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El Catoblepas, número 17, julio 2003
  El Catoblepasnúmero 17 • julio 2003 • página 6
Desde mi atalaya

La ciudad de Burgos homenajea a los presos políticos que estuvieron recluidos en su penal

José María Laso Prieto

Crónica del homenaje brindado por la ciudad de Burgos a los que fueron presos políticos en su famoso penal durante el franquismo. Laso estuvo preso en Burgos entre 1959 y 1963, condenado por ser militante del Partido Comunista de España y responsable de agitprop en Vizcaya

La ciudad de Burgos, encabezada por su Ayuntamiento, ha rendido un emotivo homenaje a los presos políticos que estuvieron muchos años recluidos en su célebre penal. En el tríptico donde se anunciaban los actos a realizar en la ciudad burgalesa, se decía:

«El Excmo. Ayuntamiento de Burgos y en su nombre su alcalde, don Angel Olivares, y la Asociación de Ex-presos y represaliados Antifranquistas, con la consulta previa y adhesión de diversos colectivos políticos, sociales, culturales y ciudadanos, han acordado celebrar un Homenaje Nacional a los presos políticos que fueron víctimas de la represión franquista. Se ha elegido esta ciudad porque en ella estuvo la Prisión Central de Burgos, en la que decenas de millares de demócratas dejaron largos años de su vida y su libertad. Este encuentro debe contribuir a recuperar la memoria histórica, debido al acuerdo adoptado por unanimidad en el Congreso de los Diputados el pasado 20 de noviembre de 2002. El homenaje se desarrollará del 12 al 15 de junio de 2003 y contará con una gran exposición fotográfica. El día 12 se hará la apertura oficial del homenaje y los días 13 y 14 se desarrollarán una jornadas de estudio y reflexión histórica a través de mesas redondas y ponencias con la presencia de ideas y personalidades de la vida política y social, investigadores juristas y los testimonios de los expresos políticos, la mayoría de los cuales cumplieron sus condenas en el penal de Burgos. El día 14 por la noche se celebrará en el Teatro Principal de Burgos una velada poético musical en la que participarán conocidos cantautores y artistas. Invitamos a los ciudadanos de Burgos, y especialmente a la juventud, a compartir con nosotros este homenaje popular que quiere contribuir a cerrar las heridas del pasado y a construir unidos un futuro mejor para España.»

Partido Comunista de España (logotipo utilizado durante la transición, tras la muerte de Franco en 1975 De Asturias nos desplazamos a Burgos una delegación compuesta por militantes comunistas ex-presos: Manuel García González (Otones), Juan Rodríguez Ania, Gerardo Díaz Solís, Manuel García Hernández, Alfonso Vallina Miranda, Manuel Alonso Hernández, Martín Fraga Tasende, José A. del Valle Lavandera y José María Laso Prieto, y dos del PSOE. Estos últimos fueron el abogado José Ramón Herrero Merediz y el sindicalista Severino Arias Morillo. De los comunistas, también participaron las viudas de Juan Muñiz Zapico (Higinia Torre Patayo) y Genaro González (Juana Prieto Fernández) que asimismo estuvieron recluidos en el siniestro penal.

A nuestra llegada a Burgos fuimos directamente al acto inaugural que, en forma de mesa redonda, comprendía a los dos dirigentes sindicales, Cándido Méndez y José Fidalgo, al Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, al ex-alcalde de Burgos, Angel Olivares, y al Secretario General del Partido Comunista de España, Francisco Frutos. Todos ellos valoraron la lucha de los ex-presos políticos como una contribución muy relevante al restablecimiento de la democracia en España. El ex-ministro de Justicia, Enrique Múgica, que también estuvo recluido en Burgos, rindió homenaje al ex-preso político Narciso Julián, recientemente fallecido. A su vez, Francisco Frutos resaltó que la contribución de los militantes comunistas a tal lucha había sido la más importante tanto cuantitativa como cualitativamente. Ángel Olivares subrayó cómo los actuales burgaleses se sienten identificados con sus anteriores huéspedes forzosos. En la exposición fotográfica figuramos todos los expresos que ingresamos en el Penal antes de 1960, ya que a partir de 1959 se prohibieron tales fotos por su eventual utilización en la campaña pro-Amnistía.

