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El Catoblepas, número 29, julio 2004
  El Catoblepasnúmero 29 • julio 2004 • página 12
Información & comunicación

Eric Berne, visto desde
la teoría del Cierre Categorial

Felicísimo Valbuena de la Fuente

Iniciamos un Ensayo, que constará de varios artículos, sobre el Análisis Transaccional de Eric Berne desde el Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno

1. ¿Por qué escribir sobre Eric Berne?

Eric Berne (1910-1970) El 15 de Julio de 2005, se cumplirán treinta y cinco años de la muerte de Eric Berne. Habrá muchos actos, en muchos países, para recordarle como el gran personaje que fue y para hacer balance de sus ideas y de la influencia que han ejercido. Lo que pretendo, con un año de anticipación, es escribir varios artículos para El Catoblepas, en los que iré explicando los aspectos fundamentales de la obra de este autor y aplicándolos a novelas, obras de teatro, películas, biografías...

Quizá el verano del año próximo, si no se tuercen los planes, organizaré un Curso de Verano con expertos e interesados en Eric Berne. Pienso contar con uno de sus principales discípulos, Claude Steiner, que habla español perfectamente, pues él pasó con su familia varios años en Madrid, después de huir de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.

Dedicaré este artículo a examinar a Berne desde la Gnoseología de Bueno, porque estoy convencido de que el Análisis Transaccional, en sus diversos niveles, puede someterse a los exigentes trámites del Materialismo Filosófico mejor que otras escuelas.

He leído y oído más de una vez que hay un vacío en el sistema de Bueno: La Psicología. A la vez, me encuentro con que Bueno ha mostrado un gran interés por la comunicación en general y por los medios de comunicación en particular. La gran originalidad de Berne es que abandonó el cielo psicoanalítico y elaboró una teoría que él basó en la comunicación, en la información que intercambian las personas. De ahí que Claude Steiner esté convencido de que Berne es el autor que mejor anticipó la llamada Sociedad de la Información y que mejor puede ayudar a explicarla.

2. ¿Quién fue Eric Berne?

Eric Berne nació en Montreal en 1910. Su padre fue David Hillel Bernstein, médico de cabecera, y su madre, Sarah Gordon Bernstein, escritora y editora. Berne acompañaba a su padre a visitar a los enfermos y se quedó tan atraído por la sencillez, sacrificio y generosidad de su padre que, aunque éste murió cuando él contaba nueve años, su influencia le duró toda la vida. Estudió Medicina, se especializó en Psiquiatría y encontró el sentido de su vida en ofrecer a la gente sencilla un sistema con el que pudiera comprender los problemas de su vida. Esa voluntad de hacer claro lo complejo fue la razón del gran disgusto de su vida y de su gran triunfo.

Durante los años cuarenta, meditó tanto sobre el Psicoanálisis que publicó en 1947 un libro deslumbante –Mind in Action–, que en ediciones posteriores tituló A Layman's Guide to Psychiatry & Pychoanalysis. Demostró que podía tratar asuntos muy difíciles con un estilo elegante e ilustrándolos con ejemplos, metáforas, alegorías y narraciones breves. Sin embargo, a quienes ejercían el poder en la Sociedad Psicoanalítica de San Francisco no les cayó bien esa manera de expresarse y cuando Berne, después de quince años de someterse a las exigencias de esa Sociedad, solicitó que se le reconociese como psicoanalista, le rechazaron. Berne sostenía que el psicoanalista debía activar la curación del paciente, aspecto que los psicoanalistas rechazaban. Él había visto que su padre no sólo dejaba que obrara la naturaleza, sino que contribuía a que el paciente se curara.

Siempre había trabajado mucho en su consulta y en terapias de grupo. También había escrito, a comienzos de los años cincuenta, cinco artículos sobre la Intuición. Desde el año 1956, en que sucedió el incidente con la Sociedad Psicoanalítica, hasta 1970, su trabajo siguió a un fuerte ritmo y, sobre todo, sus publicaciones. De manera que, cuando sufrió el segundo y fatal infarto, estaba corrigiendo las pruebas del segundo libro que había escrito aquel año y también trabajaba en otros cuatro.

