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El Catoblepas, número 21, noviembre 2003
  El Catoblepasnúmero 21 • noviembre 2003 • página 19
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A treinta años del golpe que depuso a Allende:
hacia el socialismo

Sigfrido Samet Letichevsky

Los factores externos que causaron la caída de Allende son bien conocidos. No sucede lo mismo con los internos. Es importante estudiarlos: proponerse objetivos inalcanzables por vía política conduce al fracaso inevitable

«De lo que llaman los hombres
Virtud, justicia y bondad,
Una mitad es envidia,
Y la otra no es caridad.
De diez cabezas, nueve
embisten y una piensa.
Nunca extrañéis que un bruto
se descuerne luchando por la idea.»
Antonio Machado

Con motivo del trigésimo aniversario del golpe militar que derrocó a Salvador Allende, han aparecido numerosos artículos recordando el desarrollo de los acontecimientos, la brutalidad de los militares y la traición de Pinochet. Con respecto a la preparación del golpe, se destaca el papel de la CIA, de Kissinger, y la complicidad de la Democracia Cristiana. Al mismo tiempo se resalta la honestidad y la valentía de Allende.

Todo esto es muy cierto. Pero, ¿por qué los conspiradores tuvieron éxito? ¿Por qué el gobierno de la Unidad Popular no pudo desbaratar ni resistir un golpe que se veía venir (al menos desde el «tancazo»)? Y, finalmente, ¿por qué se suicidó Allende (pues ahora parece probado que se suicidó)?

Algunos, como Ariel Dorfman{1} tratan de extraer enseñanzas. Según él, en nombre de la lucha contra el terror «fueron construyendo apoyo popular para la violación masiva de los derechos humanos». Y dice que «es urgente preguntarse como evitar que el miedo nos domine como lo hizo con tantos chilenos que terminaron sosteniendo a la dictadura».

Oscar Soto Guzmán{2} dice que Allende «se propuso la construcción de un sistema socialista en democracia, libertad y tolerancia ideológica...» Y reconoce que «se cometieron errores y probablemente apreciaciones falsas sobre correlaciones de fuerza a nivel nacional e internacional». En la actualidad «No cabe duda de que un país que crece al ritmo de Chile en los últimos 12 años reduce significativamente la pobreza, sin eliminarla. (...) en Chile todos están mejor que 15 años atrás, los grupos de altos y bajos ingresos».

Pero, a mi juicio, el único análisis que apunta al núcleo de la cuestión, proviene de una anciana de 87 años, Hortensia Bussi,{3} viuda de Allende:

«Nunca fuimos durante la Unidad Popular buenos en economía, las cosas como son. Nuestros ministros no acertaron. Es cierto que hubo desabastecimiento y que Estados Unidos hizo una política de bloqueo económico, pero hay que admitir que se cometieron errores. Salvador se equivocó al emprender unos cambios tan grandes con una base electoral muy pequeña. Y además, la izquierda, a pesar de una victoria electoral mínima, todavía se fraccionó más. Encuentro que ese fue el mayor error de Salvador...»

Efectivamente, la política económica de la UP era equivocada y generó desabastecimiento. El profesor de la Universidad de Miami, Felipe Agüero, de origen chileno, señaló:{4} «EE.UU no tuvo una intervención directa pero creó el clima propicio. Lo hizo de forma perversa. Aunque la situación estaba tan polarizada que con o sin intervención americana hubiera habido golpe». Y el número dos de la Embajada de EE.UU. en 1973 dijo: «Digamos que mantuvimos viva a la oposición. Pero la verdad es que las condiciones económicas eran tan malas que de cualquier forma iba a ocurrir.»{5} Ahora se sigue otra política económica que, como dice Soto Guzmán, mejoró la vida de todos. La economía es decisiva. En España, en los últimos años, el Gobierno cometió muchos errores; tal vez el más grave haya sido apoyar el ataque a Irak, contra la opinión del 90% de los españoles. Pero la gente, sin embargo, lo vota, porque manejó bien la economía. Bush alcanzó el pináculo de su popularidad al atacar primero a Afganistán y luego a Irak. Ahora peligra, no por la inmoralidad de sus procedimientos, sino porque están afectando a la economía.

Efectivamente, Allende fue elegido por una exigua mayoría: no tenía mandato para hacer grandes cambios.

