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El Catoblepas, número 24, febrero 2004
  El Catoblepasnúmero 24 • febrero 2004 • página 23
Libros

La racionalidad de las revoluciones en Física

Carlos M. Madrid Casado

Reseña al libro de Andrés Rivadulla, Revoluciones en Física,
Editorial Trotta, Madrid 2003

A primera vista este libro resulta extremadamente difícil de catalogar. Y es que, tras una hojeada inicial, el libro nos ofrece una amplia gama de perspectivas desde las que puede ser abordado. Ante qué nos encontramos: ¿ante un manual de Física para filósofos? ¿O, quizá, ante un compendio de Historia de la Física para científicos? A nuestro juicio, el libro no resulta ser lo uno ni lo otro. Revoluciones en Física no es sino un ensayo de verdadera filosofía de la Física –que no, necesariamente, de filosofía verdadera.

Ahora bien, sostenemos que dicha filosofía de la Física aparece, usando la distinción escolástica, más ejercitada que representada a lo largo del libro –en efecto, el autor advierte que pospone la exposición de su teoría de las ciencias físicas para un próximo libro. Sin embargo, es nuestra convicción que el esclarecimiento de las coordenadas gnoseológicas desde las que está trazado resulta apremiante para el buen fin de la tarea que aquí pretendemos llevar a cabo: la crítica (filosófica) del texto. Para ello recurriremos, aunque de modo tangencial, a la armadura de criterios que ya forjamos en otro lugar (cf. «Hiperrealismo Materialista», en El Catoblepas, nº 23, pág. 13).

Señala Rivadulla, en el prólogo, que el libro «está escrito desde la perspectiva filosófica de la racionalidad de las reducciones interteóricas y las revoluciones científicas»{1} y, poco más adelante, precisa:

«Las propiedades características del concepto de revolución científica son naturalmente difusas. Por otra parte, la inconmensurabilidad no es un fenómeno tan traumático como imaginó Kuhn. La mecánica newtoniana se deriva matemáticamente de la teoría de la relatividad tomando en ésta el límite v/c→0, e. d. en situaciones físicas de campos gravitatorios débiles y velocidades pequeñas comparadas con la de la luz en el vacío. Por su parte, la mecánica clásica constituye también un caso límite de la mecánica cuántica cuando la constante de Planck tiende a cero. [...] Cuando la derivación matemática no es posible, como sucede entre la astronomía copernicana y los modelos astronómicos griegos, la racionalidad de la elección teórica la garantiza el hecho de que el balance predictivo resulta abrumadoramente favorable a la astronomía copernicana. En general, cuando una teoría contiene a otra como caso límite, el balance predictivo es siempre concluyentemente favorable a la teoría reductora.»{2}

En principio, constatamos que el autor toma partido por una gnoseología que conecta la racionalidad de la Física con el éxito predictivo –y nótese que, en ningún momento, se menciona el término 'verdad'. ¿Puede servirnos este rasgo como serio indicador de la orientación teorética del autor? Sospechamos que sí. Y nuestra intención, a continuación, no será otra que buscar pistas en el cuerpo del libro que incidan en esta dirección.

Rivadulla nos incita a acompañarle en un apasionante viaje a través de cinco revoluciones en Física: el giro copernicano, la mecánica newtoniana, la teoría de la relatividad especial, la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad general. En la primera de ellas, el autor pasa revista al devenir de la astronomía desde Tales de Mileto a Galileo, deteniéndose en el genial punto de inflexión que supuso la revolución heliocéntrica de Copérnico. Enseguida percibe el lector que la exposición está notablemente marcada por la adopción de las archiconocidas tesis de Duhem.{3}

En la revolución newtoniana, se nos conduce de las Quaestiones de Domingo de Soto y de los Discorsi de Galileo a los Principia de Newton. La descripción cinemática galileana –y, también, kepleriana– se ve completada por la explicación dinámica realizada por Newton. El nacimiento de la mecánica clásica supone ante todo el comienzo de la estrecha relación entre ciencias y método matemático.{4}

Tomando como punto de partida la crisis de la física de finales del siglo XIX –las incompatibilidades entre física clásica y leyes del electromagnetismo de Maxwell–, se desarrolla en detalle el experimento de Michelson-Morley y las diversas respuestas alternativas que se fueron dando al mismo, hasta llegar a la revolucionaria hipótesis einsteiniana de la invariancia de la velocidad de la luz. Mención merece la clara deducción que Rivadulla hace del teorema relativista especial de la invariancia de la masa: «la masa de una partícula no depende del sistema de referencia en que se mida, es una propiedad intrínseca de la partícula»{5}: resultado que prueba que la distinción masa en reposo/masa relativista carece de justificación teórica.