A partir del día 13 se desarrollaron las ponencias y mesas redondas. Se abordaron diversos temas como: «El marco legal de la represión en la dictadura franquista». Los ponentes fueron José Ramón Herrero Merediz y el historiador Marc Carrillo. José María Laso Prieto aportó el trabajo titulado «La utilización de la jurisdicción militar en la represión franquista». Otra mesa redonda se dedicó al tema: «Etapas fundamentales de la represión en las cárceles franquistas». Los ponentes fueron el comunista Melquesider Rodríguez Chao y el libertario José Martín. Una mesa redonda muy emotiva fue la dedicada al tema de «La lucha de las presas políticas por la dignidad y por sus reivindicaciones». Sus ponentes fueron Angustias Martínez, Vicenta Camacho e Isabel Amil.

Por la tarde se desarrolló una mesa redonda sobre el tema de «La lucha de los presos políticos por la dignidad y sus reivindicaciones». Los ponentes fueron Manuel García (Otones) y Joan G. Tristany. Otones expuso muchas de sus experiencias de lucha que se reflejan en sus recién publicadas Memorias. A su vez, Tristany relató similares experiencias en Cataluña. Una segunda mesa redonda de la tarde tuvo por tema «Relaciones de presas y presos políticos con el exterior». Estuvo a cargo de Miguel Nuñez y de Enric Pubil. Miguel Nuñez estuvo a cargo de esas relaciones en la Dirección Política de los presos políticos del Penal de Burgos. Tal relación se expone muy bien en sus también recientes memorias y, por su parte, Pubil relató con detalle las relaciones exteriores de los presos políticos en Cataluña.

La mañana del día 14 se inició con la mesa redonda que trató del tema «Homenaje a las familias de los presos por su contribución a la lucha». Los ponentes fueron Irene Abad, Virginia Díaz y Eliseo Prada. El tema fue muy justo y oportuno, ya que tal contribución fue muy relevante para mantener activa la conciencia de los presos políticos. Fue seguida de la mesa redonda dedicada al tema de «Actividades de formación políticas y culturales». Los ponentes éramos, en principio, Agustín Ibarrola, Sixto Agudo (Blanco) y José María Laso Prieto. Agustín Ibarrola no pudo participar debido a que llegó tarde por el retraso de su vuelo desde Ginebra. No obstante participó en todos los actos que se desarrollaron posteriormente en el homenaje a los presos políticos recluidos en Burgos. Por su parte, Sixto Agudo, que fue durante años miembro muy activo de la Dirección Política de los presos del Penal, desarrolló una ponencia por escrito en la que se centró fundamentalmente en «La educación política cultural y profesional de los presos políticos del Penal de Burgos en el período 1946-1961». Como la revista El viejo topo tiene el proyecto de publicar íntegramente tal ponencia, en esta reseña vamos a limitarnos a transcribir sólo algunos de sus párrafos:

«A Burgos le cupo un papel muy especial durante la guerra civil. Ser la capital política y administrativa del nuevo régimen que iban creando los sublevados contra la República. Y el Penal se fue llenando de miles y miles de prisioneros que hacían las unidades de la VI División mandadas por el general Mola. Terminada la guerra civil, fue nombrado jefe de la VI División el general Yagüe, con plenos poderes en su región, coincidiendo con la decisión de Franco de concentrar en el Penal a los republicanos de toda España conmutados de la pena de muerte, en el periodo 1940-1946.
A partir de 1946 Franco dio una nueva orden: la de concentrar en el Penal a los dirigentes más peligrosos del PCE, del PSOE y de la CNT. Para evitar que las prisiones se transformasen en bastiones de referencia y de lucha por recuperar la democracia. Pero, como veremos, se equivocó.
Hecha esta primera reflexión quiero responder a esta pregunta: ¿por qué el Penal de Burgos fue una Universidad y no otras prisiones? El dictador creyó que, reuniéndonos en el Penal de Burgos, evitaría tener focos de libertad en diversas prisiones del resto de España, al mismo tiempo que le sería más fácil concentrar su acción represiva contra nosotros. Sus cálculos fallaron porque al concentrarnos aumentó nuestra fuerza y facilitó nuestra acción en contacto con la Dirección del Partido, instituciones y masas populares.
En la primavera de 1946 llegó al Penal la primera expedición de Alcalá de Henares, formada por más de 200 presos. Después de cumplir el periodo de celdas, de este Departamento se pasaba a la Brigada de Higiene. Era un escalón entre el periodo de celdas y la vida común, donde su cumplían las órdenes del oficial de la Brigada. Los que componían ésta tenían la obligación de limpiar la prisión, excepto los dormitorios. No se podía filmar ni hablar. Y se obligaba a los presos a fregar de rodillas protegidos por unas rodilleras de cubiertas de automóviles. En invierno era inhumano porque se vivía a temperaturas bajo cero. A pesar de ello, se les obligaba a hacerlo diariamente. El funcionario Matías, que fue durante muchos años responsable de esta Brigada, gozaba con el sufrimiento de los presos, acuciándolos en el trabajo e incluso pisándoles las manos a los que no podían llevar el ritmo que se imponía.
El régimen de vida en común era inhumano. Formaciones, desayuno, comida y cena se hacían en el patio hasta la hora de subir a los dormitorios. La actividad política era limitada. Las informaciones y discusiones se hacían paseando. En los dormitorios era imposible hacer algo, debido a que al toque de retreta todo el mundo tenía que acostarse.
La expedicionarios de Alcalá de Henares, al salir de celdas, fueron trasladados a la Brigada de Higiene. Pretendieron que fregaran de rodillas y se negaron. Repitieron la negativa ante el jefe de servicio y ante el Director.
—"¿Es que van ustedes a imponer condiciones?", demandó el Director.
—"No se trata de eso. Lo que queremos es realizar el trabajo con más comodidad, y evitar esas formas vejatorias, como se hace en otras prisiones, con una cruceta de madera en la que se apoya la bayeta."
—"Si se comprometen que la limpieza se haga bien así, que se hagan las crucetas y se friegue con ellas", concluyó el Director. Después se consiguió que cada preso tuviera su plato, cuchara y vaso.
Los meses siguientes fueron llegando expediciones de San Miguel de los Reyes y Ocaña. De este modo el Penal se llenó de unos cinco mil reclusos, el 90% comunistas, y dos expediciones del PSOE y otras dos de la CNT. Cumplidos todos el periodo obligatorio de celdas, nos encontramos en el patio general. Fue emotivo encontrarme con los veteranos del Penal de Alcalá de Henares y con Antonio Nuñez Balsera, a quien no había vuelto a ver desde las detenciones en Perpignan. Cada expedición traía sus propias experiencias. Era pues necesario cohesionar la acción del PCE en el Penal. Para ello establecimos contacto con la Delegación del PCE en Madrid, que nos proporcionó los materiales y la orientación del PCE, lo que representó una gran ayuda. También reforzamos las relaciones con familiares y amigos. Pero comprobamos que la relación directa con la Delegación del Comité Central del PCE en Madrid, podía constituir un serio peligro para ellos y para nosotros y pedimos una relación directa con el PCE de París, que se mantuvo siempre sin novedad. Con esta ayuda de la Dirección del PCE, con la selección que hacíamos de la prensa diaria y el resumen semanal de Radio España Independiente, que nos enviaba Angeles Blanco Brualla, se organizaba la información y la discusión política en las brigadas.
A cumplir esta tarea fundamental, ligada a nuestro trabajo diario, nos dedicamos con entusiasmo. Había que disponer de los medios necesarios. Se creó una Comisión fuerte compuesta por José Blanco, Julio San Isidro, Luis Alberto Quesada y Puente, que disponía de la orientación política del PCE, Mundo Obrero, las revistas del Partido y de Praga, libros de Marx y de Lenin, manuales de la Academia de Ciencias de la URSS. Para tenerlos a recaudo, abrimos huecos en la 2ª Brigada, sacando gruesas piedras, hueco cerrado con un cuadro de baldosines adosados a un bloque de cemento. Pero además había que garantizar cómo sacar y meter los materiales de su escondite, cómo hacer los guiones de los temas, cómo garantizar la exposición de los temas y su discusión en las brigadas.
Tuvimos que neutralizar la acción de la plantilla, creando una agrupación de camaradas que vigilaban los movimientos de los guardianes y que avisaban para que no fueran sorprendidos los que realizaban alguna actividad. Por ejemplo, un día el Director, con toda la plantilla, invadió la 2ª Brigada, convencido de que esta vez lograría su propósito. Llevaba en la mano una alcotana y sin más comenzó a tirar los azulejos de las paredes y no consiguió nada, porque debajo de los azulejos estaba el cuadro que tapaba el escondite. Así pudimos realizar durante el periodo señalado tres cursos de orientación política e ideológica elemental, dedicados a estudiar la política del Partido; el medio, sobre las mismas cuestiones y algunos temas básicos de la teoría marxista, y el superior dedicado a la teoría marxista.
Como complemento de la educación política e ideológica, se concibió la utilización del local destinado a Escuela empleando las horas de patio. Disponíamos de suficientes profesores titulados: Custodio Peñarroya, profesor de Física; Julio San Isidro, economista; Alberto Sánchez Mascullán, Luis Alberto Quesada, Antonio Pérez, y Marcelo Usobiaga, profesores mercantiles; Andrés Rodríguez, perito industrial; Igualador, profesor de matemáticas; Salvador Ruiz Soler, proyectista; Montreal, delineante; Ángel Poyatos, profesor de lenguaje y Agapito del Olmo, Horacio Fernández Inguanzo, Guillermo Gaya, Valentín Bea y Maeso, excelentes profesores de primera enseñanza. Todos ellos, con la Comisión de Educación, presentaron al maestro oficial del penal el siguiente plan. Dar clases de cultura general: dos clases de francés e inglés; dos clases de física; dos clases de matemáticas; dos clases de geometría y dibujo; dos clases de literatura y lenguaje; dos clases de geografía física y económica; una clase de peritos industriales y de organización del trabajo; dos clases de historia universal y de España, una clase de radio. Este plan se llevó a cabo sin problemas. Los años de mayor número de presos, el número de matriculados superó los dos mil. Nunca hemos valorado suficientemente esta labor: que muchos de sus receptores que entraron casi analfabetos salieron con una cultura más que media, y muchos de ellos con conocimientos técnicos.
Dentro de la actividad político-cultural existía una tertulia literaria formada por Luis Alberto Quesada, Fernando Macarro (Marcos Ana), José Luis Gallego, Manuel de la Escalera, Angel Poyatos, Juan Gómez Casas, dirigente de la CNT. Realizaban debates literarios y representaciones escenificadas sobre escritores célebres, y elaboraban revistas locales que hacían más llevadera la vida del Penal.
Fue precisamente esta concentración de dirigentes comunistas, impuesta por Franco, la que dio vida a esta Universidad, lo que no pudieron hacer en otras prisiones, que sí llevaron a cabo una gran lucha política contra la brutal represión que recibían, y también una labor cultural de acuerdo con los medios que tenían. Los libros de Melquesider Rodríguez Chao, Miguel Nuñez, Juana Doña, Sixto Agudo y Tomasa Cuevas, son testimonio de ello.»