El certero análisis de Hortensia Bussi nos hace reflexionar acerca del rol de los ultraizquierdistas. Presionaron al Gobierno hacia objetivos descabellados, con lo cual esa izquierda, unida a los errores de la UP en el terreno de la economía, desestabilizaron al Gobierno de Allende mucho más que la CIA. Los partidarios de Allende tenían fe en abstracciones, pero la realidad económica minaba cada vez más su entusiasmo, a la vez que fortalecía a sus enemigos y aumentaba su número. (Según Onda Cero, 12 de septiembre de 2003, al 67 % de la población «no le interesa el golpe»). Por eso fue imposible resistir a un golpe previsible.

Están fuera de duda la honestidad y valentía de Allende. Pero supongo que si, en lugar de morir matando, decidió suicidarse, podría ser porque, tardiamente, comprendió que condujo a la nación hacia objetivos irrealizables por vía política, lo que lo hacía parcialmente responsable de las consecuencias.

García Márquez escribió: «La experiencia le enseñó demasiado tarde que no se puede cambiar un sistema desde el gobierno, sino desde el poder.»{6}

El Gobierno es el poder político; es de suponer que al contraponerlo al «poder», se refiere al poder económico. Normalmente el poder político regula y controla al económico. En casos extremos llega a cambiar el «sistema» radicalmente, como sucedió con Hitler y con Lenín/Stalin. Pero que se pueda cambiar por decreto no implica que esos cambios sean estables ni mucho menos que sean para bien. Alemania nazi duró 12 años y la URSS 72. Pero fue, desde el comienzo, una larga agonía. Un «sistema» –cualquier cosa que esta palabra signifique– no se puede cambiar para bien desde ningún poder, ni por acción de iluminados (aunque fueran bienintencionados), ni por fantasías milenaristas. Según R. Payne:

«Al final de su vida [Lenín], se dio cuenta de que, después de haber infligido al pueblo ruso espantosos sufrimientos, lo había conducido por una camino equivocado. 'Creo que soy muy culpable respecto a los obreros de Rusia', declaró, y estas palabras son su verdadero epitafio.»{7} (pág. 562.)

Sin embargo, no sólo Chile ha mejorado en las últimas décadas. También han mejorado enormemente Europa occidental, el norte de América, Japón y Corea. Y China está creciendo con fuerte ritmo. Ya la contaminación ambiental es insostenible; el crecimiento del nivel de vida de los chinos sería incompatible con el sostenimiento de la vida en el planeta, además del agotamiento de los recursos (petróleo, y luego carbón).

Tanto respecto a la contaminación como al costo de todos los productos, la energía es el factor decisivo. La economía basada en el hidrógeno –no contaminante– está en marcha, al menos para los automóviles. Además, parece estar por resolverse el problema de la producción de energía por fusión nuclear.{8} Probablemente pronto dispondremos de energías atómica y del hidrógeno (sobre todo cuando este pueda obtenerse por electrólisis del agua mediante la energía solar), ambas potencialmente baratas y no contaminantes. Entonces habremos superado el reino de la necesidad para entrar en el de la abundancia para todos. Asistiremos a un rápido crecimiento del Tercer Mundo, y viviremos en un mundo unificado, que podríamos denominar socialista, parido por la economá, la ciencia y la tecnología, no por la política.

Notas

{1} Ariel Dorfman, «Lecciones de un naufragio», El País, 7 de septiembre de 2003.

{2} Oscar Soto Guzmán, «Claros y oscuros de la transición política chilena», El País, 16 de septiembre de 2003.

{3} «Tenemos una democracia coja», reportaje a Hortensia Bussi, El País, 9 de septiembre de 2003.

{4} «Nixon dio la orden de acabar con el régimen de Allende», Rosa Townsend, El País, 13 de septiembre de 2003.

{5} «Había que prevenir la infiltración comunista en América Latina», Harry W. Schlauderman, número dos en la Embajada de EE.UU. en 1973, El País, 13 de septiembre de 2003.

{6} Gabriel García Márquez, «La verdadera muerte de un presidente», www.cubadebate.cu

{7} Robert Payne, Vida y muerte de Lenín, Ed. Destino, 1965.

{8} «Aznar defiende que España está en mejor situación que Francia para financiar el ITER», El País, 10 de septiembre de 2003.

 

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