De la revolución cuántica el autor pone de relieve cómo la hipótesis de Planck fue obteniendo diferentes aplicaciones exitosas en el marco de la física atómica. Además, se recorren concisamente los orígenes de la mecánica matricial (con su principio de incertidumbre de Heisenberg) y de la mecánica ondulatoria (con su ecuación fundamental de Schrödinger), y se da breve noticia de las, quizás, desastrosas consecuencias de los experimentos de Aspect para la interpretación realista de la mecánica cuántica.{6}

Finalmente, termina nuestro viaje en los nuevos horizontes que la relatividad general ha mostrado en el ámbito de la cosmología teórica y se recoge que las imágenes proporcionadas por el telescopio Boomerang han permitido deducir que el Universo es plano, es decir, «el Universo nacido del big bang, pues, no se colapsará».{7}

A modo de epílogo, Rivadulla nos obsequia con una breve digresión sobre las tres fracturas que el determinismo ha padecido en Física, se refiere a las fracturas provocadas por la mecánica estadística{8}, la mecánica cuántica y el reconocimiento en serio de la existencia de sistemas caóticos deterministas.

Y el libro concluye con estas iluminadoras palabras:

«Estando tan cerca de los orígenes de nuestra ciencia quizás debamos ser optimistas respecto a las posibilidades que aún tenemos ante nosotros para dar respuestas más acertadas (útiles, exitosas) en el futuro. Aún nos quedan un par de miles de millones de años para encontrarlas, antes de que todo se acabe.»{9}

Adviértase de nuevo que Rivadulla vuelve a hablarnos de éxito o utilidad y, en ningún caso, de certeza o verdad. ¿Estamos ya en condiciones de proceder a la clasificación de la gnoseología inherente al autor? La respuesta es afirmativa.

Desde el contexto específico del debate realismo-instrumentalismo, proponemos, siguiendo lo que ya esbozamos en otro sitio{10}, las coordenadas (1, 0, 0; p) para localizar la gnoseología evidentemente instrumentalista de Andrés Rivadulla.

Y, desde el contexto genérico de la teoría de la ciencia, asumiendo la Teoría del Cierre Categorial, colocaríamos la teoría de las ciencias físicas de Andrés Rivadulla en el seno del teoreticismo primario, con toda la crítica hacia tal posición que ello conlleva –desde el punto de vista del materialismo lógico{11}. Es más, la deriva filosófica que el autor ha sufrido desde Filosofía actual de la ciencia{12} hasta Revoluciones en Física, id est, desde un teoreticismo secundario (popperismo) hasta un teoreticismo primario puede servirnos de constatación fáctica de las líneas generales que Gustavo Bueno apuntó que serían los cauces por los que se produciría la transición desde una cierta alternativa teoreticista a otra (tanto teoreticista como no-teoreticista){13}.

En cualquier caso, la impresión general del libro es positiva porque posee un alto valor didáctico –pese a que no esté diseñado desde una filosofía materialista de la ciencia. Y esta buena impresión nos lleva a esperar con cierta curiosidad el futuro libro, prometido por el autor, de filosofía representada de la Física, porque, aunque esté pensado desde su instrumentalismo, no se deslizará –estamos seguros– hacia el irracionalismo de Feyerabend, puesto que tras la lectura de Revoluciones en Física a uno le queda la optimista sensación de que en el desarrollo histórico de las ciencias físicas prima cierta racionalidad intrínseca. De aquí, el título de esta reseña.

Notas

{1} Andrés Rivadulla (2003): Revoluciones en Física, Editorial Trotta, Madrid, pág. 13.

{2} Rivadulla (2003): pág. 14.

{3} Cf. Rivadulla (2003) págs. 20-21 y 26, por ejemplo, para corroborar la influencia del lema sózein ta phainómena en la interpretación de Pierre Duhem.

{4} Cf. Rivadulla (2003) págs. 113-118.

{5} Rivadulla (2003): pág. 150.

{6} Cf. Rivadulla (2003) págs. 255-258.

{7} Rivadulla (2003): pág. 243.

{8} Creemos que, aunque el autor no considera el surgir de la mecánica estadística en el campo de la termodinámica durante el siglo XIX como un hecho que merezca el rango de revolución científica (y, por consiguiente, no lo estudia), ésta sí merecería un hueco en el libro porque, cuando menos, si se nos permite la expresión, puede ser calificada de sublevación científica.

{9} Rivadulla (2003): pág. 262. Las cursivas son nuestras.

{10} Cf. Madrid Casado (2004): «Hiperrealismo Materialista» en El Catoblepas, nº 23, pág. 13.

{11} Cf. Gustavo Bueno (1992): Teoría del cierre categorial, Pentalfa, Oviedo, págs. 1127-1213.

{12} Andrés Rivadulla (1984): Filosofía actual de la ciencia, Editora Nacional, Madrid.

{13} Cf. Bueno (1992) págs. 1163 y ss., y 1212-1213.

 

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