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El Catoblepas, número 59, enero 2007
  El Catoblepasnúmero 59 • enero 2007 • página 11
Artículos

Migración mexicana transnacional (2)

Bernardo Méndez Lugo

Una nueva identidad mexicana, entre asimilación
y resistencia cultural en Estados Unidos

Este ensayo es la segunda parte de un trabajo que se ha dividido en tres partes para su publicación en la revista El Catoblepas. Mi reflexión es producto de mi experiencia de trabajo en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, tanto en el Programa para las Comunidades Mexicanas en el Extranjero durante tres años (febrero de 1993 a mayo de 1996) y mi tarea como Cónsul de prensa en el Consulado de México en Atlanta (junio de 1996 a julio de 2001) y en San Francisco, California, desde agosto de 2001 hasta el 20 de octubre de 2006. En San Francisco me inicie como Cónsul de Prensa y Comercio el primero de agosto de 2001 y desde julio de 2004 hasta el 20 de octubre de 2006 tuve la responsabilidad del área de Comercio y Promoción de Negocios. Desde el pasado 23 de octubre inicie mis labores como Cónsul Alterno de México en Tucson, Arizona.

Se trata de un esfuerzo de recopilación, análisis y seguimiento de información sobre las tendencias de las migraciones de connacionales hacia los Estados Unidos y la conformación de un nuevo actor binacional –transnacionalizado– que incide en la economía, política y sociedad de México y los EU. Esta segunda entrega contiene breves ensayos de expertos y especialistas que considero relevante difundirlos debido a sus análisis que enriquecen el conocimiento y visibilidad de algunas comunidades mexicanas en Estados Unidos, en particular la migración yucateca y maya al área de la Bahía de San Francisco. Este trabajo esta inspirado en las investigaciones y paradigmas de análisis de académicos, periodistas y/o activistas comunitarios como Graciela Barajas, Jorge Durand, Rodolfo García Zamora, James Wilkie, Wayne Cornelius, José Ángel Pescador, Sandra Nichols, Pedro Lewin, Estela Guzmán, Garance Burke, Naomi Adelson, Raúl Hernández Coss, Rodolfo Tuirán, Jonathan Fox, Mario López Espinosa, David Barkin, Jorge Bustamante, Scott Robinson, Carlos Baradello, Raúl Ross Pineda, Florencio Zaragoza, Roberto Suro y Jeffrey Passel entre otros. Por supuesto que ninguno de ellos tiene responsabilidad en las opiniones y criterios que desarrollo a lo largo de este trabajo.

El trabajador migrante indocumentado hoy por hoy tiende a quedarse en territorio estadounidense y prefiere no viajar a México por las dificultades de volver a entrar a EU. El trabajador mexicano que ha logrado la residencia permanente o permiso de trabajo en EU viaja con relativa frecuencia a México, realizando muchas veces actividades laborales o de pequeño empresario en los dos países. En la práctica las nuevas leyes migratorias, las políticas de seguridad fronteriza y el sellamiento de la frontera están frenando la movilidad laboral binacional pero se percibe un movimiento interno de la fuerza laboral mexicana al interior de los EU con nuevos destinos, esta movilidad regional y de tipo de empleo fluctúa en relación la demanda laboral regional estadounidense y la forma y aplicación estatal de las nuevas leyes migratorias.

En esta segunda entrega del tema de la migración mexicana transnacional para la revista El Catoblepas realizo un recuento de varias experiencias de migración, empezando por el fenómeno migratorio de Georgia que en la última década se expandió hacia las dos Carolinas y Alabama. Después de describir de manera somera la estructura económica de San Francisco, su dinámica migratoria general y el papel de los migrantes mexicanos. He incluido varios ensayos de periodistas y funcionarios sobre la experiencia de los yucatecos y mayas en el área de la Bahía de San Francisco

Nuevos y viejos migrantes mexicanos: el caso de Georgia

Los mexicanos radicados en Georgia tienen múltiples procedencias: inmigrantes que proceden de las clásicas regiones expulsoras y nuevos inmigrantes que proceden de las regiones conurbadas de las grandes metrópolis mexicanas, un contingente más reciente, más educado y mejores niveles de calificación laboral.

Se puede percibir que los mexicanos residentes en Atlanta conforman una comunidad cada vez más grande y diversificada, son básicamente trabajadores y empleados que se desempeñan en la agricultura y los servicios procedentes del noreste mexicano –Tamaulipas, Chihuahua y Coahuila– pero también hay michoacanos, guanajuatenses, hidalguenses, potosinos y veracruzanos.

El caso de Georgia es un ejemplo de las nueva rutas migratorias y los nuevos asentamientos de mexicanos, hace 30 años –en 1976– no había más de 30 mil connacionales en dicho estado, Hacia 1996, informes del Consulado General de México en Atlanta indicaban que la población mexicana en esa capital y su área metropolitana ascendía a alrededor de 150 mil personas, los números del Censo estadounidense del 2000 indicaron que la población latina de Georgia alcanzaba casi medio millón de personas. Hacia finales de 2006 se calcula que la población latina de Georgia podría alcanzar 800 mil personas, la inmensa mayoría inmigrantes mexicanos.

Este crecimiento de mexicanos hizo atractivo el mercado de la tortilla en al región, y en 1995, el grupo MASECA con sede en Monterrey –Mission Foods– instaló una planta en Jefferson, Georgia. Además de un crecimiento significativo al norte del estado –Gainesville– donde muchos oriundos de México laboran en industrias pecuarias, especialmente en empacadoras de pollo y derivados y un poco más al norte, en la ciudad de Dalton, se calcula que viven mas de 30 mil mexicanos, una parte de ellos vinculados como obreros a la industria local de alfombras y tapetes que supera las 100 instalaciones donde laboran varios miles de connacionales de acuerdo a los informes de Francisco Palacios, periodista jalisciense radicado en dicha ciudad.

En el sur de Georgia muchos mexicanos trabajan en actividades agrícolas, cultivando y cosechando frutales como el durazno y legumbres como cebolla, pepino y chile pimiento. Los informes del Consulado de México en Atlanta cuya circunscripción cubría hasta 1999 Georgia, Alabama, Tennessee y Carolina del Sur, ha cuantificado un número importante de trabajadores mexicanos vinculados a labores agrícolas, industriales y de servicios en dichos estados.

De acuerdo con fuentes consulares en Atlanta, la población mexicana en toda la circunscripción consular superaba las 400 mil personas en el ano 2000 y la población que trabaja por temporadas también ha crecido si se comparan los servicios consulares demandados en los últimos años. Demanda que ha crecido significativamente en las rutas que sigue el consulado móvil en diferentes regiones agrícolas y los estados circunvecinos que son parte de la circunscripción. A partir del ano 2000 se abrió un nuevo consulado de carrera en Raleigh, Carolina del Norte que atiende a los mexicanos en las dos Carolinas.

Un informe de Teodoro Maus, Cónsul General de México en Atlanta entre 1989 y febrero de 2001 –con una ausencia de un año cuando el embajador Andrés Valencia ocupo el puesto entre 1994 y 1995 y Maus fue Director General del Programa para las Comunidades en el Extranjero en la Cancillería mexicana– puntualiza que la comunidad mexicana en dicha urbe es muy joven, pero se encuentra en una etapa de fuerte crecimiento. En la gestión de Teodoro Maus, con el apoyo del Programa para las Comunidades Mexicanas en el Extranjero (que en 2002 se transformo en el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (www.sre.gob.mx/ime), organismo descentralizado de la Cancillería mexicana) se inicio la localización de los diferentes grupos provenientes de varios estados de la República Mexicana así como de las personas que por su perfil e influencia se considera con potencial de liderazgo.

En marzo de 1997 se constituyó el primer club de oriundos mexicanos de Georgia con el nombre de Zacatecanos Unidos cuyo fundador tuvo la experiencia de participar en la poderosa Federación de Clubes Zacatecanos de California. El siguiente paso fue apoyar la formación de clubes de oriundos y buscar la vinculación con los gobiernos de los estados respectivos. Maus auspicio la formación de la Coordinadora de Lideres Comunitarios de Atlanta en los últimos anos de su gestión, organización que sigue activa en 2006 y cuenta con la participación de Maus en calidad de líder comunitario ya que fue jubilado en 2001 y decidió quedarse a radicar en Atlanta.

Atlanta y la región del sureste estadounidense es un nuevo destino de los migrantes mexicanos, son muchas las acciones que el gobierno de México ha emprendido para atender a estos núcleos de connacionales en Georgia, aunque lo deseable sería que nuestros paisanos no tuvieran que emigrar y tuvieran verdaderas opciones de empleo y bienestar en sus lugares de origen. (Un estudio esencial para entender el fenómeno migratorio mexicano en Georgia es «Bowling for Undocumented Immigrants, Policy Issues in Immigration, Education, Employment, Social Services & Legal License», autoría de Laura Bernstein, Mónica Cannon, Hyoungyong Kim, Sally McDonald y Margaret Moremen, Universidad de Georgia 2005).

Importancia estratégica de San Francisco y el papel clave de los mexicanos

Sin duda alguna, la región de la bahía de San Francisco, California tiene liderazgo mundial en producción agrícola, altas tecnologías, incluyendo investigación científica y tecnológica en todos los sectores de punta, gracias al papel de los inmigrantes, tanto ingenieros, académicos como trabajadores agrícolas, industriales y de servicios procedentes de un amplio mosaico de países, hacen posible la productividad, competitividad e innovación constante de los procesos productivos globales. La región de la bahía de San Francisco es conocida como el «triangulo de oro» con tres epicentros: San Francisco al oeste, Oakland al este y San José y el Valle del Silicio al sur, es el nexo comercial de la bahía y la puerta principal a la nueva economía global. La industria restaurantera de San Francisco depende de la mano de obra mexicana incluyendo a cocineros y preparadores de comida sofisticada no necesariamente mexicana. La actividad vitivinícola de Napa y Sonoma depende en su mayor parte de trabajadores mexicanos y segmentos de las industrias proveedoras de alta tecnología en el Valle del Silicio en San José, California dependen de obreros y obreras de origen mexicano. Diversas industrias como la construcción y las actividades de jardinería cuentan con importantes segmentos de trabajadores y contratistas mexicanos.

