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El Catoblepas, número 14, abril 2003
  El Catoblepasnúmero 14 • abril 2003 • página 6
Desde mi atalaya

El exilio de los niños españoles
en la Unión Soviética

José María Laso Prieto

Sobre el libro de María José Devillard y otros,
Los niños españoles en la URSS (1937-1977), Ariel, Barcelona 2001

1. Introducción

Uno de los episodios más emotivos de la Guerra Civil Española (1936-1939) fue la evacuación de niños españoles a diversos países extranjeros para alejarlos de los bombardeos de la aviación nazi-fascista. Durante el tiempo que duró la contienda se efectuaron evacuaciones de niños a diversos países extranjeros, previo acuerdo de las autoridades republicanas españolas con los gobiernos de Francia, Gran Bretaña, Bélgica, México (los niños de Morelia) y la URSS. Aunque hubo expediciones menores a otros países, la gran masa de niños evacuados se centró en las naciones mencionadas. El exilio de los niños españoles a la Unión Soviética fue, sin duda el más prolongado ya que resultó interferido por la invasión nazi del territorio de la URSS. Como consecuencia del conflicto bélico mundial, el exilio de los niños españoles en la URSS se dividió en dos etapas claramente diferenciadas. La primera, (1937-1941) transcurrió mientras la URSS desarrollaba pacíficamente sus actividades productivas y podía satisfacer eficazmente las necesidades de los niños evacuados de la España en llamas. Los niños españoles fueron muy bien acogidos por las autoridades soviéticas y contaron con la solidaridad y apoyo de la inmensa mayoría del pueblo soviético. La segunda etapa de tal exilio, se desarrolló en las duras condiciones que para la población soviética causó la agresión que la Alemania nazi realizó contra la URSS a partir del 22 de junio de 1941. Tal etapa duró al menos hasta el 9 de mayo de 1945 en que la URSS venció definitivamente a la Alemania hitleriana. Sin embargo, la devastación general de buena parte del territorio soviético que realizó la barbarie nazi, obligó a efectuar una dura reconstrucción de postguerra que también afectó a los niños españoles residentes en la URSS, al igual que al conjunto de la población soviética. Por otra parte, el desarrollo de la IIª Guerra Mundial impidió el regreso a España de los niños evacuados a la URSS hasta fechas muy tardías. De haber triunfado la causa de la IIª República Española, es muy posible que la repatriación se hubiese efectuado poco después de finalizar la guerra de España contra el nazi-fascismo internacional. Todo ello prolongó extraordinariamente un exilio que inicialmente estaba programado para durar menos de un lustro. Por otra parte, la presencia de niños españoles en la Unión Soviética se acabó convirtiendo en un tema en torno al cual se libró una batalla ideológica y propagandística entre los Gobiernos de la España de Franco y de la URSS. Ya no se trataba sólo del tópico manido del denominado oro de Moscú sino de intercambiar reproches sobre la situación que habían sufrido los niños que habían sido acogidos en el país soviético para librarles de los horrores producidos por la guerra civil española. En consecuencia, por el interés del tema, vamos a detenernos sucesivamente a estudiar las diversas expediciones de niños españoles enviados a la URSS, su acogida inicial, la etapa de las Casas de niños, los efectos sobre los niños de la agresión nazi y la dura reconstrucción de postguerra, sus estudios en los centros de enseñanza soviéticos y su paulatina integración en la sociedad soviética. En ese sentido podemos contar con diversas fuentes. La más relevante es la obra Los niños españoles en la URSS (1937-1977: narración y memoria de María José Devillard, Álvaro Pazos, Susana Castillo y Nuria Medina. Se trata de una tesis doctoral elaborada tras una amplia y profunda investigación del tema.

2. Las distintas expediciones

Según la tesis doctoral citada, «Fueron cuatro los viajes que se concretaron con destino a la Unión Soviética; la primera expedición fue organizada por el Ministerio de Sanidad cuando regía el Departamento de Instrucción Pública Federica Montseny. La evacuación estaba formada por 70 niños que procedían de Madrid, Málaga, Almería, Játiva, Oliva, Gandía y algunos pueblos de la comarca valenciana. Salieron de Valencia, en el buque Cabo de Palos, con rumbo a la Unión Soviética, alrededor del 21 de marzo y llegaron el día 30 del mismo mes al puerto de Yalta. La segunda expedición, se organizó en el País Vasco: salieron 1.538 niños junto a 75 personas acompañantes (73 maestros y auxiliares y dos médicos). Era el 12 de Junio de 1937 cuando la expedición partió en el Habana, desde el puerto de Santurce (Bilbao). La tercera expedición partió abordo del Deringuerina; el grupo salió del puerto de El Musel (Gijón) el 23 de septiembre de 1937 y estaba compuesto, en su mayoría de niños asturianos y niños evacuados de otras provincias del norte de España. Junto con los 800 niños viajaban maestros, auxiliares y responsables nombrados por las autoridades astur-leonesas que les acompañaron durante su estancia en la URSS. Sobre la organización y desarrollo de la última salida de niños a la Unión Soviética, el testimonio de uno de ellos fija la fecha y el lugar de salida en octubre de 1938, desde Barcelona hasta Brest donde embarcaron en el barco ruso Maria Ulianova hacia Leningrado. El grupo lo formaba un total de 76 niños.

