Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 31 • septiembre 2004 • página 7
En el tercer aniversario de los atentados terroristas acaecidos en la mañana del 11 de septiembre de 2001, ofrecemos aquí once bloques de testimonios escritos y gráficos en señal de evocación y de homenaje a las víctimas y deudos del día de la vesania. Para recordar, en fin, con quienes nos las tenemos que ver y para seguir adelante
1
«Nueva York, la cosmopolita, la ciudad más ciudad de todas las ciudades, ha pagado por todas las demás.»
André Glucksmann, Dostoievski en Manhattan,
Taurus, Madrid 2002, pág. 38.
2
«Pero en la línea crítica, muy aplaudida, Held vino a recordar que 3.000 personas murieron el 11-S, pero que cada día 35.000 mueren de hambre, miseria y pandemias.»
Intervención de David Held, catedrático de la London School of Economics
y uno de los impulsores de la denominada «socialdemocracia global»,
en el Foro Económico Mundial de Davos 2004; en El País, 24/1/2004.
3
«El miedo ante una evolución de este tipo está mucho más extendido entre los estadounidenses como yo que entre los europeos, porque sólo en Estados Unidos el Gobierno ha afirmado que nos encontramos en un estado de guerra prolongado. El ensayista Christopher ya bromeó acerca de que la izquierda estadounidense le tiene más miedo al ministro de Justicia John Ashcroft que al mismísimo Osama Bin Laden. En efecto, yo pertenezco a ese tipo de hombres en los que estaba pensando Hitchens. El 11 de septiembre de 2001, mi primer pensamiento fue que "el Gobierno de Bush se iba a aprovechar del incendio del Reichstag"»
Richard Rorty, «Fundamentalismo: enemigo a la vista»,
El País, 29/3/2004 (la cursiva es mía).
4
«Los Estados Unidos han sido objeto del terrorismo islámico desde 1983, en Beirut; pero, han tardado demasiado, 20 años, en asumir que estaban en guerra.»
Michael Ignatieff, La Entrevista
con Ramiro Villapadierna, ABC, 30/11/2003.
5
«Cuando se produjeron los atentados del 11-S en Nueva York y Washington, mucha gente quiso ver en aquella tragedia un castigo por los muchos errores cometidos por los gobiernos americanos en el mundo. Cuando hemos sufrido en nuestras propias carnes la brutalidad del terrorismo el pasado 11 de marzo, también ha habido quien ha pensado y dicho que era el castigo que se le imponía al pueblo español por haber participado en la guerra de Irak.»
Rafael L. Bardají, «11-M: ni crimen ni castigo»,
ABC, 29/3/2004.
6
«Así, el odio a los americanos llega a veces hasta el punto en que se transforma en odio a nosotros mismos.»
Jean-François Revel, La obsesión antiamericana. Dinámica,
causas e incongruencias, Urano, Barcelona 2003, pág. 167.
7
«El 11-S nos enseñó que no puedes limitarte a relajarte, deshacerte de unos pocos dictadores en Oriente Medio y esperar que todo vaya bien. Bush reaccionó a esos atentados de una manera que no gustó a la izquierda europea y ésta tuvo que buscar un chivo expiatorio de todo esto: inventaron una conspiración neoconservadora que había conquistado la mente de George W. Bush y capturado al alma de su Administración. Esto surge de un gran desprecio por Bush, un desprecio estúpido. Creen que Bush es tonto, un simple, con un clan detrás del escenario moviendo los hilos.»
William Bristol, La Entrevista
con Ramón Pérez-Maura, ABC, 23/11/2004.
8
«Imagínese una multitud de hombres encadenados, todos ellos condenados a muerte, varios de los cuales son degollados a diario a la vista de los demás, mientras los que quedan ven su propia condición en la de sus semejantes, y, contemplándose unos a otros con dolor y sin esperanza, esperan su turno.»
Blas Pascal, Pensées, § 405.
9
«Cuando hoy nos impacientamos en Irak quizá sea bueno recordar que la ocupación de Alemania duró cuatro años, la de Japón siete y en Bosnia y Kosovo dura ya nueve y cinco años, respectivamente.»
Emilio Lamo de Espinosa, «Esos grandes cementerios bajo la luna»,
La Tercera de ABC, 6/6/2004.
10
«Nacidos el 11 de septiembre; curtidos en la "zona cero"; dispuestos todos a mirar al enemigo cara a cara.
»No es cuestión de preferencias subjetivas, tan respetables como irrelevantes. El eje geoestratégico se desplaza sin remedio. Estados Unidos es ahora la "isla del mundo". Aunque vuelva al aislacionismo, ahora se va a llamar "centralidad". Hablamos, no se olvide, de una talasocracia, adaptada -cómo no- a los avances tecnológicos. Hacia el este, el Pacífico inmenso. Aparece allí Japón, cabeza de puente, protagonista del rapto de Europa según la tesis luminosa del maestro Díez del Corral. Caerá seguro Corea; es cuestión de poco tiempo. China es el objetivo político y económico. Australia y su entorno son países de confianza. Hacia el oeste, el Atlántico desdibujado. Aquí, el Reino Unido (otro imperio viejo y sabio) juega el mismo papel de Japón. Europa continental es la periferia. Si el eje franco-alemán se muestra esquivo, no faltarán buenos socios en las orillas de Rusia, entre los hielos del Báltico y los vientos del Mediterráneo... Estas son más allá del plazo corto, las grandes líneas del nuevo orden mundial.»
Benigno Pendás, «Irak, España Occidente»,
La Tercera de ABC, 22/2/2003.
11
«Torres de luz, espíritu de torre, ah ese doble milagro del poeta, donde hubiera oficinas y retretes, ahora hay dos puras fuentes de memoria, memoria de las Torres de Manhattan, donde hubiera escaleras, calendarios, ahora la nada, la inspirada nada, la nada musical, la luna, la noche. Manhattan, doble fuente de belleza, inspiración, poder del hombre blanco, la luz, aparición de cada noche que el hombre, sin romperla ni mancharla, verá como oración rectangular al sur de una ciudad toda milagro, capaz de reinventar la geometría.
Ustedes disimulen, pero lo diré con Apollinaire: "El otoño es mi estación mental."»
Francisco Umbral, «Torres de luz»,
El Mundo, 1/11/2001.