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El Catoblepas, número 49, marzo 2006
  El Catoblepasnúmero 49 • marzo 2006 • página 15
Artículos

El sistema financiero chino:
principales desafíos

Elda Molina Díaz
Eduardo Regalado Florido

Los resultados alcanzados por China desde que implementó su proceso de reforma, sus dimensiones y su profunda inserción en la economía internacional, han ocasionado que todo acontecimiento relacionado con el país sea objeto de sumo interés a nivel mundial

Una de las cuestiones de mayor atención ha sido la evolución de su sistema financiero, el cual se ha situado en el centro de la reforma económica general en la actualidad. Si bien como resultado de las reformas ha surgido un sector financiero más compatible con el diseño del nuevo modelo económico, aún persisten debilidades que constituyen importantes retos. De hecho, la dinámica del sector ha sido muy compleja y controvertida, hasta el punto de que se ha llegado a vaticinar el colapso del sistema e incluso del proceso de renovación.

En un intento por determinar con objetividad la vulnerabilidad del sistema financiero chino, en este trabajo se examinan los principales desafíos que éste debe enfrentar, dentro de los que se encuentran: la solución apremiante del problema de los préstamos irrecuperables de los bancos; la inminente total liberalización del sector según los compromisos asumidos por el país tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC); y la polémica instauración de un sistema cambiario más flexible{1}.

I. Los préstamos irrecuperables de los bancos

El mayor reto interno que enfrenta la banca china en estos momentos es resolver el grave problema de los préstamos vencidos y no recuperados, cuestión clave para poder convertir a los actuales bancos en instituciones corporativas que funcionen sobre la base de criterios de eficiencia, rentabilidad y competitividad internacional. Este es un desafío de corto plazo ya que su no solución puede atentar contra la sobrevivencia del sistema cuando próximamente se produzca la total apertura al capital extranjero.

I.1 Situación actual de los préstamos irrecuperables de los bancos chinos

Aunque la causa más profunda del gran monto de préstamos irrecuperables que cargan los bancos chinos en la actualidad se remonta a la época del modelo económico anterior, en realidad, éste se convierte en un grave problema con el inicio de la modernización económica, pues los bancos estatales tuvieron que continuar apuntalando el estratégico sector de propiedad estatal pero funcionando sobre criterios de mercado.

De este modo, casi la mitad de los créditos irrecuperables pertenecen a los 4 mayores bancos según fuentes chinas{2}, ya que conceden el 70% del total de préstamos, de los cuales más de las ¾ partes se dirigen a empresas estatales, muchas de ellas no solventes.

A fines de 1999, la tasa de préstamos incobrables respecto al total era de 39%{3} según cifras oficiales, aunque las no oficiales la situaban entre un 50 y 90%, sobre todo para el caso de algunos de los 4 principales bancos estatales.

Sin embargo, las autoridades chinas consideran que el problema está bajo control en estos momentos, pues el índice de las deudas malas viejas ha comenzado a disminuir, a la vez que se espera controlar el crecimiento de las nuevas. Tal expectativa se basa en las medidas implementadas a partir de 1999 y a que se le continúa prestando la debida atención en la actualidad.

Por otro lado, agregan que el análisis de la estructura de esos préstamos, les permite prever la no repetición de tal situación{4}. En ese sentido, plantean que cerca del 30% de los activos no recuperables de los bancos se debían a decisiones erróneas de varios gobiernos locales en cuanto a la promoción del desarrollo económico. Reconocen que en muchos casos la falta de control permitió la desviación de recursos a actividades imprudentes, sobre todo la especulación en bienes raíces y en el mercado de acciones, pero consideran que en la actualidad, esas prácticas deben pasar a formar parte del pasado, pues se han tomado medidas para que los gobiernos locales no intervengan en las decisiones administrativas de los bancos comerciales locales.

Cerca de otro 30% se debió a problemas con empresas estatales irrentables ya que el otorgamiento de préstamos a estas empresas se hacía más sobre criterios políticos que económicos. Esta es otra cuestión que también se está tratando de resolver con la reforma empresarial y la exigencia a los bancos de responsabilidad por su gestión, eliminándose la regulación que prevalecía aún en los años noventa, referida a que los bancos comerciales estatales tenían la obligación de proveer créditos a empresas estatales independientemente de su desenvolvimiento económico.

