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El Catoblepas, número 24, febrero 2004
  El Catoblepasnúmero 24 • febrero 2004 • página 11
polémica

Los formalismos terciogenéricos
y un artículo modesto indice de la polémica

Sigfrido Samet Letichevsky

Felicito a Javier Pérez Jara por su magnífico manejo de las abstracciones. En las fronteras del conocimiento, opino que hay que estar abierto a todas las posibilidades, y solo se puede ser creativo con una gran tolerancia a la indefinición. Es aún más imprescindible el dominio de la filosofía, siempre que no se le asigne carácter ético (el materialismo sería lo bueno y el idealismo lo malo)

«Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es ni demasiado viejo ni demasiado joven.» Epicuro, Carta a Meneceo, ref. 3.

«¿Por qué le sorprende que sea solipsista? ¿Acaso no lo somos todos?» Carta de una mujer a Bertrand Russell, ref. 4.

Taxonomía vs. Creatividad

El nº 23 de El Catoblepas se publicó un artículo («El materialismo filosófico y los formalismos terciogenéricos») de Javier Pérez Jara. Tengo la impresión de que expone correctamente algo tan abstracto y difícil como es la doctrina ontológica de Gustavo Bueno, por lo que lo felicito calurosamente. Apela a la autoridad, al magíster dixit.{1} Es una actitud prudente, sobre todo cuando se cuenta con un Magíster de tal calidad. Javier es, a mi juicio, toda una promesa. En el futuro volará con sus propias alas, lo que implica subir a hombros de muchos gigantes, gracias a haber comenzado con uno que habrá sido su rodrigón.

Como, después de exponer los criterios ontológicos a los que adhiere, dedica su 4º apartado a criticar mi artículo «Las matemáticas son creativas y quizá constitutivas del universo» (El Catoblepas, nº 22) y me atribuye tesis («presentar a las matemáticas como las estructuras últimas de la realidad») quisiera repasar brevemente los objetivos y alcances de mi artículo. Se trata de un collage de citas de autores cualificados; no sostengo personalmente ninguna tesis física ni matemática. Claro que, así como todos hablamos y escribimos utilizando las mismas palabras, pero es la sintaxis la que confiere el verdadero significado a la oración, también hay una sintaxis que otorga nuevos significados a las estructuras formadas por bloques mayores que las meras palabras (ref. 1). Trato de mostrar posibilidades en una atmósfera de ambigüedad. Con seguridades se puede seguir una determinada escuela (filosófica o científica). Pero cuando se requiere innovar, lograr una comprensión más profunda, es imprescindible poder tolerar la ambigüedad, la indefinición, y no caer en la manía clasificatoria (útil para calmar ansiedades, pero castradora para la innovación). Es así porque los datos de la realidad sólo adquieren significado al ser estructurados por nuestra mente, pero esa estructuración puede hacerse de muchas maneras; cuando se requiere profundizar (v. gr., porque aparecen fenómenos que la teoría vigente no explica) hay que ser capaz de desestructurarlos para después volver a estructurarlos de otra manera, y estas operaciones requieren una gran flexibilidad mental, una gran tolerancia a la indefinición, característica de las personas creativas (ref. 2). (Recordemos que Einstein no descubrió nada –en el sentido en que Colón descubrió América–; utilizó la información que todos los físicos conocían, y la estructuró de otra manera.)

En ese marco de indefinición y de posibilidades abiertas, sólo afirmo dos cosas:

Con Einstein y con Ortega, que hay que empaparse de filosofía para llegar a ser un buen científico.

Ningún sistema es, en este sentido, privilegiado, y ninguno dictará a los científicos lo que deben o lo que no deben hacer. Di ejemplos que muestran como la pretensión de imponer el «materialismo dialéctico» tendió en la URSS a sofocar la ciencia. Y señalé como hecho «curioso» el que el idealismo haya sido más inspirador para la Física que el materialismo (independientemente de la presunta relación de ambos con la verdad).

Unos pocos comentarios al apartado 4º de Javier Pérez Jara

JPJ pregunta: «¿Qué significa aquí 'vacío' con la expresión "El Universo puede ser 'vacío' a nivel atómico"? (...) pues los espacios interplanetarios, por ejemplo, están surcados por campos electromagnéticos y gravitatorios...»

Dije que si Alicia creciera enormemente, vería el Universo como un inmenso vacío en el que flotaran algunas pequeñas esferas materiales; y que si, a la inversa, se achicara hasta el tamaño de un protón... percibiría más o menos lo mismo. Esto implica mantener el criterio ponderomotriz de los materialistas clásicos. Podemos ampliarlo ad hoc para incluir también la energía, pero aunque la energía «equivale» a la materia, no es lo mismo.

Dice después que «El dualismo (...) entre mundo microscópico y macroscópico (...) (es) una perspectiva completamente metafísica (...) el principio de causalidad no regirá (...).

Creo que la metafísica es una de las actividades más nobles del espíritu humano, por lo cual rechazo el uso peyorativo de ese término (cosa que hacen los positivistas). Me parece que el mundo tiene no sólo dualismo sino poliismo. A nivel macroscópico los cuerpos «son» compactos, a nivel microscópico, porosos, y a nivel subatómico, totalmente huecos. Las «partículas» cuánticas no responden a la «causalidad» macroscópica; se rigen por otras leyes, y nos recuerdan que «hay más cosas en el cielo y en la Tierra que en tu filosofía».

