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El Catoblepas, número 35, enero 2005
  El Catoblepasnúmero 35 • enero 2005 • página 13
Polémica

Diálogos imaginarios sobre el vacío,
el Big Bang y el indeterminismo cuántico indice de la polémica

José Antonio López Díaz

Tercera réplica a Javier Pérez Jara

De nuevo me siento en la obligación intelectual de aclarar mi postura ante los temas centrales de esta polémica, desde los presupuestos de la física y las matemáticas, en particular de la Relatividad General. Porque Javier Pérez Jara vuelve otra vez a salpicar sus argumentos filosóficos con pseudo-argumentos científicos, cuando no rotundas falacias, en su intento de descalificar de raíz teorías científicas como la del Big Bang, o nociones como el acausalismo de la Mecánica Cuántica que forman parte esencial del paradigma de la ciencia moderna. A menudo volveré a insistir en las ideas que ya expuse anteriormente en mis dos artículos dado que JPJ parece no entender en su mayor parte las mismas, y sigue diciendo cosas parecidas o bien exagerando o distorsionando lo que yo he dicho dejándose arrastrar por su furor erístico. Con objeto de aligerar algo la presentación recurriré al recurso imaginario de suponer que alguien me hace preguntas sobre los ejes de esta polémica, a las que yo responderé.

El vacío

P. ¿Qué opina del comentario de JPJ acerca de su aclaración terminológica en el anterior artículo sobre el espaciotiempo de Minkowsky?

R. Ahora dice que se refería al espaciotiempo (ET) de Minkowsky «a escala general», o sea, al Universo de Minkowsky. No era ese el origen de la polémica, que se centraba en la posibilidad de existencia del ET vacío, no al Universo de Minkowsky. El Universo de Minkowsky en el sentido que él le da requiere efectivamente la ausencia completa de cualquier materia (que curvaría el ET). Pero el ET vacío puede convivir perfectamente con la materia (en otro sitio, naturalmente, si no no estaría vacío). Además de este inútil rodeo a la cuestión que nos interesa, aprovecha JPJ para deslizar parentéticamente un disparate, cuando afirma que en el contexto de la Relatividad Especial, cuando la curvatura es nula, seguimos aplicando la mecánica clásica newtoniana. Parece desconocer que la famosa E = m c2 , por ejemplo, se descubrió en ese contexto de la Relatividad Especial, y juraría que no pertenece a la mecánica clásica newtoniana.

P. Más adelante sí que aborda JPJ el problema del vacío local, ¿qué opinión le merecen sus argumentos?

R. Básicamente consisten en definir previamente el ET como supeditado por completo a la materia, como un sistema de relaciones de la materia, al modo leibnitziano. A partir de ahí pretende demostrar que el ET vacío no puede existir. Hay un sentido en el que este tipo de definición es indiscutible, y es considerando que para obtener cualquier medida relacionada con el ET tiene que haber un agente material de por medio. Sin embargo, como ya he expuesto anteriormente, las propiedades físicas del ET no quedan explicadas por completo a partir de la distribución de masas, por eso sigue teniendo sentido atribuir al ET una realidad independiente. Las fuerzas inerciales son prueba de lo que digo. Es cierto que el tipo de realidad que tenga, desde este punto de vista, el ET es misteriosa, pero efectiva desde luego físicamente (recordemos aquí el ejemplo del cubo de Newton). Si algún día se explicaran por completo todas las propiedades del ET en términos de relaciones entre masas, por ejemplo, podríamos entonces prescindir de este concepto. En cualquier caso hay que recordar que la raíz de esta polémica estriba en que JPJ afirmó con rotundidad que el ET vacío es absurdo, y eso no lo prueba en ningún momento. Se puede mantener de forma perfectamente coherente, como hago yo y otros muchos, que el ET vacío puede existir y que exista o no es cuestión de comprobación experimental. Este punto de vista es el más natural en la Relatividad General, donde se pone primero la variedad 4-dimensional con signatura de Lorentz (el ET vacío), y luego esta variedad se curva como consecuencia de la presencia de la materia de acuerdo con la ecuación de Einstein. Pero no se afirma que la materia genere en ningún sentido la variedad 4-dimensional, ni su signatura métrica, ni por supuesto se aporta ningún mecanismo para explicarlo, como falazmente sigue repitiendo JPJ.