En total, el colectivo estaba compuesto por 2.895 niños y niñas (1.676 varones y 1.197 mujeres) de edades comprendidas entre los 3 y los 15 años. Partieron solos o con hermanos, huérfanos, hijos de representantes políticos, de familiares de aviadores, de padres que simpatizaban con los partidos de izquierda y/o que deseaban alejar temporalmente de los horrores de la guerra. La confianza de estas familias en una pronta victoria de los republicanos les hizo pensar en una estancia corta, pero la victoria del general Franco, la Segunda Guerra Mundial y la ruptura de relaciones entre España y la Unión Soviética dilataron el regreso.

Una vez que llegaron a la Unión Soviética, los niños españoles fueron destinados a las Casas de niños acondicionadas para que el colectivo pudiera vivir y desarrollarse en los distintos espacios reservados para la escuela, el descanso, la comida, el recreo y la formación profesional. Estas Casas estaban situadas en Leningrado, Moscú y Ucrania. Transcurridos los primeros años, las trayectorias comenzaron a diversificarse. Debido a la entrada de las tropas alemanas en la URSS, durante la Segunda Guerra Mundial, gran parte de los niños sufrieron una segunda evacuación hacia otros puntos del país, y algunos (300 aproximadamente) murieron en la contienda. De una forma u otra, con el paso de los años comenzó su inserción en los distintos ámbitos de la vida académica, profesional, económica, familiar, y con ello se integraron en la sociedad soviética. En los años 1956-1957, las autoridades españolas permitieron el retorno de muchos de ellos. Menos de la mitad, han podido regresar a España a partir de dicha fecha, el resto, por diversas razones, han permanecido en la URSS hasta la actualidad. En los últimos años, y al hilo de los diversos acontecimientos que se han desarrollado en la URSS{1}: «perestroika», «glasnost», &c., hasta la propia desaparición de la URSS, se han planteado nuevos problemas para los españoles residentes en la Unión Soviética que procedían de las expediciones de niños españoles que fueron evacuados a la URSS durante la guerra civil española. La profunda crisis económica originada por las reformas tendentes a implantar el capitalismo en Rusia, afectaron mucho a los españoles residentes en dicho país. Muchos de ellos trataron de eludirla retornando a España aprovechando que en nuestra patria se había restablecido la democracia. Sin embargo, surgieron también nuevos obstáculos que retrasaron, o impidieron, en muchos casos, tal retorno. Con los nuevos cambios monetarios, derivados de la extinción de la URSS, las pensiones de los residentes españoles en Rusia sufrieron una fuerte desvalorización. Otro obstáculo, para el retorno a España de los antiguos niños evacuados, se derivó del alto costo que tenían las viviendas en España. En algunos casos, este problema pudo solucionarse debido a que algunos Ayuntamientos españoles cedieron a tales compatriotas viviendas de protección social. En otros casos, tal solución no ha sido posible y ello ha impedido el regreso a España de muchos españoles que se vieron impulsados a ello por la desaparición de la URSS.