Aproximadamente un 10% es debido al cierre, por parte del Estado, de algunas empresas que no han tenido un buen desempeño, como parte del proceso de reestructuración económica, y alrededor de otro 10% es resultado de imperfecciones en leyes y regulaciones, como por ejemplo, defectos en la viabilidad del sistema de leyes actuales sobre bancarrota. En este sentido, se aprobó una nueva legislación financiera que incluye además de la ley bancaria, que limita la intervención del gobierno en la administración bancaria, las leyes de seguros, de bancarrota, &c., que crean condiciones para un mejor desenvolvimiento futuro de la reforma.

El 20% restante –en realidad proporción bastante significativa– es responsabilidad de los bancos comerciales, los cuales han enfrentado problemas durante su adaptación a un sistema orientado al mercado. Sin embargo, consideran que estas dificultades son normales en la etapa en que se encuentra la reforma y se espera que vayan mejorando en la medida que ésta continúe perfeccionándose. De hecho, plantean que los bancos ya están inmersos en una dinámica centrada en una organización orientada al mercado que incluye no sólo los aspectos legales y administrativos sino también de política, como por ejemplo, cuentan con independencia para seleccionar una clientela diversificada, cierta flexibilidad para manejar tasas de interés, &c.

En términos generales, hay que reconocer que la situación de los préstamos fallidos ha mejorado. Luego del altísimo índice alcanzado en 1999, la tasa de deudas malas respecto al total descendió en 2003 de 25% a 18% a fines del año, continuó bajando a un 13% a fines de 2004{5}, hasta llegar a la alentadora cifra de 8.6% en diciembre de 2005{6}. Además, se plantea que los nuevos préstamos otorgados son de mayor calidad, pues el ritmo de crecimiento de las nuevas deudas malas es menor que el que prevalecía anteriormente y su proporción dentro del total de los nuevos préstamos en los últimos años, se ha mantenido por debajo del 1%, nivel comparable al de sectores bancarios más saludables a escala internacional{7}.

No obstante, persisten elementos que demuestran que se trata aún de un problema no resuelto y de graves implicaciones, sobre todo por la magnitud que aún representan las antiguas deudas incobrables y porque en todo este período han continuado apareciendo nuevos préstamos malos.

A pesar del descenso experimentado, todavía la tasa alcanzada (8.6%) se encuentra a un nivel por encima del requerido por la Comisión de Regulación Bancaria China (CRBC); es la mayor de Asia después de Japón; y se ubica muy por encima de las tasas promedio de préstamos no recuperables de los 100 principales bancos del mundo que se sitúan entre un 2 y 3%{8}. Es de destacar que el riesgo crediticio, en general, continúa siendo alto en el país, representando entre un 70-80% del total de riesgos{9}.

Por otra parte, según un informe del diario «South China Morning Post» de Hong Kong, la cantidad de nuevos préstamos no recuperados aumentó en 2004 con respecto a 2002 y 2003.

Otro elemento a destacar es que en el Banco de China y el Banco de Construcción de China la reducción de sus préstamos vencidos y no cobrados se debió a la transferencia de más de 470.000 millones de RMB a sus empresas de gestión de activos, sin las cuales los préstamos no recuperables habrían excedido los 2.000 billones de RMB{10}. Es decir, en estos casos no se trata de la eliminación de esas deudas, sino de una maniobra técnica en el proceso de búsqueda de soluciones.

I.2 Iniciativas de soluciones empleadas

De manera general, el problema se ha venido enfrentando con la inyección de capital gubernamental fresco y la privatización, las cuales no han dado todos los resultados esperados, debido a la reducida capacidad del gobierno de hacer frente a los posibles costos derivados de ellas dada la gran magnitud del problema.

Una medida de gran relevancia fue el establecimiento en 1999, de 4 Compañías de Administración de Activos (CAA), instituciones financieras estatales con status legal independiente, pertenecientes al Ministerio de Finanzas, que han sido usadas, fundamentalmente, para resolver el problema de los préstamos malos.

Otras acciones concretas que se han llevado a la práctica han sido: aumentar el nivel de reservas para deudas morosas, eliminar las cuentas malas de manera oportuna y, para ello, crear mecanismos similares a los de la reestructuración de deudas según las prácticas internacionales.

