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El Catoblepas, número 17, julio 2003
  El Catoblepasnúmero 17 • julio 2003 • página 9
polémica

...Seré breve indice de la polémica

Sigfrido Samet Letichevsky

Respuesta final a José Manuel Rodríguez Pardo

Admiro la laboriosidad de José Manuel Rodríguez Pardo. Escribió un largo artículo para criticarme (a mí y a Gustavo D. Perednik). Para nosotros resulta divertido, pero es una discusión entre sordos, y espero poder explicar por qué. Pero sospecho que para los lectores (los pocos que se atrevan a leer tan sesudos artículos), probablemente no. Por eso, como dijo Hamlet:

Therefore, since brevity is the soul of wit
And tediousness the limbs and outward flourishes,
I will de brief:

Creo que JMRP coloca la carreta delante de los bueyes al titular su artículo «Aclarando las confusiones de los señores Letichevsky (...)». Esa podría ser la conclusión a la que llegue mediante argumentos. Finaliza diciendo: «Finalmente, debo decirle al Señor Sigfrido Samet Letichevsky que no se cohiba por sus limitaciones, ya que debe ser nuestro objetivo intentar corregirlas y aprender algo nuevo.»

El consuelo de mi ignorancia solía ser el recuerdo de que el más sabio y el más justo de los hombres fue quien dijo: «Sólo se que no se nada.» Haré un esfuerzo por no cohibirme y, a pesar de mi edad, procurar corregir mis errores y aclarar mis confusiones.

Yo creía que Platón, además de el más grande filósofo de todos los tiempos, era el fundador del idealismo filosófico. Pero JMRP nos dice que era materialista, «al menos mucho más que Popper». Creía que Popper era «realista» (no le gustaba la palabra materialismo por razones que sería largo explicar) pero ahora nos enteramos de que «abundaba en un reduccionismo de corte psicológico, idealista». También tendía entendido que asistió a reuniones del Círculo de Viena, donde criticó su positivismo (y también en libros, como Logyk der Forschung), por lo que fue uno de los principales responsables de la muerte del positivismo lógico. Pero JMRP dice que Popper era positivista. Pero tal vez sean estos los inconvenientes de la filosofía de etiqueta: el poner etiquetas no sirve de nada; no implica ninguna comprensión ni análisis.

Agradecería a JMRP que me diga en qué parte de La sociedad abierta dice Popper que «...la ideología de la democracia como la culminación del Género Humano». Porque me parece lícito discrepar, no así tratarlo de gilipollas.

Dice también: «Como afirma {en el resumen} que "No es posible cambiar el mundo mediante ideologías" yo afirmo por simple traducción que "Las ideologías no son un factor de cambio..."». En mi texto dice: «Las ideologías son un factor de cambio, pero en un sentido opuesto al que se proponen.» No es traditore por ser traduttore, sino por traducir lo que no debía: ¿por qué se basó en el resumen (que, si bastara, haría superfluo el artículo)?

Y después dice JMRP: «Ello se debe a que no ha comprendido la definición marxista de ideología, la concepción que tiene un grupo social de su lugar en el mundo y de sus intereses.» No se le ocurre la posibilidad de que la haya comprendido, pero no la comparta. Esa definición llevó a la Tercera Internacional (capitaneada por Stalin) al gravísimo error de considerar al nazismo como la dictadura de la burguesía imperialista en su etapa de descomposición. Por eso se alegraron del ascenso de Hitler, porque aceleraría el «inevitable» triunfo del socialismo. El nazismo fue un movimiento interclasista; algunos empresarios lo apoyaron, otros no (hasta que tuvieron que hacerlo, obligados). Muchísimos obreros apoyaron a Hitler. El movimiento obrero no tiene ninguna ideología, y menos el marxismo. Sólo con la teoría del sustitucionismo (Rosa Luxemburgo) se puede establecer alguna relación (permanente) entre el marxismo y el movimiento obrero, pero es una forma más de tergiversar la realidad. Actualmente ni siquiera los sindicatos reúnen a la mayoría de los obreros, que, como clase, están desapareciendo.

JMRP dice: «Yo no dudo de la honestidad de Popper, pero eso no me interesa lo más mínimo.» Se refiere a palabras mías que transcribe: «la claridad y la honestidad de la cita de Popper.» Como ejemplo para aclarar la diferencia, transcribo una carta que envié a El País el 28 de mayo de 2003:

«Leo en El País de hoy:
"El PSE rechaza el pacto que le plantea el PP para Euskadi." Los socialistas reclaman la presidencia de a Diputación Foral de Álava, donde el PP ha sido el más votado.
A su vez Fausto Fernández dijo: "Si entramos en el Ejecutivo {de la Comunidad de Madrid}, no será para ir de segundones. Esa fue la advertencia que el cabeza de lista de IU (...) lanzó ayer de cara a la probable constitución de un gobierno de coalición entre su partido y el PSOE."
Es natural que cada partido busque el máximo de poder. "(...) todas las direcciones regionales están de acuerdo en que IU debe buscar todo el poder que pueda, pactando con PSOE y formaciones locales de izquierdas, ecologistas, nacionalistas, casi de cualquier tipo para evitar que gobierne el PP."
Las presiones recíprocas casi rozan el chantaje; las "ideas" o principios sólo son el cebo para cazar votantes. El PSE no pacta con el PP ("¡la derecha!") ni para frenar al terrorismo en Euskadi, pero pacta con IU (la "izquierda" que apoya a la ultraderecha nacionalista, sin la cual ETA (¡de "izquierda"!) no existiría. Tal vez dejar libre el camino al nacionalismo/terrorismo sea una exigencia de IU (sin cuyo apoyo envenenado el PSOE no gobernaría la Comunidad de Madrid).
El PP debería haber recibido un varapalo mucho más fuerte. Pero la "izquierda" carece de principios. Igual que la "derecha", sólo que el PP, como administrador, es mejor (o menos malo). Si algunos colaboradores de El País que se amargan porque creen en el seudodilema derecha/izquierda reflexionaran con más realismo, comprenderían que el emergente de la votación fue bien racional: sin mayoría absoluta, ambos partidos deberán actuar muy cuidadosamente. Ojalá reciban el mensaje.
Cordiales saludos, Sigfrido Samet.»

No dudo de la honestidad personal de Zapatero y de Simancas. Pero invocar «la unidad de la izquierda» es un mensaje deshonesto. Porque no hay lo qué unir: el PSOE se parece mucho más al PP que a IU o a ETA. La llamada «izquierda» no tiene nada en común, y el objeto de los pactos es lograr más cuota de poder con pretextos «ideológicos». El objetivo de los partidos políticos es el poder; la «ideología» es el marketing con el que esperan captar votantes.

Popper dijo («Retorno a los presocráticos») que según la teoría de Anaximandro, «la Tierra no está sostenida por nada, sino que permanece inmóvil debido a que está a igual distancia de todas las otras cosas. Su forma es... como la de un tambor. Nosotros caminamos sobre una de sus superficies planas, mientras que la otra se encuentra en el lado opuesto». Un escolar de EGB podría decir que Anaximandro era un ignorante o un tonto, por creer que la tierra, que como cualquiera sabe es esférica, era cilíndrica. Pero Popper continúa: «En mi opinión, esa idea de Anaximandro es una de las más audaces, revolucionarias y portentosas de toda la historia del pensamiento humano. Ella hizo posibles las teorías de Aristarco y Copérnico.(...) {Y} fue una anticipación, en cierta medida, hasta de la idea newtoniana de las fuerzas gravitacionales inmateriales e invisibles.»

Si el mundo hubiese quedado anclado en 1850, las creencias de JMRP serían plausibles. Ahora no (pero que importa, si dice que «Las ideologías (...) no tienen por qué ser verdaderas.» Es lo que decía Sorel: hay que crear mitos eficaces). Es un hombre inteligente y culto, pero está adherido a paradigmas que no funcionan. {A veces los que se consideran de izquierda creen que «cambiar de paradigma» sería ser de derecha. No es así: izquierda y derecha pertenecen al mismo paradigma, al igual que burguesía y proletariado.} Por eso me limito a unos pocos ejemplos, aunque los demás son por lo menos igual de gordos (sobre todo sus ideas sobre gnoseología, y sobre economía, que parecen basadas en Vivianne Forrester y en Martha Harnecker, que confesó su total ignorancia en el tema). Y no hablemos de su interpretación economicista y ahistórica del Creced y multiplicaos. Pero no resisto la tentación de contestar una de sus preguntas: ¿qué términos hemos de sustituir, por ejemplo, en la ideología comunista para que sea verdadera?

El comunismo engloba las tradiciones y el ideario colectivo de todos los milenarismos. Como expresión de deseos puede ser, a mi entender, tres cosas (sin perjuicio de que coexistan): 1) Un noble deseo de justicia y de felicidad para todos; 2) Una expresión de resentimiento y envidia contra los ricos y los poderosos («que la tortilla se vuelva»); y 3) Una zanahoria que aventureros cínicos agitan para movilizar grupos humanos y ganar poder o conquistar el poder.

Como todos los milenarismos, está abocado al fracaso. Sin embargo, opino que, no sólo, si el mundo sobrevive, se llegará relativamente pronto a vivir de una manera que se puede llamar socialista o comunista, sino que, en el Primer mundo, ya se está viviendo a un nivel muy superior a lo que Marx esperaba de la sociedad comunista. ¿Qué es, entonces, lo que fracasa? A mi juicio es la pretensión de cambiar radicalmente la estructura social según la voluntad de algunos iluminados. Aún modificaciones parciales suelen fracasar, pero al menos son corregibles. La aplicación de las ideologías comunista y nazi hizo mucho daño. Ni siquiera en lo económico favorecieron a sus pueblos.

Esa ideología, con respecto a la undécima tesis de Engels, no puede ser verdadera aunque se vista de seda. Como predicción de una realidad a la que se llegará por un proceso que no depende de la ideología sino que emerge de la autoorganización espontánea, es muy probable, a mi parecer, que resulte verdadera.

Doy por terminada, por mi parte, la polémica con José María Rodríguez Pardo, porque creo que desde distintos paradigmas (no ideologías), se habla diferentes idiomas, y es casi imposible entenderse. Y por respeto a los lectores, lo que implica también dejar intervenir a nuevos participantes.

 

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