A Berne le ocurrió algo muy parecido a lo que le pasó a Freud. Cuando la Psiquiatría oficial no le admitió, Freud tomó como lema de su vida dos versos de Ovidio: «Flectere si nequeo Superos, Acheronta movebo» (Eneida, VII, 32): «Si no puedo obligar a los dioses de lo alto, moveré a Aqueronte (los infiernos)». A partir de ese momento, desarrolló su sistema. Berne también comenzó a desarrollar el suyo, distinto del de Freud, y con la misma voluntad de estilo claro que el fundador del Psicoanálisis. Los dos triunfaron con sus libros. Games People Play, de Berne, se mantuvo más de un año como número uno en la lista de los libros más leídos. Berne tenía mucho más sentido del humor que Freud, aunque éste escribió El chiste y su relación con el inconsciente. En lo que Freud superó a Berne fue en años de vida. Por eso, muchos se han preguntado qué hubiera pasado si Berne hubiera vivido veinte años más. Sin embargo, preguntarse por qué hubiera ocurrido si se hubiera cumplido una condición que efectivamente no se dio, puede llevar en algunos casos a una melancólica inactividad. También podemos preguntarnos qué se hubiera perdido efectivamente para la Literatura, por ejemplo, si determinados autores hubieran muerto cincuenta años antes, puesto que escribieron sus obras fundamentales siendo jóvenes y luego se dedicaron a repetirse o a otras actividades distintas de la Literatura.

3. Las investigaciones de Berne

Durante la Segunda Guerra Mundial, Berne trabajó como psiquiatra y entrevistó a miles de soldados. Para no caer en la monotonía, tuvo la idea entretenerse adivinando la profesión de cada soldado. A todos les hacía dos preguntas: ¿Está usted nervioso? y ¿Ha ido a ver a un psiquiatra alguna vez?

El resultado fue que averiguaba en muchos casos la profesión de los soldados. Este aspecto le hace muy interesante para el Materialismo Filosófico. Es decir, él se fijaba en los aspectos externos, materiales, de los soldados, en su lenguaje corporal, sus expresiones faciales. Y así es como adquiría un conocimiento directo, sin término medio, de la profesión de una persona. Esa es una de sus diferencias de raíz respecto del Psicoanálisis. Frente a quienes pueden pasarse meses sin mirar apenas a sus pacientes, Berne estableció como desiderátum de las terapias de grupo que el psiquiatra no se perdiese los cambios fundamentales en los rostros y cuerpos de los clientes. Y si tiramos el sedal aguas arriba, podemos deducir que él prefería más la manera que su padre tenía de mirar a los pacientes que aplicar sistemas y modelos recibidos sin someterlos a crítica.

Después de preordenar su campo de investigación con este arte de saber mirar, Berne escribió cinco artículos que le establecieron como una autoridad en una nueva escuela de psicoterapia, basada en la comunicación. Después, en 1961, publicó su Transactional Analysis in Psychotherapy (Versión española: Análisis Transaccional en Psicoterapia, Buenos Aires, Editorial Psique); en ese libro sistematizó sus investigaciones anteriores y todas sus experiencias en consultas individuales, terapias de grupos y seminarios.

Como ya he dicho anteriormente, Berne obtuvo un gran éxito en Estados Unidos y en el mundo entero con su libro Juegos en que participamos (1964) (versión española en Editorial Diana, de México, y en Jaime Vergara Editor, de Buenos Aires). En 1966, publicó Principles of Group Treatment (versión española: Introducción al tratamiento de grupo. Barcelona, Grijalbo). En 1968, The Structure and Dynamics of Organizations and Groups. Y en 1970, dos libros: What do you say after you say 'Hello'? (Versión española: ¿Qué dice usted después dedecir 'Hola'?, Planeta-De Agostini) y Sex in Human Loving (versión española (Hacer el amor, Editorial Alfa, Buenos Aires) (título oportunista y del que Berne hubiera renegado).