Al margen de las medidas de contingencia para resolver el problema inminente, las autoridades chinas, interesadas en lograr una solución de largo plazo, también han atacado el problema por el lado institucional, relacionándolo con otras medidas más generales, como la reforma empresarial y de los bancos estatales. En particular, se destacan los esfuerzos por reducir la interferencia del gobierno a todos los niveles, así como medidas relacionadas con la supervisión. En ese sentido, se han establecido mecanismos de administración de riesgos; controles para los requerimientos de capital; supervisión de los reportes de ingresos para ayudar a los bancos a reducir costos, mejorar su rentabilidad y absorber cargas financieras del pasado, &c.

A partir de 2003 ocurrió un cambio trascendental en el tratamiento del problema de las deudas morosas con el establecimiento de la CRBC, la cual pasa a desempeñar funciones que anteriormente eran de competencia del Banco Central.

Recientemente, y con la aprobación del Consejo de Estado, el Ministerio de Finanzas y de Administración Estatal de Impuestos, se publicó una circular relativa al IVA, al impuesto sobre el consumo, al impuesto de sociedades y a la política fiscal para empresas para incentivar el canje de activos por deuda y apoyar la reforma empresarial.

También, de manera indirecta se trata de enfrentar el problema. En ese sentido, por ejemplo, la CRBC ha puesto en práctica diferentes estrategias para la reforma bancaria que tienden, además, a mejorar la situación de las deudas malas:

Como se puede apreciar estamos en presencia de una «dialéctica particular» entre la solución de los préstamos malos y la apertura al exterior. Es decir, por una parte, se trata de buscar solución al problema de las deudas irrecuperables con el objetivo de fortalecer el sector financiero y prepararlo para la total apertura, pero por otra, la vía que parece estar disponible para ello es precisamente la inversión extranjera. De la forma en que se maneje la relación entre ambos dependerá el éxito de los dos procesos o su fracaso.

II. La total apertura a la inversión extranjera en el sector financiero

Debido a los compromisos asumidos por China para su ingreso a la OMC, su sistema financiero deberá enfrentar próximamente, el difícil reto de la entrada de instituciones extranjeras con mayor libertad y en igualdad de condiciones que las domésticas. En efecto, el país tendrá que darle solución a importantes debilidades que aún subsisten en las finanzas, con el propósito de convertir esta amenaza en una fortaleza.

II.1 La inversión extranjera en el sector financiero

La apertura al exterior comenzó desde los primeros años de la reforma, con el propósito de captar fondos para la financiación del desarrollo; crear un ambiente propicio para la inversión extranjera; introducir modernas tecnologías y métodos de gestión; y contribuir a mejorar la estructura del capital bancario. Como el resto de la reforma, esta se ha ido implementando de manera gradual y experimental.

Dentro del sector financiero, el bancario es el que más rápidamente se ha abierto en comparación con otros sectores de servicios financieros, a pesar de que muchas de las entidades extranjeras permanecieron en el país aún sin obtener ganancias. El propósito que las mantuvo fue el interés de estar ya establecidas antes de que se produjera la liberalización total y lograr por esa vía ventajas competitivas.

Así, los bancos extranjeros, sus sucursales y las instituciones mixtas en China, han podido, siempre que fuese en moneda extranjera, otorgar préstamos, aceptar depósitos y ofrecer otros servicios desde un inicio, aunque con determinadas restricciones, por ejemplo, geográficas. En cambio, no les era permitido otorgar préstamos a empresas locales o a particulares chinos en moneda nacional, ni aceptar depósitos de ellos en esta moneda, así como tampoco operar en moneda local en los mercados de valores chinos{11}.

Las oficinas de representación, por su parte, sólo han podido realizar actividades no lucrativas como consultorías y asesorías para sus casas matrices, conducir transacciones con el exterior de compañías con inversiones extranjeras en el país, arreglar financiamientos al comercio, administrar cuentas de comercio exterior, pero no pueden ofrecer servicios bancarios comerciales o cobrar comisiones por servicios prestados.

