Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 23 • enero 2004 • página 4
Se interpreta el éxito fulgurante de Kiss FM
por ser la emisora conservadora por excelencia
Quizá el fenómeno mediático más destacado de los últimos tiempos en España es el espectacular crecimiento de Kiss FM, una nueva radio propiedad del empresario asturiano Blas Herrero, que en menos de dos años se ha situado entre las más oídas del país en su género, que es la emisión sucesiva de canciones de música moderna con algún breve boletín de noticias apenas para hacer pausas.
¿Cuál es el secreto de Kiss? Aparentemente no tiene ningún secreto. Está dirigida a personas de mediana edad y la música que ofrece es convencional. De todos modos como el éxito que está logrando no es nada común, como su ascensión desde los 150.000 oyentes diarios a casi 1.400.000 se ha producido en veinte meses, batiendo todos los récord en España, en su misma falta de secreto hay que buscar las razones del éxito.
Sin entrar en tecnicismos, que por otra parte son muy discutibles, se puede decir que Kiss ofrece canciones procedentes de diversos países, una música internacional, que se oye de igual manera aquí, en Inglaterra o en EE UU –y así al menos en todos los países que se agrupan en lo que llamamos Occidente– y, atención, que han tenido éxito. Dicho de otra manera: Kiss no ofrece novedades sino música que ha triunfado en su día por lo que se podría calificar como música clásica, aunque ese término ya esté ocupado por Mozart y compañía.
La característica de Kiss frente a otras radios dedicadas a emitir música es que no ofrece novedades. Al revés, emite canciones que ya se ofrecieron otras veces, años antes y por otras emisoras. Ofrece la repetición de canciones que en su día fueron novedades. De esa manera se asegura que no propondrá nunca una canción mala o que los oyentes hayan considerado en su momento como una canción mala.
Frente a esa fórmula, el resto de las radios dedicadas a la música moderna están obsesivamente pendientes de las novedades. Son realmente sistemas de lanzamiento comercial de novedades. Tienen éxito como emisoras pero no se pueden comparar con la fortísima ascensión de la clásica Kiss, de la emisora que se dedica a ofrecer canciones clásicas modernas.
Los medios de comunicación en general –radios, televisiones, periódicos...– siguen el patrón de las radios que emiten música moderna: lo que cuenta es la novedad, la noticia. Sin embargo Kiss está demostrando que el éxito de verdad, espectacular, radica en olvidarse de la novedad, de las noticias.
Un medio de comunicación tiene dos grandes líneas de oferta: las noticias, que habitualmente se consideran como lo fundamental, y las opiniones, de variable interés según el medio, pero siempre por debajo de las noticias, que son lo más importante.
Sin embargo Kiss no solo sitúa en primer lugar lo que no es noticia sino que lo privilegia de tal manera que exclusivamente lo que no es noticia –las canciones que han tenido éxito hace diez años o veinte o treinta– es lo importante, lo que tiene cabida en esa radio, lo que cuenta.
Las noticias que no mueren en poco tiempo –que son la mayoría– se acaban traduciendo en opinión dominante, en opinión común, en lugar común y hasta en tópico. Por eso se puede considerar que la selección de canciones que no son noticia –pero que lo fueron en su día, hace diez, veinte o treinta años– equivale a la emisión de una opinión, de una serie sucesiva de opiniones, en este caso de opiniones dominantes, de opiniones consagradas... o si se quiere, de una visión conservadora de la música.
Ahí quería llegar: Kiss FM es la emisora conservadora por excelencia, y como vivimos en un mundo eminentemente conservador, como España es un país conservador –ahora, no hace veinte años, por eso hace veinte años Kiss seguramente habría fracasado– la nueva radio ha multiplicado por diez sus oyentes en menos de dos años y aun puede crecer muchísimo más.
Resumiento: Kiss es la emisora conservadora por excelencia, la única que ha sabido enlazar con los nuevos criterios de la sociedad española –no solo musicales sino de carácter general– y de ahí su enorme éxito.