El Materialismo Filosófico sostiene que el desarrollo de cualquier Ciencia es anómalo y está impulsado por muchos intereses de diverso tipo. Los intereses que han contribuido a desarrollar, y a la vez a desprestigiar, al A. T. han sido los comerciales. El A. T. ha hecho ricas a muchas personas, porque las empresas e instituciones descubrieron en los años sesenta la importancia de la comunicación y se encontraron con que el A. T. podía contribuir a solucionar algunos problemas. A la vez, se desarrollaron menos aquellos aspectos que eran más de tipo individual, como el Análisis de Guiones. Pues bien, desde hace diez años, también la Teoría de Guiones de Berne ha tenido un desarrollo comercial, logrando que muchas personas logren dar con el argumento de su vida en sesiones de grupo de tres o cuatro días.

Las críticas no han anulado los intereses teóricos de los investigadores del Análisis Transaccional. Muy al contrario, han servido de acicate para plantear muchas cuestiones. Berne se irritaba mucho si alguno de sus colaboradores se evadía de pronunciar una conferencia porque no era pagada. Dedicó su primer libro a su padre: A «Pauperibus Médicus». En 1962, fundó el Transactional Analysis Bulletin, que luego pasó a llamarse Transactional Analysis Journal y que sigue apareciendo trimestralmente. Muchos investigadores han reflexionado en los fundamentos gnoseológicos, depurado la terminología, elaborado modelos y cubierto muchos campos de la actividad humana.

4. El Eje Sintáctico del Análisis Transaccional

4.1. Términos

El Análisis Transaccional distingue cuatro estratos en su Teoría: Análisis Estructural, Análisis Transaccionl, Análisis de Juegos y Análisis de Guiones. Por tanto, en cada uno de esos estratos nos encontramos con términos recortados a un determinado nivel y que no podemos trasladar de un nivel a otro.

4.1.1. En el Análisis Estructural, encontramos los términos Estados del Ego, Contaminaciones, Exclusiones y Posiciones Vitales. Sólo me detendré ahora en los primeros.

Berne se basó en los experimentos de un neurocirujano canadiense, el doctor Wilder Penfield, que realizó muchos experimentos con personas que padecían epilepsia focal. Los experimentos consistían en estimular el córtex temporal del cerebro del paciente con una corriente eléctrica débil transmitida a través de una pequeña sonda galvánica. El paciente estaba sometido a anestesia local, y, por tanto, podía hablar. Penfield iba registrando las reacciones de los pacientes.

Lo que le llamó la atención al doctor canadiense fue que, al estimular determinadas zonas, el paciente recordaba pronto cosas que tenia completamente olvidadas. Si estimulaba otras zonas, surgían otros recuerdos. Si volvía a estimular nuevamente las mismas zonas, el paciente recordaba lo mismo que en la estimulación anterior. Pero... si Penfield no aplicaba el electrodo, aunque dijese a los pacientes que sí les estaba estimulando, no recordaban nada.

Siguiendo con sus experimentos y registros de las impresiones de los pacientes, Penfield llegó a las siguientes conclusiones:

—El electrodo hacía que el paciente evocase un recuerdo simple y no precisamente una mezcla de recuerdos o una generalización. Aquí puede comprobarse cómo funciona la atención. Por supuesto, la respuesta al estimulo del electrodo era involuntaria.

—Las personas tienen grabadas y almacenadas con todo detalle las experiencias vividas y los sentimientos que llevaron aparejados. Al recordar, no se pueden aislar hechos y sentimientos. Podemos grabar, recordar voluntariamente y revivir involuntariamente.

—Las experiencias quedan registradas, independientemente de si el sujeto se acuerda de ellas o no.

—La atención es la que otorga sentido de lo importante a los acontecimientos, que quedan grabados. Por otra parte, las experiencias no están aisladas sino que guardan cierta continuidad, unas pautas que tienen un camino neuronal separado. La mente humana, consiguientemente, puede compararse a una librería con muchos volúmenes.

Basándose en Penfield y en su larga experiencia con pacientes, Berne distinguió tres entidades diferentes procesadoras de información. Técnicamente denominó a esas entidades Estados del Ego exteropsíquicos, neopsíquicos y arqueopsíquicos. Coloquialmente, denominó sus exhibiciones Padre, Adulto y Niño, y consideraba que esos términos simples servían para todas las discusiones, excepto para las muy formales. Operan con reglas diferentes (el Niño, emocionales; el Padre, basadas en prejuicios; el Adulto, racionales) En cualquier momento, cada individuo muestra un determinado Estado del Ego, ya sea Padre, Adulto y Niño. Además, cada individuo tendrá unas características particulares que influirán en la rapidez o lentitud del cambio. Es decir, una persona pasará de sentir, hablar y actuar como Niño a mostrar, en cuestión de segundos, pautas de Padre o Adulto. Y viceversa. Otros, sin embargo, se mantendrán mucho más tiempo en un determinado estado.