Sin embargo, con el transcurso del tiempo, las restricciones para operar han ido flexibilizándose como consecuencia de la profundización del proceso de reformas, de las exigencias del propio desarrollo financiero y, sobre todo, por el cumplimiento de los compromisos de apertura para la entrada de China a la OMC. Del mismo modo, se han flexibilizado los requisitos de entrada del capital extranjero.

En la actualidad, se ha abierto mucho más el rango de servicios financieros que los bancos extranjeros pueden ofrecer en el país, a la vez que pueden brindar servicios en Renminbi (RMB); se ha extendido el límite geográfico con lo que se ha elevado el número de ciudades en las que estos bancos pueden operar; se ha ampliado el límite de propiedad permitido al capital extranjero en bancos domésticos y se han reducido los requerimientos mínimos de capital, así como los requisitos burocráticos y bancarios para obtener licencias de operación.

Como resultado, hasta fines de octubre de 2005, 71 bancos extranjeros de 20 países o regiones habían abierto 238 sucursales en China, con depósitos valorados en 84 500 millones de dólares. Además, 173 bancos extranjeros de 40 países habían abierto oficinas de representación en 23 ciudades{12}.

A pesar de que el número y participación de los bancos extranjeros en el sector financiero chino va a en aumento, estas instituciones representan, hasta ahora, cerca del 2% de todos los activos bancarios chinos, el 25% del mercado de préstamos en moneda extranjera{13} y una parte ínfima de los negocios en RMB.

II.2 Posibles implicaciones

En la actualidad, los bancos estatales dominan el sistema financiero, pero la acordada apertura supondrá una revolución en el sector, ya que el desmantelamiento de los límites que aún prevalecen, estimulará una avalancha de instituciones foráneas muy competitivas en búsqueda de las ventajas de este mercado.

Por la parte china, según lo declarado por las autoridades, una de las principales bondades que esperan recibir con la entrada de capital foráneo, es la mayor afluencia de capital suplementario con el propósito de contribuir a satisfacer la demanda del crecimiento y resolver problemas internos que subsisten. Sin embargo, las impresionantes reservas de divisas acumuladas hacen pensar que la prioridad en los momentos actuales, reside en la adquisición del «know how» y la tecnología del sector.

En efecto, China se encuentra ante la necesidad de adquirir experiencia en el manejo de riesgos y controles internos, mecanismos modernos de administración de operaciones y negocios bancarios, además de tecnología. Todo ello debe contribuir a mejorar la eficiencia del sistema y beneficiar al país con un servicio financiero de mayor variedad y calidad, a la vez que lo ubicaría en una mejor posición para enfrentar la competencia del capital extranjero.

Por lo anterior, muchos analistas y funcionarios consideran que la presencia extranjera podría servir de catalizador a la reestructuración bancaria, mejoraría la competitividad internacional de la banca china y ayudaría a mantener la estabilidad financiera del país.

En cambio, persisten debilidades que conducen al país a una posición muy vulnerable ante la apertura total. El actual sistema financiero doméstico adolece de limitaciones e insuficiencias que lo hacen frágil y poco competitivo. Además del serio problema de los préstamos irrecuperables, se caracteriza por la carencia o poco uso de instrumentos financieros de pago{14} y de crédito, morosidad en las transacciones{15}, así como por el relajamiento de los controles administrativos y falta de supervisión y control, que unidos a otros factores estructurales, han contribuido al surgimiento y expansión de la corrupción.

En esas condiciones, el sistema podría correr el riesgo de desaparecer ante la presencia de las instituciones foráneas fuertes y experimentadas, que al disfrutar de iguales condiciones que las domésticas y ofrecer determinados atractivos (magnitud, poder financiero, variedad y calidad de los servicios y altos salarios) pudieran desviar hacia ellas los fondos de los ahorristas y/o permitirles absorber a los profesionales locales de mayor calificación, lo cual podría ser fatal para la sobrevivencia de las instituciones locales.

Aún más, la entrada de capital extranjero sin una adecuada conducción, podría traer afectaciones en el plano social, sobre todo en lo referido al empleo. En el sector, pudiera ocurrir una reducción de puestos de trabajo, no sólo por las consecuencias de la introducción de tecnología más moderna o buscando una mayor eficiencia, sino por la quiebra de las instituciones chinas menos competitivas. A nivel de la economía nacional, el desempleo pudiera aumentar considerablemente ya que si las autoridades pierden su poder de decisión sobre el sistema financiero o éste quiebra, podrían desaparecer muchas empresas e instituciones de otras áreas.