3. La acogida de los niños españoles en la URSS

Prácticamente todos los estudiosos del exilio de los niños españoles en la URSS, coinciden en resaltar que su acogida por las autoridades y pueblos soviéticos fue extraordinariamente solidaria. Tal acogida era natural debido a la gran simpatía que entre el pueblo soviético se había desarrollado hacia la causa del pueblo español, que luchaba con gran heroísmo no sólo contra la reacción interior sino también contra el nazi-fascismo internacional. A ello había contribuido la famosa frase de Stalin: «La causa del pueblo español es la causa de toda la Humanidad avanzada y progresiva». Por otra parte, en la prensa y radio soviética eran muy frecuentes las alusiones a «la lucha heroica del pueblo español». Por ello, no puede sorprender que en Leningrado, Moscú y diversas ciudades de Ucrania, se desarrollasen amplias manifestaciones de acogida, en las que se homenajeaba a los niños españoles con pancartas, flores, abrazos y canciones. Seguidamente, los niños españoles evacuados fueron instalados en las denominadas Casas de niños, dotadas de una gran confortabilidad, en que se atendieron plenamente sus necesidades de alimentación, reposo y estudio. De todo ello se proporcionó amplia información en la prensa republicana española. De la abundante información publicada, seleccionamos dos pequeñas muestras. Así la que se publicó en el diario Ahora, del 13-8-1937, tenía por titular «Los niños españoles evacuados a la URSS, premiados por su aplicación y decía: «Moscú 14: Los niños españoles han aumentado de peso, algunos hasta ocho kilos, durante su estancia en Crimea. Algunos han sido premiados por su aplicación con aparatos de fotografía, instrumentos de música, &c. En otra información, titulada «Los niños evacuados a Rusia han sido acogidos con extraordinario entusiasmo» se decía: «Valencia, 4: Regresó a esta capital el responsable de la expedición de niños a Rusia organizada por el Ministerio de Trabajo y Beneficencia. Ha dado cuenta de la cariñosa y fraternal acogida que el pueblo hermano dispensó a los pequeños expedicionarios. Han quedado instalados en Crimea, donde estarán dos o tres meses en plan de reposo para alejar totalmente de su espíritu la sensación de inquietud ante la barbarie fascista. Pasado este tiempo, serán llevados a Moscú, al internado del Soviet local, el cual prepara a los pequeños un magnífico edificio dotado de toda clase de comodidades. En todas partes, los niños encontrarán el cariño fraternal que es norma en el ambiente democrático de la URSS («El Socialista», 4-7-1937){2}. Por otra parte, durante mi exilio en Francia, recuerdo haber contemplado, con cierta envidia, diversas fotografías en las que aparecían distintas instalaciones de tales Casas de niños y de sus bellos jardines. Esas fotografías fueron remitidas, por su hermana, a una mujer residente en nuestro refugio. Una particularidad de la educación que recibieron los niños españoles evacuados a la URSS fue su carácter bilingüe. De una parte, se trataba de que los niños españoles aprendiesen la lengua y la literatura rusa, de otra que no olvidasen la lengua y la literatura española. Se perseguía así que los niños españoles no se desvinculasen de su país de origen. Con esa finalidad, se les facilitaba abundante información sobre el desarrollo de los acontecimientos en España, al mismo tiempo que se realizaban lecturas comentadas de literatura española y representaciones teatrales basadas en la literatura y el folklore español. En ese sentido recuerdo una transmisión que realizó la emisión en español de Radio Moscú de la representación del drama Fuenteovejuna de Lope de Vega. En esta emisión, destacó mucho una de las niñas mayores evacuadas que se llamaba Araceli Sánchez. En el texto que hemos utilizado como fuente más relevante, se precisa uno de los aspectos políticos de la evacuación de los niños españoles: «Muchos padres de niños de la guerra formaban parte del PCE y/o de otras organizaciones como la UGT, la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza, las Juventudes Socialistas Unificadas, Socorro Rojo Internacional, &c. En este contexto, se refuerza la idea de la Unión Soviética como Segunda Patria, con la que se da una identificación de clase, pero mantiene con los niños una relación expresada en términos afectivos materno-filial»{3}.

Resumiendo la acogida que comentamos, en el libro Los niños españoles en la URSS (1937-1977): narración y memoria se sostiene: «Según los testimonios actuales, la acogida por el pueblo ruso de los niños en Leningrado fue cordial y apoteósica, llena de alegrías y música. Se les recibió con bandas de música, banderas, pancartas y vítores, no como víctimas de una guerra sin más, sino en cuanto a que hijos de la República Española o niños del heroico pueblo español. Este recibimiento, magnificado probablemente por la propia mentalidad infantil, hizo que algunos niños se sintieran realmente héroes y que cuando hablan de ello así lo recuerdan. Hay que tener en cuenta, para contextualizar esta autopercepción, la coyuntura bélica de que los niños se sienten partícipes. A este respecto, las cartas escritas por ellos desde la URSS son muy expresivas, se muestran interesados por los avatares de la guerra, aconsejan, opinan, se implican en los acontecimientos»{4}.