Berne diagnosticaba los Estados del Ego basándose en el lenguaje corporal, es decir, en las variaciones esqueleto-musculares, en el paralenguaje y en las claves verbales. Y no sólo observaba desde fuera, sino que le importaba mucho que el observado se diera cuenta de qué Estado de cuál era el estilo que empleaba cada Estado de su Ego cuando procesaba un determinado tipo de información. De ahí que el Análisis Transaccional resulte una herramienta muy potente para analizar novelas, obras de teatro y películas y como ayuda decisiva para alguien que quiera aprender a interpretar. Sus investigadores alcanzan un alto grado de precisión cuando analizan claves verbales y no verbales de cada Estado.

Valbuena / Eric Berne: diagrama de la personalidad

4.1.2. En el segundo estrato, el Análisis Transaccional propiamente dicho, hallamos Transacciones.

La transacción es un intercambio de información y constituye la unidad básica de observación para el A. T. Para analizar una transacción, hay que:

a) Averiguar quién –Padre, Adulto, Niño– está emitiendo una determinada información.

b) Averiguar quién está activando la respuesta a esa información.

c) Visualizar en diagramas, por medio de flechas, las relaciones que se establecen entre los Estados del Ego de las dos personas.

d) Concretar en reglas el carácter de tales relaciones. (De éstas nos ocuparemos más adelante.)

Berne ha estudiado dedicó mucho tiempo a investigar las Transacciones. Distinguió Complementarias, Cruzadas y Ulteriores, a las que subdividió en Angulares y Dobles.

En las Transacciones Complementarias, las personas intercambian información armónicamente, de manera que pueden estar funcionando indefinidamente entre Estados del Ego iguales o desiguales. Berne concluyó que cuando dos Padres Críticos están intercambiando información armónicamente, su transacción tiene carácter de Charla Crítica. Cuando ocurre lo mismo entre dos Adultos, la transacción evidencia una Resolución de Problemas. Así es como se relacionan los conocidos, colaboradores o compañeros. Y cuando son dos Niños los que se llevan bien, su transacción lleva las huellas de un Juego. Ahí es donde surge la amistad y la intimidad.

Valbuena / Eric Berne: transacción complementaria, padre padre

Cuando las Transacciones son Complementarias, pero entre Estados desiguales, surge el respeto, el afecto y la admiración.

En las Transacciones Cruzadas, la transacción no es armónica. Berne llegó a concretar en cuatro transacciones las causas fundamentales por las que las relaciones marchan mal entre las personas: Transacciones quejumbrosas, arrogantes, exasperantes y punzantes.

Valbuena / Eric Berne: transacción cruzada quejumbrosa

Valbuena / Eric Berne: transacción cruzada arrogante

En las Transacciones Angulares, una persona activa dos Estados del Ego, mientras la otra sólo activa uno. De ahí que las Angulares sean un instrumentos fundamental de los manipuladores, maquiavélicos, hipócritas y traidores. También ha habido grandes políticos que han sido muy beneficiosos para sus países, porque supieron emplear Transacciones Angulares en el momento oportuno. Talleyrand ha pasado a la historia por su conducta inmoral. Sin embargo, demostró ser un negociador extraordinario en el Congreso de Viena y un hombre muy beneficioso para Francia.

Valbuena / Eric Berne: transacción angular

En las Transacciones Dobles, los dos personajes activan dos Estados del Ego a la vez. Es decir, se comunican entre ellos psicológicamente, pero ante los demás parecen relacionarse socialmente. No es extraño que dos personas que mantienen relaciones íntimas no se dirijan la palabra en el trabajo, de manera que el comportamiento social está encaminado a ocultar el comportamiento íntimo.