P. Y entonces, ¿en qué queda la argumentación de JPJ sobre el vacío como no ser, y el «plenum energético»?

R. Lo de identificar el ET vacío con el no ser, y cosas por el estilo, no son más que un intento de JPJ de confundir imputando al contrario nociones que éste no mantiene para luego refutarlas. Los físicos tenemos muy claro la distinción entre el ET vacío, para el que tenemos unidades de medida como el metro, y el «no ser o nada cósmicos» para los que no tenemos unidades de medida.

En cuanto al «plenum energético» ya expliqué que es un dogma «ad hoc» que introduce JPJ y que no se deriva en absoluto de la Relatividad General. Sigue además cometiendo importantes errores físicos, como cuando pone en pie de igualdad a las ondas electromagnéticas con las gravitatorias, diciéndonos que ambas son tan materiales «como un zapato o una bota de fútbol», para que nos quede muy claro. Desconoce este autor, y eso que ya se lo dije en otro artículo, que las ondas gravitatorias son perturbaciones del propio ET vacío, por tanto esencialmente distintas de las electromagnéticas, por ejemplo. Así las ondas electromagnéticas dentro de un volumen dado tienen una «masa» gravitatoria perfectamente determinada y en consecuencia deforman el ET a su alrededor de acuerdo a la Relatividad General, sin embargo las ondas gravitatorias no. La energía asociada al «campo gravitatorio» (ondas gravitatorias incluidas), según la Relativad General, no está localizada, no cabe asociarla a regiones determinadas del ET de forma unívoca, en contraste rotundo con las ondas electromagnéticas o los zapatos de JPJ. Así que son muy escurridizas como material para llenar el ET vacío como él pretende, en realidad decir que las ondas gravitatorias llenan el ET es lo mismo que decir que el ET llena el ET.

P. Coméntenos entonces la cita que hace JPJ de Einstein. Parece que prueba concluyentemente que Einstein consideraba imposible el Universo de Minkowsky.

R. Yerra de nuevo. Einstein nos pide que imaginemos que suprimimos del ET lo que él llama el campo gravitatorio, los gij, y nos dice que entonces no queda absolutamente nada, ni siquiera un espacio topológico. De aquí pretende deducir JPJ que Einstein concluye la imposibilidad del Universo de Minkowsky, o sea, que parece que JPJ cree que el ET del Universo de Minkowsky no tiene gij para aplicarle la condena a la nada que solemnemente hace Einstein. Así, en otra prueba de ignorancia oceánica acerca de la teoría de la Relatividad General, JPJ manifiesta desconocer que el ET del Universo de Minkowsky, de curvatura nula, claro que tiene gij, o campo gravitorio como le llama Einstein, no nulos. Si se molesta en consultar cualquier manual sobre el tema verá que para el Universo de Minkowsky el tensor métrico gij, como preferimos llamarle ahora, tiene la forma de una matriz diagonal con elementos a lo largo de la diagonal -1, 1, 1, 1 en cualquier sistema de coordenadas inercial de Lorentz. Por tanto, de nulo, nada de nada. En fin, créame, me asombra la temeridad intelectual de JPJ, que después de que ya le demostré en artículos anteriores que le falta estudiar bastante Relatividad General antes de usar argumentos físicos basados en ella, vuelva ahora a la carga, ¡y encima me dice a mí que lea con atención la cita!

Pero quizá merezca la pena, aunque no tengo mucha confianza en ello, seguir al hilo del texto de Einstein el razonamiento, yendo de espacios más «llenos» hasta el vacío total, la nada cósmica, para esquematizar la postura de JPJ y que se vea más claro su error. Tendríamos en primer lugar un espacio con contenido material en todos los puntos, o con más rigor, dentro del cual en todos los puntos el tensor de tensiones-energía T no se anula, sea la clase de estos espacios E3. Vaciándolos un poco tendríamos a continuación aquellos en que T se anula en algún punto, pero no en todos, sea su clase E2. A continuación suponiendo que T se anula en todo el espacio obtenemos el Universo de Minkowsky E1. Después aún vendría un «espacio» como el que Einstein nos pide considerar, con tensor métrico nulo, y que muchos sostendríamos (entre ellos Poincaré, de quien Einstein debió acordarse cuando escribió este texto) que tiene un tipo de realidad, si no física como dice Einstein (no podemos medirlo en metros al carecer de tensor métrico) sí al menos matemática, pues un espacio puede tener perfectamente dimensionalidad y topología, por ejemplo, sin tener métrica: sea su clase E0. Por último aparece la nada total, o cósmica o como se quiera llamar, el conjunto vacío Ø. Pues bien, la postura de JPJ consiste en aceptar solamente espacios del tipo E3, y en eliminar todos los intermedios entre E3 y Ø, acusando a quien cree en la existencia de alguno de los intermedios de dar un «salto mortal» a Ø. No quiere ver que puede uno saltar tranquilamente de E3 a E2, de este a E1, e incluso especular matemáticamente con E0 antes de ser engullido por Ø.