La ponencia de José María Laso Prieto, integrante de la misma Mesa Redonda que la de Sixto Agudo, fue complementaria de la de éste. Ambos abordaron el tema de la actividad cultural en el Penal de Burgos y de los cursos de Formación Política. Sixto Agudo se refirió a la primera etapa del Penal, mientras que Laso explicó el tema a partir de 1959. Laso comenzó precisando que su experiencia abarcó de febrero de 1959 –en que llegó al Penal de Burgos, después de haber hecho «turismo penitenciario» por las prisiones provinciales de Bilbao, Burgos, Madrid (Carabanchel), Zaragoza y Huesca– hasta el 1º de julio de 1963, en que salió en libertad condicional. A su vez, tal etapa estuvo dividida entre su llegada a Burgos y el VI Congreso del PCE, en el que fue elegido miembro de su Comité Central como consecuencia de su comportamiento frente a la policía. A partir de entonces, pasó a integrarse en el Comité de Dirección Comunista del Penal, desempeñando la Secretaría de Información del mismo. Ello intensificó mucho su labor cultural y de formación política. Empero ya anteriormente se le había dedicado a dar clases de formación política y a participar en los debates de una Comisión dedicada a analizar los temas políticos más relevantes. Esta Comisión estaba constituida por una treintena de cuadros, expertos en marxismo o con notables conocimientos políticos. Entre los temas tratados, a lo largo de varias sesiones, figuró el resultado de la Huelga Nacional por la Reconciliación, de Junio de 1959. La gran mayoría de los asistentes estuvieron de acuerdo con la Resolución del Buró Político del Comité Central del PCE, de considerar que tal huelga había tenido un éxito parcial. El único discrepante fue el matemático Igualador que, al salir en libertad, fue empleado en los Laboratorios Ibys por su Director, el gran científico Faustino Cordón. Otro tema, al que se dedicaron varias sesiones de debate en la Comisión, fue el resultado obtenido por el Plan de Estabilización impuesto por el nuevo Gobierno franquista. Las opiniones estuvieron muy divididas.