La región de San Francisco es rica en recursos –talento, capital, instituciones de investigación, infraestructura de alta calidad a nivel mundial. Los nueve condados de la región –con la excepción de Santa Clara– son parte de la circunscripción del Consulado General de México en San Francisco: Napa, Sonoma, Marín y Solano al norte de la bahía, Contra Costa y Alameda al Este, San Francisco y San Mateo al Oeste y Santa Clara al Sur de la Bahía. Su ubicación es clave para el creciente comercio en la Cuenca del Pacífico. Los cinco destinos principales de las exportaciones que se embarcan en los puertos de San Francisco y Oakland van al Pacífico Asiático. México puede y debe fortalecer su capacidad exportadora vía marítima hacia Estados Unidos, las mercancías embarcadas en los puertos mexicanos del Pacífico, tienen como puertos de entrada naturales, por cercanía y conveniencia, los puertos de California, entre ellos los ubicados en el área de la bahía.

La región de la bahía de San Francisco se acerca a los 8 millones de habitantes con un producto bruto anual cercano a 200 mil millones de dólares. Si la región de la bahía fuera un país independiente sería la economía mundial número 20. La localización estratégica de la región y su vocación exportadora basada en una economía del conocimiento la hacen la región de más alta productividad en el mundo. México debe aprovechar las alianzas y coinversiones que ya existen para ser socios en las oportunidades de la Cuenca del Pacífico, aprovechando el Acuerdo de Libre Comercio vigente entre México y Japón y los vínculos de México con los países asiáticos en APEC. Los mexicanos que trabajan en industrias de tecnología de punta en Santa Clara y San Mateo, en la industria turística de San Francisco y la vitivinícola de Napa y Sonoma son parte del tejido competitivo de California. (Informes recientes de la economía y retos sociales de la región se encuentran en las páginas de Internet siguientes: www.ppic.org, www.bawtc.com, www.baytrade.org, www.jointventure.org y www.sfchamber.com entre otras organizaciones).

Sin la fuerza laboral inmigrante mexicana, latina y asiática, California no podría estar en el liderazgo de productividad que tiene actualmente. La alta productividad no sólo es en sectores de tecnología de punta, también existe en el comercio mayorista y minorista y los servicios de apoyo a los negocios. Las principales proyecciones de la región de la bahía hacia el año 2020 indican que se agregarán un poco más de un millón de nuevos residentes y se generarán un millón de nuevos empleos, por lo menos el 30 por ciento de estos empleos serán ocupados por inmigrantes mexicanos y estadounidenses de origen mexicano.

La región de la bahía se está moviendo con rapidez hacia una economía diversificada con integración de una amplia estructura económica, alejándose de la percepción de economía de alta tecnología del Valle del Silicio. De hecho, se calcula que en los próximos 20 años, más de la mitad de los nuevos empleos de la región sanfranciscana serán en el sector de servicios, 19 por ciento en manufacturas y comercio mayorista, 11 por ciento en comercio minorista o menudeo y el 19 por ciento restante en empleos profesionales y similares. Se espera que San Francisco tenga el liderato en la creación de nuevos empleos, seguido muy de cerca por San José. La reciente revitalización de Oakland, menor carestía inmobiliaria que San Francisco y San José, su infraestructura de carreteras, trenes, aeropuerto internacional y su mayor capacidad portuaria multimodal (el cuarto puerto a nivel nacional en lo que se refiere a capacidad de contenedores), podrían darle una amplia competitividad en el mediano plazo para atraer inversiones. Se espera que se incuben más nichos productivos similares al Valle del Silicio, la difusión tecnológica y las innovaciones seguramente harán que otras regiones de la bahía expandan sus actividades de alta tecnología.

Mayas yucatecos en la región de la Bahía de San Francisco

Por ser los mayas-yucatecos una comunidad creciente en la región de San Francisco, California me parece pertinente reproducir algunos artículos y estudios que ilustran la idea de la familia transnacional mexicana en Estados Unidos. Entre los autores más acuciosos en la búsqueda de información sobre orígenes y destinos de la migración yucateca se encuentran el antropólogo Pedro Lewin y la activista y funcionaria Estela Guzmán Ayala así como las periodistas Garance Burke y Naomi Adelson y el periodista Arturo Rodríguez, cuyos textos se reproducen a continuación:

Los Migrantes del Mayab:
de pueblos mayas a Mérida y a Estados Unidos

Pedro Lewin (INAH-Mérida) y Estela Guzmán (Indemaya-Mérida)
(tomado de la revista Camino Blanco, Mérida, Yucatán, México)