JPJ opina que «la teoría del Big-bang no es una teoría científica, sino un mito metafísico». La ciencia nació de los mitos y todas las teorías científicas son suposiciones. Algunas son rápidamente rechazadas, al encontrarse hechos que contradicen sus predicciones. Otras explican más hechos y duran más tiempo antes de ser refutadas. Y algunas tal vez no sean refutadas nunca y creamos –sin poder asegurarlo– que son verdaderas. Las que se refieren al pasado son menos susceptibles de apoyos o refutaciones experimentales. Sin embargo, la del Big-bang, es muy racional (parte, invirtiéndola, de la comprobada expansión del universo) y además encontró apoyos independientes (el fondo de radiación de microondas). Por lo tanto, es una de las teorías científicas que tiene más probabilidades de ser verdadera. Pero aún así, que haya habido un Big-bang no prueba que este haya sido el único (podría haber una serie infinita de explosiones-expansiones-implosiones-explosiones) ni que el Universo que conocemos sea único (podría haber varios o infinitos, con procesos similares al del nuestro, o no).

Según Epicuro (ref. 3) «Es asimismo verdad que el universo está compuesto de cuerpos y de vacío (...). Ahora bien, a excepción de los cuerpos y el vacío, no hay cosa alguna que podamos imaginar –ni a través de los sentidos, ni por analogía con ellos– como una naturaleza existente por si misma y no como aquello que llamamos síntomas o contingencias».

Es obvio que para los fundadores del materialismo no había otra materia que la ponderomotriz (ni otro Universo que el sistema solar y algunas estrellas de la Vía Láctea). El desarrollo de la química dio apoyo indirecto a la teoría atómica. El descubrimiento del electrón fue un nuevo apoyo, pero para otro átomo, pues demostró su carácter compuesto. Fueron apareciendo más y más «partículas» subatómicas, a la vez que iban dejando de ser partículas en el sentido ponderomotriz, para ser cada vez más maneras de interpretar ecuaciones. Así llegamos a las «supercuerdas», que son inimaginables pero, por ahora, imprescindibles como explicación. Cuanto más «sabemos»{2}, más conciencia adquirimos de que es mucho más lo que no sabemos.

JPJ dice que «Desde las coordenadas en que estamos situados, las ideas son materiales...» Es muy lícito, ya que las palabras importan menos que sus referentes. Pero con ese criterio todo es materia y toda filosofía es materialista. Sin embargo dice después que «desde el materialismo filosófico, la oposición materialismo-idealismo sigue siendo completamente legítima». También es legítima, en política, la oposición derecha-izquierda. Pero ambas oposiciones tienen, a mi juicio, mucha menos trascendencia práctica de lo que suele creerse. De paso, Karl Popper se consideraba «realista». No utilizaba la palabra «materialista», seguramente para evitar las ambigüedades que surgen del concepto de materia.

Los filósofos utilizan hoy los conceptos de energía, campo, radiación, etc. Eso muestra que la evolución de la ciencia influye en la filosofía. Tal vez dentro de cien años los filósofos utilicen conceptos que hoy no podemos imaginar y perciban a los filósofos actuales como los Demócrito, Epicuro y Lucrecio del siglo XXI.

Notas

{1} Montserrat Jufresa, en el «Estudio Preliminar a Epicuro» (ref.3), dice: «La conciencia de escuela ayuda a marcar una diferencia fundamental frente a cualquier actitud escéptica. Saberse miembro de una escuela basada en el magisterio y en la sucesión de maestros, formando un sistema doctrinario compacto a pesar de conservar una cierta articulación, caracteriza a los epicúreos, quienes, aunque tuvieron algunos disidentes, como es inevitable en toda comunidad, que fueron puntual y debidamente expulsados, supieron establecerse en torno a una fidelidad, casi religiosa, al mensaje del maestro.»

{2} Suele hablarse de la «era electrónica» o de la «era atómica» (o podría decirse «la era de la biología molecular») por analogía con las «edades» de piedra, de cobre, de bronce o de hierro. Pero conviene notar que las antiguas «edades» correspondían a sociedades relativamente pequeñas y en lo fundamental autosuficientes, y que al designarlas con su tecnología más destacada, se hace referencia a conocimientos prácticos, manejados probablemente por la mayoría de los miembros de la comunidad. Las nuevas «eras» surgen de la división del trabajo y de la escisión entre ciencias y tecnologías. Aunque nuestra civilización puede designarse adecuadamente como «atómica» (o electrónica, o biológico-molecular) los correspondientes conocimientos son patrimonio de una capa de la población, numéricamente insignificante..

Referencias

1. Sigfrido Samet, «Zaid y las citas», Letras Libres, Julio 2003.

2. Sigfrido Samet, «Mester de creatividad», prólogo al Manual de creatividad de Mauro Rodríguez Estrada, Ed. Trillo, México 1985.

3. Epicuro, Obras, Ed. Tecnos, 1991.

4. Raymond Smullyan, 5.000 años A. de C. y otras fantasías filosóficas, Ed. Cátedra, 1989.

 

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