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El Catoblepas, número 176, octubre 2016
  El Catoblepasnúmero 176 • octubre 2016 • página 5
Voz judía también hay

Una escalada y unasco

Gustavo D. Perednik

La perversión de la UNESCO.

Biblioteca en una parada de autobús, en Israel

A principios de octubre tomé la foto que acompaña este artículo en una parada de buses en Israel, en la curiosidad de si acaso también en el extranjero existen paradas con bibliotecas abiertas y sin controles, tal que permiten a los viajeros ojear libros o leerlos mientras esperan el autobús.

Una nación tan cultural como la hebrea debería ser motivo de encomio e interés por parte de la agencia de la ONU supuestamente dedicada a la promoción de la cultura, como es la UNESCO.

Después de todo, se trata del país con la segunda tasa mundial per cápita en compra de libros, y la primera en publicación de papers científicos, en cantidad de museos, en número anual de descubrimientos científicos, en proporción de ingenieros, de egresados universitarios, y de emprendimientos biotécnicos. Israel encabeza todas dichas nóminas, y ostenta una de las más altas proporciones de Premios Nobel, siendo además la única nación en la historia que logró hacer revivir una lengua antiquísima. Debería ser casi un paraíso para la UNESCO ¿verdad?

La agencia, supuestamente también dedicada a la ciencia y la tecnología, debería difundir el ejemplo de Israel, uno de los ocho únicos países con capacidad de enviar satélites al espacio, y el que produce el número más alto de patentes de inventos, sobre todo las de equipos médicos.

Las estadísticas deberían deslumbrar a la UNESCO, ya que el Estado judío eslíder mundial en cantidad de científicos y técnicos que integran su fuerza de trabajo (145por cada 10000 personas, en comparación con EEUU con 80, Japón con 70, y Alemania con 60).

Nada de eso. Desde este mes, la UNESCO se ha transformado una enemiga declarada de Israel, país cuya historia se empeña en obliterar.

Es cierto que ya hace por lo menos medio siglo que la ONU viene siendo manipulada por una petromayoría que la impele a declarar peligrosas necedades (cabe recordar que las censuras de la ONU en materia de Derechos Humanos se concentran casi exclusivamente en Israel, que es condenado más que todo el resto de los países del mundo juntos). La ONU proclama así que toda la maldad del mundo está concentrada en el Estado judío, y convoca para justificar la difamación a testimonios ecuánimes que son perlas de Derechos Humanos como los Estados de Irán, Qatar, Siria, y Sudánjunto aotras vibrantes democracias de similar calibre.

Es cierto, decimos, que la demonización del judío es rutina enla ONU, pero convéngase en que la última declaración de la UNESCO constituye una despreciable escalada.

En una votación de mediados de octubre se aprobó por 23 votos a 6, y con 29 abstenciones o ausencias, que el Estado hebreo no tiene ningún vínculo histórico con la ciudad de Jerusalén, ni siquiera con el Monte del Templo o con el Muro Occidental (de los Lamentos). En todos ellos Israel es imputado como «potencia ocupante».

Los seis votos en contra fueron de Alemania, Estados Unidos, Estonia, Lituania, los Países Bajos y el Reino Unido y, en general, el resto de los países europeos(España y Francia incluidas) se abstuvieron, lo que en este caso dista de ser consuelo: una declaración tan absurdamente nefasta no merecía sino un estruendoso rechazo. Aunque no fuera más que para, de una vez por todas, hacerles saber a los islamo-fascistas que no lograrán excluir a Israel de la familia de las naciones, y que la cleptohistoria que perpetran día a día debe ser condenada como incitación a la violencia.

No fue así.

Se aprobó la declaración propuesta por siete países árabe-musulmanes que vitupera la «ocupación de Palestina» (recordemos que llaman «liberación de Palestina» a los crímenes del Hamás y otras bandas), y que incluye en su texto, bajo la mendaz «ocupación», al corazón de la historia judía. En esta ciudad, dice la UNESCO, no hay rastros de algún vínculo histórico del judaísmo (nidelos derivados en el cristianismo con la ciudad de Jerusalén). La ciudad del rey David y de los salmos, de los macabeos y de los sabios talmúdicos, ha pasado a ser puramente islámica. Habrase visto tamaño despojo, unasco.