1. Introducción. Entender el fenómeno migratorio en Yucatán implica contextualizar esta problemática en el marco de los procesos globales en los que está inscrito y dentro de los cuales adquiere un significado que rebasa las fronteras inmediatas de la práctica migratoria misma. Lo que buscamos en este pequeño trabajo es llamar la atención sobre uno de los fenómenos más sobresalientes del mundo contemporáneo, un hecho que está trastocando las relaciones entre regiones y países, a la vez que está reconfigurando la composición misma de las regiones en todo el planeta. México, y particularmente Yucatán, forman parte de estos grandes procesos de globalización que, independientemente de predilecciones o posturas políticas, necesitamos entender con urgencia y profundidad.
Hace tres años tuvimos la oportunidad de participar en el primer número de esta revista. Entonces hacíamos una lectura de los censos para entender la dinámica migratoria de Yucatán y la Península (Guzmán & Lewin, 2002). Hoy nos da gusto poder contribuir con una interpretación más precisa y compartir la experiencia adquirida a lo largo de este camino.
Pensamos que un primer acercamiento para entender el lugar de Yucatán en el contexto de la migración nacional e internacional nos lo ofrecen los datos sobre el crecimiento de la migración a nivel mundial, así como los indicadores de remesas de los principales países expulsores de población. México tiene un lugar preponderante en todo el mundo. De los 175 millones de migrantes internacionales registrados por las Naciones Unidas para el año 2003 (el 3% del total de la población del planeta), más del 63% de ellos se ubica en algunos de los diversos países desarrollados. Estados Unidos es uno de estos países y es el que recibe casi a la totalidad de la migración internacional mexicana. Actualmente viven 25 millones de mexicanos (por nacimiento o nacionalidad) en la Unión Americana.
Este contexto convierte a la relación México-Estados Unidos en un fenómeno extraordinariamente relevante. México es el único país tercermundista que colinda con la primera potencia del planeta. Este hecho, aunado a las características y necesidades de desarrollo económico de los Estados Unidos, constituye un factor geopolítico que estimula la migración hacia el norte, y la migración indocumentada en particular. La desigualdad estructural de los ingresos económicos entre ambos países estimula aún más los flujos migratorios. Esta desigualdad estructural se articula con otros factores de carácter social e ideológico que, juntos, tienen un papel fundamental para motivar los procesos migratorios.
Cuadro 1
Los Migrantes del Mayab
Fuente: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2002, INI, UNDP, CONAPO, México.
El fenómeno migratorio mexicano se ha convertido en un eje prioritario de la Política de Estado y en un imperativo para la Política Pública de nuestro país. La migración ha atraído la atención nacional sólo a partir de los últimos diez o quince años. En el caso de las remesas, por ejemplo, no existía una opinión generalizada sobre el monto de las remesas de los migrantes mexicanos hacia los Estados Unidos (Lozano Ascensio, 2003). Los beneficios de las remesas se distinguen por el hecho de que los migrantes satisfacen parcialmente sus necesidades económicas y porque el Estado se atribuye la posibilidad de sustraerse de la responsabilidad para orientar una política social y económica del país que incluya a la población que, año con año, deja nuestro país. Es esta relación de reciprocidad anónima y desigual que constituye, a nuestro modo de ver, la complicidad perversa entre los migrantes y el Estado. Obviamente, esta reciprocidad es tal sólo a medias, porque el riesgo personal y familiar que corren los migrantes suele ser capitalizado por el Estado en forma de válvula de escape para aminorar la crítica de una política económica insuficiente y para evitar el estallido social que es contenido por el éxodo de los migrantes.
2. Yucatán y la migración indígena: espacios y tiempos de la migración
Los estudios sobre la migración internacional tienen una larga trayectoria en México. Con el propósito de diferenciar las etapas y las zonas migratorias del país, se ha sugerido que los espacios y los tiempos de la migración internacional en México pueden diferenciarse en cinco regiones: Tradicional, Norte, Centro y Sur-sureste. En orden histórico, la región 'Tradicional' es la zona migratoria internacional más antigua de México, que inicia en el siglo XIX. Durante el siglo XX esta región aportó la mayor cantidad de mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de los veintidós años del programa Bracero (1942-1964).
Los Migrantes del Mayab
Cuadro 2
Fuente: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de
México, 2002, INI, UNDP, CONAPO, México
Después de la región del Norte y la del Centro, la zona aquí señalada como 'Sursureste' está integrada por los últimos estados que se han De todos los estados de la región Sur-sureste, Chiapas, Oaxaca y Yucatán concentran un poco más de la tercera parte de la población indígena del país (véase Cuadro 1).
Si bien los números absolutos son reveladores, las cifras porcentuales son aún más significativas. Yucatán es la entidad que tiene el mayor porcentaje de población indígena en relación con el total de la población estatal (véase Cuadro 2).
La migración internacional hacia los Estados Unidos comienza con el Programa Bracero, con un flujo importante de personas del centro del estado, de la ciudad de Mérida y de las áreas urbanas de Yucatán que se incorporan al Programa a finales de los cuarentas y principios de los cincuentas. En sus inicios el perfil de la población migrante fue principalmente mestizo.
A partir de los años ochenta los mayas de Yucatán se integran al flujo migratorio internacional, incrementándose a partir de la década de los noventa.
3. ¿Por qué migra la gente de Yucatán y hacia dónde se va?
Las causas más importantes que han motivado la migración yucateca contemporánea se ubican en el terreno socioeconómico. La crisis de la producción henequenera y la disminución de la actividad agrícola; los desastres naturales, como los huracanes Gilberto e Isidoro; la competencia laboral entre nativos e inmigrantes; los salarios más altos fuera del estado; el crecimiento urbano de Mérida, Progreso, Umán y Kanasín, y el desarrollo de Cancún y la Riviera Maya han sido los diferentes factores que dieron lugar a la migración de la población yucateca. Inicialmente, el destino más importante de la migración rural-urbana en Yucatán fue la ciudad de Mérida (véase Cuadro 3).
Es durante la década de los setenta que la ciudad de Mérida intensifica su proceso de urbanización y que la población maya del estado comienza a establecerse en la capital del estado.
Hoy en día viven en Mérida un poco más de 230 mil indígenas. La gran mayoría ellos son mayas y representan casi el 30% de la población urbana de esta capital. Por ello, la ciudad de Mérida es la capital de la migración indígena de México.
Paralelamente a esta migración urbana hacia la capital del estado, y a partir de los setentas, los migrantes yucatecos comienzan a construir la ciudad de Cancún y, más tarde, el corredor turístico de la Riviera Maya.
Quintana Roo es el principal estado de atracción turística del país. El 23.8% de su población actual nació en Yucatán. La extraordinaria presencia de la población yucateca en Quintana Roo contrasta con la de otros estados, especialmente a partir de 1990 (véase Cuadro 4).
Con el tiempo, Cancún y la Riviera maya se fueron constituyendo en la escuela de la migración internacional. Los migrantes yucatecos trabajan en Playa del Carmen, en Akumal y Tulum, entre otros lugares, y se desempeñan en la construcción de hoteles y la industria restaurantera. Su experiencia migratoria se desenvuelve en uno de los contextos más desarrollados del país. A través de la industria de la construcción y del turismo, los migrantes yucatecos realizan nuevos oficios, adquieren nuevos conocimientos y aprenden inglés. Así, y aunque a veces no se lo reconoce, los mayas de Yucatán han sido y siguen siendo un segmento fundamental para el crecimiento económico de Quintana Roo.
Poco se sabe acerca de la migración de los yucatecos hacia otros estados de república mexicana. Un porcentaje muy reducido radica en distintos estados del centro y norte del país. La mayoría se encuentra en las entidades fronterizas como un paso intermedio para dirigirse a los Estados Unidos (Mapa 1).
Aún cuando la población migrante hacia los Estados Unidos aumenta a partir de los ochenta, no es sino hasta la siguiente década que la presencia de los yucatecos en el aquel país es más visible. A partir de entonces la población comienza a migrar a un ritmo más acelerado y a través de redes más sólidamente establecidas.
En los Estados Unidos, los migrantes se encuentran en diversos estados de la Unión Americana, aunque se concentran primordialmente en el oeste de ese país, como puede observarse en el Mapa 2.
A lo largo de los últimos quince años, la migración yucateca hacia los Estados Unidos ha adquirido una presencia admirable, con características notoriamente comunitarias que, especialmente en el norte de California, es mayoritariamente maya. En este estado rico, que constituye la primera economía de ese país y la quinta del planeta, radica más del 70% de los migrantes yucatecos que viven en los Estados Unidos.
4. Remesas, desarrollo y economía familiar
México ocupa un lugar estratégico en relación con el volumen de transferencias de capital entre países desarrollados y en desarrollo. Así, y según cifras recientes del Banco Mundial (2005), México forma parte de la región que más recursos capta, en todo el mundo, por concepto de remesas. De un total mundial de 125.8 mil millones de dólares recibidos por el conjunto de los países en desarrollo, América Latina y el Caribe constituye la región que más recursos recibe por este concepto: 36.9 mil millones de dólares, es decir, un monto que representa casi el 30% de todas las remesas captadas por los países en vías de desarrollo en todo el planeta. Dentro de esta macro-región receptora, México ocupa un lugar sobresaliente: del total de remesas captadas en América Latina y el Caribe, nuestro país recibe casi la mitad de estas transferencias (46%). Existen sólo dos países en todo el mundo, uno perteneciente a la región del Este Asiático (Filipinas) y otro en el Sur de Asia (India), que reciben porcentajes significativos dentro de sus respectivas regiones: 40% en el caso de las Filipinas y 70% en el de la India. En síntesis, nuestro país forma parte de a) la región más importante en todo el mundo en términos de captación de remesas; b) es el país que, sólo después de la India, recibe la mayor cantidad de remesas en términos absolutos: 23 mil millones en el caso de la India y 17 mil millones en el de México (2004). Para finales de 2006 se calcula que México recibirá remesas por 21 mil millones de dólares. Pero si estas cifras, absolutas y relativas, se interpretan a la luz de la población total de cada uno de estos dos países, México puede considerarse como el país más importante, a nivel mundial, en términos de las divisas que se obtienen por el envío de remesas.
El considerar la importancia numérica de los flujos migratorios y el volumen de las remesas captadas no implica, a nuestro modo de ver, un argumento orientado hacia la pertinencia de una estrategia de desarrollo económico ni una política de población a seguir. Resulta imposible dejar de reconocer que ambos factores se desenvuelven en ––y contribuyen a reproducir– un contexto estructural de desigualdad socioeconómica que, además, tiene importantes consecuencias sociales y culturales. Como lo planteara K. Davis, el fenómeno social de la migración necesita contextualizarse en términos de la dinámica política entre países y regiones y de las relaciones de poder que entre ellos se establecen: «las migraciones son criaturas de las políticas» (1988, en Arango, 2003). Pero comprender la migración también requiere de aproximaciones que nos acerquen a los determinantes más inmediatos (Arango, 2003:17). La comprensión de estos determinantes no sólo hace justicia a la agencia humana de los propios migrantes, sino que arroja luz sobre el rostro real de la maquinaria de las relaciones estructurales.
En este espacio no podemos ampliar y profundizar la reflexión en torno a las distintas aristas socioeconómicas que se derivan a partir del fenómeno de las remesas. Nos interesa sobre todo destacar el lugar que México tiene en el contexto internacional de la transferencia de recursos económicos por concepto de remesas. En este sentido, tanto el elevado índice de los flujos migratorios internacionales como la magnitud de las transferencias financieras provenientes de los Estados Unidos hacen que México se constituya como un interlocutor de primer orden para el análisis de estos procesos a nivel mundial.
Aún cuando en términos nacionales Yucatán no destaca por el monto de las remesas recibidas desde el exterior, la evolución de los envíos en los últimos años no deja de sorprendernos. Según cifras del Banco de México, Yucatán ha casi duplicado el monto de las remesas en tan sólo los últimos tres años (véase cuadro 5.).
En nuestro estado, las remesas complementan el ingreso de la economía familiar y, a diferencia de otras entidades de la república, muestran una clara tendencia en ascenso. Muy probablemente se deba a que los migrantes yucatecos son muy jóvenes en edad y al hecho de que la migración internacional de Yucatán es relativamente reciente. Así, el elevado monto de las remesas refleja, a nuestro modo de ver, un fenómeno sociocultural importante: la comunidad de migrantes en el exterior tiene fuerte arraigo con sus localidades de origen.
Mapa 2
Los Migrantes del Mayab
Fuente: INDEMAYA-INAH, Diagnóstico de la migración y políticas públicas en el estado de Yucatán 2005. INI-PNUD, 2005.
5. Retos del presente y del futuro
La migración en Yucatán nos coloca ante un escenario extraordinariamente complejo que, dada su joven trayectoria, todavía no podemos comprender en su totalidad.
No hay duda que la migración trae consigo beneficios económicos y que tiene un potencial de enriquecimiento humano y cultural que necesitamos entender y proyectar. Al mismo tiempo, la temprana edad en la que los yucatecos se están incorporando a los contingentes migratorios plantea cuestiones específicas de desestructuración comunitaria, de violencia social y otros comportamientos que no quisiéramos que sucedieran.
El creciente número de muertes fronterizas no constituye ningún aliento para motivar el éxodo y abandonar la tierra. Todo lo contrario. También es cierto que la migración significa un reto para la identidad colectiva de las comunidades y que muchas familias migrantes que se benefician con el envío de las remesas para la construcción de sus viviendas se debaten entre el peso de una tradición y una modernidad deshabitada.
En muchos casos, la migración ha fortalecido la cultura local y la identidad étnica de los paisanos. En otros tantos está provocando cambios culturales que son diversos, complejos y todavía difíciles de anticipar.
Cuadro 5
Los Migrantes del Mayab
Fuente: Banco de México, 2005
La migración en Yucatán nos arroja un panorama multifacético, con contradicciones diversas que aún no se resuelven y que seguramente tardaremos en esclarecer. Pero un primer paso importante en este camino del entendimiento consiste en aceptar que Yucatán, como el país entero, es un ámbito culturalmente diverso y que los procesos migratorios contemporáneos están contribuyendo a multiplicar esta diversidad. El siglo XXI será el escenario para el surgimiento de nuevos actores sociales y la formación de nuevos sujetos. Los migrantes indígenas, los migrantes mayas de Yucatán ya forman parte de estos actores y de estos sujetos. La migración es parte de esa diversidad pretérita que heredamos y también tendrá que ser parte, aquí y en otras latitudes, de la diversidad que aspiramos a construir, una diversidad con justicia y dignidad.
Bibliografía citada:
· Arango, Joaquín (2003) «La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra», en J. Arango Et. Al (Eds.) Migración y Desarrollo, Red Internacional de Migración y Desarrollo, nº 1, Octubre, Zacatecas, México.
· Banco Mundial (2005) Informe del Banco Mundial. Global Development and Finance 2005.
· Fox, Jonathan & Gaspar Rivera-Salgado (2004), Indigenous Mexican Migrants in the United States, Center for U.S.-Mexican Studies at the University of California, San Diego, Lynne Rienner Publishers, Boulder CO.
· INI-PNUD, Estado del Desarrollo económico y social de los pueblos indígenas de México, 1996-1997, México, 2000.
· Guzmán, Estela & Pedro Lewin (2002) «Migración y desarrollo en la Península de Yucatán: una mirada desde los censos», en Camino Blanco. Arte y Cultura, Nº 1, Yuc., México.
· Lozano Ascensio, Fernando (2003) «Discurso oficial, remesas y desarrollo en México», en J. Arango Et. Al (Eds.) Migración y Desarrollo, Red Internacional de Migración y Desarrollo, Nº 1, Octubre, Zacatecas, México.

