Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas • número 26 • abril 2004 • página 18
Conferencia inaugural de las sesiones celebradas en La Habana en febrero de 2004 sobre estos temas, organizadas por el Centro de Estudios Martianos
A mis estudiantes por sus provocaciones y sus dudas
El presente trabajo es el texto de la conferencia inaugural del Evento del mismo título que sesionó los días 17 y 18 de febrero del 2004 en el Centro de Estudios Martianos, bajo la convocatoria hecha por el Grupo de Reflexión y Solidaridad «Oscar Arnulfo Romero», con el propósito ecuménico de repensar nuestras realidades y adelantar alternativas cada vez más humanas, progresistas y desenajenadoras en una perspectiva de liberación. El contenido íntegro del taller, incluyendo las ponencias y el debate que suscitaron, forman parte de un libro en proceso editorial.
Estamos hoy convocados a pensar a contracorriente, a plantar cara a las amenazas de los pensamientos (y enfatizo el plural) únicos, esos que asumiendo diversos disfraces históricos (desde el escolasticismo hasta los totalitarismos modernos) hacen de la de la intolerancia su insignia, apostando por la supresión de las conquistas civilizatorias en los terrenos de la libertad, el respeto a la diversidad, y la esperanza en el mejoramiento humano. Por eso las ideas vertidas en este ensayo proponen volver una vez más a esa dimensión de la cual brotaron: la de los espacios, siempre polémicos, de la reflexión colectiva sobre la emancipación en los predios de nuestra nación. Muchos y muy diversos son los móviles que motivan mis visiones: el creciente y prometedor fortalecimiento del movimiento progresista global con su expresión emblemática en el Foro Social Mundial (FSM), las importantes movilizaciones de rechazo a la guerra de Iraq y en general a la política belicista de la actual administración estadounidense, los sucesos acaecidos en Cuba en la primavera pasada, su repercusión en momentos de persistentes amenazas imperialistas, así como la tardía y aun escasa vinculación con el FSM. La simple enumeración de estos asuntos, (cuya diversidad parece abrumarnos) podría inducir a la confusión de creer que se trata de fenómenos con escasa o ninguna conexión, cuando para el cubano de izquierdas significan coordenadas imprescindibles para repensar sobre un grupo de asuntos que le implican. íntima y cotidianamente. Su papel de la sociedad anticapitalista en que vive, los destinos posibles (no inevitables) de la misma, y los retos que encara son, entre otros, algunos de esos desafíos
Desde ese punto quiero comenzar mis reflexiones presentando varias tesis que, a modo de hilo conductor, sirvan para desplegar argumentos con los cuales intentare responder al enunciado que encabezan estas líneas. Esto es cuales son los desafíos de un pensamiento emancipador, y por tanto de izquierdas, creativo y plural, dentro de la Cuba actual y cual es su lugar en la lucha global anticapitalista. Por supuesto, resulta obvio que no pretendo dar recetas acabadas y universales, más propias de aquellos pensamientos a los cuales decimos combatir. A tenor con lo expuesto las tesis serían:
I. La relacion entre el movimiento antiglobalizacion y el estado nacion cubano no es un nexo entre entidades afines o correspondientes, sino entre aliados que coinciden en objetivos estratégicos pero difieren en sus respectivas estructuras, métodos y patrones ideológicos.
II. Los retos de la intelectualidad progresista y en general de todas las fuerzas de izquierda dentro de Cuba son complejos porque se insertan en una lógica de doble dimensionalidad al tributar a la lucha global, estratégica, anticapitalista pero desde las experiencias directas del contexto nacional donde ser de izquierda precisa enfrentamiento militante al pensamiento y praxis dogmático burocráticos.
III. El pensamiento emancipador cubano tiene que responder a los nuevos desafíos sociales incorporando aquellos retos emancipatorios (género y orientación sexual, culturales, ecológicos, generacionales) que pueden tributar a la reproducción del proyecto socialista y lograr mayor identificación y armonía con las experiencias de los movimientos internacionales.
A continuación paso a desplegar los «titulares» antes expuestos, consciente que al abarcar visiones totalizadoras y presentar nexos fundamentales (todo ello desde mi propia subjetividad) queda abierto un amplio espectro de «ventanas» que necesitan ser desarrollados, sometidos a debate y, seguramente, cuestionados por múltiples disciplinas particulares. De cualquier forma prevengo al lector de la intencionalidad consciente del texto que le presento, con la esperanza de que contribuya a enmendar la carencia de investigaciones macro-prospectivas que sufre las ciencias sociales cubanas.