4. La invasión nazi y los niños españoles evacuados a la URSS

La primera etapa de la estancia de los niños españoles evacuados a al URSS, que se caracterizó por la buena acogida y el comienzo de sus estudios, apenas duró cuatro años ya que, a partir del 22 de Junio de 1941, el país soviético sufrió los horrores de una guerra todavía más destructiva que lo había sido la guerra civil española. Ello afectó gravemente a los niños españoles evacuados ya que fueron afectados por ella en el mismo grado que el resto de la población soviética. La mayor parte, fueron evacuados hacia la región de los montes Urales y a las repúblicas soviéticas del Asia Central. La finalidad de tales evacuaciones, fue alejarles de los territorios más duramente afectados por la guerra. No obstante, buena parte de los niños mayores, incluso falsificando su edad real, se alistaron en las Fuerzas Armadas Soviéticas para defender a la nación que tan bien les había acogido. Se estima en unos 300 los antiguos niños que perecieron defendiendo la URSS. Algunos de ellos, fueron hechos prisioneros por los alemanes, en las proximidades de Leningrado y entregados a las autoridades franquistas para su repatriación a España. Entre ellos, figuraba Nestor Rapp, que luego compartió conmigo reclusión en el Penal de Burgos por nuestras actividades antifranquistas.

Esta parte de la historia de los niños españoles evacuados a la URSS, se aborda también en la obra que hemos utilizado como fuente principal para la elaboración de este trabajo. Así, en la parte titulada Salida de las casas de niños: diversificación de las experiencias se dice: «La estancia en Casas de niños y la evacuación sufrida durante la invasión alemana, son acontecimientos comunes a todos los miembros del colectivo y que, de hecho, constituyen algunos de los pilares de su identidad colectiva. Sin embargo, es en la comparación que hace el agente (el niño que testimonia ya adulto) desde el presente, entre la propia experiencia durante estos primeros años de estancia en la URSS y las seguidas por otros niños españoles donde también se establecen las primeras diferencias. Estas se fundamentan en el reconocimiento, de alguna manera consensuado, y por lo tanto objetivo, desde el punto de vista de la comparación que hace el informante), de que no todos vivieron de igual manera aquellos acontecimientos primeros, ni tuvieron para todos las mismas consecuencias.

En este sentido, son numerosos los elementos que se mencionan en los discursos, para hacer notar la diferencia entre unos y otros. La Casa de niños en que se ha caído, es importante, puesto que algunas se reconocen como más disciplinadas o como más favorables para un ambiente de estudio.

En muchos casos, según se ha puesto de manifiesto en las entrevistas realizadas, son incluso personas concretas (maestros o educadores) a quienes se atribuye una influencia determinante en la formación y el carácter de la persona, en su capacidad crítica y de discernimiento y, por consiguiente, en su éxito profesional. Asimismo, la manera como se vivió la evacuación durante la Segunda Guerra Mundial aparece en los discursos de prácticamente la mayoría de los entrevistados, y en ellos se constata la importancia que tuvo este proceso, ya que en muchos casos alteró significativamente el ritmo de la vida escolar. También en este caso, las experiencias se diferencian entre sí, como el lugar donde estaba situada la Casa en el comienzo de la guerra, o adónde fue evacuada, las dificultades materiales padecidas o las posibilidades, en ese lugar, de proseguir, con mayor o menor normalidad, la vida en las Casas de niños y los estudios en la Escuela.

Hay que tener en cuenta que, en estos años de la evacuación muchos niños españoles, al igual que otros jóvenes soviéticos, se vieron obligados a trabajar debido a las condiciones en que se encontraba el país. En algunos casos, estos trabajos se presentan sólo como actividades adicionales y extraescolares. A veces, incluso como trabajos casi domésticos, mientras se seguía de forma paralela la formación en la escuela. En otros, los discursos reflejan la dureza de las tareas realizadas y las dificultades para seguir el programa escolar, y presentan estas actividades como trabajo propiamente dicho en vez de considerarlas como actividades extraescolares. En estos casos, la remuneración se entiende más bien como recompensa o propina, no como el producto de una relación laboral contractual. O, finalmente, aquellos que tenían mayor edad en el momento de la guerra, relatan cómo se integraron plenamente en el mundo laboral, dejando por completo la escuela.