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Yucatecos y chiapanecos en San Francisco: inmigrantes indígenas forman comunidades y crean nuevos nichos en un mercado laboral contraído

Garance Burke
(periodista de la Agencia AP, esta ponencia la presento en 2003 en un seminario auspiciado por el Profesor Jonathan Fox de la Universidad de California en Santa Cruz sobre las migraciones indígenas de México y Centroamérica hacia los EU. Se publicó un libro en 2005)

A mediados de los años noventa, un sin número de inmigrantes indígenas de los estados de Yucatán y Chiapas empezaron a trabajar temporalmente en San Francisco, enfocándose en la industria restaurantera y en la de construcción. El área de la bahía siempre ha sido un imán para los inmigrantes de habla hispana del norte y centro de México, sin embargo, cambios recientes en la economía global han hecho de San Francisco un destino común para la diáspora maya. Dado que pocas organizaciones de asistencia han identificado a los inmigrantes indígenas como un grupo que enfrenta problemas distintos a los de otros inmigrantes de América Latina, estos grupos han formado sus propios redes de apoyo, que se basan en los vínculos del lenguaje, en las afiliaciones regionales y sociopolíticas y los usos y costumbres de sus pueblos natales.
Examinaré las manifestaciones de las distintas identidades étnicas y regionales de los yucatecos y chiapanecos, cómo el idioma y el analfabetismo afectan las oportunidades de empleo de los trabajadores indígenas dentro del área de la bahía y, brevemente, cómo la discriminación dentro de las comunidades de inmigrantes, muchas veces, refuerza la solidaridad económica y social de estos grupos.
También analizaré cómo entienden los yucatecos y chiapanecos el contexto de su migración a California, sobre todo, en vista del proyecto de desarrollo de largo alcance del presidente Vicente Fox para el sureste de México: el Plan Puebla-Panamá, que la mayoría de los entrevistados consideran una amenaza contra los derechos de los indígenas sobre los recursos naturales. Finalmente, examinaré cómo esta nueva ola de inmigración ya ha tenido un impacto sobre los servicios de educación y salud en San Francisco, y cómo los grupos locales están empezando a utilizar la diversidad cultural como una herramienta para construir coaliciones comunitarias más fuertes.
En el año 2000, coordinadores comunitarios y profesionales del sector salud empezaron a observar que la demográfica de la población inmigrante mexicana en San Francisco estaba cambiando. Pacientes del sureste mexicano comenzaron a acudir a las clínicas con problemas de salud similares a los de otros inmigrantes latinoamericanos, pero no hablaban español como su primera lengua.
Mientras que los inmigrantes de los estados mexicanos de Michoacán y Zacatecas cuentan con una tradición de muchas décadas en el trabajo temporal en el área de la bahía, en últimos años, más de 6.000 inmigrantes de Yucatán y Chiapas, muchos de ellos quienes crecieron hablando maya o tzotzil, han llegado al área de la bahía. La mayoría pasó desapercibida por los gobiernos locales al llegar en busca de trabajo en el norte de California. Muchas de estas poblaciones étnicamente distintas, provienen de regiones que no cuentan con fuertes tradiciones migratorias. A pesar de su posición precaria en el mercado laboral local, los yucatecos y chiapanecos ya han causado un impacto en San Francisco.
Conforme a los propósitos de esta presentación, narraré las historias de dichas comunidades incipientes a través de las palabras de Santos Nic, quien trabajó como maestro bilingüe en Yucatán y actualmente desempeña una posición de liderazgo dentro de la comunidad maya en San Francisco.
«Cuando llegué por primera vez a San Francisco en 1988, no había nadie de Yucatán aquí», afirma Santos Nic, mientras que toma una taza de café azucarado a pocos pasos de lo que llama la «esquina maya» de San Francisco». «Cuando mucho, había 20 de nosotros que hablábamos maya, pero hace algunos años, todos los muchachos comenzaron a salirse del pueblo para venir acá».
En México, Nic, de 51 años, era profesor de primaria. Sin embargo, desde su llegada a Estados Unidos hace 10 años, ha adoptado un nuevo papel como líder extraoficial de la comunidad maya del Distrito de Mission en San Francisco.
Un peatón podría no darse cuenta de media docena de hombres jóvenes que estuvieran hablan maya en la esquina de la calle Mission y de la calle 16, en una tarde como cualquier otra. Casi todos provienen de un pueblo cerca de las pirámides de Uxmal llamado Oxkutzcab, al noroeste de Yucatán. La mayoría no terminó la secundaria y sólo habla español como segunda lengua e inglés como una tercera lengua distante.
Aunque el habitante promedio de San Francisco no sé de cuenta de la existencia de la comunidad maya, el creciente número de indígenas inmigrantes de la Península de Yucatán está causando un impacto en los tribunales de justicia, en las clínicas comunitarias de salud y en el mercado laboral informal de la ciudad. El Consulado mexicano en San Francisco estima que hay una población maya actual de 5.000 habitantes en el área de la bahía. Nótese que alrededor de 30.000 nuevos indígenas mexicanos llegan cada año a California.
Étnica, lingüística y culturalmente distintos de otros migrantes mexicanos, los yucatecos han convertido la esquina de la calle Mission en su punto de encuentro. Mientras que circulan por lugares de refugio temporal y comparten departamentos, esta franja de pavimento se ha convirtió en el lugar que les permite mantenerse en contacto con su comunidad mientras se mantienen en constante desplazamiento.
«Todos mis amigos de Oxkutzcab están aquí ahora», dice Enrique, de 32 años, que como muchos inmigrantes mayas recién llegados, habla un español acentuado y se niega a dar su nombre completo.
Vienen por las mismas razones que motivan la mayoría de los desplazamientos de inmigrantes: en busca de las oportunidades que les brinden una vida mejor. Como lo explica un joven maya que ya no puedo continuar viendo que las cosechas de las limas agrias endémicas de Yucatán se pudrieran en los huertos porque no existe un mercado para su comercialización. «En su tierra trabajaban en el campo», expresa Enrique, «pero ahorita están aquí, tratando de ganar dinero para enviárselo a su familia».
Los mayas de Yucatán no son los únicos indígenas recién llegados al área de la bahía. En los últimos años, se les han unido por lo menos 1,000 migrantes del estado de Chiapas, donde la guerra de baja intensidad y el aislamiento económico han desplazado a las comunidades indígenas. Los chiapanecos en San Francisco, muchos de los cuales hablan Tzotzil y Tzeltal (que también pertenecen a la familia lingüística maya, pero son remotamente relacionadas con el maya Yucateco) enfrentan retos diferentes a los de sus contrapartes yucatecos, sin embargo, ambos comparten historias similares de sociedades agrícolas comunales.
Aunque la diferenciación laboral entre los migrantes podría separarlos en especialidades diferentes en el área de la bahía –los mayas se han enfocado en la industria restaurantera, mientras que la mayoría de los chiapanecos trabajan como jornaleros– los factores políticos y económicos que provocaron el desplazamiento de ambos grupos a California son muy similares. Tanto Chiapas como Yucatán sufrirán cambios debido al Plan Puebla Panamá del presidente de México Vicente Fox (PPP), un proyecto de desarrollo ambicioso de 2000 millones de dólares, que se propone integrar a Mesoamérica al mercado global. La mayoría son migrantes de primera vez que salieron de sus hogares porque fueron desplazados económicamente por la entrada de México a la economía global, y llegaron sin el beneficio del conocimiento de generaciones precedentes sobre cómo vivir una vida temporal que implica el cruzar la frontera.
Si los mayas recién llegados siguen el patrón de los 80,000 mixtecos oaxaqueños que viven actualmente en California, pronto formarán sus propias «asociaciones de pueblos natales» o agrupaciones políticas populares como el Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (FIOB). Tradicionalmente, dichas asociaciones de pueblos natales han proporcionado una infraestructura que ayuda a canalizar el dinero que ganan sus miembros a México, y conducen a que se dé una mayor cohesión entre las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos. Estas agrupaciones están ganando influencia política en el gobierno del presidente Vicente Fox, a quien se le considera tener un mayor interés en el tema de las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos, que presidentes anteriores.
En Oxkutzcab, dice Nic, «la gente pide prestado dinero para llegar [a San Francisco]. Así es que si las cosas no salen bien, tienen que quedarse aquí por un rato». Sonríe como para decir que aún trata de entender cómo terminó trabajando de lavaplatos después de 20 años de labor como asesor para la Secretaría de Educación Pública en México. En sus 14 años que lleva en Estados Unidos, Nic ha trabajado pizcando lechuga en Soledad, como ayudante de cocinero en la calle Valencia y como conferenciante de la cultura maya. Casi siempre se viste de guayabera y la gente recién llegada lo conoce como el profesor.
«Este señor sabe más que cualquiera de nosotros», dice un hombre que está en la esquina vestido con shorts naranja y gorra de béisbol. Jorge, de 32 años, es de un pueblito cercano a Tekax, donde ganaba 3 dólares al día en una maquiladora por coser pantalones de mezclilla para la industria de exportación. Salió de Tekax después de terminar la secundaria para irse a trabajar a Cancún. Cuenta que su deseo era tomar clases de inglés, pero que tuvo problemas para encontrar un trabajo seguro.
«Llegamos en busca de oro a California», dice Jorge. «Pero sin el profe no hubiéramos logrado. Nos cuenta historias sobre nuestra tierra. Hay muchos yucatecos aquí en San Francisco y en San Rafael, o en Oregon, pizcando cebolla. Otros más están en Florida. Hablamos maya entre nosotros y si alguien necesita un intérprete, entonces lo ayudamos. Los que no saben leer o hablar español, andan con alguien que sí sabe para poder encontrar trabajo».
Como sucede en la mayoría de las redes de inmigrantes, los indígenas recién llegados buscan ayuda financiera y lingüística de miembros ya establecidos de sus comunidades. Muchos chiapanecos entrevistados en el verano del 2002 afirmaron que se estaban quedando con algunos familiares y conocidos en San Francisco, algunos de los cuales habían llegado de regiones tan remotas como Marqués de Comillas, que colinda con Guatemala. (Sin embargo, en el caso de la población chiapaneca presentada aquí, la comunidad es demasiado pequeña aún como para sacar conclusiones amplias sobre la forma en que los recién llegados utilizan sus vínculos étnicos y lingüísticos para apoyarse entre sí. No obstante, por ser uno de los grupos de inmigrantes que presentan un mayor crecimiento, merece más investigación). Nic cree que su deber es mantener viva la identidad maya en Estados Unidos y se esfuerza por recordarles a los jóvenes inmigrantes yucatecos las prácticas culturales de sus ancestros.
«Aun cuando el pueblo maya fue perseguido, se escondían para adorar a sus dioses. Sabían cómo pedirle protección a sus deidades, y los chamanes siempre los ayudaron», afirma.