I. Primeramente nos acercaremos a la relación entre el estado cubanos y el movimiento anti-globalizacion capitalista, desde el reconocimiento de sus particulares diferencias El movimiento, desde su plural composición, es un ente dinámico y descentralizado, dotado de mayor movilidad, escasa sujeción a espacios territoriales y patrones ideologicos monoliticos, alcanzando dimensiones universales que le permiten, potencialmente, disponer de mayores recursos para articular los procesos de resistencias y transformaciones planetarios. Su espacio emblemático lo constituye el Foro Social Mundial, evento internacional que, en sus tres 1ras ediciones fue organizado el Comite Organizador (Consejo Internacional) con apoyo de las autoridades del estado de Rio Grande do Sul, la prefectura de P Alegre y Petrobras. (Boletin de Programacion # 1, Foro Social Mundial, Porto Alegre, 2003 )
Por supuesto que ello depende del predominio que alcancen fuerzas más o menos radicales, aquellas dispuestas a romper la lógica del sistema mundo capitalista o, por otro lado, las interesadas en cooptar el movimiento en su conjunto encauzandolo hacia la contemporización con formas más «humanas» de capitalismo. Aun desde este estado de actual incertidumbre sobre su devenir, lo que es evidente es el consenso extendido sobre varios ejes como son la renuncia a los modelos y experiencias de inspiracion sovietica («Ignacio Ramonet habla para Granma», Granma, 5 de agosto del 2002), el fomento de la participación democrática de los sujetos, evitando las estructuras de dominación burocráticas y el fundamentalismo del mercado la necesidad de reconocer y respetar la pluralidad.{1} No voy a extenderme sobre este particular que ha sido exhaustivamente abordado por otros investigadores.
En cambio Cuba, como estado nación, es una entidad geopolitica y juridica internacional, con reconocimiento y responsabilidades ante la comunidad de naciones, que precisa de un marco de estabilidad para la sobrevivencia y reproducción de las condiciones de vida de sus ciudadanos. Ello no es malo ni bueno, simplemente es una realidad, y la activa y exitosa política internacionalista cubana, sustentada en principios firmemente enarbolados por 45 años, solo ha logrado limitar esta situación que no puede ser eliminada por la naturaleza objetiva de sus condicionamientos. Así cuando cualquier estado (incluso el más progresista) al estar encerrado en los marcos de su experiencia nacional, cumple con los requerimientos de seguridad nacional, acumulacion e inversión económicas y satisfacción de necesidades ciudadanas, establece límites, de alguna forma, a la capacidad de imbricarse estrechamente con los movimientos antisistémicos globales.
Ademas existen en Cuba un conjunto de características contextuales (como tradición y acumulación culturales específicos), temporales (el alejamiento vivencial de las experiencias de vida bajo el capitalismo), transformaciones del tejido y psicologia sociales durante la pasada década, el impacto de las relaciones con una comunidad vitrina (como la cubanoamericana); factores todos que no permiten consagrarla ni como el modelo universalmente válido dotado a perpetuidad del pensamiento mundial mas libertario. En este punto ni los méritos inmensos de nuestra nación, ni los desafios que actualmente enfrenta, pueden servir de aliciente para lecturas chovinistas, cuyo saldo a la postre puede ser desmovilizador. Como he planteado a algunos colegas extranjeros{2} la experiencia cubana es un intento valioso de resistencia y superación de la lógica neoliberal, y acaso sea en si misma un modelo particular, pero no es el modelo universal. La subversiva premisa marxista de que el capitalismo solo sera eficazmente contestado y superado a escala mundial tiene hoy mas vigencia que nunca, y la sobrevivencia del proceso cubano (en tanto proyecto de emancipación) esta intimamente relacionado con esa perspectiva.{3}
II. Para abordar la segunda tesis se me hace preciso posicionarme en la compleja situación de Cuba el pasado año, cuando a las crecientes acciones desestabilizadoras desplegadas por el gobierno de EU se les respondió con el procesamiento judicial de un grupo de ciudadanos cubanos vinculados de diverso modo a la Seccion de Intereses estadounidense (SINA),{4} lo que coincide con la sanción a los secuestradores de una embarcacion de transporte decididos a viajar por la fuerza a los EU. Todo ello desarrollándose en el caldeado escenario internacional, con un gobierno yanqui abocado a la invasión de Iraq que amenaza a decenas de naciones (arbitrariamente ubicadas en «oscuros rincones del mundo») presentaba la potencial amenaza de una agresión a nuestro pais. El debate que en torno a estos sucesos se generó abarcaba un amplio espectro de enjuiciamientos, incluyendo condenas viscerales frente a defensas apologéticas, análisis más objetivos de apoyo o disenso e incluso posiciones oportunistas de distinto signo ideológico. Casi todos (incluidos seguramente la mayoría de los que en este evento nos encontramos) fijamos nuestras propias posiciones, de forma íntima o pública, optando pesonalmente por la defensa comprometida de un proceso social perfectible, que no necesita fanatismos justificativos, pero si el derecho a existir y garantizar la vida de su gente.
