David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico
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Los escándalos en Honduras

Esta era la interpretación más caritativa sobre el programa de refugiados de Visión Mundial en Honduras. Los refugiados eran salvadoreños que habían escapado de las fuerzas de seguridad de su país para salvar sus vidas. La persecución les siguió al otro lado de la frontera, ya que el ejército de Honduras ayudó a su contraparte salvadoreña a rastrear y matar a subversivos sospechosos. Cuando la agencia católica Caritas protestó, el gobierno de Honduras tomó represalias, colocando en el cargo a evangélicos. Pero las continuas invasiones de los escuadrones de la muerte forzaron a los evangélicos del Comité Evangélico de Emergencia Nacional (CEDEN) [343] a adoptar la misma actitud de oposición que las otras agencias de auxilio.

Todas, es decir, salvo Visión Mundial. Mientras otras agencias se negaban a proporcionar los nombres de refugiados a las autoridades, en la creencia de que la información era entregada a los escuadrones de la muerte, el personal de Visión Mundial continuó haciéndolo. Lo que provocó el escándalo fueron los informes de los refugiados señalando que, en mayo de 1981, un supervisor de Visión Mundial permitió que el ejército hondureño se llevara a dos refugiados de los campos ubicados en Colomoncagua. Poco tiempo después, sus cuerpos aparecieron en un río. Atemorizados por Visión Mundial, los refugiados acusaron a su personal de interrogarlos sobre su ideología política, de entregar información al ejército hondureño, y de utilizar su ayuda para presionarlos a que se convirtieran en evangélicos. Caritas y CEDEN respaldaron las quejas en contra de Visión Mundial, cuyo personal acusó a las dos primeras agencias de mantener vínculos con las guerrillas.

Se debe señalar que ningún miembro del personal de Visión Mundial en los campos de refugiados era norteamericano. La mayoría de los empleados había sido contratado con la recomendación de un coordinador local, el Reverendo Mario Fumero, que resultó ser un exilado cubano anticomunista. Varios de los empleados de Fumero eran alcohólicos y drogadictos rehabilitados en un programa que él había dirigido en cooperación con la policía –de ahí sus vínculos con el Ministerio de Defensa según Visión Mundial–.{58} En los campos, Visión Mundial era la única agencia que presionaba por la evangelización a los refugiados, principalmente católicos, una posición a la que tanto los protestantes de CEDEN como los católicos de Caritas se oponían.{59}

Cuando el escándalo arruinó la imagen cuidadosamente cultivada de Visión Mundial, sus avergonzados administradores transfirieron a los empleados de bajo nivel a otro campo, Guarita. Luego despidieron a la mitad de su personal, principalmente por robar alimentos o por no entregarlos a refugiados que no asistían a los cultos evangélicos. Visión Mundial seguía negando cualquier complicidad en las violaciones a los derechos humanos del gobierno hondureño. Pero una evaluación interna concluyó que: «al tratar de ser apolíticos... comunicamos... que [344] favorecíamos al status quo... Estuvimos ciegos frente a la intensidad de la lucha por los derechos humanos... Consecuentemente, durante muchos meses no estuvimos conscientes de que estábamos siendo empujados... hacia una posición pro-gubernamental, pro-militar y, por consiguiente, una posición considerada contraria a la Iglesia Católica, las agencias de auxilio y el pueblo. Al mismo tiempo, la mayoría de las otras agencias defendían en una forma mucho más activa a los derechos humanos.»{60}

Aquel no fue el fin del asunto. Visión Mundial había omitido despedir al hombre que presidió el fiasco, Mario Fumero, quien ahora tenía éxito en hacer purgar a sus críticos de la agencia evangélica CEDEN. Resulta que muchos de los fundamentalistas hondureños que componían la base de CEDEN ya se encontraban descontentos con su enfoque. Sentían que éste prestaba mayor atención a sus patrocinadores ecuménicos en Nueva York que a ellos, al no dar un testimonio cristiano (es decir, respetar a la moral fundamentalista) y no financiar lo que realmente importaba (es decir, el evangelismo). En los campos de refugiados, en lugar de evangelizar a los sobrevivientes de guerra, principalmente católicos, el personal de CEDEN estaba colaborando con sus contrapartes católicas.{61}

Impulsados por el personal de Visión Mundial, los fundamentalistas hondureños empezaron a acusar a CEDEN de ayudar a las guerrillas salvadoreñas. En enero de 1982 organizaron un golpe administrativo. El nuevo directorio votó por cortar todos los vínculos con un patrocinador liberal, el Consejo Mundial de Iglesias. En adelante, CEDEN aceptaría fondos únicamente de Visión Mundial y de USAID.{62} Por un tiempo, los patrocinadores ecuménicos rechazados creyeron que la oficina central de Visión Mundial había maquinado el golpe, lo cual resultó no ser el caso.{63} Solamente después de que Fumero obtuvo su revancha, Visión Mundial lo reemplazó y terminó su programa.{64}

En las palabras de Stanley Mooneyhan, Visión Mundial se sentía «muy victimizada» por estos eventos.{65} No obstante, culpar a los empleados locales por lo que salió mal no satisfizo a los críticos. En el fondo, Visión Mundial había sido atrapada tratando de ser todas las cosas para todos los hombres. No quería ser acusada de apoyar al statu quo, pero tampoco quería provocar a los fundamentalistas o adoptar una [345] posición en contra de las autoridades. Al rehusarse a adoptar posiciones, una corporación orientada hacia el crecimiento había permitido ser utilizada por las fuerzas de derecha; luego había sido confundida como empresa de derecha y atacada como tal internacionalmente.

Uno de los conflictos en Honduras estaba a punto de surgir en Ecuador. Los administradores de Visión Mundial decían que querían estar en buenos términos con la Iglesia Católica. Incluso encontraron espacio para ésta en su definición del cristianismo: claro, dijeron, los católicos podían conocer a Cristo dentro de su propia iglesia. Mientras tanto, para sus compañeros evangélicos, Visión Mundial sostenía que el evangelismo era su «fuerza guía» y «un componente significativo» de cada proyecto.{66} Para la mayoría de evangélicos latinoamericanos, aquello significaba convertir a los católicos al protestantismo. Como resultado, la cooperación con la Iglesia Católica no era, necesariamente, parte del programa.{67} Visión Mundial no iba a desalentar a los evangélicos locales que todavía hacían la guerra al romanismo.

Notas

{58} World Vision 1981: 3, 6, 22.

{59} Kenneth Woodward, «Missionaries on the Line», Time, 8 de marzo de 1982, págs. 69-70.

{60} World Vision 1981: 10, 16, 19.

{61} Harrell 1983.

{62} María Rodríguez Araya, «U.S. Relief Agency Accused of Complicity with Honduran Military», Latinamerica Press, 25 de febrero de 1982, págs. 7-8. «Salvadorean Refugees Face New Threats», Regional Reports: Mexico and Central America, 12 de febrero de 1982, págs. 4-5.

{63} Carta de Eugene L. Stockwell, del Consejo Nacional de Iglesias, a W. Stanley Mooneyham, 5 de marzo de 1982. Respuesta de Mooneyham a Stockwell de 18 de marzo de 1982.

{64} Huntington y Domínguez 1984: 21.

{65} Mooneyham a Stockwell, pág. 8.

{66} Entrevista a Ted Engstrom, presidente de Visión Mundial, World Vision, noviembre de 1982, pág. 4.

{67} Frank Boshold, director de Visión Mundial-Ecuador, citado en Centro de Planificación y Estudios Sociales 1984: 25-26.

 

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