Nic utilizaba el mismo principio de cuando era profesor en Yucatán en los años setenta, y tenía que viajar algunas veces durante días para llegar a las escuelas que se encontraban en lugares remotos. En una época cuando el gobierno mexicano promovía la asimilación de los grupos indígenas, adoptó la enseñanza bilingüe para enseñarles a leer en español a sus alumnos y cómo entender las leyendas y tradiciones de sus ancestros mayas.
«Como profesor bilingüe, mi papel era mantener viva nuestra cultura para que los mayas no se avergonzaran de decir de dónde venían o de decir sus apellidos que sonaban bastante indígenas», dice. «Necesitamos conservar nuestras tradiciones, ya que la cultura maya es lo más hermoso que tenemos».
Su carrera como profesor en la Secretaría de Educación Pública mexicana, fue tan fructífera que se convirtió en asesor nacional de educación bilingüe. Sin embargo, cuando un accidente automovilístico acabó con sus ahorros, se dio cuenta que no podía vivir con su salario de profesor de 30 dólares al mes. Pensó que no tenía otra opción más que emigrar al norte para recuperar sus ahorros. Actualmente paga $200 dólares al mes de renta por un departamento victoriano que comparte con sus dos hijos y otros siete hombres más.
El entorno ha cambiado, pero Nic continúa desempeñando el papel de profesor, de árbitro cultural, de intérprete y hasta de padre subrogado. Nic platica historias sobre el ciclo de siembra y sobre el dios de la lluvia Chaac como una forma de mantener vinculados a sus paisanos, algunos de ellos fueron sus alumnos alguna vez, con sus tradiciones. Su inglés no es perfecto pero su español es elocuente, sazonado con la suave «sh» de la lengua maya.
«Muchos me han dicho que debería formar algún tipo de asociación de pueblos natales o un grupo de apoyo», dice, «ya que las personas no saben cómo lidiar con la burocracia de aquí. Los jefes se aprovechan de ellos y necesitan a alguien que les proporcione orientación moral». Oficialmente o no, Nic ha contribuido en ese sentido.
«He ayudado a muchas personas para que se presenten ante el Ayuntamiento o el Consulado mexicano. Cuando muere algún familiar de alguien aquí, reunimos dinero para enviar el cuerpo a México. Cuesta entre 5,000 y 6,000 dólares, pero sentimos que es importante que nuestra gente sea sepultada en su tierra para que el alma pueda descansar».
Desde el año 300 al año 900 antes de Cristo, la civilización maya floreció a lo largo de la Península de Yucatán y en Guatemala, en El Salvador, en Belice y en Honduras, logrando avances sin precedentes en la astronomía, las matemáticas, la arquitectura y las artes. En toda la región se siguen realizando descubrimientos arqueológicos, que revelan la esfera de influencia del imperio. Aun cuando los folletos turísticos generalmente se enfocan en el pasado glorioso de la civilización maya, hoy en día dicha cultura domina toda la región sur de la Península de Yucatán, donde la mayoría de las familias vive en pobreza extrema.
El área de la bahía de San Francisco siempre ha sido un imán para los inmigrantes de habla hispana del norte y el centro de México. Sin embargo, sólo se convirtió en un destino común para los yucatecos cuando comenzó un declive a finales de los noventa en la industria de la construcción dentro de la economía turística. Después de un auge inicial en la creación de empleos, el desarrollo de Cancún dejó de traer prosperidad para la Península de Yucatán. El turismo se redujo considerablemente después del 11 de septiembre (fecha de los ataques terroristas en Estados Unidos), cuando los índices de ocupación hotelera cayeron a sus niveles más bajos en todos los tiempos y los hoteleros hicieron un recorte de 10,000 empleos.
«Notamos un incremento importante en el número de personas que provenían de la Península de Yucatán. Los habitantes de esos estados no acostumbraban a salir de sus comunidades», expresó Georgina Lagos Dondé, cónsul general de México en San Francisco (2001-2003). «También está llegando aquí gente de Chiapas, algunas de la zona del conflicto y otras más de las zonas agrícolas».
De todos los mexicanos que atiende el Consulado a su cargo, Lagos afirma que los mayas son el grupo que presentan un mayor crecimiento, después siguen los chiapanecos y los inmigrantes del estado de Guerrero. En el caso de Chiapas, por lo menos 12,000 personas han dejado sus hogares desde el inicio del levantamiento Zapatista en 1994, según afirma el comisionado especial para personas desplazas internamente de la Secretaría General de la ONU, Francis Deng, quien visitó el estado en agosto del 2002. La mayoría de los desplazamientos, tanto internos como externos, son el resultado del conflicto y la violencia paramilitar que persiste, aunque el gran auge de la migración se dio en Chiapas en 1998, cuando un sin número de fuertes tormentas e inundaciones sepultaron pueblos enteros y destruyeron la economía agrícola.
Un estudio reciente realizado por el Consejo Nacional de Población (Conapo) indica que un 13% de los aproximadamente 500,000 residentes de los siete estados del sur de México que huyeron al norte en los últimos cinco años, son chiapanecos. (Estudios iniciales y reportes de comunidades demuestran que los chiapanecos también han empezado a establecer sus comunidades en el área metropolitana de Los Ángeles, al igual que en Oregon y Florida, áreas que, una vez más, se beneficiarían de investigaciones posteriores).
«Las redes de comunicación entre las personas que se encuentran aquí y sus familiares en México son increíblemente impresionantes», afirma Lagos. «La gente no sólo viene a Estados Unidos en busca de trabajo. Vienen a donde conocen a alguien y ese alguien les ha dicho que hay trabajo. Cuando hay trabajo, la gente comienza a llegar inmediatamente».
Dichos patrones laborales y temporales juegan desde hace tiempo un papel desconocido dentro de la economía de California. Sin embargo, el debate en torno a la inmigración ha asumido un tono más serio en los últimos dos años. En septiembre del año 2001, los presidentes Bush y Fox estaban a punto de crear un plan para legalizar a los tres millones de mexicanos indocumentados que se calcula que viven en Estados Unidos, propuesta que fue apoyada por Tom Daschle, líder de la mayoría en el Senado. Aun cuando los acontecimientos del 11 de septiembre relegaron a un segundo plano la política de inmigración, no detuvo el «efecto de atracción» que seduce a las nuevas generaciones de migrantes a lo largo y ancho de las 2000 millas de frontera entre Estados Unidos y México.
El número de yucatecos que solicitan su matrícula consular—actualmente válida en 800 ciudades como identificación oficial para los inmigrantes mexicanos indocumentados—ha ido aumentando considerablemente en los últimos años, según el Consulado mexicano. El cónsul René Santillán, reportó que en el 2001, el 15% de las identificaciones que tramitó pertenecían a yucatecos, que se habían establecido en San Francisco, en Redwood City, en San Rafael y en Fruitvale.
Los hombres mayas se han convertido en clientes regulares de la sucursal de Western Union del Distrito de Mission, y muchos comercios anuncian en sus escaparates frontales, a través de letreros escritos a mano, al pueblo de Oxkutzcab como destino principal de los cheques que se transfieren a Yucatán.
En la clínica Mission Neighborhood Health Clinic, Dolores Ramírez, directora de servicios para los pacientes, se dio cuenta del crecimiento que está dándose en la comunidad inmigrante indígena. Su organización es una de las más importantes de las que proveen servicios de salud para inmigrantes hispanos. Aproximadamente, en la actualidad, un 10% de esta población son mayas.
«El número ha ido en aumento», señala, «y la mayoría de estas personas tienen mucho miedo de pedir ayuda, así es que se curan a sí mismos con hierbas y hasta que el problema de salud se torna más grave van al doctor».
Los funcionarios de todo el condado están conscientes de que la composición de la población inmigrante está cambiando. Sin embargo, a pesar de la necesidad de más intérpretes de diferentes lenguas indígenas latinoamericanas, el sistema está demasiado atado como para poder afrontar la situación. Para poder aprender inglés, los inmigrantes recién llegados primero tienen que mejorar su español, situación que puede provocar discriminación por parte de los inmigrantes mestizos. El programa San Francisco Day Labor Program reporta que 40% de los jornaleros inmigrantes con los que trabaja, son indígenas que provienen de comunidades que sufren extrema pobreza y conflictos políticos.
Para la subdirectora de programas comunitarios en el Departamento de Salud Pública de San Francisco, María X. Martínez, es un asunto de ceguera institucional hacia la realidad demográfica.
«Hablando en general, la cultura institucional afirma, «Todos parecen latinos, así es que todos van a tener los mismos problemas epidemiológicos». Sin embargo, «los mexicanos indígenas constituyen un porcentaje mucho mayor de los trabajadores migrantes y puede ser que tengan otras necesidades diferentes de salud», expresa.
El año pasado, el Ventura County contrató intérpretes trilingües para ayudar a los miles de mixtecos que viven en la zona, a que tuvieran acceso a los servicios sociales. Actualmente, en el área de la bahía no hay servicios que vayan dirigidos específicamente a las poblaciones indígenas hispanas. Martínez afirma que la cultura institucional probablemente responderá con un mayor financiamiento para servicios si esta generación de migrantes mantiene intacta su identidad y si su población aumenta de manera considerable.
«Tenemos seis o siete categorías para nombrar las lenguas asiáticas: mandarín, cantonés, vietnamés, tagalo, &c., y sólo un término para designar a todas las personas que llegan aquí procedentes de América Latina: español», expresó Martínez. «La base de la usuarios no encaja en esa categoría, pero los servicios no irán más allá del término genérico «latino» hasta que las comunidades no se levanten y digan: «Esto es prejuicio, nuestra población va en aumento y no están atendiendo las necesidades de los usuarios».
Reneé Saucedo, directora del programa Day Labor, expresó que uno de los componentes más populares del programa es la clínica de salud mental, donde con frecuencia se atiende pacientes que sufren de depresión o simplemente de soledad o, en el caso de muchos inmigrantes de Chiapas, del legado de violencia que les dejó el conflicto. Saucedo describe el proceso como un proceso de «triple traducción y de aculturación».
«Dependiendo de su lugar de origen, muchos de los indígenas que provienen de comunidades mayas al sur de México traen consigo sus normas y valores culturales», afirma Saucedo. «Estamos hablando de personas que llegan a un lugar donde la cultura es mucho más individualista y hostil. Para los recién llegados, esto puede ser desesperante, pero lo que es asombroso es que la mayoría mantiene la esperanza de que todo esto mejorará la vida de sus familiares».
Saucedo añadió que la situación económica es fatal en particular para los inmigrantes campesinos de Chiapas, que han sido duramente golpeados por la caída de los precios del café y por la liberalización del sector agrícola mexicano. Tales es el caso de Pablo, un inmigrante de 27 años de edad, oriundo del pueblo de Limonares, en las afueras de Ocosingo, que dijo hablar tzeltal, tzotzil y un poco de español. Llegó a San Francisco en la primavera del 2002, y desde entonces ha ganado $7 dólares por una hora de trabajo como constructor de techos, pintor y haciendo otros trabajos eventuales.