Y fue precisamente en ese rico entrecruzamiento de posiciones, desarrollado en los marcos del mayor movimiento mundial antibélico desde la guerra de Viet Nam, cuando repasando la larga lista de adhesiones intelectuales en defensa de la causa cubana ( espectro ampliamente mayor que el de los detractores ) aprecié ciertas desconexiones y carencias en las posiciones. Algunas, incluyendo personas a las que admiro y aprecio, eran muy activas «hacia fuera» mientras eludían pronunciarse sobre los acontecimientos domésticos, otros abordaban los sucesos del patio con una ambigüedad o ingenuidad sorprendentes mientras acusaban una radicalidad y lucidez tremendas en la disección de los procesos mundiales. Lógicamente también existieron algunos amigos, verdaderos ejemplos de intelectuales orgánicos de izquierda, que defendieron la obra revolucionaria con declaraciones pletóricas de rigor, realismo y valentía. Haciendo balance, las causas de este rosario de actitudes son diversas, algunas podemos suponerlas, y lo lamentable es el tratamiento (cuando menos sesgado) que la prensa cubana dio a esta verdadera batalla de ideas, que de reflejarse representativamente hubiera tributado a la cultura política de los ciudadanos, demostrando la vitalidad y pujanza del pensamiento crítico de izquierdas así como las estrecheces de algunas caricaturas de diversa procedencia.
En ese contexto de solidaridad y reproches, de antiimperialismo militante y ejercicios de autoreflexión, surgió lo que, sin pretensiones teorizantes, defino como la Tesis de la Doble Dimensionalidad. Esto es el reconocimiento de que, ser de izquierda hoy en Cuba, no equivale a ser únicamente anticapitalista, oponiéndose al imperialismo neoliberal en sus diversas manifestaciones, sino ser al mismo tiempo antiburocrático. Es oponerse a los Pensamientos Únicos que se declaran mesiánicos portadores de la verdad absoluta, los mismos que anulan mediante el silenciamiento (y no por la superación) a sus oponentes, declarando ser ellos la única alternativa. A mi juicio es necesario enfatizar ello pues en Cuba parece que algunos compatriotas consideran que siendo diferentes al neoliberalismo ya vamos por la senda correcta, aunque seamos morosos en ofrecer una alternativa superadora de nuestras propias contradicciones.
En esta dirección no existen, a mi modo de ver, prioridades absolutas ni gradaciones más allá de ciertas urgencias tácticas y/o coyunturales porque estamos hablando de un pensamiento emancipador orgánico, que si pierde la lógica global anticapitalista puede derivar hacia un puro y llano democratismo liberal, conformándose con la superación del actual orden interno de cosas al tiempo que se imbrica en la red de relaciones del sistema mundo capitalista. Y si no es enemigo de las cuotas de dogmatismo y burocratización presentes en nuestro proceso social, comulga con lo peor de la tradición socialista, se enajena del sentir y necesidades reales y cotidianas de la gente y acaba por perder la legitimidad (y por tanto la hegemonía) aunque formalmente conserve las palancas coactivas del poder. Obviamente se trata de una posición práctica e intelectualmente difícil e incluso desgarrante, pero ser verdaderamente revolucionario (oponiéndose a todas las lógicas de dominación) casi nunca ha sido una opción plácida y confortable.
III. Pasemos ahora a escudriñar por dentro la realidad cubana, para lo cual es un útil ejercicio intentar definirla como totalidad en los momentos actuales. El proceso de la Isla es calificado de diverso modo incluso dentro del espectro de la izquierda militante. Sociedades anticapitalistas, capitalismo de estado dirigido por burocracia, movimiento antisitémico en el poder o sencillamente traslaciones tropicales del socialismo real son algunos de los calificativos que se comunmente se le endilgan. No voy a abordar aqui este problema, relacionado con esa asignatura pendiente de las Ciencias Sociales cubanas que es el abordaje del experimento socialista del siglo pasado, su derrumbe y repercusiones. Pero cualquier análisis del caso cubano nos demuestra que si bien no es una copia mecánica del soviético, ni una variante tropical del mesianismo maoísta tampoco puede obviarse la presencia de importantes elementos estructurales del sistema político, el modelo económico la organización social y sus correspondientes manifestaciones en vida espiritual, que comparten una matriz común para todos los intentos realizados de construir una sociedad socialista. De ahi que prefiero ubicarlos en los marcos del socialismo de estado como proyectos con componentes compartidos que, en su maduración, tienden a hacerse más semejantes entre si, pero que al contextualizarse con la carga de cultura e historia particulares, introducen dinámicas diversas que impiden prefigurar plazos y destinos idénticos en todos los casos.