Pero independientemente de cómo fuera el paso de la vida estudiantil a la del trabajo, en cada relato particular, es que en la mayoría de los discursos, aparece como una ruptura radical la salida de las Casas de niños. Este cambio es ilustrado como un corte en las trayectorias, ya que supone la inserción en la vida de adultos y con ello la integración en la sociedad soviética. Es el momento en que se sale a la vida, se comienza a vivir solos, «cuando terminamos la escuela y ya íbamos a ingresar en la escuela superior, entonces nos tenían que dar ropa, y nos tenían que dar cosas para vivir, porque salíamos a la vida con diecisiete años, a vivir ya independientes», dice uno de los testigos entrevistados. Y, el texto que citamos, prosigue: «En este momento de cambio se construye en los discursos, con gran frecuencia recurriendo a imágenes de desorden, descontrol y sobre todo desatención, como consecuencia de la invasión alemana y se refuerza discursivamente, describiendo la precariedad material que denunciaba haber padecido y que, en muchos casos, le sirve al agente para justificar el haber robado o vendido cartillas de racionamiento, haberse dedicado a la práctica del estraperlo, &c.; anécdotas que se utilizan estratégicamente para presentar una imagen desastrosa de aquellos momentos. La construcción de esta imagen se refuerza al contrastarla con la vida durante la estancia en las Casas de niños que, como hemos visto, se contempla fundamentalmente como un periodo en el que contaron con gran protección y donde el bienestar material estaba mínimamente garantizado. De esta manera, la salida de las Casas supone el momento de enfrentarse a las dificultades económicas y de tener que resolver por sí mismos la manutención, la vivienda, &c., que, hasta ese momento, tenían aseguradas.»{5} A esta objetiva descripción de las consecuencias, que para los niños españoles evacuados a la URSS tuvo la agresión alemana, es necesario añadir que las penurias y sufrimientos que ello originó, afectaron a toda su población. Hay que tener en cuenta los casi 30 millones de muertos que tuvo esa población, los miles de pueblos y ciudades destruidos, la destrucción casi total de la infraestructura de las regiones ocupadas por los nazis, y la devastación que en ella realizaron, mientras que el Ejército y el pueblo soviético salvaba in extremis Leningrado, Moscú y Stalingrado.

5. La formación de los niños españoles evacuados a la URSS

Los especialistas que han estudiado el nivel de formación alcanzado en la URSS por los niños españoles procedentes de la España en guerra, coinciden, en general, en valorar positivamente el alto nivel que alcanzaron en sus estudios. Fue muy alto el porcentaje de los que realizaron estudios superiores y desarrollaron carreras técnicas, o académicas, que difícilmente habrían podido realizar en la España de aquella época. En la fuente prioritaria que utilizamos, se describe con amplitud el desarrollo de tal proceso de formación. Como no disponemos de tiempo y espacio para abordar sistemáticamente tal proceso, vamos a limitarnos a citar su conclusión. Tal texto precisa: «Sobre el tema de la elección de estudios, también aparecen discrepancias en los discursos y vuelve a surgir la cuestión del desamparo, o, incluso, abandono que, según algunos, se ha padecido en el momento del abandono de la Casa de los niños. De hecho, en varias entrevistas, los informantes han informado que en la elección de los estudios o del centro donde finalemtne fueron a estudiar, fue determinado fundamentalmente por la existencia o no de alojamiento en tal centro y la necesidad de plantearse ese criterio a la hora de elegir. La mayoría de los centros de enseñanza, así como muchas fábricas, tenían residencias para alojar a los estudiantes o trabajadores, y la obtención de una plaza en una de éstas, supuso para muchos niños españoles una solución al problema que se les planteaba al abandonar la Casa. Igualmente la existencia de otros españoles, hermanos o amigos, en el mismo centro de estudios, constituye una de las razones presentadas con frecuencia para la elección de un Instituto u otro, para constituir una forma de solventar el desamparo que muchos afirman haber sufrido. A estos discursos se contraponen las de aquellos niños españoles que afirman haber sido objeto de seguimiento y orientación por parte de los mayores a la hora de elegir sus estudios. La relación de los niños con estos mayores es presentada en los discursos como una relación tutorial, que en cierto modo no es sino la continuación de la que existía en las Casas de niños. Estos relatos hablan de la influencia positiva de educadores y mayores y la orientación que les dieron al salir, siendo su labor prepararles para el día de mañana como especialistas.{6}

Habría resultado interesante describir el regreso de los niños evacuados a la URSS a España, a partir de 1956, los problemas que en su patria tuvieron que afrontar, y la batalla ideológica y política que durante años se libró en torno a ellos. Lamentablemente, no disponemos de tiempo ni de espacio para efectuarlo con el debido rigor.

Notas

{1} María José Devillard, Álvaro Pazos, Susana Castillo, Nuria Medina, Los niños españoles en la URSS (1937-1977): narración y memoria, Editorial Ariel, Barcelona 2001, páginas 11 a 15.

{2} Ibidem, pág. 40.

{3} Ibidem, pág. 43.

{4} Ibidem, pág. 46.

{5} Ibidem, pág. 115.

{6} Ibidem, pág. 123.

 

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