«Todavía seguíamos cultivando nuestro maíz y frijol, pero sólo obteníamos unos cuantos pesos por cada kilo que vendíamos. Una bolsa de jabón cuesta 12 pesos y unos pantalones, 100 pesos,» expresó, mientras se paraba en la esquina de la Calle 26 con otros recién llegados de Guerrero y Oaxaca. «¿Cómo vamos a sobrevivir así? Por eso nos venimos para acá. Al menos aquí si trabajas durante un día, entonces, ganas algo de dinero que puedes ahorrar».
Actualmente, vive con sus primos en Mission District en San Francisco, Pablo dice que las tensiones actuales entre los grupos rebeldes y el ejército mexicano lo orillaron a salir de su pueblo, que en su mayoría simpatizan con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
«Siguen y siguen mandando más soldados del gobierno al área. Después de la masacre de Actual, comenzamos a recoger maíz y frijol para las comunidades que fueron afectados. El ejército estaba introduciendo armas en las comunidades para que la gente se matara entre ellos», afirma.
Como muchos migrantes del sur de México, Pablo cruzó la frontera pagándole a un coyote. Sin embargo, cada vez más, el legado de Operation Gatekeeper ha alentado a los migrantes, de áreas que carecen de patrones de migración bien establecidos, a cruzar en zonas peligrosas y remotas en el desierto. En agosto de 2002, cuatro chiapanecos fueron encontrados flotando en el All-American Canal, a sólo 35 m. de suelo estadounidense, cerca del pueblo El Centro en California.
Algunos políticos de California se han empezado a dar cuenta de la situación. Elmy Bermejo se interesa personalmente en las comunidades de inmigrantes indígenas, como representante del senador John Burton en el distrito de San Francisco. Oriunda de Oxkutzcab, Bermejo llegó a San Francisco cuando era una niña. Ahora representa una fuerza importante dentro del Partido Demócrata. Es la primera latina y la primera mujer que fue nombrada para dos comisiones estatales por el exgobernador Gray Davis (incluyendo la Commission on the Status of Women, que presidio).
El padre de Bermejo, Tomás, llegó a California como trabajador invitado del programa bracero y trajo a toda su familia a finales de los sesenta. Después de pasar sus primeros años de formación en Oxkutzcab, le costó trabajo a Bermejo adaptarse.
«Sigo pensando que mi primera identidad es yucateca. Yucatán es un lugar muy especial y cuando naces ahí tu corazón se queda en Yucatán», expresó. «Tenía 10 años cuando llegué aquí y no hablábamos inglés. Así que tuvimos que ir a la escuela con los demás niños, quienes no entendían porqué no podíamos hablar con ellos, y de esa experiencia, me di cuenta de que te conviertes en víctima si no hablas inglés o español. Otros hispanos se aprovechan de ti y dependes de otros para poder hacer cosas».
En parte, como resultado de sus propias experiencias (y por la influencia del trabajo ético y riguroso de su familia), Bermejo se convirtió en una incansable promotora de la participación política latina. Como miembro del comité de California para el Censo del 2000, ayudó a canalizar 24 millones de dólares del presupuesto estatal de California para asegurarse de que la población inmigrante fuera contada como parte de la población del estado. Bermejo ve la comunidad de inmigrantes como «una clase marginada, como una sociedad oculta que no confía en el gobierno».
«En verdad me asombra cuántos yucatecos hay en San Francisco. La gente viene aquí para conseguir trabajo, ahorrar dinero y luego regresarse. No conozco a nadie que quieran quedarse aquí para siempre, además, muchos no tienen documentos...las personas dicen que no pueden acostumbrarse al estilo de vida de aquí y tampoco conviven con el resto de su familia», expresa.
Para muchos de los inmigrantes mayas recién llegados, Tomás, el padre de Bermejo, es su familia. En 1965 abrió un restaurante, «Tommy's», en la avenida Geary, donde sus hijos crecieron sirviendo platos de guisos envueltos en hoja de plátano, algo común en la península. Cuando se supo del éxito de Tomás en Oxkutzcab, familiares y amigos comenzaron trasladarse hacia el norte. Además de su esposa y de sus cuatro hijos, un hermano, seis primos, 20 sobrinas y sobrinos, e incontables conocidos que lo han seguido a San Francisco. En los últimos años, ha dado empleo temporal y organizado una red informal de seguridad para las docenas de amigos que vinieron al norte de California para empezar una nueva vida.
Tomás creció hablando maya y piensa algún día regresar a la casa que se construyó en Yucatán. Un empresario que se hizo a sí mismo, con tono de broma, expresa que con la incursión de valores y prácticas empresariales al estilo estadounidense, los yucatecos «ya no necesitan hablar maya ya que ahora son más civilizados».
Juanita Quintero, una de las primas distantes de la familia Bermejo, comparte el compromiso de la familia de apoyar a la comunidad yucateca, pero de una forma diferente. Una de las primeras mujeres de la región en llegar a San Francisco a principios de los 60, afirma que se dio cuenta de lo aislada que se sentía de las tradiciones familias cuando comenzó a educar a su hijo en el Mission District. En años recientes, Quintero ha empezó a explorar sus raíces mayas a través del Grupo Maya, una pequeña agrupación cultural y espiritual que se reúne en los hogares de sus integrantes en Oakland. Los refugiados políticos mayas de la guerra civil guatemalteca, fundaron el Grupo Maya a fines de los ochenta, desde entonces la organización trata de incluir en sus filas mayas de diferentes países.
Ya que Quintero luchó por encontrar un lugar dentro de una sociedad ajena a la suya, espera que los inmigrantes recién llegados a San Francisco encuentren la fortaleza en sus propias raíces.
«Muchas no dicen que son mayas cuando llegan aquí, sólo dicen que son mexicanos. Todavía hay discriminación contra la cultura, aun en Yucatán», dice.
«Se cree que los mayas fueron muy inteligentes y que construyeron todos esos templos maravillosos, pero que esa civilización ya se acabó, que ya no somos nada. Por eso comencé a asistir al Grupo Maya. Empecé a pensar en los ritos que mi abuelo practicaba, los festivales en honor al maíz y a la lluvia. Necesitamos entender que nosotros también formamos parte de todo eso».
Cada nueve meses, el Grupo Maya copatrocina una ceremonia al amanecer para celebrar el día en que, según el calendario maya, los dioses crearon la vida humana. Quintero afirma que participar con el Grupo Maya le ha permitido tener contacto con otros mayas de Guatemala y del Salvador, cuyos dialectos difieren del maya de Yucatán, pero que sus costumbres culturales son similares. Su conocimiento de la lengua maya es muy útil en su trabajo como asistiendo en el Hospital General y cuando la solicitan para trabajar como intérprete trilingüe en la corte para inmigrantes que se encuentran entrampados en el sistema de justicia de la ciudad.
Estudios iniciales muestran que la inmigración y la asimilación ya han tenido un impacto en la cultura yucateca. Según William Hanks, profesor de antropología de la Universidad de California en Berkeley, que realizo estudios de la lengua maya en Oxkutzcab en 1997 y ha escrito varios libros sobre el tema, la transformación cultural se ha dando tanto a nivel económico –sigue en aumento el número de casas de dos pisos construidas con las remesas enviadas– como a nivel lingüístico –muchas palabras en inglés forman parte de los dialectos regionales del sur de Yucatán.
«Los yucatecos han estado en contacto con extranjeros desde hace mucho tiempo y son muy creativos para absorber cosas y hacerlas parte de su cultura maya», afirma. Aun cuando los yucatecos no reproducen en general su tradición al rechazar lo que está afuera, pienso que el cambio más obvio es el número de placas de California que se ve allá. Se siente bastante la presencia de California en Oxcutzkab».
Nic sabe que la odisea migratoria de Oxkutzcab significa que las generaciones más jóvenes, probablemente, hablen más sobre estéreos Sony que sobre las legendarias batallas de sus ancestros contra la dominación cultural. La resistencia maya contra el gobierno mexicano significa que la península no fue totalmente dominada hasta principios del Siglo XX, cuando los rebeldes mayas cedieron el control. Nic piensa que olvidar la historia de su pueblo sería como negar sus propias raíces, ya que su padre nació atado al trabajo a través de un contrato en 1898, cuando la mayoría de los mayas aún trabajaban bajo condiciones similares a las de la esclavitud en las plantaciones coloniales que definían las bases del poder en Yucatán.
Cuando él nació, la reforma agraria había reconfigurado parte de las grandes desigualdades en la región, pero, en la mayoría de los casos, los mayas se han beneficiado muy poco del desarrollo nacional. Estadísticas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) indican que 15% de la población del sur de Yucatán es analfabeta y el programa de educación bilingüe que alguna vez dirigió Nic atraviesa ha sido relegado bajo la administración de Fox.
Aunque muchos yucatecos tienen esperanzas de que se mejoren las condiciones socioeconómicas durante el gobierno de Fox, Nic teme que el modelo de desarrollo actual obstaculice la autodeterminación de los pueblos indígenas. El sistema de maquiladoras que tuvo un auge a lo largo de la frontera en 1994 después de que se suavizaran las restricciones comerciales conforme al Tratado de Libre Comercio, actualmente seduce a los trabajadores de zonas rurales para que se empleen en fábricas de capital extranjero, en Yucatán, donde los bajos salarios se han mantenido igual comparados con los de la frontera.
Muchos cambios más van a suceder: el sureste de México está preparado para recibir cientos de plantas de ensamble, al igual que miles de millones de dólares en proyectos de inversión, como el Plan Puebla-Panamá. Actualmente, el proyecto de 25 años es la prioridad más importante de la región del Banco Interamericano de Desarrollo. La magnitud de los fondos ha sido asignada para proyectos de transportación, muchos de los cuales atravesarán tierras indígenas, un asunto que es en especial contencioso en Chiapas. Del presupuesto de $697.4 millones de dólares del gobierno mexicano para el 2002, 82% de los fondos está reservado para proyectos de transportación, mientras que el «desarrollo social «y los proyectos de salud sólo recibirán 2.9%.
Haciendo un seguimiento en particular de la gran destrucción causada por el huracán Isidoro en septiembre de 2002, pocos críticos argumentarían que los proyectos de transportación sean indispensables en Yucatán. A medida en que se dificulte cada vez más para los campesinos en el sur de México sostener sus economías de carácter localmente agrícola, los patrones de inmigración hacia el norte probablemente aumentarán. Para los líderes comunitarios como Santos Nic, mantener fuertes vínculos con Oxcutzkab será la clave para poder sobre llevar lo que se está por venir.
«Mucha gente nos confunde con otros migrantes, pero cada pueblo, cada estado tiene su propia manera de ser, de pensar y de vivir», dice. «Si vas a Chichén Itzá, cada primavera puedes observar el nacimiento de una nueva vida. Tres días después del equinoccio, las serpientes cambian de piel y los campos se llenan de flores. El Sol se pone y la sombra de la serpiente se arrastra por un costado de la pirámide. Los rusos y los franceses, y hasta los estadounidenses, trataron de recrear esa simetría. Pero sólo los mayas pudieron alcanzar esa perfección».