Ubicados en este momento del análisis podemos apreciar que el proceso cubano tiene poderosos elementos que le favorecen y conectan con la praxis y cultura anticapitalista mundial. Entre ellos tenemos:
1. Una tradición acumulada de izquierdas, que transita por una senda de 150 años de ascensos, caídas y agregación de nuevas demandas emancipatorias (que va desde la liberación de los esclavos, pasando por la lucha por el voto y derechos de la mujer, hasta la épica colectiva de la transición socialista) en un proceso de perspectivas discontinuas pero ascendentes.
2. Existencia de la vecina potencia, que es simultáneamente centro financiero y ciudadela ideológico militar del imperialismo mundial. Lo interesante de esta particularidad por ejemplo, si comparamos lo que para los esteuropeos significo la URSS, como potencia vecina heredera de una tradición opresora y cuya ideología (comunista) era vista como símbolo de dominación, es que, en nuestro caso, la amenaza vecina de los yanquis tributa a identificar independencia y antimperialismo y, en una perspectiva más amplia, socialismo y liberación nacional. Vuelve a resaltar en este caso la importancia del factor contextual en la dinámica de los procesos sociales.
3. La presencia del orgánica del internacionalismo en la historia e identidad nacional cubanas. Existente desde mucho antes del 59, (Ej. para con la España republicana y contra sátrapas como Trujillo o Somoza), la praxis solidaria ha estado presente como movimiento en ambos sentidos (se recibe y proyecta) y hoy incluso contribuye a la seguridad nacional, al granjearle altas cuotas de reconocimiento y apoyo internacional. En este rubro el caso concreto de Cuba tambien deja saldo ampliamente favoreble si lo comparamos con los paises del llamado socialismo real.
4. La propia obra desarrollada por la Revolución en disimiles esferas, en especial en la social que permiten, desde la realidad tercermundista, por ejemplo, altísimos niveles de instrucción (y relativamente apreciables de educación) en sus ciudadanos, el gozo de altos standards de salubridad y cobertura de seguridad social impensables en otras latitudes.
Sin embargo, como toda obra humana (especialmente como proyecto colectivo no espontáneo) nos presenta un conjunto de situaciones incómodas que obstaculizan el ejercicio liberador revolucionario y que no son directamente achacables a la agresividad ni el bloqueo imperialistas. Algunas de estas son:
1. Existencia de pensamiento y praxis dogmático burocraticos, que ha contado en múltiples ocasiones con asimétricamnete más posibilidades de acceso a los medios de socialización del conocimiento que otros actores y discursos de izquierda. Ejemplo de ello es la deficiente politica de información pública, que lascera la participación y retroalimentación ciudadanas y que se expresa en el divorcio casi general de la TV para con los problemas y realidades cotidianas de la gente, en análisis unilaterales de la realidad internacional, o la todavia limitada información sobre experiencias de izquierda mundial que la renovada Feria del Libro trata, con algunas propuestas, de revertir. A esto se une la utilización excesivamente limitada de las Ciencias Sociales a las que se les reduce el análisis macro prospectivos de los procesos sociales, y sobre las que gravitan sólidas tradiciones de uniformidad y autoritarismo.{5}
2. En estrecha relación con lo anterior, podemos decir que existen tendencias apreciables que parecen limitar (no creo que revertir) procesos colectivos de reflexión y transformación de la pasada década, dirigidos a perfeccionar el socialismo. Porque en los 90 casi nada (salvo la decisión de resistir salvando lo logrado ) estaba claro, lo cual permitió debatir un abanico de temas en amplísimas discusiones organizadas dentro y fuera de espacios formales, tradicionales ( e incluso en aquellos emergentes y cotidianeidos) con estímulo de la dirección politica. El llamamiento al 4to congreso en 1990, los parlamentos obreros del 93, la ola de publicaciones de cultura y pensamiento que emergieron o se renovaron (como «Contracorriente» o «Temas» ) son fascetas de este fenomeno. Hoy, aunque hay urgencias motivadas por nuevos escenarios mundiales y por la emergente articulación del movimiento progresista internacional, no puede abandonarse la aproximación a nuestros problemas locales para desde perspectiva audaz, critica y comprometida, ayudar a transformarlos. Y aunque no comparto, tal como esta planteada, la esquemática tesis sobre una regresión total del debate y la reformulación misma del socialismo cubano, me parece apreciar que los esfuerzos encomiables desarrollados por sectores como Ministerio de Cultura (en este caso concreto titánica) y algunas otras instituciones no son acompañados por el resto de aquellos actores que debian estar, inexcusablemente, implicados en el empeño.