Seguidamente Laso se centró en la actividad cultural desarrollada en el Penal de Burgos. Completó así los datos sobre la tertulia literaria, La Aldaba, proporcionados por Sixto Agudo. La composición de la misma, en la etapa de la incorporación de Laso, se amplió a dos libertarios más: Francisco Alcaraz, conocido cariñosamente como «Pajarito», y un catalán apellidado Fornés. Posteriormente, a petición de Laso, se integró en la tertulia el abogado José Ramón Herrero Merediz.

A continuación Laso se centró en la actividad cultural desarrollada en la Tertulia. Recordó los debates que se desarrollaron acerca de la novela El doctor Zivago, la obra filosófica y literaria de Albert Camus, la obra poética de Rafael Alberti y la obra teatral de Buero Vallejo. También se analizó la polémica del posibilismo derivada de la controversia entre Alfonso Sastre y Buero Vallejo. «Pajarito» se hizo muy famoso en La Aldaba, debido a que con frecuencia aludía a una novela suya sobre las cárceles. Cuando se le pedía que la prestase, respondía: «La tengo sólo en la mente. No la desarrollo por escrito debido a que temo me la confisque el Coronel Eymar.»

Otra actividad cultural relevante de Marcos Ana y José María Laso fue la de los murales que dedicaron a la muerte de Albert Camus y a la amistad chino-soviética. Tales murales –de reducidas dimensiones– circularon por todas las Brigadas. En formato de un libro pequeño –que se multicopiaba a mano– Laso elaboró un extenso trabajo –sobre la conquista humana del espacio– en colaboración con Pedro García Gutiérrez. Siendo ya Secretario de Información de la organización comunista del Penal, Laso elaboró un extenso trabajo sobre la descolonización de los países africanos. Uno de los copistas que lo reprodujo, para su lectura en todas las brigadas, fue el pintor artístico Pedro Encinas, que todavía lo recordaba en 1967 cuando se encontró con Laso en una exposición en la Galería Mikeldi de Bilbao.

Una vez que Marcos Ana y Laso accedieron al puesto de bibliotecarios del Penal –oficialmente eran barrenderos de la Biblioteca– realizaron diversas actividades culturales en la misma. Una de las más relevantes fue la de las proyecciones cinematográficas. Laso pasó a ser el traductor –para el maestro oficial del Penal– de los documentales franceses, italianos y británicos. Ello le llevó finalmente a encargarse de la programación cinematográfica semanal. Laso redactaba las cartas dirigidas a las distribuidoras que finalmente firmaba el maestro oficial. Ello permitió proyectar en el Penal la casi totalidad de los «films» de Bardem y Berlanga, e incluso el Spartacus (1960) de Stanley Kubrick, que constituía una apología de la lucha de clases. Otra actividad cultural, que realizaron conjuntamente Marcos Ana y José María Laso, fue la presentación mural semanal de la cartelera cinematográfica del penal. Se montó sobre una plancha de madera de ocumen en un pasillo de paso a la Escuela-Biblioteca y un taller textil. Sobre tal panel Marcos Ana situaba diversas fotos de actores y actrices, que iban a protagonizar las películas a proyectar, mientras Laso colocaba un texto con informaciones y comentarios acerca de tales películas. Cuando Marcos Ana salió en libertad, en noviembre de 1961, Laso continuó una tarea que suscitaba un gran interés entre los presos.

Otra actividad cultural importante la desarrolló el grupo de presos vascos. A iniciativa de Ramón Ormazabal, desarrollaron un curso de debates acerca de la estética vasca en el campo de la plástica. Tomando como referencia un libro sobre el arte vasco, publicado en Buenos Aires por Kaperotxiki, Ramón Ormazabal, Agustín Ibarrola, Antonio Giménez Pericás, Vidal de Nicolás, José María Laso, y otros presos vascos, debatieron exhaustivamente la historia y realizaciones de los artistas vascos.

En un plano más general, el acto más relevante fue un homenaje al poeta Miguel Hernández, con motivo de un aniversario de su muerte, desarrollado por la tertulia La Aldaba, por iniciativa de Marcos Ana. Fue un verdadero montaje teatral, con muy diversos decorados y una esfera de cristal en la que ardía alcohol. Hubo que montar la correspondiente guardia para no ser sorprendidos por los funcionarios. También fue muy interesante una lectura colectiva de una obra teatral de Manuel de la Escalera que, aunque se desarrollaba en un país árabe, simbolizaba explícitamente la tragedia que habíamos vivido los españoles.