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El Mayab se extiende:
migración maya a San Francisco, California

Naomi Adelson
(periodista radicada en San Francisco, ha colaborado para el El Financiero Internacional, Suplemento Masiosare de La Jornada, diario mexicano, www.jornada.unam.mx, y publicaciones comunitarias en el área de la Bahía de San Francisco, www.eltecolote.org)

Aunque sorprenda a muchos, el fenómeno de la migración no es nuevo para la gente maya. De hecho, y a pesar de la distancia, el Estado de Yucatán participó en el Programa Bracero, que se llevó a cabo de 1942 a 1964, enviando a cientos de trabajadores a Estados Unidos. Algunos de estos braceros trabajaron en el campo de California y luego se establecieron en San Francisco, comenzando así a tejer su red de migración con gente de su pueblo de origen. Los braceros, sin embargo, fueron pocos.
En la década de los setenta y ochenta, el auge económico en los centros turísticos de Cancún y Playa del Carmen, Q. Roo, impulsó los movimientos de migración masiva de yucatecos a estas zonas. En 1990, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEGI) reportó que el 50% de los migrantes internos de México se estableció en el estado de Quintana Roo y, de estos, el 50% provenía del estado de Yucatán. Hoy se sigue el mismo patrón.
«Muchos van a Cozumel, a Cancún, a limpiar, a aprender un poco de inglés y a cómo usar la máquina de lavar trastes. Pasan sus últimos cuatro meses en un hotel y luego vienen a Estados Unidos», comentó Estela Guzmán, directora de la Oficina de Atención a Migrantes del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya del Estado de Yucatán (Indemaya), en una reunión en San Francisco.
Cuando se otorgó la amnistía migratoria en 1986, en Estados Unidos, otra ola de personas salió de Yucatán en busca de la legalización. Algunos la alcanzaron, pero muchos no. Hoy día, el grueso de la población yucateca que radica en San Francisco llegó y se estableció en esta ciudad en los últimos cinco años. Un estudio reciente, realizado por seis investigadores mayas del City College of San Francisco, reveló que, si bien, el 62% de los encuestados, radicados en San Francisco, se estableció en los últimos 5 años, el 11% lo hizo hace más de 11 años. Siendo una población migrante mayoritariamente nueva (y por lo tanto indocumentada ya que la última amnistía fue en 1986, hace casi dos décadas), obtener cifras acerca de la población maya migrante es un reto para cualquier investigador. Aún así, algunos datos son de utilidad.
El gobierno del Estado de Yucatán, a través de Indemaya, en 2002, calculó la presencia de aproximadamente 25,000 yucatecos en el área de la Bahía de San Francisco; 9,000 radicaban en San Francisco y eran originarios de Oxkutzcab y 6,000 radicaban en San Rafael y eran originarios de Peto. En 2003, en una entrevista con Anne Whiteside, profesora del City College of San Francisco, Indemaya reveló que la cifra de habitantes de San Rafael, oriundos de Peto, había ascendido a 8,000 personas, aproximadamente.
En 2002, el Consulado de México en San Francisco entregó el 15% de sus matrículas consulares a yucatecos, es decir 1,600 matrículas. De acuerdo con Bernardo Méndez, cónsul de prensa, quien estima que sólo el 20% de los yucatecos solicitan una matrícula consular en un año promedio, podemos deducir que en 2002 estuvieron presentes 8,000 yucatecos nuevos en el área de la Bahía.
Mauricio Chacón, pastor de la Iglesia Presbiteriana de La Misión, informa que una tercera parte de sus feligreses son de Yucatán, y que viven hacinados seis y hasta diez en un cuarto. Muchos viven en hoteles residenciales concentrados en la colonia de La Misión, en San Francisco, donde rentan cuartos con baños compartidos a un costo de $800 dólares al mes. Por lo tanto, resulta económicamente imposible para muchos yucatecos vivir solos y seguir enviando remesas a casa.
En 2005, SRO Collaborative, una organización no gubernamental que trabaja con los hoteles residenciales de La Misión, reportó que en algunos hoteles entre el 45% y el 80% de los habitantes son mayas yucatecos.
Las cifras de las remesas recibidas por Yucatán, sin embargo, probablemente son las que más comprueban la presencia significativa y creciente de yucatecos en Estados Unidos. Mientras que Yucatán recibió 6.6 millones de dólares del exterior en el año 2000, en 2003 la cifra se disparó a 52 millones de dólares. En 2004, los connacionales yucatecos mandaron 80 millones de dólares a casa, según el Banco de México.
Como es típico de la migración mexicana, se forman comunidades transnacionales en pares: pueblo de origen–pueblo receptor. La migración yucateca no es distinta, y se sabe que los migrantes oxkutzcabeños han escogido a San Francisco, California, como pueblo receptor.
Lo que es poco conocido, sin embargo, es que oriundos de muchos otros pueblos han emigrado a San Francisco. El estudio ya mencionado del City College mostró que, mientras el 49% proviene de Oxkutzcab, más de la mitad proviene de otros pueblos. Por ejemplo, el 9% es de Akil, el 5% de Peto y el 4% de Ticul y Mérida. En la investigación también hubo gente de Acanceh, Chumayel, Cooperativa, Dzan, Izamal, Kancab, Mama, Penkuyut, San Marcos, Tekit, Tixkokob, Xohuayan, Xul, Xulul, Yaxhachen y Yohtolin. A la vez, hay una población de varios miles de personas de Peto en San Rafael y Fort Bragg, y otros miles oriundos de Cenotillo en San Bernardino y oriundos de Muna en Thousand Oaks.
Incluso, en nuestras investigaciones en San Francisco, hemos encontrado gente que proviene de más de 40 pueblos de Yucatán, la gran mayoría del sur, sureste y suroeste del estado. Los 'pueblos de expulsión' se ubican precisamente en los municipios donde el 70% o más de los habitantes hablan maya, según Indemaya, lo que demuestra que esta es una migración eminentemente indígena. Municipios 'de expulsión' como Oxkutzcab, Peto y Thadziu son clasificados como de «alta» y «muy alta» marginación, respectivamente, según el censo económico de 2002. Las cifras económicas son el principal motivo de la migración.
Al mismo tiempo, algunos factores económicos de San Francisco atraen a los trabajadores. Al igual que los centros turísticos de Quintana Roo, San Francisco depende del turismo, con su consecuente sector de servicios. De hecho, sólo para 2005, la ciudad espera la entrada de 6.7 mil millones de dólares por el ramo del turismo.
Los yucatecos en San Francisco se han concentrado en el ramo restaurantero como cocineros, garroteros y lava trastes. Algunos pocos han logrado establecer sus propios negocios. Actualmente hay seis restaurantes que se especializan en comida yucateca en toda la ciudad, además de pequeños locales, fondas y cocinas económicas donde la gente disfruta de la comida de su tierra. Otros yucatecos laboran en el mantenimiento de escuelas, instituciones y oficinas, o en el ramo de la construcción.
En 2002, los mayas del área de la Bahía de San Francisco comenzaron sus primeros intentos de organización, para tener mayor presencia y mantener vivas las tradiciones y relaciones con sus pueblos de origen. Hoy día cuentan con la Asociación Mayab en San Francisco, SOS Peninsular y Chan Kahaal en San Rafael, y con dos grupos jaraneros: Zaazil- Há y Orgullo Yucateco.