Valbuena / Eric Berne: transacción doble

4.1.3. En el tercer estrato, el del Análisis de Juegos, nos encontramos con Tesis, Dinámica, Roles, Timos, Trucos, Interruptores y Pagos; Perseguidores, Víctimas, Salvadores, Enlaces y Simplones; Ventajas.

Como dedicaré un artículo a los Juegos, me excuso de ampliar más la introducción a este asunto. Sólo adelantaré que, para interpretar cualquier obra literaria, y no digamos los comportamientos de personas y grupos, el Análisis de Juegos es fundamental.

4.1.4. En el curto estrato, el del Análisis de Guiones, tenemos Curso de Vida, Saldo Final, Requerimientos, Atribuciones, Provocación, Lema-Antiguión, Patrón, Demonio y Liberación. Además, una extensa gama de términos para denominar aspectos muy variados de la conducta humana.

También me explayaré en otro artículo sobre los Guiones. A algunos puede parecerles pretencioso el subtítulo del último libro de Berne –¿Qué dice usted...? Psicología del destino humano–. Espero demostrar que Berne no trataba aquí de prácticas adivinatorias. Muy al contrario. Lo que él quería demostrar es algo muy parecido a lo que sostiene Bueno cuando habla de las anamnesis y de las prólepsis. Incluso, estoy convencido de que podemos reinterpretar el Análisis de Guiones desde las ideas que Bueno ofrece cuando se ocupa de la ciencia media, de Molina.

En resumen, Berne era consciente de la gran importancia que tenía lo que él denominaba «Red terminológica». Y remataba: «Así pues, para cualquier argumentación sobre Análisis Transaccional, incluido el Análisis de Guiones, es necesario decir lo que se escoge dentro de la red para que pueda considerarse válida. Si se aleja del camino que ha elegido, se invalida por razón de su vaguedad, sofistería u ofuscación.»

4.2. Relaciones

Antes decía que, para analizar la transacción, hay que concretar en reglas el carácter de las relaciones que se establecen entre diferentes Estados del Ego:

Las cuatro reglas que rigen las transacciones afirman:

a) Una transacción progresa indefinidamente siempre que, al diagramarla, los vectores de los participantes no se interrumpan mutuamente, como en las transacciones complementarias;

b) La comunicación en las transacciones cruzadas se interrumpe, cuando quien las diagrama encuentra que los vectores se obstaculizan en su trayectoria.

c) En las transacciones angulares se activan tres Estados del Ego, cuando así lo muestran los diagramas realizados.

d) En las transacciones dobles se activan cuatro Estados del Ego.

4.3. Operaciones

Los términos claves del Análisis Transaccional surgieron de las intuiciones creativas de Eric Berne y de sus seguidores después de muchas horas de observación, entrevistas y trato continuo con miles de individuos y grupos. Berne insiste mucho en la necesidad de llegar a observar extraordinariamente bien y se detiene en los procedimientos para lograr ese ideal. Fruto de esa continua realimentación entre el plano del ejercicio profesional y el de la representación teórica son, por parte de Berne, siete operaciones básicas: la interrogación, la especificación, la confrontación, la explicación, la ilustración, la confirmación, la interpretación y la cristalización. Sobre todas ellas, está la operación básica del permiso: para pensar, para hacer las cosas bien, para amar. Es una operación a la que se subordinan todas las demás, porque hay muchas personas que tienen bloqueadas, por requerimientos o prohibiciones, esas actividades básicas de la conducta humana.

Cada operación va acompañada de normas detalladas, de las que me ocuparé en el Eje Pragmático. Berne opera, en todo momento, teniendo en cuenta que los sujetos motivo de su observación o experimentación son también operadores.

5. El Eje Semántico del Análisis Transaccional

5.1. Referentes fisicalistas o referenciales

El Análisis Transaccional salva limpiamente el trámite fisicalista. Las diferencias fundamentales entre Berne y otros autores son todos los aspectos de los que ya hemos hablado: Experimentos de Wilder Penfield; la importancia que da a la observación de los músculos de la cara, de manera que la conciencia de éstos y de otros músculos del cuerpo son la base para un cambio auténtico; el ideal alcanzable de poder observar todos los movimientos significativos en una reunión; su insistencia en representar en gráficos los sentimientos, actitudes y transacciones humanas.