3. La carencia de espacios estables y socializados para el debate y la producción teórica de una diversidad de visiones dentro de la izquierda empobrece nuestra acumulación cultural liberadora, enajena potencial humano susceptible de aprovecharse en la reproducción del proyecto y termina por afectar a las agencias y entes oficiales sobrecargandolos de demandas de informacion, contestacion y orientacion politicas. Un ejemplo reciente es la situacion confrontada por un grupo de ciudadanos (entre los que me incluyo) con respecto a la difusión de la Carta Pastoral La Patria es Virtud, cuya visión reducida y deformada de la cultura e historia nacionales quedó (junto a aquellas críticas no desacertadas de problemas domésticos) sin contestacion pública al no acceder orgános oficiales del patio a publicar réplicas realizadas bajo la motivacion estrictamente personal de los autores, mientras este documento circuló ampliamente en medio del absurdo silencio de la izquierda cubana.
4. Extensión del conservadurismo social por más de una década, herencia tanto de la interrupción del llamado proceso de rectificación, de los efectos del derrumbe como de cambios en la estructura social cubana, que se expresa más alla de sus variables puramente politicas El auge del racismo, ciertos retrocesos en el papel social de la mujer, prácticas religiosas alejadas de cualquier esfera espiritualmente enriquecedora (bautizos realizados con padrino solvente, bodas fastuosas en iglesias como símbolo de elitistas de status), rechazo de amplios sectores población (sobre todo de jóvenes) hacia la «res pública», refugio micromundos y proyecto individuales, son a mi juicio, ejemplos que ilustran la situación actual de dicho fenómeno.
5. Desvalorización de formas sociales de producción, propiedad y distribución, unido a la imagen de éxito (que resulta en ocasiones un fetiche infantil con sobredimensiado contenido real) de aquellas vinculadas al mundo capitalista. Causas desde abarcan desde la proverbial ineficiencia estatal en el área de la gastronomía y los servicios, la pérdida del valor del trabajo legal y la moneda nacional, el impacto de la aplicación de ciertas medidas en medio de la crisis económica y la prolongada y la absurda resistencia a ensayar formas más descentralizadas y socialistas de organizacion económica (como la promoción de cooperativas urbanas que fomenten el control, eficiencia y calidad de las prestaciones públicas) son algunas condicionantes de dicha problemática.
La enumeración puede inducir a pensar pesimistamente a quienes tengan una visión esquemática y miope de la realidad. Quien escribe estas líneas prefiere recordar esa precisa sentencia que nos recuerda que la realidad es siempre revolucionaria, para proponer al mejor sentido gramsciano el optimismo del corazon y la objetividad del intelecto. Considero que aún en las perspectivas actuales (cuyas dinámicas serían obviamente otras si se nos impusiera una agresión directa estadounidense) la Revolución puede responder a esos retos grantizando su reproducción, estrechando al tiempo lazos con el movimiento de las fuerzas progresistas del cual Cuba es solo un destacamento. Ello implica entender que la supervivencia y desarrollo del socialismo en Cuba solo tendrán sentido y como realidad misma existencia futura si se amplian y fortalecen incesantemente estas fuerzas, produciéndose en formas y plazos imprevisibles y caprichosos, un proceso revolucionario mundial
Por ello me atrevo a proponer, lo cual es sin duda una esquematización con propósitos metodológicos, un conjunto de desafíos a los que deberemos responder los socialistas cubanos si queremos garantizar la reproducción vital del proyecto, más alla de la simple supervivencia del actual orden de cosas. Retos que implicarían, a lo interno:
1. Garantizar la solución de los graves problemas acumulados por crisis con énfasis en la iniciativa y participación ciudadanas, combinando diversos modos de gestión y propiedad económicos pero procurando, cada vez más, formas realmente socializadas Ello abarca desde la constitución de cooperativas urbanas en la producción y servicios locales, el fomento de proyectos socioculturales comunitarios, y la revitalización del rol y legitimidad de los órganos de Poder Popular, algo sumamente visible en la base, donde la figura del Delegado ha sido duramente golpeada tanto por los efectos de la crisis con su carga de restricciones materiales y deterioro de las condiciones de vida, como por la limitada autonomía y capacidad real de gestión de que este dispone.