El Big Bang

P. Comienza esta parte JPJ defendiendo la imposibilidad de existencia de los agujeros negros. ¿Le ha convencido esta vez?

R. La verdad sigo sin entender qué razones filosóficas tiene JPJ para decretar que los agujeros negros no tienen realidad científica. Es sorprendente que diga por ejemplo que el científico cuando «observa unos fenómenos, y postula unas entidades que formarían un sistema coherente desde el que esos fenómenos observados tendrían una explicación, cuanto menos, plausible» no está procediendo científicamente. Y que por tanto los agujeros negros, como son «singulares», no pueden existir científicamente. Creo que la palabra «singular» es la que le molesta profundamente, seguramente no entiende lo que significa en este contexto. Ya le aclaré en mi anterior artículo que los agujeros negros son materiales, tan «corpóreos» como cualquier otro objeto, con un concepto de corporeidad adecuado para la física moderna (que no puede ser el mismo obviamente que para Newton). Continuamente hemos tenido que ir admitiendo en la física objetos cada vez más extraños, el aumento de las capacidades de observación lo ha hecho necesario. Con los argumentos de JPJ alguien en los albores de la teoría electromagnética se hubiera empeñado en negar la «cientificidad», por no hablar de la «corporeidad», de los campos electromagnéticos, que tan extraños y singulares debieron de aparecer al principio. En suma, JPJ hace unas consideraciones un tanto misteriosas sobre la teoría de la ciencia, y de estas pretende deducir cosas que en absoluto demuestra.

P. Y qué le parece su afirmación de que «desde la teoría del cierre categorial, la cosmología, en general, difícilmente puede ser una ciencia estricta».

R. Pues algo parecido. Estructura su argumentación en dos partes: primero nos da una lección sobre las ideas cosmológicas que él tiene según su filosofía, para en la segunda parte atacar a los que sostengan otras ideas distintas, basándose en que hacen lo que él ha hecho en la primera parte, o sea, sostener ideas cosmológicas. No parece juego muy limpio intelectualmente. Por ejemplo es muy crítico con el Principio Cosmológico, porque pide lo que tiene que demostrar, al extrapolar observaciones locales a la Omnitudo Rerum, pero cuando él postula la eternidad de la materia ontológico-general, para negar la posibilidad del Big Bang, ¿no está acaso extrapolando? Yo lo que creo es que el campo de la cosmología es por fuerza más especulativo que otros de las ciencias, al referir sus enunciados a un sistema que no podemos observar más que de forma muy incompleta. Pero esto sólo significa que sus contenidos serán más susceptibles de posterior reforma, no que no sean científicos. O como dice Carlos M. Madrid Casado (El Catoblepas, nº 34) que su franja de verdad es más reducida. Pero todas las ciencias positivas están sujetas a revisión en mayor o menor grado, están basadas en una coordinación de datos observacionales en un esquema teórico determinado, nuevas observaciones o avances teóricos pueden hacerlas cambiar, como ha sucedido siempre en la historia de la ciencia. La velocidad de los cambios en la cosmología, entonces, será previsiblemente más grande que en otras ramas. Eso es todo.