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Éxodo yucateco a Estados Unidos:
el caso de Peto, Yucatán

Arturo Rodríguez

Fue a principios de la década de los ochenta cuando un reducido grupo de jóvenes petuleños, ante la evidente falta de fuentes de trabajo, incursionaron por primera vez hacia la Unión Americana, alentados y asesorados por un sacerdote de la congregación de Maryknoll, de nombre Tomás Gowing, a quien se le reconoce como el precursor del éxodo masivo de petuleños hacia los Estados Unidos en busca de empleo.
Se cree que fueron cinco jóvenes locales los que iniciaron, hace aproximadamente 25 años, este incesante movimiento migratorio. Actualmente se calcula que existen aproximadamente 4.000 petuleños, solamente en el estado de California, quienes viajaron a Norteamérica en busca de una oportunidad de superación y trabajo, pero que aún mantienen comunicación estrecha y lazos afectivos con la mayor parte de la gente de esta población, aunque también debemos reconocer que muchas familias ya radican permanentemente en ese lugar.
Cabe agregar que, desde muchos años antes, algunas personas de Peto se habían aventurado hacia el vecino país del norte en busca de sustento económico, pero el fenómeno que se suscitó a principios de los ochenta no tiene paralelo. Asimismo, la época en que se inició este éxodo masivo de petuleños coincidió con el crecimiento y desarrollo de Cancún y el resto del Caribe mexicano, lo cual generó en ese entonces una demanda constante y creciente de fuerza de trabajo para la industria de la construcción: albañiles, plomeros, carpinteros, herreros, &c., pero, a pesar de ello, muchos jóvenes de Peto prefirieron irse a trabajar a los Estados Unidos.
El éxito económico que obtuvo la mayoría de los primeros emigrantes petuleños animó a otros a viajar al vecino país del norte. Actualmente se han creado, incluso, «ciclos familiares», pues muchas veces el integrante mayor de una familia –el padre o el hermano– viaja inicialmente y procura reunir suficiente dinero para atraer a otro miembro de su familia.
En principio, la mayor parte de las personas que se iba en busca de trabajo era de escasos recursos económicos y, conforme pasó el tiempo, mucha gente de diversas condiciones socioeconómicas ha viajado hacia los Estados Unidos en busca de un empleo mejor remunerado y de mejores condiciones de vida.
Actualmente, debido a la crisis económica que agobia al país desde hace varios años, el flujo de emigrantes ha aumentado considerablemente, aparte de que las oportunidades de trabajo y superación en el medio son prácticamente nulas.
Es importante mencionar, con base en un estudio socioeconómico verificado recientemente, que una gran parte de la población petuleña depende del envío de recursos económicos de las personas que trabajan en los Estados Unidos. Al respecto, se calcula que mensualmente ingresan a la población, por este concepto, casi dos millones de pesos, que se distribuyen entre las numerosas familias que tienen algunos parientes, esposos, hijos, hermanos, &c. en dicho país del norte.
También se debe reconocer que muchos petuleños se fueron a radicar a la zona turística de Cancún, pues en la villa de Peto se les negaba la oportunidad de superarse en forma personal y económica. Paradójicamente, en otros lugares, muchos de ellos se han logrado abrir paso notablemente y con bastante éxito.
Una de las principales características de las personas de origen petuleño, que por diversas causas radican en otras partes, es que siempre han deseado retornar a su terruño, pues, cada vez que tienen la oportunidad, se expresan con nostalgia de las experiencias que les tocó vivir en la villa de Peto. (Nota de BML: la mayor parte de los inmigrantes de Peto viven en la ciudad de San Rafael, al norte de la bahía de San Francisco, si necesita mas información comunicarse con Rosario Chacón, estudiante de maestría y trabajadora originaria de Peto: charito33@yahoo.com).

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La Guía del Migrante Yucateco:
primer esfuerzo institucional en México

(Instituto de la Cultura Maya de Yucatán (INDEMAYA)

La Guía del Migrante Yucateco es el resultado del esfuerzo conjunto y del apoyo de varias instituciones y dependencias, federales y estatales, que proporcionaron la información que contiene, pero sobre todo, que responde a los testimonios que muchos yucatecos nos han compartido en su experiencia migratoria. Esta guía fue elaborada por el Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya del Estado de Yucatán, conjuntamente con el Instituto Nacional de Antropología e Historia en nuestro estado.
La Guía del Migrante Yucateco no es, ni puede ser, una invitación a la migración. La gente deja sus municipios por diversas causas, entre ellas las económicas. Los paisanos no dejan sus comunidades porque exista una guía, ni permanecen en ellas porque la desconozcan. La elaboración de esta guía parte de la responsabilidad, como gobierno, de informar a nuestros connacionales, a nuestros paisanos. No hacerlo sería un error institucional y una falta de ética profesional y humana en el sentido más profundo del término.
La Guía del Migrante Yucateco se compone de seis capítulos. Cada uno de ellos informa sobre procedimientos, requisitos, riesgos y servicios. De manera conjunta, estos capítulos conforman un documento básico para que el migrante conozca sus derechos y sus obligaciones, tanto en México como en los Estados Unidos.
En este documento se encuentran las respuestas a muchas e importantes preguntas como: ¿Qué es un pasaporte y cómo se tramita?, ¿cuántos tipos de visas expide el gobierno norteamericano y qué se requiere para tramitarlas?, ¿dónde están y cómo se organizan los yucatecos que radican en los Estados Unidos?, ¿qué es un Consulado y cómo puede apoyar a los migrantes, sean documentados o indocumentados? , ¿Qué servicios ofrece el gobierno mexicano para que los migrantes, fuera del país, puedan beneficiarse a sí mismos, a sus familias y sus comunidades de origen?, ¿cuáles son los procedimientos a seguir para regresar a México sin tener que dejar las pertenencias?, ¿qué instituciones, federales y estatales, ofrecen qué tipo de servicios al migrante y dónde están y cómo contactarlas? De esta manera, la Guía del Migrante Yucateco recorre el propio itinerario de los migrantes, y quienes la han leído han expresado su certeza de ver reflejada su propia experiencia migratoria.
En suma, la Guía del Migrante Yucateco sintetiza los derechos y obligaciones de los migrantes. Es una herramienta de información y un instrumento de capacitación elaborado con un lenguaje sencillo, dirigido a un público amplio y contiene información sobre necesidades y situaciones concretas e inmediatas.
Este documento es el primero en el estado y en todo el país. Sienta un precedente en el ámbito de protección al migrante y, en ese sentido, busca ser una aportación a la construcción de una Política Pública en materia migratoria.

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En nuestra siguiente colaboración, que será la ultima de esta serie de tres partes, se aborda el tema de la migración zacatecana a Napa, California, gracias a un ensayo de la investigadora Sandra Nichols, que es parte de un amplio y detallado libro publicado en México (coedición de Editorial Porrua y Universidad Autónoma de Zacatecas, 2006). Además se incluyen mis ideas y reflexiones sobre el impacto de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en el clima anti-inmigrante en Estados Unidos asi como un recuento de las iniciativas anti-inmigrantes en Arizona y otros estados de la Unión Americana en el periodo 2005-2006.

Las opiniones vertidas en este ensayo son personales y no involucran a las instituciones donde el autor presta sus servicios.

 

El Catoblepas
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