2. Atención a las situaciones y problemas de la juventud, para lo cual sería un excelente marco la convocatoria al próximo congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, si objetivamente propiciamos un debate que articule una plataforma de análisis y respuestas para las actuales dificultades. Hay que reconocer la heterogeneidad de la juventud cubana (la socióloga Maria Isabel Dominguez tiene una útil clasificación que comparto en las definiciones aunque, desde mi constatación cotidiana, podemos discrepar en las cuantias{6}) y sobre todo valorar el impacto de la crisis de los 90 en esa generación, que crecio sin conocer aquel socialismo del Mercado Centro Hay que conectar el discurso politico movilizador con la realidad y lenguaje de estos grupos etáreos, valorar el impacto verdadero de los planes sociales y la ejecutoria de los mismos como paliativos de una panoplia de necesidades insatisfechas y comprender de qué calidad de vida hablamos si la superación del nivel y expectativas culturales no va hermanado con la solución de necesidades básicas como transporte, vestuario y vivienda.{7} No me extiendo en este tema apasionante que me toca tan cerca en mi condición de profesor y joven cubano porque será desarrollado por otros compañeros en este foro.
3. Reconocimiento de la necesidad de asumir y favorecer la diversidad de enfoques dentro de la izquierda no solo hacia afuera sino hacia adentro, dentro de los marcos de unidad y cohesión nacionales sin obviar las dinámicas impuestas por las amenazas imperialistas. Se reconocería una realidad que ya existe, se perfecionarían las culturas política y cívica, y se «entrenaría» a la gente en el ejrcicio del liderazgo colectivo, al mismo tiempo que rendiriamos el mejor tributo a quienes (como el Che) en medio de una joven y amenazada revolución desarrollaron polémicas en el campo teórico y práctico en la Cuba de los años 60.
4. Incorporación al proyecto revolucionario de aquellos discursos emancipatorios de diverso signo que (como los de género, orientacion sexual, matriz culturales, medioambientales, etc) no han sido suficientemente reconocidos y asimilados y no comportan, de nigun modo, una esencia antisitémica. Esta situación hoy introduce fuertes disonancias con la realidad y el discurso de los movimientos sociales globales, y su potencial numérico e intelectual no es despreciable en la sociedad cubana actual.
Para ilustrar lo anterior tomemos como ejemplo el caso de la comunidad homosexual cubana, que siendo tan solo uno de los potenciales actores a los que me referí anteriormente, acapara el debate en los espacios donde he expuesto con anterioridad mis tesis, demostrando la obsesiva alergia hacia dicho sector y el profundo desconocimiento sobre otras urgencias (como la escasa cultura y acción medioambiental ciudadanas) en las filas del conservadurismo doméstico. Subsisten, en dichos sectores, visiones que otorgan a lo político omnipresencia o al menos una posición preeminente en el amplio espectro de motivaciones, intereses y acciones de los ciudadanos. Ello es reduccionista. Lo que si parece común es que aquellas «minorías «que por algún motivo resultan discriminadas o desarraigadas por el discurso oficial y los prejuicios de determinados sectores de la sociedad, desarrollan sentidos de comunidad marginada que les sirven como mecanismos cohesionadores y defensivos, estructurándose alrededor de aquello que los hace «diferentes» De ahí que ni la comunidad homosexual resulta un ente homogéneo y, per se, antisistémico, ni su inmenso potencial humano e intelectual puede ser despreciado por el proyecto socialista so pena de ser cooptado por los mecanismos hegemonizadores del capitalismo. A modo de ilustración pongo el ejemplo con que rebatí a un ataque conservador furibundo dentro de cierto auditorio donde expuse recientemente mis tesis, cuando al despreciar mi interlocutor el peso y aporte potenciales del segmento homosexual de la población cubana, le respondí que si suponíamos que solo un 1% del total de habitantes fueran gays y lesbianas, estaríamos hablando de alrededor de 110000 personas, a los que si sumamos al menos 2 personas (familiares, amigos íntimos) relacionadas a cada miembro, que viven cotidianamente el rechazo y la discriminación de que es objeto su ser querido, se elevarían a un universo de 330000 ciudadanos, una cifra mucho mayor que el de muchas organizaciones de la sociedad que cuentan con representación legal, celebran eventos periódicos y disponen del apoyo y reconocimiento del estado.{8} Y algunos investigadores (sociólogos y psicólogos) plantean que las magnitudes del fenómeno son mucho más importantes.
En la dimensión exterior del asunto, que no puede desconectarse de sus enormes implicaciones internas, podríamos señalar que:
1. Se torna necesaria una mayor vinculación de la sociedad, (a través de sus diferentes agentes), con los movimientos sociales internacionales procurando el contacto en ambas direcciones, incluso cuando económicamente es mas factible invitarlos aquí y que convivan con la población cubana, tomando como antecedente la experiencia del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1997 celebrado en la Habana.