P. ¿Y, qué hay acerca de la relación entre Relatividad General y Big Bang?

R. Que mi contrincante sigue sin enterarse de lo que ya he expuesto con mayor extensión antes y no voy a repetir ahora. No voy a entrar a discutir con él las razones teóricas, el grado de plausibilidad teórica por así decirlo, del Big Bang a la luz de la RG, ya le he dado suficientes indicaciones antes al respecto. Por otra parte vuelve a intentar que yo me centre en lo de la radiación de fondo y demás. Le repito que este tipo de resultados no son esenciales en el surgimiento de la teoría, ni su fuerza radica en ellos, sólo son una confirmación que sobrevino después. Me dice que la mayoría de los que defienden el Big Bang se basan en esos resultados, no en la Relativida General. La razón de esto es que muchos de los que aceptan el Big Bang, o trabajan incluso de alguna forma con él, no saben suficiente Relatividad General y no se han molestado en analizar a fondo las raíces de la teoría. Con esto no estoy criticándolos, yo también me apoyo en ciencia en resultados de los que no conozco a fondo su fundamento, no puede uno profundizar en todo. Lo que sí es grave es que JPJ pretenda arrancar de raíz la teoría del Big Bang y muestre una ignorancia tan grande de sus fundamentos. Para arrancar algo de raíz hay que saber primero dónde está la raíz, digo yo vamos.

P. Bien, pero me gustaría conocer su opinión acerca de las razones que JPJ da por las que el Big Bang es una teoría contradictoria y absurda. Comencemos por la primera, que habla de la imposibilidad del regressus a un punto.

R. Sí, sigue JPJ repitiendo los mismos argumentos, pero esta vez como es más explícito creo saber la mejor la causa de que no entienda lo que ya le dije al respecto, y es que deber ser que también patina bastante en cuanto a la noción de límite que manejamos en matemática y física, básica por otra parte.

P. A ver, explíquese algo más.

R. Dicho en forma concisa, el error de JPJ tanto en esta primera como en la segunda objeción que da, relativa a lo de que la singularidad es contradictoria, estriba en que parte en su argumentación de situarse en la singularidad, y yo ya le dije que esto es lo que no hay que hacer. Él parece ser que piensa que es imprescindible meterse en la singularidad para postular su existencia, como hace la teoría del Big Bang. Pero esto es patentemente falso, aquí es donde demuestra su ignorancia del concepto de límite.

P. Pero entonces, ¿cómo podemos hablar de que el Universo comienza en un instante determinado, sin pasar por ese instante?

R. Pues precisamente usando el concepto de límite. Voy a exponerlo con cierto detalle. Para la determinación del instante de la singularidad nos basamos en la propiedad básica de los números reales, axioma de completitud, en virtud del cual un conjunto de números reales que esté acotado inferiormente tiene un extremo inferior, esto es, una cota inferior máxima única, que se denomina ínfimo del conjunto (análogamente para el extremo superior). De esta forma supongamos el tiempo cósmico representado en la recta real. Lo que nos dice la teoría del Big Bang es que el conjunto de tiempos que el Universo ha existido en el pasado está acotado inferiormente, es decir, no se extiende indefinidamente hacia el pasado, porque vemos de acuerdo a las ecuaciones globales de evolución deducidas de la Relatividad General que el parámetro de escala o la curvatura, por ejemplo, tomarían valores absurdos. Entonces de esto, aplicando el axioma de completitud, deducimos que existe un único tiempo, llamémoslo T0, que es el ínfimo del conjunto de tiempos que el Universo ha existido. Este instante es el de la «singularidad cósmica». Pero fíjese que para definir de forma unívoca este instante no hemos tenido que pasar por él en ningún sentido. Sólo saber que no podíamos proseguir indefinidamente hacia el pasado, las ecuaciones lo impiden.

P. Bien, y ¿qué pasa con las temperaturas infinitas o el volumen nulo del Universo en la singularidad?

R. Pues algo parecido, son expresiones condensadas que matemáticamente se definen sin ningún problema, sin meterse en ninguna singularidad. Con rigor matemático no decimos que la temperatura del Universo es infinita en T0, sino que el límite de la temperatura, cuando el tiempo t tiende a T0 por la derecha, es infinito. Esto equivale a afirmar que dado un valor de la temperatura θ tan grande como deseemos, entonces existe un valor del tiempo t, notémoslo t (θ), mayor estrictamente que T0 , tal que para cualquier valor del tiempo en el intervalor T0 < t ≤ t (θ), entonces el valor de la temperatura del Universo es mayor o igual que θ. Pero nótese, y esto es crucial, que en la definición en ningún momento evaluamos la temperatura en el propio instante T0 , sólo en instantes arbitrariamente próximos a él. Por tanto seguimos sin meternos en la singularidad. Estas ideas son por completo análogas a las usadas al afirmar que la función 1/x toma el valor infinito para x = 0. En rigor lo que se quiere decir es que el límite por la derecha de 1/x cuando x tiende a 0 es infinito. Y para ello sólo basta con definir 1/x para valores estrictamente mayores que x = 0, con lo que en ningún momento hacemos ninguna evaluación ilícita de la función. Además, el ínfimo del conjunto de valores x mayores estrictamente que 0 es 0, que no pertenece al conjunto (como pasa con el instante T0 que tampoco pertenece al conjunto de tiempos cósmicos del Universo).