Por otra parte, si las autoridades llegaran a perder su capacidad de control sobre las finanzas, se privarían de la posibilidad de una intervención más directa sobre la economía nacional, cuestión que podría dañar el profundo proceso de renovación en que está inmersa.

Por último, existen dos riesgos vinculados a las relaciones internacionales: la mayor vulnerabilidad ante eventos provenientes del exterior y la posible pérdida de soberanía en cuanto a capacidad de establecer sus relaciones financieras externas, de los cuales existen experiencias aleccionadoras.

A manera de resumen, puede decirse que el análisis sobre el resultado final de la próxima apertura total del sector financiero se vuelve muy complejo y controvertido ya que existen una serie de factores que apuntan hacia un desenlace positivo y otros hacia uno adverso. El predominio de una u otra tendencia estará en dependencia de los intereses y capacidad de maniobra del Estado, así como de la situación concreta en que se encuentre el sector en el momento en que esta ocurra.

Los dos primeros podrían verse como fortalezas de China para asumir la apertura. En primer lugar, la existencia de un proyecto nacional definido representa una condición de partida en pos de defender los intereses del país. En segundo lugar, el gobierno ha dado muestras de su capacidad de ejecución al dirigir los procesos de manera gradual, experimental y manteniendo el control sobre los aspectos decisivos.

Sin embargo, de no potenciarse las fortalezas ni erradicarse las debilidades antes mencionadas, las consecuencias de la liberalización de la actividad del capital extranjero podrían ser totalmente negativas.

III. La flexibilización del sistema cambiario y la revaluación de la moneda

A los dos desafíos anteriores se le añade un tercero, relacionado con el sistema cambiario. El actual escenario avanza hacia un contexto de mayor flexibilidad del régimen cambiario, el cual es muy controvertido pues en dependencia de cómo se maneje pudiera contribuir a la prosperidad del país, pero también pudiera acarrear otras dificultades y peligros.

III.1 El sistema cambiario

Desde los primeros años de la reforma económica que ha tenido lugar en China, el Estado se ha encargado de establecer las regulaciones necesarias para mantener un estricto control sobre las divisas y la tasa de cambio. Luego de varios años de fijación administrativa del tipo de cambio, el régimen cambiario chino se flexibiliza y, desde 1994, la tasa de cambio oficial del RMB se comenzó a determinar a través de un sistema de tasa flotante administrada, mediante el cual el precio de la moneda podía fluctuar dentro de un pequeño rango, pero las autoridades podían intervenir en el mercado mediante actividades de compra o venta, para mantener el precio de la moneda. Sin embargo, la moneda china estuvo atada al dólar estadounidense desde una tasa entre 8.27 y 8.28 yuanes por dólar.

Analistas y expertos consideraban esta paridad devaluada entre un 20 y 40%, por lo que el país estaba siendo fuertemente presionado por los principales países desarrollados{16} para que revaluara su moneda. Sin embargo, China se había mantenido firme en la no revaluación, esgrimiendo razones de gran peso en defensa de su economía nacional{17}, hasta el 21 de julio de 2005, cuando modifica su sistema cambiario.

La modificación consistió en tres medidas fundamentales: la revaluación de su moneda frente al dólar en un 2,1% (situándola en 8.11 yuanes por dólar); la flexibilización de su régimen cambiario, al ampliar la banda de fluctuación de su tasa de cambio hasta 0,3%{18} a partir de un precio de referencia; y el establecimiento de este precio con respecto a una canasta de monedas integrada por el dólar, el euro, el yen, el won coreano, la libra y las monedas de Singapur, Malasia, Rusia, Australia, Canadá y Tailandia{19}.

Lo anterior significa que el precio del yuan puede oscilar diariamente, fortaleciéndose o debilitándose, pero dentro de los límites permitidos, y que las autoridades pueden intervenir cuando lo requieran las circunstancias. Desde que se asumió el nuevo sistema, el RMB se ha apreciado levemente, llegando a 8.091 yuanes por dólar el 23 de septiembre del pasado año{20}.