En el plano de la formación política, José María Laso fue uno de los presos más activos. No sólo como profesor de los diferentes cursos, sino también como elaborador de muchos de los temas de tales cursos. Esta tarea la llevó a cabo en estrecha colaboración con Melquesider Rodríguez Chao. Los cursos de formación tenían dos vertientes: para libertos y para presos políticos en general. Se denominaba libertos a los presos que les faltaban seis meses para salir en libertad condicional. Lógicamente tales cursos eran los más intensos, mientras que los generales tenían un ritmo más pausado. Los cursos abarcaban los más diversos temas: filosofía y economía marxista, política en la perspectiva leninista, temas sindicales y económicos, campesinos, &c. Para la realización de tales cursos, que se realizaban en las brigadas en tres horarios diarios, había que montar las correspondientes guardias para no ser sorprendidos por los carceleros. Estos cursos de formación fueron tan importantes que sirvieron para elevar notablemente el nivel político y cultural de los presos. De ello se deriva el que se hablase, con fundamento, de la Universidad de Burgos.

Otra actividad cultural y política muy relevante que tuvo que realizar José María Laso fue la de la confección del Boletín de Noticias que diariamente se leía en todas las Brigadas. Fue una de las tareas que asumió al pasar a ser secretario de información del Comité de dirección política del Penal. Fueron dos activos colaboradores de Laso, en tal tarea, los camaradas Eduardo Ganga Zafra y José Antonio Cuadrado. El citado Boletín se elaboraba desde muy diferentes fuentes: los periódicos legales en España –que no obstante estaban prohibidos a los presos políticos–, las informaciones que nos pasaban los familiares de los presos a través de las comunicaciones en el locutorio, las informaciones que nos pasaban algunos funcionarios adictos, las comunicaciones que nos enviaba desde París la Dirección del PCE. La lectura de este Boletín de Noticias suscitaba gran expectación entre los presos, especialmente cuando se desarrollaban acontecimientos que podían provocar su libertad.

Toda esta actividad cultural y política realizada por los presos del Penal resulta inconcebible si no se tiene en cuenta una frase que se atribuye a Trotsky. Trotsky decía: «El zarismo es una tiranía algo atenuada por la ignorancia, la vagancia y la inoperancia de sus funcionarios.» Lo mismo se puede decir del franquismo. Sin embargo, es de justicia añadir que los presos políticos del Penal de Burgos habían logrado una situación especial gracias a muchos años de sacrificios y duras luchas.

Otra mesa redonda relevante, desarrollada el 14 de junio en Burgos fue la titulada «La solidaridad y la lucha por la amnistía en territorio franquista». Sus ponentes fueron Armando López Salinas, Eloy Fernández y Juan José del Aguila. Describieron las más diversas formas de solidaridad que se desarrollaron en España en apoyo de los presos políticos, haciendo especial referencia a la denominada Antena de Burgos, que elaborábamos los presos políticos del Penal y que transmitía semanalmente Radio España Independiente.

La última mesa redonda de la jornada del 14 de junio tuvo por título «La solidaridad y la lucha por la amnistía en el ámbito internacional». Los ponentes fueron Luis Alberto Quesada y Marcos Ana. Quesada se centró ampliamente en el movimiento de solidaridad desarrollado en la República Argentina, país donde le trasladaron al ser puesto en libertad. A su vez, Marcos Ana describió los muy diferentes viajes que hizo a muy diversos países para impulsar la campaña internacional pro Amnistía. Con esa finalidad recorrió los más diversos países del mundo.

El mismo 14 de junio se publicó en el diario El Correo de Burgos un texto en el que se resumían varias entrevistas realizadas a algunos de los participantes en las mesas redondas de los ex-presos. El título era «La Universidad comunista de la dictadura estaba en Burgos». Como subtítulo, decía: «Presos víctimas del régimen franquista encarcelados en el penal burgalés reciben un homenaje que pretende recuperar la memoria histórica.» El texto incluía una fotografía en la que figuraban Sixto Agudo, Timoteo Ruiz y otro compañero, y en el correspondiente pie de foto se decía: «Las anécdotas y recuerdos se intercambian constantemente entre aquellos que padecieron la represión política.» El texto, firmado por Noelia Santamaría, comenzaba con una entrevista a Manuel García González (Otones). En ella se decía:

«"En 1950 cumplí veinte años atado a un pesebre en las caballerizas de la guardia civil, sufriendo torturas durante diez días que me dejaron inutilizado". Así comienza una historia que aunque trágica no tiene nada de excepcional. Es la historia de uno de los miles de presos franquistas que pasaron por el penal de Burgos durante la dictadura.
A la cárcel de nuestra ciudad llegaban los presos más "peligrosos", los comunistas, que en la mayoría de los casos ya habían pasado por otras prisiones españolas donde la represión era constante. "En Segovia se nos murió un camarada que tenía una úlcera de estómago sangrante, y se desangró en la celda, abandonado totalmente. Fue un crimen. Me sancionaron porque me desesperé y cogí a un funcionario y le dije que era un hijo de puta", cuenta Otones. "Cuando vine a Burgos era otra cosa." El Penal de Burgos era emblemático por la dureza de su represión, pero también porque los presos supieron organizarse para mejorar sus condiciones y continuar con su lucha contra la dictadura franquista. La llamaron "Universidad comunista" y no es para menos, porque los presos se ingeniaban para impartir filosofía y economía marxista, sociología política, cursos sindicales y culturales-ideológicos. Pero la actividad en el Penal de Burgos fue incluso más transcendental. "Los funcionarios se desesperaban", cuenta sonriendo Otones, "se preguntaban por qué aparecían partes de la prisión de Burgos en la Pirenaica". Radio Pirenaica era una emisora clandestina contraria a la dictadura, a la que los presos, al mismo tiempo que con los cursos, se enviaban información sin ser descubiertos.
Los condenados habían creado toda una estructura que se dedicaba a espiar a los funcionarios, de tal forma que cuando éstos iban a efectuar un registro podían saberlo de antemano. Los parte para Radio Pirenaica requerían de métodos más rebuscados, como, por ejemplo, escribir la información en letra muy pequeña usando papel cebolla y esconderlos en las tapas de los libros que se encuadernaban en la cárcel. De este modo consiguieron aliviar su condición de presos y moverse con una cierta libertad que habían conquistado a lo largo de años de lucha. Después de eso, cada vez que un militante era condenado se convertía en un héroe. Y casi de heroica puede calificarse la pericia e insistencia de estos presos en su lucha a favor de la democracia, un logro que una vez alcanzado en la realidad no les apartó de la militancia política.
Las biografías de los cerca de ochenta presos antifranquistas que se han reunido este fin de semana en nuestra ciudad están marcadas por la participación en los hechos más relevantes y funestos del siglo veinte español. Sixto Agudo luchó en el ejército republicano durante la guerra civil, fue jefe de División con veintitrés años y conoció toda la organización de defensa de la República. Así, al finalizar la guerra, huyó a Francia y fue un destacado líder de la resistencia española en ese país. Fue detenido al volver a España. Otones, aquel muchacho torturado en las caballerizas de la guardia civil, fue encarcelado por organizar la resistencia de los guerrilleros que existían por aquel entonces en las montañas de Asturias. En los años siguientes se hizo miembro del Partido Comunista, que tiempo después dirigió una huelga de mineros asturianos. Por ésta y otras actividades pasó largos periodos en cárceles de todo el país.
Vidas que podríamos calificar de apasionantes, cargadas de hechos de los que pasan en los libros de historia, pero que parecen quedarse ahí. La falta de interés de instituciones y ciudadanos por esa parte de nuestra historia, especialmente entre los jóvenes, es una queja común. "Son cosas que no les cuentan en casa o en el colegio y tienen que saber que la democracia no llegó del cielo", señala José María Pedreño, presidente del Foro por la Recuperación de la Memoria Histórica. En las charlas que se desarrollan estos días, jóvenes y mayores podrían aprender mucho, sin duda, de actitudes como las de José María Laso, quien afirma: "No guardo rencor a nadie, ni siquiera a los que me torturaron durante veintitantos días y contra los que tuve que seguir luchando, porque tengo suficiente distanciamiento histórico para hacerlo, según el famoso lema latino: sin ira y con estudio".»

La sesión de clausura de las Jornadas de Homenaje a los presos antifranquistas fue realizada con las intervenciones de Eduardo Carbonell, Alejandro Ruiz Huertas y Tarso Genro. Finalmente se escuchó un mensaje de José Saramago, grabado especialmente para la ocasión.