P. Entonces, ¿qué queda de los argumentos de JPJ?

R. Pues como se basan en las dificultades que plantea meterse en la singularidad, y en la teoría no nos metemos, no tienen ningún valor para refutar la teoría del Big Bang. Además en el segundo argumento que da, cuando pregunta que el «punto» en qué espacio se proyecta, sigue sin enterarse de que en la Relatividad General nunca proyectamos el Universo en otro universo de mayor dimensionalidad desde el que verlo como suspendido, como ya le dije. Demuestra ignorancia palmaria de los principios de la geometría diferencial, otro de los pilares básicos de la Relatividad General. Podría tomarse la molestia de estudiar la teoría de la geometría intrínseca de superficies, por ejemplo, logro importantísimo de Gauss, para enterarse de que podemos hablar perfectamente de curvatura de una variedad sin necesidad de imaginarla flotando dentro de un espacio de mayor dimensionalidad. El ejemplo que se suele poner para ilustrar estas ideas es el de seres bidimensionales que vivieran sobre la superficie de una esfera. Al ser bidimensionales sólo verían en el entorno de cada punto un trozo de la superficie de la esfera, que si son lo suficientemente pequeños con relación a la esfera las parecerá plano. Estos seres no podrían «ver» la esfera en el espacio, al ser bidimensionales, pero sin embargo podrían llegar a descubrir que la esfera está curva, o sea, que no viven en un plano. Para ello, por ejemplo, podrían trazar la gráfica de longitud de circunferencia (sobre la esfera) en función del radio, y verían que no es lineal (como corresponde al plano, en que como se sabe l = 2 π r). Con esto estarían estudiando la geometría intrínseca de la esfera. Siguiendo con el ejemplo, para esos seres el proceso de contracción del Universo sería con si la esfera fuese reduciendo paulatinamente su radio. Las distancias que los seres midieran entre puntos fijos de la esfera decrecerían paulatinamente al mismo ritmo que el radio de la esfera, y al final acabarían concentrados en una superficie de extensión límite nula. Pero en ningún momento para esos seres tendría sentido preguntar en qué espacio se proyecta el punto, pues nunca verían la esfera en un espacio de dimensión superior.

P. Pasemos si le parece al tercer argumento, basado en la singularidad a escala del Ego.

R. Opino que las ideas filosóficas que da JPJ serán muy respetables, pero están muy lejos de probar que la teoría del Big Bang sea absurda o contradictoria. Existe un gran trecho entre aportar ideas filosóficas que hagan una teoría poco plausible para alguien, y probar que la teoría es absurda o contradictoria. Y JPJ una y otra vez se lo salta.

Además una y otra vez repite que la teoría del Big Bang explica el origen del Universo a partir de la singularidad inicial. Pero esto tampoco se deduce en forma rigurosa de la teoría, es una forma de hablar. Si tiene sentido, y esto es lo que los ingleses dirían un «big if», un gran si, hablar del estado del Universo en T0, no se deduce necesariamente que este sea el origen del Universo. Pues este T0 está como vimos antes fuera de los tiempos realmente vividos por el Universo, por tanto puede estar tan cerca del tiempo T0 + 1 segundo, por ejemplo, que del tiempo presente, pongamos por caso. O sea, T0 estaría en todo caso dentro del dominio de lo acrónico, al margen del tiempo físico, no necesariamente precediendo al tiempo o estando en el origen temporal en algún sentido. Esta última posición podría someterse a críticas en la línea de las que ha hecho JPJ en cuanto a la ilicitud del progressus. Pero todo esto es ya meterse en especulaciones, la teoría rigurosa no entra en ellas. Además, y para mayor garantía, ya he dicho varias veces que a escalas próximas al Big Bang la mecánica cuántica hace necesariamente su irrupción, y a partir de unos 10-43 segundos de T0, o sea en T0 + 10-43 segundos, no tenemos la teoría que nos permita afirmar nada sobre el estado del Universo.