Asimismo, el Banco Central planteó que podría ajustar la banda cuando lo creyera apropiado, según la madurez del mercado y las condiciones económicas y financieras. De forma paralela, dio a conocer nuevas reglas que permitirán un uso más amplio de los derivados de divisas, con el objetivo de satisfacer las necesidades de protección contra riesgo cambiario, que se incrementará luego de la revaluación.

De manera general, se ha tratado de presentar la decisión de revaluar la moneda como una concesión del país ante las fuertes presiones de los principales centros de poder. Lógicamente, los reclamos de las potencias tuvieron que haber influido, ya que China no desea deteriorar sus estratégicas relaciones externas. Además, la flexibilidad cambiaria le resulta beneficiosa para demostrar su voluntad de acatar las normas de la OMC, a la vez que manifiesta su disposición de cooperar con la comunidad internacional.

Sin embargo, también existen otras razones relacionadas con su dinámica interna que se deben considerar. En el país han venido evolucionando condiciones específicas que demandan la gradual transformación de su régimen cambiario y la valoralización de su moneda. De hecho, actualmente existen desequilibrios y desproporciones que atentan contra el buen desenvolvimiento económico{21}, los cuales pudieran aliviarse con una medida de este tipo. Por otra parte, mantener el régimen de paridad fija por mucho más tiempo podría haber creado riesgos para el aún débil sistema financiero, como por ejemplo, erosionar la eficacia de los controles de capital al ser fuertes los incentivos para eludirlos.

III.2 Posibles consecuencias

De las tres medidas que conforman la reciente transformación del régimen cambiario chino, la que mayor significado ha tenido es la revaluación de la moneda a pesar de su pequeña magnitud, pues se apreció como un primer paso hacia una flexibilización más profunda después de varios años de inacción. De ahí que, se esperen revalorizaciones mayores con consecuencias más relevantes no solo para China, sino también para el resto del mundo.

Las consecuencias positivas para China podrían ser ponerle freno al crecimiento desmesurado de la economía, al ser una vía para detener el crecimiento de la oferta monetaria, lo que a su vez reduciría las presiones inflacionarias. También disminuirían los superávits externos al estimular las importaciones y desestimular las exportaciones, al tiempo que se moderaría el incremento del crédito y la entrada de inversión extranjera directa.

Además, sería más barato para China adquirir productos en el exterior lo que traería una serie de efectos positivos como: aumento del poder adquisitivo de las empresas chinas que importan materias primas, tecnología y productos avanzados, así como de las que compran activos extranjeros; incremento del salario real de los trabajadores, ya que fortalecería la demanda interna al aumentar el poder de compra de los consumidores chinos; aumento de la eficiencia de las empresas nacionales al tener que competir con productos de menores precios; y reducción del precio de las exportaciones (que contienen materias primas importadas), aunque este efecto no alcanzará por igual a toda la cadena productiva y será menor que el encarecimiento que sufrirán los productos de exportación por la revaluación.

De igual modo, se argumenta que el gobierno podría destinar los recursos que usaba para mantener fijo el tipo de cambio a otros propósitos, como pudieran ser desarrollar la infraestructura y ofrecer otros servicios.

Por último, entre las posibles ventajas de la apreciación, se prevé que pudiera mitigar el resentimiento de algunos países subdesarrollados, que ven en los productos chinos la amenaza de sus nacientes industrias y un rival en la atracción de inversión extranjera.

En cuanto a la forma de determinar el tipo de cambio, la decisión de hacerlo a través de una canasta de monedas, en lugar de relacionarla con sólo una, hace menos dependiente a la moneda china de la dinámica de un país en particular, es decir, es una forma de diversificar el riesgo y amortiguar las fluctuaciones de su tipo de cambio, a la vez que se asume un criterio más objetivo para establecer su valor.

La flexibilidad cambiaria, por su parte, puede imprimir mayor independencia a la política monetaria, aunque ella por si sola no significará la solución de los problemas.

Sin embargo, se reconoce que la apreciación significativa que puede resultar de tal flexibilidad, traería desventajas para China en los momentos actuales. En primer lugar, se encarecerían las exportaciones chinas, con lo que caería la demanda externa y se afectaría su estratégico sector exportador, que ha sido, en gran medida, el motor impulsor del crecimiento{22}. Esto traería afectaciones en el mercado laboral, ya que al reducirse la demanda de productos chinos, disminuiría la necesidad de continuar incrementando la producción como hasta ahora y se reduciría la necesidad de mano de obra.