En la tarde del 14 de junio, una vez finalizadas todas las mesas redondas y ponencias, los asistentes nos dirigimos al Teatro Principal de Burgos, donde las entidades organizadoras del homenaje a los presos políticos habían preparado un gran espectáculo poético-musical. Sus organizadores directos fueron el poeta Marcos Ana y el musicólogo Carlos Tena. Se recitaron primero poemas de poetas ya desaparecidos, como Miguel Hernández, Rafael Alberti, José Luis Gallego, Manuel de la Escalera, León Felipe, Luis Cernuda, &c. Después se recitaron poemas de poetas supervivientes de los que estuvieron recluidos en el Penal de Burgos, como Vidal de Nicolás, Antonio Giménez Pericás, Luis Alberto Quesada y Marcos Ana. De éste último fue especialmente emotiva la lectura de su poema central, «Mi corazón es patio». El recital de poesía lo realizaron Esperanza Alonso y Salvador Arias. Todo ello se intercaló con emotivas canciones. Tales canciones fueron realizadas por los músicos Luis Felipe Barri, José María Alfaya, Helena Blanco, José Antonio Labordeta y Suburbano. El público asistente se sintió muy complacido y vibró intensamente en algunos momentos.

En la mañana del 15 de junio, varios de los antiguos reclusos de Burgos visitaron por dentro el célebre Penal. José María Laso no lo hizo, debido a que, ya en 1982, lo había visitado para rodar –en compañía de Luis Alberto Quesada y Marcelo Usobiaga–, dentro del Penal, algunas escenas para un documental sobre Radio España Independiente, rodado por el realizador José Fernández Comerzana.

Los asistentes a las Jornadas realizadas en Burgos habíamos recibido la siguiente invitación:

«El Excmo. Ayuntamiento de Burgos le invita a la comida homenaje a los Ex-presos Políticos Antifranquistas que tendrá lugar el día 15, a las 14 horas, en el Hotel Corona de Castilla.»

Esta comida de confraternización, entre los ex-presos políticos, fue también muy emotiva. A los postres intervino la concejala de Izquierda Unida por el Ayuntamiento de Burgos, y el portavoz del PSOE en el mismo Ayuntamiento. Ambos se mostraron muy orgullosos por haber contribuido a saldar la deuda que la ciudad de Burgos tenía con los presos que estuvieron recluidos en su Penal. Por parte de los asturianos, intervino Otones, agradeciendo tal homenaje. Poco después salieron para su respectivo destino el centenar de ex-presos políticos que habían participado en los emotivos actos realizados en Burgos entre el 12 y el 15 de junio de 2003.

A su vez, en un folleto editado por el Foro por la Memoria, se daba cuenta de las personalidades que se habían adherido al Homenaje Nacional a los ex-presos políticos. Comprendía a los siguientes:

Juán José Aguila, magistrado; José María Manero Frías, Diputación Provincial de Burgos; Jesús Caldera, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista; Juan Ramón Sanz, secretario general del Partido Comunista de Madrid; Cándido Méndez, Secretario General de la UGT; Javier Ruiz, Secretario de la Fundación Domingo Malagón; Julián Juez Orcajo, Secretario General de la UGT de Burgos; Jaume Sobresques y Callicó, Director del Museo de Cataluña; Alejandro Ruiz Huertas, abogado sobreviviente de la matanza de Atocha; Amparo Rubiales, vicepresidenta del Congreso de los Diputados; José Saramago, Premio Nobel de literatura; Joan Marcet, Diputado del PSC; José Angel Echaniz, «Txato», historiador del Guernikazarra; Joaquín Sánchez Garrido, Diputado del PSOE; José Ricardo Martínez Castro, UGT de Madrid; Jesús Pedroche Nieto; Montxo Armendariz, director y productor de cine; Eloy Fernández Clemente, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza; Carlos Forcadell Alvarez, catedrático Director del Departamento de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza; Dolores García Hierro, Diputada del PSOE; Nicolás Sartorius, abogado; José Luis Centella, del Partido Comunista de Andalucía; José Luis Sampedro, escritor.

De las numerosas adhesiones recibidas por carta, elegimos como prototipo, la del economista y literato José Luis Sampedro:

«Dado que no me será posible acompañarles personalmente a los actos de homenaje previstos en Burgos la próxima semana, les dirijo estas palabras para manifestarles mi más sincera y verdadera adhesión, pues por mi edad y las circunstancias de mi vida, pude saber de cerca lo que fue la injusta represión y el heroico sacrificio de tantos hombres y mujeres, víctimas de la dictadura franquista.»

 

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