P. En el cuarto argumento JPJ trata de impugnar el Big Bang en función de que conlleva al principio antrópico fuerte, rechazado por la filosofía materialista.

R. Este cuarto argumento es un alegato contra el principio antrópico fuerte, pero desde luego para nada invalida la teoría del Big Bang. Por una parte JPJ en absoluto demuestra que la teoría del Big Bang implique el principio antrópico fuerte, ni que este, caso de contaminar más la teoría del Big Bang que la suya basada en la eternidad del Universo, fuera capaz de derribarla. Esto es, este principio tiene un carácter demasiado especulativo como para basar en él ninguna refutación.

P. ¿Qué opina en fin del último argumento, basado en que el Big Bang lleva a las tesis de la Scala Naturae Naturae y el monismo de la armonía?

R. Por lo que entiendo de lo que dice es un argumento cortado según el patrón de otros anteriores, basado en las dificultades que plantea arrancar desde la singularidad, con variable asociada ahora la complejidad, como antes lo fue la escala de longitudes, por ejemplo cuando lo del supuesto absurdo del punto. Es inválido, por tanto, por las mismas razones ya expuestas: no pasamos «de un punto infinitamente simple (la singularidad) a la pluralidad inagotable del Mundo actual». Los infinitos ya hemos vistos que JPJ los entiende mal y la teoría no los incluye. Sí es cierto que la complejidad, en determinado sentido, disminuye a medida que nos acercamos al tiempo T0 , compare usted por ejemplo la complejidad del Sistema Solar actual, Tierra incluida con la vida, con la del mismo sistema cuando estaba en forma de nebulosa, por ejemplo. Pero este aumento gradual de la complejidad seguiría siendo cierto aunque quitáramos de en medio al Big Bang, por lo que sabemos. En resumen, las cinco vías que JPJ nos ofrece para demostrar que la teoría del Big Bang es absurda y contradictoria quedan muy lejos de conseguir su objetivo.

El acausalismo de la mecánica cuántica

P. Comienza JPJ negando categóricamente que del hecho que no conozcamos las causas de determinados fenómenos cuánticos se pueda concluir que la mecánica cuántica sea acausal.

R. Por supuesto, eso está claro. Pero lo que se debate aquí no se puede plantear en esos términos de necesidad lógica. Las cosas que sabemos por necesidad lógica nos dejan muy seguros, pero son muy pocas. Con el mismo argumento, si alguien afirma que las partículas elementales tienen cada una un espíritu que les dice lo que deben hacer en cada momento, nadie le puede ofrecer una prueba lógica de que está en el error. Siempre se puede refugiar en que el espíritu existe, aunque no lo veamos y sólo se manifieste en el comportamiento, tal como lo observamos, de las partículas. O si alguien dice que Dios le ha revelado que la ley de la gravedad va a cambiar a partir del próximo año, nadie tiene una prueba lógica de que esto no pueda suceder.

P. Entiendo, entonces, ¿cómo cree usted que hay que plantear esta discusión?

R. Creo que los defensores del determinismo tienen que aportar alguna indicación de que esa noción sigue siendo útil a la vista de lo que la mecánica cuántica nos ha enseñado. Es decir, de alguna forma hay que introducir algún criterio pragmático, en la línea de las reflexiones de Carlos M. Madrid Casado (El Catoblepas, nº 34). Para esto es condición previa que los defensores del determinismo admitan la posibilidad, como hipótesis al menos, de que la naturaleza no sea determininista. Si no abren esta rendija previa en su ontología cualquier debate es inútil, exactamente igual que con el que defiende los espíritus.

P. Y ¿cree usted que JPJ deja abierta esa posibilidad?

R. Me da la sensación que no, que no está dispuesto a renunciar al determinismo, estaría hasta el fin del Universo diciendo que si no aparecen las causas es porque no las conocemos.

P. Bien, pero a efectos del debate supongamos que sí abriese la posibilidad. ¿Qué argumentos principales tienen los que defienden el acausalismo en la mecánica cuántica?