2. Lograr mas diversidad de comportamiento y una imagen y comportamiento menos «oficial» (no me gusta el termino por lo manoseado pero no encuentro otro que ilustre mejor lo que intento expresar) en la delegaciones al FSM.{9}
3. Socializar las informaciones sobre sus experiencias y organización, las luchas y el impacto de las mismas. Continuar la difusion de las diversas concepciones antisistémicas expuestas por distintas personalidades y agrupaciones destacadas, asi como las valiosas visiones de sus militantes de base.
4. Defender, por encima de urgencias tácticas, la irrenunciable necesidad de internacionalizar cada vez mas el movimiento aun hasta aquellos escenarios que, por nuestra incomprensión o diferente contexto, no consideramos «maduros» para dicho desafio. En la India, por ejemplo, donde al final se decidió celebrar el ultimo Foro, existe un universo (y acaso potencial humano movilizable?) de mas de 200 millones de parias (sin contar otras categorías de pobres) que reciben los embates de la feroz ola de neoliberalismo que sacude dicha nación, y pocos conocían, antes del evento, la magnitud de dicha tragedia.{10}
Despues de lo expuesto creo que no habria mejor solución que declarar a este trabajo una obra inconclusa, una aproximación que debe ser continuada, profundizada y cuestionada. Solo asi habría cumplido su cometido provocador, como legado de gente esencialmente inconforme tanto con las realidades actuales como con nuestras capacidades de entenderlas y subvertirlas. No pretendo imponer consensos o metacomprensiones, apologías o exorcismos Y si en esta ocasión tambien se impone un ganador, entonces que esta sea nuestra noción, siempre creciente, de la liberación humana.
La Habana, marzo del 2004
Notas
{1} Un resumen de criterios de algunos reconocidos intelectuales que son, al mismo tiempo, protagonistas del Foro ejemplifican estas posiciones en el libro Resistencias mundiales. De Seattle a Porto Alegre, editado por CLACSO en Argentina en el convulso 2001. Emir Sader, en su trabajo «Hegemonía y contrahegemonía para otro mundo posible» en de dicho texto señala: «Para nosotros se trata de desplazar esa polarización (la de estado vs privado –Nota Autor–) introduciendo el elemento clave de lo público, el que representa la democratización radical del estado» Por otro lado los investigadores Jose Seoane y Emilio Taddei de CLACSO plantean que «Las convergencias en la acción, el debate y el acuerdo programático no suponen el debilitamiento de las especificidades de cada movimiento» (De Seattle a Porto Alegre. Pasado, presente y futuro del Movimiento Anti Mundialización Neoliberal).
«Pero hay una bandera más grande y poderosa bajo la cual podemos cobijarnos todos, la bandera de un movimiento nacional revolucionario donde cupieran las más diversas tendencias, los más diversos pensamientos, las distintas formas de lucha(...)» (Por la humanidad y contra el neoliberalismo. Líneas centrales del discurso zapatista, Ana Esther Ceceña).
«Pienso e imagino una internacional como la Primera, donde pudiéramos convivir, actuar y luchar comunistas, socialistas, libertarios y demócratas radicales unidos por un programa y unos estatutos, y transversales a las izquierdas políticas, sociales y culturales realmente existentes en cada uno de los países» («De Porto Alegre a Porto Alegre: la emergencia del nuevo sujeto político», Manuel Monereo)
{2} Es precisamente esta preocupación sobre los costes políticos de ciertas visiones amigas, que pretenden convertir a la Revolución cubana en un nuevo modelo universalmente valido, la que me lleva a disentir con algunos compañeros como sucedió con el sociólogo Emir Sader en su visita al Centro Juan Marinello el pasado año. Por suerte mi estimado interlocutor estaba bastante informado de la situación real, y el «debate» transitó hacia un intercambio provechoso. En «Crisis hegemónicas en tiempos imperiales. Los dilemas del Brasil de Lula», Emir Sader, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana, 2004.
{3} Recomiendo en esta dirección el articulo de Alberto Airoldi «Criterios para definir el carácter de la formación económico social cubana actual», en la pagina Web Marxismo Vivo, nº 3, de mayo del 2001.
{4} Su representación diplomática en la Ciudad de la Habana, de rango inferior al de embajada, establecida por acuerdo intergubernamental bajo el periodo distensivo que abarco la presidencia de Jimmy Carter
{5} Para aproximarnos a reflexiones sobre el particular propongo consultar las conferencias de Juan Luis Martín y Fernando Martínez Heredia en el panel que, sobre la situación de las Ciencias Sociales en la Cuba actual sesionó en el marco del evento XX aniversario del CIPS (Centro Investigaciones Psicológicas y Sociológicas) se celebro en la capital cubana el pasado año, cuyos textos están disponibles en el CD correspondiente y en la pagina Web del centro.
