetivismo de Ten Siao Ping, ha supuesto un verdadero salto cualitativo en el crecimiento de la República Popular China. A ello ha contribuido mucho la creación de las regiones económicas especiales próximas a la costa.

Con una media de crecimiento próxima al 10% anual, China se convertirá en pocas décadas en la primera potencia económica mundial. China logró en agosto de 2007, por primera vez, exportar más que cualquier otro país del mundo, según datos de la Organización Mundial de Comercio OMC. En agosto, China exportó 110.000 millones de dólares (78.540 millones de euros) mientras que Alemania, tradicional primer país exportador, vendió 105.000 millones de dólares.

Aunque es la primera vez que los chinos superan a los alemanes, a principios de año el gigante asiático ya aventajó a los Estados Unidos, y se colocó como el segundo país más exportador. El crecimiento económico es considerable, dado que en agosto de 2006 los chinos exportaron 72.000 millones de dólares. Mientras que los alemanes alcanzaron 89.000 millones de dólares. Esta situación se mantuvo en los ocho primeros meses, con los germanos como líderes mundiales, con ventas acumuladas de 852.000 millones de dólares.

Este asombroso crecimiento económico de China ha elevado mucho su renta per capita, proporcionando a la población de la República Popular China un mayor bienestar. Los dirigentes comunistas chinos sostienen que tal desarrollo se debe a que aplican el modelo chino de desarrollo del socialismo, el cual, como sostuvieron los clásicos del marxismo, no es incompatible con una economía de mercado, mientras ésta sea controlada por el Estado.

No obstante es evidente que tal desarrollo ha incrementado mucho las desigualdades sociales, sobre todo en detrimento del nivel de vida de los campesinos. Por ello es muy de valorar que en el reciente Congreso del Partido Comunista Chino, se haya trazado como tarea fundamental poner fin a tales desigualdades. Esta, y otras reformas globales en beneficio de la población china, van a ser ahora prioritarias. La próxima celebración en Pequín de los Juegos Olímpicos, serán la mejor expresión de los grandes resultados obtenidos por los casi cien millones de militantes comunistas chinos.

Las grandes ciudades chinas, como Shangai y Pequín, van a ser completamente renovadas, con edificios modernos que pondrán fin a los slums (tugurios), donde hasta hace poco malvivía la gran población china. Quienes visiten este año tales ciudades no las van a reconocer, pues superarán las urbes capitalistas más desarrolladas, por su desarrollo y magnificencia. Todo ello demuestra que hay varias opciones diferentes a las que ofrece el desarrollo capitalista tradicional.

El documento finalmente aprobado en el XVII Congreso del Partido Comunista Chino plantea la consigna de mantener altos los ideales del socialismo y pasa revista tanto a los logros como a los problemas que subsisten en la China actual, señalando finalmente las metas que el PCCh pretende para los próximos cinco años. Según el texto de 75 páginas, desde el XVI Congreso de 2002, la economía china ha crecido a un promedio del 10% anual y se han profundizado en el fortalecimiento del Partido, en su capacidad de gobernar y en su carácter de vanguardia.

El Partido Comunista Chino cuenta ya con 73 millones de miembros, y se plantea acelerar el desarrollo de actividades de actualidad social para elevar la calidad de vida del pueblo y el número de puestos de trabajo. El mismo dirigente chino, Hu Jintao, ha dejado claro que la reforma continuará en el próximo lustro en el gigante asiático, pero siempre aplicando el marxismo con peculiaridades chinas. Según manifestó el dirigente chino, aplicando su modelo, los comunistas y el pueblo lograrán la plena política democrática socialista, con absoluta confianza en el marxismo y afianzando la unidad de todos los chinos tanto de dentro como de fuera del país. Añadió que la esencia de la política democrática socialista, con absoluta confianza en el marxismo, es que el pueblo sea dueño del país y «la democracia popular es la vida misma del socialismo». La participación de la población china en el proceso democrático socialista de toma de decisiones, es posible, destacó, «pues es necesario escuchar opiniones para elaborar leyes, reglamentos y políticas, estrechamente vinculadas con los intereses de las masas.»

La reestructuración política, como elemento del proceso general de reforma, ha de ser profundizada en paralelo al proceso económico y social, y cuanto más se desarrolle el socialismo, más se desarrollará la democracia, insistió Hu en su informe al Congreso. Para el PCCh, el socialismo con características chinas supone aplicar el marxismo, situando la economía en el centro, desarrollando las fuerzas productivas, la economía de mercado, la democracia y cultura socialista y una sociedad armoniosa. El objetivo es construir una sociedad moderadamente próspera para el año 2020, cuadruplicando el producto interior bruto PIB per capita respecto al año 2000, avanzando en la separación entre la administración gubernamental y gestión empresarial, fortaleciendo la aplicación de la ley y reduciendo la intervención oficial en la microeconomía.

Ante los cientos de delegados comunistas reunidos en el gran Palacio del Pueblo, llegados desde los cuatro puntos del país, el secretario general de la formación política y presidente del país, calificó los cinco años que lleva en el poder de «extraordinarios». Bajo la guía del PCCh se crearon nuevas perspectivas para la causa socialista, con peculiaridades chinas, con un aumento medio anual de más de un 10% el PIB, y progreso en la democracia y en el sistema legal, puntualizó. Sin embargo, recordó que «debemos ser conscientes de que todavía existe una distancia nada desdeñable entre nuestro trabajo y las expectativas del pueblo y de que aún afrontamos muchas dificultades y problemas. El precio del crecimiento en recursos naturales y medio ambiente; el desequilibrio en el desarrollo urbano y rural, y entre las regiones; la dificultad para aumentar los ingresos del campesinado; empleo, seguridad social, educación, sanidad, vivienda, labor judicial y orden público, son algunas de esas dificultades. También lo son, concluyó, la falta de fortaleza en formación ideológica y moral, la adaptación insuficiente del PCCh a nuevas tareas de gobierno, la debilidad en organizaciones de base, el exceso de burocracia y los graves casos de ostentación, derroche y corrupción.

 

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