R. Como es sabido las ideas al respecto se precisaron cuando Heisenberg formuló sus relaciones de incertidumbre. Como es sabido, la «explicación» de estas relaciones estriba en que cualquier intento de observar con precisión la posición, por ejemplo, de un electrón, implica hacerlo interaccionar con un fotón, por ejemplo, que irremediablemente modificará de forma imprevisible su cantidad de movimiento. Así que es imposible reducir los errores en la medida de ambas magnitudes, posición y cantidad de movimiento, de forma arbitraria. Entonces, como un postulado fundamental de la física cuántica es que todo, absolutamente todo (todas las formas de energía, campos, &c.) esta cuantizado, siempre tendremos este problema. Para observar algo muy pequeño tendremos que usar otra cosa que introducirá un error insoslayable en la medida, no tenemos la medición perfectamente «limpia».

P. Pero, ¿no es posible que con el avance de la técnica, o descubriendo nuevos objetos en física, se pueda reducir ese margen de error?

R. Ya le indiqué que eso no se puede descartar de una forma absoluta. Pero el consenso de la casi totalidad de los científicos al respecto es que las relaciones de incertidumbre, o la dualidad onda-corpúsculo, &c., representan características de la naturaleza muy básicas que perdurarán de una u otra forma, no desaparecerán. Fíjese que desde que surgieron las relaciones de incertidumbre en los años 20 hasta ahora, el aumento de la capacidad observacional, el número de partículas nuevas descubiertas, &c., ha sido verdaderamente prodigioso. Y nada de esto ha permitido rebajar la más mínimo la cota de error mínimo. Sería una casualidad verdaderamente fantástica que esto no reflejase una verdad muy profunda de la naturaleza.

También hay argumentos de orden más teórico, relacionados con la soberbia estructura matemática en que se apoya la teoría. Si hubiera por ahí errores sueltos que estuvieran esperando a ser subsanados es muy raro que la teoría se hubiera desarrollado tan armónicamente. Esto no quiere decir que la mecánica cuántica tal como la conocemos sea la teoría definitiva, queda pendiente el maridaje con la teoría de la relatividad general, la teoría unificada. Pero esta teoría unificada es muy poco probable que sea completamente determinista, por las razones expuestas.

P. Sin embargo según JPJ esto es absurdo, la emergencia metafísica no es admisible, y además atribuye el indeterminismo de la física cuántica a una confusión del orden gnoseológico con el ontológico.

R. En realidad la postura de JPJ no es coherente. Fíjese que la idea de causalidad, cuando se analizan sus raíces, está toda ella basada en la gnoseología, el paso a la ontología es, en mi opinión, un salto para el que es preciso apoyarse en algún postulado generalizador de carácter inductivo. Decimos que A es causa de B si siempre que observamos que sucede B antes ha sucedido A, y además entre ambos pensamos que hay un vínculo que decidimos calificar de causal (básicamente conseguimos imaginar un mecanismo que lleve de uno a otro). Y esto funciona porque en muchos casos conseguimos predecir B cuando A sucede, pero no tenemos nunca una certeza lógica de que esto va a funcionar la próxima vez, aunque el grado de certeza subjetiva, la probabilidad, pueda ser muy alto (estas ideas se pueden formalizar en el contexto de la teoría de probabilidades bayesiana). Así que en sentido estricto ¿cuál es la definición ontológica de causa a la que alude JPJ?

Además es interesante notar que el concepto de causalidad está íntimamente ligado al de temporalidad, como se ve de lo dicho antes (A debe preceder a B). Por tanto del reajuste tan importante que la teoría de la relatividad supuso en el concepto de tiempo no es de extrañar que el concepto de causa también resultara afectado. De hecho, como se sabe, la relatividad ha introducido una nueva clase de parejas de sucesos entre los cuales no puede haber relación causal de ningún tipo. Esto supone un acotamiento muy importante del ámbito de actuación del determinismo clásico. Curiosamente los deterministas como JPJ parecen no protestar por esta merma notable de sus prerrogativas. Por usar un símil, el determinismo responde a una idea «aristocrática» de la ciencia, muy propia del Siglo de las Luces en que eclosionó, que se basa en suponer que existe un criado, la luz, que es infinitamente rápido e infinitamente discreto («no se sabe que está», como decían antes las señoras en términos laudatorios de una criada muy discreta). Con este criado perfecto pensaba el aristócrata científico poder controlar lo que sucede en cualquier parte del Universo, y a cualquier escala, tanto para poder intervenir como para obtener información de lo que sucede. Pero, ay, la física moderna nos ha enseñado que la luz no es perfecta, tiene una velocidad finita y está cuantizada. En fin, es una lástima pero es así.

 

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