Los discípulos y seguidores de Berne han acentuado aún más esta atención a los referentes fisicalistas. Entre todos, destacamos a David A. Steere, quien ha realizado el trabajo más importante, profundo e integrado de la comunicación no verbal en el Análisis Transaccional, empleando el video.

5.2. Fenómenos

Berne ha demostrado un gran maestría para saber captar los aspectos fenoménicos de la comunicación humana. Distingue entre comunicaciones manifiestas y latentes; entre ruido e información, donde la actitud del receptor que convierte un contenido en información o en ruido abre muchs posibilidades. El Análisis Estructural acoge los términos contaminaciones, exclusiones y posiciones vitales, que son un terreno muy fértil para el estudio de los conceptos fenoménicos. En el Análisis Transaccional, las transacciones ulteriores; en el Análisis de Juegos, los juegos de una persona se complementan con los de otra, de manera que pueden vivir la vida entera en un mundo de apariencias; y aspectos muy importantes del Análisis de guiones son de índole fenoménica. Berne acuñó el adjetivo marciano para distinguir el pensamiento sin prejuicios, al cual puede llegar la persona si aplica su capacidad para intuir y pensar.

5.3. Conceptos esenciales

El concepto esencial de Berne es el de estructuración del tiempo. Hacia él confluye toda la red conceptual y toda la actividad de los transaccionalistas. El problema fundamental con el que se enfrentan las personas es el de estructurar su tiempo. Berne categoriza esa estructuración en soledad, apartamiento o retiro; rituales; pasatiempos; actividad; juegos, intimidad.

6. El Eje Pragmático del Análisis Transaccional

6.1. Autologismos

Eric Berne dedicó su vida a trabajar y profundizar en el Análisis Transaccional. Entrevistó a miles de personas y parecía tener grabado en su interior el mandato: «(Trabaja!» Podía ser exhaustivo reconstruyendo el recorrido histórico de algunos conceptos, como en un trabajo suyo sobre la mitología de lo moreno y de lo rubio.

En sus libros se preocupó de todos los factores que pueden afectar a un estudioso de la comunicación humana: cuál debe ser su preparación remota, próxima e inmediata; cómo debe desarrollar su actividad; cómo debe publicar; qué efectos tienen los compromisos profesionales aceptados –lo que él llama «cuenta atrás» y «resaca».

Los recuentos de los diversos aspectos de la comunicación humana han sido pacientes y variadísimos. Se preocupó de calcular, en ¿Qué dice Usted después de decir 'Hola'?, todas las posibles transacciones que podían existir entre los seres humanos, puso ejemplos de las más importantes y ofreció indicaciones de cómo había que identificar las demás. Ofreció un Tesaurus de juegos en Juegos en que participamos (y sus seguidores han especificado y desarrollado en el Transactional Analysis Journal los nuevos juegos que descubren en su actividad investigadora). Sus estudios de los guiones demuestran un conocimiento exhaustivo de la Mitología y una aplicación imaginativa de los elementos de la matriz del guión.

Dentro de los autologismos hay que incluir también el gran sentido del humor de Berne, que alcanza cumbres de creatividad en algunas interpretaciones, como las que hace de los cuentos de Caperucita Roja y La Cenicienta.

6.2. Dialogismos

Dedicó todo un capítulo en Introducción al Tratamiento de Grupo a explicar las coincidencias y diferencias entre su sistema y otros existentes en su tiempo, es decir, a los dialogismos en presencia. Estuvo muy abierto a las contribuciones de autores contemporáneos suyos, como Joseph Campbell, R. D. Laing, E. Erickson, Fritz Perls, Claude Steiner y muchos otros discípulos. No era de los que juzgaban que una idea era mala porque no se le había ocurrido primero a él.

Los dialogismos en ausencia más importantes de Berne se encuentran en su estudio de la Mitología, Shakespeare y muchos otros autores clásicos a los que consideraba indispensables para comprender profundamente el A. T. Reconoció explícitamente lo que el A. T. debía a Adler, Jung, Freud.

