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El Catoblepas, número 12, febrero 2003
  El Catoblepasnúmero 12 • febrero 2003 • página 10
Comentarios

El federalismo de IU-PCE,
la enfermedad senil del comunismo indice de la polémica

Felipe Giménez Pérez

Comentario crítico ante la crónica publicada por José María Laso, en el número anterior de El Catoblepas, de unas jornadas sobre Regionalismo, Nacionalismo, Estado de las Autonomías y Estado Federal

En el nº 11 de El Catoblepas aparece una reseña escrita por el camarada Laso bendiciendo en cierta manera y dando por buena la doctrina oficial del PCE sobre España expuesta en una reunión pública celebrada en Oviedo en el 2001. Considero que la posición de IU sobre el problema de España es fundamentalmente errónea.

A nadie se le oculta esta terrible y noble verdad sobre el marxismo-comunismo-progresismo en el tema de las nacionalidades: No hay doctrina. Más bien la doctrina es la calculada ausencia de doctrina.

La posición del marxismo en tal tema es la siguiente: Si le conviene al Partido la destrucción del Estado, entonces adelante y a servir al nacionalismo fraccionario. Esto suele ocurrir cuando el partido está en la oposición. Es como la postura del niño al que se le priva del juguete. Si no puede él disponer del juguete, entonces lo rompe para que no sirva para nadie. Igual hizo por ejemplo, entre nosotros D. Santiago Carrillo con el PCE cuando perdió el poder interno.

Una vez que los marxistas están en el poder, disponen del omnímodo poder político que les ofrece el control de los aparatos del Estado, la posición de éstos ante el problema nacional cambia de forma radical. Son los más nacionalistas, antiseparatistas del mundo. No tolerarán el separatismo ni el nacionalismo fraccionario en modo alguno, por ser un fenómeno político esencialmente burgués y reaccionario.

El mismo fenómeno de inversión ideológica se puede observar en la doctrina marxista de la extinción del Estado. En la oposición defienden el carácter superestructural del Estado burgués y su marcado carácter clasista y negativo. En el poder, los marxistas refuerzan los aparatos del Estado y la doctrina marxista de la extinción del Estado desaparece prácticamente de las declaraciones de los dirigentes.

En parecidos términos sucede en el tema de la guerra. El marxismo es una filosofía de la guerra. Pretende sustituir la guerra entre naciones por la guerra entre clases –como si tal guerra fuese menos pavorosa o destructora–. La historia real ha demostrado que la nación es más importante que la clase a nivel motivacional del vulgo. El marxismo ha jugado a ser pacifista disfrazando así su objetivo belicista de clases, mientras que cuando ha dispuesto del poder político estatal se ha comportado como una potencia más dentro del tablero de ajedrez de la política mundial, mejor dicho, como el gran antagonista de los EEUU. La URSS era un imperio rojo o marxista y se comportaba de forma realista siguiendo a Maquiavelo y a Clausewitz{1}. Los partidos comunistas decían que la patria del proletariado era la URSS, convirtiéndose así en perfectos instrumentos de la política de la URSS en Occidente y en el resto del mundo. Si ya dijo Lenin que bueno era lo que beneficiaba al Partido y malo lo que le perjudicaba, ahora izquierdista era lo que beneficiaba a la URSS y de derechas lo que la perjudicaba. Comunismo era entonces lo que hacían los comunistas. El marxismo se había convertido en un amoralismo trascendental acompañado de un realismo político extremado.

¿Cómo confiar el poder a una gente que no cree en España? No creen que sea una nación. No creen que sea un Imperio. No creen que valga la pena que siga existiendo como Estado. Para los comunistas igual que para los progresistas –si es que se pueden diferenciar estas dos especies ideológicas– los nacionalistas fraccionarios tienen razón y hay que complacerles por tanto. ¿Cómo va a servir al bien público un partido (IU-PCE) que quiere destruir ese bien público? Un partido que no ha firmado el Pacto Antiterrorista, que defiende el llamado derecho de autodeterminación, que colabora con el PNV, que firmó el Pacto de Estella no merece ningún crédito político.

En una moneda de 1 dólar de EEUU aparece la siguiente divisa que debiera orientar la eutaxia nacional política de todo partido respetable: «Ex pluribus unum.» En cambio, IU con su federalismo apunta al revés: «Ex uno plures.» El federalismo es el trámite de constitución de un Estado a partir de una confederación. No puede ser la descomposición de un Estado unitario hacia la confederación.

El régimen franquista (1936-1977) identificó izquierda y separatismo. Declaró que la izquierda era anti-España porque colaboraba con los separatistas. Al final el PSOE y el PCE han hecho justos tales diagnósticos del régimen político anterior. A pesar de la estupidez política correcta de algunos miembros del PP, puede decirse con mucha diferencia que es el único partido político que apuesta por la pervivencia de España como nación.

Si España fuera un Estado federal, se concederían muchas más competencias políticas a las regiones, a todas y la cohesión nacional desaparecería. Sería abrir la puerta a un secesionismo múltiple y simultáneo. De modo que la propuesta federalista es la puerta a la secesión y a ponerla mucho más fácil y al alcance de la mano de los nacionalistas fraccionarios, amén de crear más nacionalismos fraccionarios en otras regiones españolas.

En conclusión, el federalismo es una enfermedad senil del comunismo español, o del progresismo que a fin de cuentas coinciden en todo o casi todo. Nada nos tienen que ofrecer a los españoles que valga la pena ser considerado en serio. Por lo demás, con su apoyo a los nacionalistas fraccionarios, se convierten automáticamente eo ipso en enemigos del Estado y de la convivencia.

Nota

{1} Quiero decir que para entender el comportamiento político de la URSS era mejor consultar a Maquiavelo, a Clausewitz o a Hans Morgenthau o a Henry Kissinger que a los clásicos del marxismo. Interesante doctrina el marxismo que no sirve para entender la política exterior de los países marxistas.

 

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