Nódulo materialistaSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org


 

El Catoblepas, número 20, octubre 2003
  El Catoblepasnúmero 20 • octubre 2003 • página 21
Comentarios

El dilema de Gustavo Bueno

Felicísimo Valbuena de la Fuente

Publicado en La Nueva España
Oviedo, 16 de septiembre de 2003, página 34

Durante los días 10, 11 y 12 de este mes ha tenido lugar en Murcia un Congreso sobre Filosofía y Cuerpo, dedicado a la obra de Gustavo Bueno. Lo ha organizado la Sociedad de Filosofía de la Región de Murcia. Es una de las más potentes de España, puesto que cuenta con seiscientos socios, fundamentalmente profesores de Enseñanza Media.

El mayor riesgo que podría haber corrido ese congreso es que su ambiente hiciera recordar una de las estrofas del Himno de las Juventudes Peronistas: «Perón, Perón, ¡qué grande sos!, Mi General, ¡cuánto valés! ¡Sos el primer trabajador!» Es decir, que el congreso se hubiera convertido en un ejercicio de culto a la personalidad de Bueno.

Pues bien, no ha ocurrido eso. Han sido tres días, en sesiones de nueve y media de la mañana a nueve de la noche, con la lógica interrupción del mediodía, donde los congresistas han expuesto y debatido treinta y cuatro ponencias. Sólo las limitaciones espaciales y temporales han impedido acoger muchas más conferencias y comunicaciones.

Las tres líneas de desarrollo

Podríamos dividir las intervenciones realmente existentes en tres grandes grupos:

a) Las que han aportado teorización dura; sus autores se han sumergido en el sistema de Bueno y han contribuido a ampliar y precisar las aportaciones del filósofo; quienes han sostenido puntos de vista polémicos han contado con la ventaja de que Bueno estuviera presente y los intercambios verbales han sido muy útiles. Hemos visto ideas en acción, no simplemente opiniones recogidas de los libros de Bueno. La gran exigencia del sistema de este filósofo es que exige aportaciones originales, no simple «doxografía». Podemos decir que sobran las erudiciones aseadas y las repeticiones de lo que otros han dicho.

b) Las que han partido del sistema de Bueno para interpretar diferentes sectores y procesos pasados, presentes o posibles evoluciones futuras. Aquí Bueno ha comprobado lo que ya ha avanzado en muchas ocasiones: su sistema no depende ya de él. Partiendo de sus ideas, los autores desarrollan aspectos en los que Bueno no había pensado. Hemos asistido a unas interpretaciones que para sí quisieran algunos «tanques de pensamiento» que cuentan con financiación prácticamente ilimitada. Por eso, esperamos que los organizadores del congreso publiquen las actas cuanto antes, según han prometido.

c) Las que han interpretado el sistema de Bueno desde otras visiones filosóficas. Lo que más llama la atención es la vitalidad de tres generaciones de cultivadores del sistema de Bueno.

De la comunidad «virtual» a la comunidad real

Es lógico que nos preguntemos por qué ese interés en Bueno –la frase más repetida es «Bueno llena los locales»– y por qué se está convirtiendo en un gran «atractor» de inteligencias a una edad tan avanzada como la suya (80 años). Se me ocurren varias razones.

La Fundación Gustavo Bueno, a través de la revista impresa El Basilisco (anual), pero, sobre todo, a través de la revista digital El Catobeplas (mensual), ha ido conformando una «comunidad virtual» de lectores de muchos lugares del mundo que en cualquier momento puede convertirse en comunidad real. Esta vez ha sido la Sociedad de Filosofía de Murcia. Otras sociedades de filosofía españolas y extranjeras, facultades de todo tipo y colegios profesionales quieren organizar también encuentros, jornadas o congresos sobre el sistema de Bueno. Sólo hay que asomarse a las páginas de «El Catobeplas» para comprobar el gran movimiento de sus páginas, donde colaboran las personas más diversas.

La única limitación que veo es que los organizadores de esas actividades quieran ver a Bueno «en carne mortal», como les ocurre a quienes programan cursos y ciclos de conferencias y reclaman la presencia de Bueno. Los ascendientes de este filósofo tienen tradición de longevos, pero tampoco conviene consumir la vela por los dos lados. Las fuerzas son limitadas, mientras no se demuestre lo contrario. Y todavía no han otorgado el premio Nobel ni el «Príncipe de Asturias» al inventor de la vida indefinida.

Las posiciones públicas de Bueno

Una segunda razón de por qué aumenta el interés en el pensamiento de Bueno es porque publica libro tras libro sobre cuestiones polémicas. He oído comentar a muchas personas, en ambientes muy variados, que Gustavo Bueno debería haber abandonado la Universidad diez o quince años antes y, como demuestran los hechos cada día, haber tomado España como aula. Entonces, tendría ya completados los quince tomos de su Teoría del Cierre Categorial. Cuando le piden que se centre más en los tomos que le quedan por publicar, Bueno responde que, cuando surgen asuntos importantes en la opinión pública, encuentra un páramo intelectual muy preocupante para poder abordar esos asuntos con garantía. Lo que él quiere es plantar, es decir, poner unas bases para polemizar sobre aspectos que muchos dan por supuestos. Es como quienes creen que los frutos cuelgan de los árboles de la forma más natural y que sólo hay que estirar el brazo para cogerlos. La fruta exige muchísimo trabajo y las ideas están ahora muchísimo más escasas que las frutas.

El interés por la obra de Bueno se mantiene, también, porque las tomas de postura públicas de Bueno no se difunden, como si fueran consignas, a quienes emplean su sistema. Hay quienes coinciden con él y hay quienes discrepan, a veces profundamente. Como ha ocurrido con cualquier filósofo vivo a través de la historia de la filosofía. Lo que no hay, entre los seguidores de Bueno, son guardaespaldas mentales, que velen por la ortodoxia y sueñen con los delirios de la unanimidad y la invulnerabilidad. Si así fuera, estaríamos hablando de una secta.

Últimos desarrollos de la obra de Bueno

Todo lo contrario, y aquí va una última razón. Los seguidores de Bueno se lo pasan muy bien razonando, pero la duda que flota es si no se lo pasan todavía mejor riéndose de la estupidez satisfecha de los arrogantes que se creen inteligentes sin serlo. El humor avanza imparable entre quienes cultivan la filosofía de Bueno. Un humor sin límites en la geografía ni en el ingenio. De una tontería o de varias que surgen en un lugar se pueden desternillar varios miles en los lugares más insospechados. Y se pueden reír con muy diversas modalidades de humor: ironía, sarcasmo, humor inglés, humor negro, juegos de palabras... Casi podríamos decir que el sistema de Bueno impide que los tontos duerman tranquilos.

Por eso, Bueno se está ocupando últimamente del humor. Su estudio sobre Mingote ha llamado la atención porque aporta ideas originales, que prueba con el análisis concreto de algunos chistes gráficos del genial humorista.

Finalmente, y como demostró en la conferencia de clausura sobre «Filosofía de la arquitectura y arquitectura de la filosofía», está ahora desarrollando un área a la que no había dedicado una atención especial en su sistema: la estética. Se lo han pedido con insistencia muchos arquitectos. Con lo que volvemos a un desafío fundamental al que ha de enfrentarse Bueno: si se encierra a acabar su sistema o si desarrolla éste en contacto directo con los problemas de su tiempo. La primera opción es la más fácil y tranquila; la segunda exige mucha energía, es decir, salud. Parece que Bueno está optando por la segunda, a pesar de quienes le piden que se decida por la primera.

 

El Catoblepas
© 2003 nodulo.org