En cuanto a los momentos polémicos y conflictivos, ya hemos señalado su relación con el Psicoanálisis oficial. Dentro del Análisis Transaccional, tuvo discusiones con Claude Steiner, porque éste pensaba que el A. T. podía ser un instrumento para el cambio social, mientras que Berne desconfiaba de la introducción de las consideraciones políticas. También aquilató algunos conceptos gracias a Fanita English. Después de la muerte de Berne, esta investigadora siguió aportando sus propias ideas e indicando algunas lagunas del sistema, que ella proponía completar.

Berne se anticipó también a las objeciones contra la Teoría del Guión y se preocupó de contestarlas sistemáticamente. Él agrupaba las objeciones en: espirituales, filosóficas, racionales, doctrinales, empíricas, desarrollistas y clínicas.

Cuando Berne aplicaba su sentido del humor a considerar diversas posiciones científicas o al funcionamiento de algunas organizaciones, su causticidad resaltaba como un látigo. Además, este efecto, como en general el de todos sus escritos, procedía de una preocupación por el estilo que, a veces, puede parecer exagerado.

Después de su muerte, la lectura de los números de Transactional Analysis Journal permite seguir la reflexión de los seguidores de A. T. sobre el sentido de la Teoría. En el mundo científico quizá existan pocas tendencias teóricas en las que haya habido un entrecruzamiento tan fecundo de reflexiones y polémicas. Los dialogismos también han sido continuos entre los investigadores de diversos países. A mi entender, todos estos intercambios han impedido que el Análisis Transaccional haya desarrollado rasgos claramente sectarios. Ha habido y hay tendencias y enemistades, pero sin que el A. T. haya desarrollado los síntomas del pensamiento de grupo, tal como lo ha especificado Irving Janis.

Eric Berne consideraba que la enseñanza era un aspecto esencial del Análisis Transaccional, como pone de manifiesto en Introducción al Tratamiento del grupo. Mientras vivió, puso mucho interés en que sus discípulos y colaboradores aceptasen todas aquellas invitaciones que recibieran para explicar el Análisis Transaccional. Una de sus pasiones era conseguir que la gente sin formación universitaria comprendiese el Análisis Transaccional. Por eso, él empleaba el lenguaje científico y, a la vez, el sencillo y accesible a cualquier mentalidad.

6.3. Normas gnoseológicas

Berne se preocupó de dar normas específicas sobre cómo y cuándo había que realizar cada una de las operaciones señaladas más arriba. Y lo hacía encabezando las normas de cada operación con estas expresiones: «Use...», «No use...», «A veces use...» y «Advertencia:...».

7. Contribuciones del Análisis Transaccional a la Parte Sintética de la Teoría

Eric Berne se ocupó también de las figuras más generales según las cuales tiene lugar la construcción científica: Definiciones, Divisiones, Modelos y Demostraciones.

En las Definiciones que ofreció de los términos de su teoría procuró evitar ambigüedad. Hasta tal punto se preocupaba del rigor científico que aconsejaba que, antes de publicar un artículo, se corrigiese varias veces. Así podría resistir cualquier crítica objetiva y se elevaría por encima de la mera retórica. Él acostumbraba a advertir el cambio de significación que en su teoría tenían, por ejemplo, las palabras Padre, Adulto y Niño si se escribían con iniciales en mayúsculas o minúsculas. Padre, Adulto y Niño eran Estados del Ego (con iniciales en mayúsculas) y padre, adulto y niño eran personas reales (en minúsculas).

En cuanto a Divisiones y Clasificaciones, dedicó un atención especial a clasificar su «red terminológica» según la transacción, la validación, la modificación y la metodología.

Ofreció diversos modelos sobre las personas y los grupos: Estados del Ego, Transacciones, Modelo dinámico de las catexis, Imagen del Grupo, Permiso... Sus discípulos han ido ampliando estos modelos o potenciando unos más que otros, según su adaptación a la vida profesional.

Sobre las demostraciones, Berne partía de 64 caminos posibles para discutir un determinado problema. Ahora bien, para argumentar, había que seleccionar un término de cada columna de la red terminológica como marco para las definiciones y atenerse rigurosamente a él.

8. Conclusión

Como he querido que este artículo fuera introductorio, prescindo de aportar bibliografía detallada, que dejo para sucesivos números de El Catoblepas, según los asuntos que vaya abordando.

 

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