Además, se afectaría la inversión extranjera directa debido al encarecimiento relativo de los costos de producción (mano de obra, materias primas y materiales), por lo que los capitales emigrarían hacia otros países en busca de mayor rentabilidad.

Por otro lado, la sobrevaluación, con un sistema financiero débil, podría desencadenar una fuerte actividad especulativa dentro y fuera del país, que originaría serios problemas financieros. Es más, casi desde que se iniciaron las presiones a la revaluación, parte del «capital golondrina» internacional comenzó a entrar a China, cuestión que tiende a agudizarse dada las expectativas de posibles revalorizaciones futuras.

Conclusiones

El sector financiero chino está inmerso en profundas transformaciones que forman parte de la lógica del proceso de reforma económica general y de los compromisos asumidos con organismos internacionales para su inserción en la economía global. Tales cambios están orientados, de forma general, hacia una mayor apertura, flexibilidad e implementación de mecanismos de mercado, los cuales significan nuevas oportunidades y riesgos para el sector.

Dentro de los principales desafíos que debe enfrentar el sistema financiero chino se encuentran la solución apremiante del problema de los préstamos irrecuperables de los bancos; la inminente total liberalización del sector y la polémica instauración de un sistema cambiario más flexible, todos muy estrechamente intervinculados, de forma tal que los avances o retrocesos en cada uno de ellos dependen de la suerte de los restantes.

Las debilidades del sistema financiero son muy complejas y de difícil solución, pero no debe esperarse una inminente crisis que haga colapsar al sector y al proceso de reforma general, pues China cuenta con fortalezas que contrarrestan esas vulnerabilidades. Por ejemplo, indicadores como el alto monto de reservas internacionales y las deudas dentro de límites manejables y, sobre todo, la presencia de líderes que han demostrado gran capacidad de ejecución en la defensa de un proyecto nacional definido en pos de los intereses nacionales.

Bibliografía:

Notas

{1} Dentro de las importantes debilidades del sector indiscutiblemente se encuentra la corrupción, un grave problema económico, pero que por tener una naturaleza de gran contenido social, preferimos no incluirla en este análisis.

{2} The New York Times. Sep. 17, 02.

{3} China Daily. Jul. 20, 02.

{4} Zi, LI: «Banks in China lacking money». Pequín Review. Aug. 5, 2004.

{5} Revista Daily News. Feb. 21, 2005. Otras fuentes señalan un 12% («Banks to raise foreign ownership cap». Xinhua. Jun. 23, 2005).

{6} EFE. «China continúa la apertura y saneamiento del sector bancario». Dic. 5, 2005

{7} China Daily. Jul. 20, 02.

{8} Ram, Mo: «State Bank reform». Pequín Review. Aug. 5, 2004.

{9} «Banks to raise foreign ownership cap». Xinhua. Jun. 23, 2005.

{10} Revista Económica China, Actualización de «Daily News». Feb. 21, 2005.

{11} China-Britain Business Council. Banking System. 2004. http://www.asianresearch.org

{12} EFE. Dic. 5, 2005.

{13} Reuters. Dic. 5, 2005.

{14} Entre los instrumentos de pago más utilizados se encuentran el efectivo, sobre todo por los consumidores privados, y las transferencias bancarias, ya que no existe una real cámara de compensación (clearing house) a nivel nacional.

{15} Por ejemplo, algunas transacciones como descuentos de letras toman más de un mes.

{16} Muchas veces utilizando a los organismos internacionales como el FMI.

{17} Estas razones se explican en el trabajo: «China: otra vez en defensa del renminbi», de los autores.

{18} 0,15% por arriba y por debajo del precio de referencia.

{19} Aún no se ha dado información acerca del peso de cada divisa en la canasta.

{20} Cotización a la que cerró el mercado de Shanghai el 23 de septiembre de 2005. (The New York Times).

{21} Para profundizar en los desequilibrios y desproporciones se puede consultar el trabajo de los autores: «China: otra vez en defensa del renminbi».

{22} Las exportaciones de China suponen el 70% del PIB del país.

 

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