La retahíla «deplora, lamenta profundamente, demanda de Israel, reprocha, reconviene, condena, exhorta, exige de Israel», sólo de Israel y de nadie más por supuesto, en unas 2300 palabras en las que el Estado hebreo es mencionado cuarenta veces, casi siempre de modo insultante. En El mercader de Venecia, el nombre Shylock es muchas veces acompañado por epítetos como «perro» o «diablo».

Quince de las ocasiones en las que aparece Israel en unasco, su nombre es seguido con la descripción repetida hasta la náusea de «potencia ocupante». ¡Ocupante, en la ciudad fundada hace tres milenios por el pueblo judío, el que se mantuvo privativamente leal a ella durante toda la historia!

Unasco increpa a Israel por su «violencia contra civiles, su negativa, su obstinación, su maldad, su presencia».

No hay muchas soluciones

De nada sirve que la directora general de la agencia, Irina Bokova, haya expresado su desacuerdo con la declaración, ni que México decidiera substituir su apoyo al oprobio por una mera abstención, ni que Israel anunciara que deja de colaborar con la organización.

De nada sirve, porque hay tres moralejas de esta declaración que encandilan.

La primera: puede verse a las claras cuánto puede confiar Israel en que «la comunidad internacional» actúe en aras de solucionar el conflicto, o garantice sus básicos derechos, cuando unasco pisotea incluso la historia más elemental.

La segunda: en la ONU hace falta un accionar de raíz, que priorice a las naciones democráticas y excluya de la plena membrecía a las dictaduras medievales que hoy en día le dictan el rumbo.

La tercera: la guerra contra Israel, más que contra su futuro, se libra eminentemente contra su pasado. Demolerlo es el gran primer paso, el indispensable trampolín, para lanzar la embestida final que los bárbaros planean sobre nosotros, mientras los tolerantes librepensadores prosiguen criptodinos e inertes, ocupados exclusivamente con la ocupación.

Hemos argumentado que el antisionismo es una de las fuerzas más retrógradas y destructivas que existen. Se trata de un dique contra el progreso de la humanidad, y está anclado en la UNESCO y otras agencias de la ONU.Impide que la comunidad internacional se dedique a contrarrestar la esclavitud de niños, la violencia contra la mujer, la defensa de los más básicos Derechos Humanos, porque todo ello queda postergado tras el designio de exorcizar este planeta del sacrilegio sionista.

Refutar una declaración como la mencionada unasco es un fútil ejercicio, tal como sería intentar explicar que existe una relación entre España y el Quijote o entre China y Confucio.

No hace falta refutar unasco para no caer una vez más en la recurrente trampa de colocar a Israel en el ubicuo banquillo del acusado que siempre debe autojustificarse.

La respuesta ante la resolución debería focalizarse, en vez de ello, en analizar el modus operandi de la judeofobia y de la llamada «causa palestina», que comienzan por deslegitimar al judío y robarle su historia.

Después del embate teórico -«Israel es acusado deracista, apartheid, nazi»- se procede a proveer a los violentos de un arsenal en el cual ampararse para asesinar. Después de todo, si los judíos somos maléficos expoliadores, ¿por qué no habrían de atacarnos?

En Israel, el consenso ante unasco fue notable. El entero espectro político concordó (o digamos casientero, porque la unanimidad no existe en este país). Para el israelí promedio la UNESCO ha perdido su legitimidad. No promueve ni la ciencia ni la cultura que son los objetivos para los que fue establecida. Al igual que la ONU en su conjunto, ha pervertido sus metas y ha pasado a ser una promotora de violenciacontra Israel.

Y no hay esperanzas de que la ONU y sus agencias mejoren, hasta tanto los tiránicos regímenes que violan unánimemente los Derechos Humanos, no sean colocados en el lugar del acusado, en lugar de permitirles apoderarse del rol de gran mandón de los foros internacionales.

No habrá esperanzas, insistimos, mientras la ONU siga manejada, no por las paradas de bus con bibliotecas y los institutos de tecnología avanzada; no por las mejores universidades y los teatros y los libros; sino por los oscurantistas que decapitan apóstatas y que asesinan por «honor familiar»; por jeques, reyezuelos y tiranos que demonizan al judío para seguir impidiendo el avance de la humanidad y su prosperidad.

 

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