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El Catoblepas, número 75, mayo 2008
  El Catoblepasnúmero 75 • mayo 2008 • página 18
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Madrid 2 de mayo 1808-2008.
Un pueblo, una nación

Iván Vélez

Sobre la exposición organizada por la comunidad autónoma de Madrid

Madrid 2 de mayo 1808-2008. Un pueblo, una nación

El exitoso escritor Arturo Pérez Reverte, en calidad de comisario, ha organizado para la Comunidad de Madrid la exposición Madrid 2 de mayo 1808-2008. Un pueblo, una nación.

La elección de Pérez Reverte para tal menester, nos parece que constituye una decidida apuesta por la particular visión que sobre los hechos acaecidos hace 200 años, tiene el escritor cartagenero. El tema, por otro lado no entraña ninguna novedad para él, pues su última novela, que lleva por título Un día de cólera (Alfaguara, Madrid 2007) gira en torno a la famosa jornada en la que el pueblo de Madrid se subleva contra el invasor francés.

La exposición, que se nutre de las experiencias de su comisario como corresponsal de guerra, trata de reconstruir cronológicamente los hechos mediante el uso de reliquias y relatos cuyo orden y relaciones internas responden a la particular visión revertiana. Una visión que no sería exclusiva de este acontecimiento histórico, pues, si no nos equivocamos, Pérez Reverte –a la luz de lo manifestado por el propio escritor en esta y otras ocasiones– considera al pueblo español, un pueblo de fuerte carácter al que, por desgracia, le habrían caído en suerte una larga lista de gobernantes ineptos encargados de conducirlo al desastre. Su Alatriste, o los marinos que perecen en Trafalgar, serían víctimas de circunstancias parecidas.

Esta visión psicologista de la historia del «pueblo español», empero, se encontrará con grandes obstáculos al someterse a análisis, pues ¿de dónde sino de ese mismo «pueblo» habrían «brotado» sus torpes mandatarios?

Por lo que respecta a la presente exposición, Reverte introduce algunos matices. Así, el levantamiento madrileño, con la incompetencia de los gobernantes como telón de fondo, consistiría en un estallido de cólera ante los arrogantes franceses que se habían enseñoreado de la ciudad cometiendo numerosos abusos. No negaremos que este sea uno de los aspectos que contribuyeron, a modo de resorte, a la revuelta, sin embargo, y la propia exposición nos proporciona abundantes materiales, creemos que los verdaderos motivos tendrían un radio mayor que posibilitaría la inclusión del móvil colérico.

Porque, si aceptamos esta interpretación, ¿qué motivos habrían llevado a los presos a salir de sus celdas para combatir al francés en vez de aprovechar la confusión para huir?, ¿por qué esa constante apelación a la figura del Rey y a España entre los sublevados? El propio Reverte añade más argumentos al referirse a los madrileños como «patriotas», bien que pertenecientes a unas anacrónicas «clases obreras».

La exposición, sin embargo, se podría ajustar a otra reconstrucción histórica en la cual las navajas y uniformes, así como los textos de Mesonero Romanos o el Conde de Toreno, puedan relacionarse de manera más fecunda. Así, el grito: «Vecinos armarse, ¡Viva Fernando VII!, ¡Mueran los franceses!» dará cuenta de un airado grupo de madrileños formado gente de toda condición que carece de técnicas y máquinas de guerra. Sin embargo, en su arenga, esta turba reivindica al monarca español y habla de los franceses como enemigos. Unos enemigos que además de saquear los hogares madrileños, estarían saqueando, teniendo como botín a los propios infantes, el Palacio Real. Será pues, el saqueo de España, de la nación histórica a la que pertenecen estos españoles, lo que les habría llevado, llenos de cólera, a atacar a las tropas imperiales.

 

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