{6} En ocasiones aprecio que los mecanismos de movilización y educación cívicos son excesivamente formales, y sus efectos visibles la asistencia a una marcha o convocatoria públicas) no miden a cabalidad el real estado de implicación (saber porque están allí) ni el compromiso consciente de numerosos jóvenes. Esto tiene que ver con lo que llamo «nacionalismo ingenuo» o sea la asunción por un sector importante de las noveles generaciones de una pertenencia al país, su cultura y valores (que van desde la música y comidas hasta el sentirse decididos a luchar contra una invasión yanqui) sin que esto vaya acompañado de una identificación consciente con contenidos y sueños más radicales, socialistas, del proyecto nacional. A todo ello tributa la promoción de crecimientos masivos en la membresía de las organizaciones juveniles y el esquematismo de discursos alejados de su realidad lo que fomenta la doble moral y la apatía.
{7} En la revista Somos Jóvenes, nº 205, de abril del 2002, la dirigente ideológica de la Juventud Comunista cubana, Kenia Serrano expresó: «Porque hay familias en Cuba que no tienen una casa, viven en albergues, sin embargo esas personas no serán las mismas si tienen la posibilidad de acceder a los conocimientos a la par de quien vive en una casa confortable.» Resulta sugerente esbozar algunas interpretaciones posibles sobre la base de esta reflexión. De cualquier forma esta claro que después de semejante revolución cultural en sus receptores (si ello opera realmente como una transformación espiritual) ya nada será como antes. Serian ciudadanos más conscientes, educados e instruidos pero también más críticos e inconformes con la abulia y las prohibiciones, el paternalismo y la intolerancia.
{8} Aunque ciertas instituciones como el Centro Nacional de Educación Sexual parecen propiciar cierto clima de inclusión social, la política oficial hacia dicho segmento poblacional ha oscilado de la intolerancia abierta a diversas variantes de resignación mas o menos respetuosas, pero sin reconocer espacios estables y legalmente reconocidos de existencia comunitaria. Al respecto un escritor cubano señalo «Tampoco ha sido presentada en televisión Fresa y Chocolate, aunque su proyección durante meses en los cines cubanos estableció un récord de espectadores (...) a nivel político tampoco ha sido permitida ninguna organización de gays y de lesbianas, (... ) Jesús Jambrina «Sujeto Homosexual y disloque nacional. Lectura de Senel Paz y Pedro de Jesús», en La Gaceta de Cuba, nº 5, septiembre octubre del 2003.
{9} Un periodista cubano apuntó que «Otto Rivero afirmó que el encuentro donde participaran mas de 100000 personmas, será una oportunidad ideal para exponer las experiencias de la Rev cubana, principalmente en los 3 años de la Batalla de Ideas en momentos en que se percibe un despertar de los pueblos en la lucha por sus reivindicaciones». En «Partió avanzada de la Delegación Cubana», Juventud Rebelde Dominical, 19/1/2003. Y queda la interrogante, ante la ausencia de cualquier referencia sobre el particular, si de estos movimientos no deberiamos aprender nada. Otras visiones desde el liderazgo de la representación cubana son más complejas y parecen comprender la diversidad interna y el sentido estratégico de este fenómeno. Para conocerlas consultar la entrevista a Kenia Serrano, «Cuba abraza a Brasil y al mundo», por Juana Carrasco Martin, Juventud Rebelde Dominical, 19/1/2003)
{10} La posición oficial de la delegación cubana en el Foro del 2002 fue defender frontalmente la decisión de mantener el Foro en Porto Alegre, con mas fuerza incluso que muchos de los propios organizadores brasileños. Esto que conllevó roces con representantes de otros países, obedecía a realidades objetivas como el peculiar momento de agitación que vivía Latinoamérica y las amenazas contra los procesos venezolano y cubano, pero fue, a mi juicio, defendido con excesiva vehemencia y pudo afectar la imagen de Cuba, el país que paradójicamente ha practicado el más sostenido y vertical internacionalismo del mundo. La prensa cubana, como es lógico se hizo eco de esa posición. En uno de sus artículos, aunque con lenguaje mesurado, se plantea «La decisión de celebrar el 4 FSM en la India tiene el propósito de potenciar los movimientos en aquella región. Lástima porque si bien les cabe todo el derecho, lo cierto es que nuestro continente vive un momento particular, pues aquí confluyen la agudización del capitalismo a escala regional y la revitalización de la acción de la izquierda (...). Ver «Hasta el 4 FSM queda mucho por hacer», por Orlando Oramas, en Granma, 29/1/2003. Para otra visión similar «Líder campesino cubano reclama continuidad del FSM», Granma, 23/1/2003.